El agua que bebemos a diario dista mucho de ser ese medio hidratante y altamente purificante como lo era tiempo atrás.
La cantidad de toxinas con las que nos encontramos a lo largo de cada día de nuestras vidas es hoy en día mucho mayor de lo que lo era hace unas generaciones. Nuestros cuerpos no tienen mecanismos suficientes para lidiar con ellas adecuadamente.
El aire que respiramos está indudablemente contaminado por la industria, los coches, los materiales químicos con los que entramos en contacto cada día. Pero ¿qué pasa con el agua?
En las últimas décadas han proliferado enormemente una serie de malestares tanto físicos como emocionales que ya hemos llegado a considerar como normales: problemas digestivos, cansancio, problemas de sueño, estrés, dificultad para concentrarse, etc., todos ellos forman parte ya de nuestras vidas cotidianas, pero ¿son verdaderamente normales? Quizás normales sí, pero no naturales.
El agua que bebemos a diario dista mucho de ser ese medio hidratante y altamente purificante como lo era tiempo atrás.
¿Qué bebemos realmente cuando bebemos agua del grifo?
Según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 78% de los ciudadanos españoles no tiene confianza en la información medioambiental que ofrecen las administraciones públicas.
En esa misma encuesta el 44% de los españoles afirman no beber agua del grifo.
¿Por qué esa desconfianza en las administraciones públicas y en la calidad el agua del grifo?
Comencemos por los datos más evidentes: todos sabemos que el agua del grifo es tratada en las centrales de depuración con cloro o con cloraminas para evitar que proliferen bacterias y desinfectar el agua.
Cloro
La cloración es un método bastante efectivo, económico y simple para la desinfección del agua, no obstante su uso no está exento de efectos colaterales para nuestra salud.
Son numerosos los estudios que nos indican que el cloro es perjudicial para la salud. Por ejemplo, en estudio realizado por el Consejo para la Calidad del Medio Ambiente de los EEUU, demostró que el riesgo de cáncer entre quienes beben agua clorada es un 93% más alto que entre aquellos cuya agua no tiene cloro.
Cuando el cloro es añadido al agua, se combina con otros compuestos naturales para formar trihalometanos. Estos subproductos del cloro desencadenan la producción de radicales libres en el cuerpo (oxidantes), causando daños en las células. Así mismo son altamente cancerígenos.
Los trihalometanos (THMs) han sido asociados a un gran número de enfermedades desde al asma al eczema pasando por cáncer de vesícula y problemas de corazón. Así mismo, el Dr. Peter Montague del «Environmental Research Foundation» cita varios estudios que correlacionan un consumo de moderado a alto de agua clorada por mujeres embarazadas con un mayor porcentaje de abortos y defectos de nacimiento.
El cloro es un potente oxidante y de la misma manera que destruye microorganismos que viven en el agua, también ejerce un efecto oxidante en la piel, pelo y mucosas.
Los estudios científicos han descubierto una conexión entre la cloración del agua y el cáncer de hígado, estomago, riñón, recto, y colon, así como las enfermedades del corazón, arterosclerosis (endurecimiento de las arterias), anemia, presión alta, y reacciones alérgicas.
Cloraminas
La cloramina es un desinfectante utilizado cada vez con más frecuencia como alternativa a la cloración con cloro libre. No obstante, los estudios demuestran una relación entre su uso y problemas respiratorios, cutáneos, digestivos, de los riñones y de la sangre.
La cloramina mata a los peces en los acuarios. Si se realiza una búsqueda en internet sobre la cloramina se encontrará numerosos foros y páginas webs que hablan de la cloramina en los acuarios, etc. ¿No es paradójico que haya tanta preocupación por los peces y tan poca por las consecuencias que tiene en los humanos?
Científicos de la Agencia de Protección Ambiental de los EEUU han descubierto varios subproductos de las cloraminas que son citotóxicos (dañan las células) y genotóxicos (dañan en ADN). Estos subproductos son mutágenos, tienen el potencial de causar cáncer y defectos de nacimiento.
Muchas personas presentan problemas respiratorios y de piel relacionados con su uso. Los vapores emanados durante la ducha son irritantes para las vías respiratorias y provocan picor e irritaciones en la piel de muchas personas.
Las cloraminas pueden reaccionar adversamente en combinación con ciertos medicamentos.
Dada su naturaleza corrosiva, deshace la goma y elastómero de los conexiones de las tuberías, grifos, calentadores, lavadoras y lavavajillas, mangos de ducha, etc. que finalmente pasan al agua que nos bebemos. También puede causar que el plomo, hierro o cobre de las tuberías se desprenda y pase al agua
Otros contaminantes en el agua del grifo
La lista de sustancias tóxicas no acaba aquí.
Si bien el agua está por lo general limpia, analizando muestras de distintas zonas de España se han encontrado, en algunas muestras, restos de las siguientes sustancias.
Metales pesados: aluminio, plomo, arsénico, cromo, etc.
- Flúor: en algunas zonas de la península incluso se añade al agua del grifo como forma de prevenir las caries. Su uso indiscriminado no está exento de polémica siendo asociado con problemas de salud.
- Pesticidas y herbicidas: su uso indiscriminado no lo sufrimos únicamente en el aire y en los alimentos sino también en el agua, cuando estos contaminantes son arrastrados por las lluvias, la nieve y los riegos.
