Los abuelos pueden ser el último bastión para que las nuevas generaciones recuperen la dieta mediterránea ya que uno de cada dos mayores fomentan un alimentación equilibrada entre sus nietos.
Esta es una de las principales conclusiones del primer Estudio sobre la influencia de los abuelos en la alimentación de los niños, realizada por la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNA), que ha sido presentado junto a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN).
El estudio pone de manifiesto que los hábitos alimentarios de los abuelos españoles siguen siendo sanos. Como media, los encuestados ingieren aproximadamente 3 piezas de fruta al día, comen pescado cerca de 3 veces a la semana y verduras unas 4 veces, y en su dieta diaria no hay un exceso de alimentos que contienen grasas saturadas.
De los datos de la encuesta se desprende que alimentos tan equilibrados y sanos como los potajes solo aparecen en la dieta habitual de muchos hogares si en ellos vive una persona mayor.
Así, los nuevos ritmos sociales, debido a la incorporación de la mujer al trabajo, dificultan planificar los menús, lo que lleva, por ejemplo, a la desaparición de las legumbres de la dieta, ya que hay que ponerlas en remojo el día anterior.
Así lo ha puesto de relieve el presidente de FESNAD, Jordi Salas-Salvadó, quien ha destacado que el nuevo modelo familiar ha producido una «ruptura» en el aprendizaje y transmisión de buenos hábitos alimentarios y los abuelos juegan un papel muy importante. Involucrar a los niños en la elaboración de los menús, llevarles a hacer la compra y meterles en la cocina son tres medidas suficientes para que el niño adquiera un referente nutricional.