- Restos de medicamentos: los medicamentos llegan a los ríos y pantanos que suministran a nuestros hogares. Son resistentes a los tratamientos de las plantas potabilizadoras con lo acaban apareciendo en el agua del grifo.
- Isótopos radioactivos: radioactividad natural, centrales y accidentes nucleares, vertidos «accidentales» en ríos (como la ocurrida en el Tajo). Las consecuencias son aun impredecibles.
El agua embotellada como alternativa al agua del grifo
La alternativa más frecuente al agua del grifo es el consumo de agua embotellada.
Sin entrar en detalle sobre si la calidad del agua embotellada es superior o no a la del agua del grifo, hay un aspecto fundamental para no consumir agua embotellada: su insostenibilidad medioambiental.
El plástico de las botellas no recicladas, es extremadamente nocivo para la salud del planeta.
Siguiendo a Charles Moore del Algalita Marine Research Foundation, en EEUU, 8 de cada 10 botellas no son recicladas y terminan en los basureros o en los océanos. Estas botellas se fotodegradan descomponiéndose poco a poco en trozos más pequeños que flotan cerca de la superficie de los océanos. Los pájaros y peces lo confunden con comida y acaba intoxicados.
Ya hay más de 100 millones de toneladas de plástico contaminado nuestros océanos y la cantidad aumenta cada día.
Otro punto importante a tener en cuenta es que el agua embotellada no soluciona el problema de las sustancias tóxicas que asimilamos durante la ducha o el baño.
La cantidad de cloro y de cloramina que asimilamos por la piel y por las vías respiratorias durante una ducha es mucho más elevada aun que la que consumimos en el agua que bebemos.
El agua embotellada no nos ofrece una solución adecuada para el agua del baño. ¡A no ser claro que nos duchemos con agua embotellada!
El agua de pozos
Las personas que disponen de un pozo en sus casas han de prestar especial atención no ya solo a las bacterias sino a los pesticidas y a los metales pesados.
En muchas zonas de España el agua de los pozos no es considerada potable y no se puede beber.
Los pesticidas y otros contaminantes se filtran con la lluvia y terminan pasando a las aguas subterráneas. Los animales que son medicados con antibióticos y hormonas excretan los retos de medicamentos a través de la orina que termina también siendo arrastrados por la lluvia y pasando al agua.
Purificación del agua
La mejor opción para nuestro consumo diario de agua son los filtros de agua. Idealmente los que se instalan en la entrada de la casa y filtran el agua que llega a todos los grifos, a la lavadora y al al lavavajillas.
Existen varios tipos de filtros de agua cada uno con sus ventajas y desventajas:
Ósmosis inversa: si bien es cierto que elimina una gran cantidad de toxinas, no deja de tener serios inconvenientes. Como ejemplo: La American Medical Association (Asociación Médica Americana), en un comunicado, alertó a la población sobre su uso, dado que encontraron que estos sistemas de ósmosis inversa concentraban peligrosamente los niveles de mercurio y aluminio en el agua. Así mismo la ósmosis es insostenible desde un punto de vista medioambiental. La cantidad de agua que desecha para obtener un litro de agua es demasiado elevada. Los materiales con los que están fabricadas sus membranas pueden ser altamente tóxicos.
Filtros cerámicos por gravedad: son filtros en los que el agua pasa muy lentamente a través de un filtro cerámico. Su ventaja indudable es que el agua se filtra muy lentamente aumentando considerablemente el tiempo de contacto del agua con el material filtrante y así su eficacia. Otra ventaja de estos filtros es que eliminan las bacterias del agua pudiendo usarse con agua de fuentes tan dispares como el grifo, los ríos, los pantanos y los pozos. Para potenciar su poder de filtración es conveniente usarlos en combinación con arcillas volcánicas y resinas naturales.
Destilación: la destilación no elimina el flúor del agua ni tampoco la cloramina. Hoy en día existe una gran controversia respecto a sus bondades. Los pioneros en utilizarla y ponerla de moda en EEUU a mediados o finales del pasado siglo son ahora los que sugieren que se restringa su uso. La Organización Mundial de la Salud, OMS, desaconseja su uso.
Filtros de carbón activo granular: los filtros de carbón activo granular son bastante eficaces para eliminar el cloro y reducir metales pesados, pesticidas y otras sustancias tóxicas. Sin embargo no son eficaces para eliminar la cloramina, el flúor ni la mayoría de los isótopos radioactivos. Los filtros de carbón activo que son colocados en el grifo de la cocina son eficaces siempre y cuando el agua pase muy lentamente por los filtros. Cuanto mayor es el tiempo de contacto entre el carbón y el agua mayor será la eliminación de toxinas. Una opción muy recomendable son los filtros de carbón activo granular combinados con KDF (eficaz para eliminar metales pesados y cloro) que se instalan en la entrada general de agua. Son filtros de gran tamaño con una gran cantidad de carbón activo que nos van a permitir disfrutar de agua filtrada no solo para beber sino también para cocinar, fregar los platos, ducharnos, bañarnos y lavar nuestra ropa.
Sostenibilidad
A la hora de escoger un sistema de purificación para su agua, es crucial que sea sostenible y que deje el menor número de residuos posibles.
Agua pura: nuestro derecho de nacimiento
Permitamos que el agua vuelva a ser una medicina natural, libre de malos olores y sabores agradables al olfato y al paladar. Un agua pura que nos ayude a limpiar las toxinas de nuestro organismo y a sentirnos sanos y vitales.
Victoria Vinuesa
Especialista en Agua