El Amor y la Sanación Social

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Una mirada irracional

Para aprender a amar, no es necesario ir a la escuela, ni mucho menos leer libros o saber teorías, solamente se tiene que vivir, porque el vivir, es el comienzo del amar

Se nos enseña a comer, a hablar, a aprender algún idioma, a responder frente algún estimulo, pero no se nos enseña a amar, a escuchar a nuestro corazón. No se nos enseña a reconocer las señales de que estamos enamorados, ni mucho menos a diferenciar los diferentes tipos de amor; de ahí el choque, las crisis, la decepción, o en el peor de los casos el desamor. En tal sentido, la finalidad del presente texto es compartir desde una mirada irracional, el poder, la fuerza y los alcances de ese sentimiento tan poderoso, y como puede llegar a sanarlo todo, incluso a nosotros mismos.

El amor en tiempos de cólera

El amor, sentimiento que históricamente ha inspirado a músicos, poetas, y locos, de igual manera ha detonado a genios, científicos e innovadores, a ocurrentes e ideáticos, o a todo aquel que haya sentido su presencia. Tratar de racionalizarlo sería como entrar en un laberinto de profundas salidas, de enormes corredores; cada persona en el mundo tendría su propia versión de dicho sentimiento, y su ruta de tránsito.

Por siglos, dicho sentimiento se ha tratado de entender, explicar, razonar, e incluso de enseñar desde las diferentes culturas y plataformas de vida espiritual, y porque no decirlo, hasta escenarios científicos que han tratado de generar modelos para su explicación. No es mi intención incurrir en dichas cruzadas, ni mucho menos modelar tal sentimiento, la intención es más simple, solo compartir algunas maneras en las que se puede amar —entre tantas otras que pueden existir—; formas que se pueden estar viviendo en tiempos de desastres, de caos, de mundos colapsados, e incluso en tiempos de cólera.

La capacidad de amar es ilimitada

Generalmente se ha entendido al amor, como una conexión, una magia que se vibra y siente; una fuerza que dinamiza al sujeto, que los eleva hasta sus planos más altos. Considero que, dependiendo el tipo de conexión en el amor, es la manera que se instalan las relaciones entre las personas. Por lo cual, no se podría decir que existe una sola manera de conexión, o una o dos, o tres maneras de amar. En tal sentido, estoy en desacuerdo con los que piensan o tienen las creencias de que en la vida solo tendremos tres amores solamente (cuadro1). Es triste pensar que no hemos evolucionado nuestra capacidad para amar, que solo llegamos a identificar tres tipos o maneras de amar. De igual manera, el buscar la explicación del amor, en otros, o en experiencias de terceros, nos limita esa posibilidad de sentirlo, contribuyendo a que se haga más confuso dicho sentimiento y, generemos profundos vacíos, que los estemos llenado con cualquier paja, o insumo material (lujos, joyas, dinero, entre otros), o con distractores del ego (fama, reconocimiento, éxito, halagos, por mencionar algunos).

Cuadro 1. Creencias del amor

 

Primer amor

El amor que se ve bien

(Amor donde predomina la ATRACCIÓN)

En esta etapa te enamoras del más guapo de la escuela o de la niña más popular. Todo el amor es color de rosa y pensamos que las relaciones son perfectas y eternas, como un verdadero cuento de hadas. Este es el tipo de amor donde lo más importante es cómo te ven los demás con esa persona y no cómo te sientes en realidad.

 

El que llega en la adolescencia, el que te enseña a querer, te llena de ilusiones y parece un guion de película

 

 

Segundo amor

El amor difícil

(Amor donde predomina el IDEALISMO)

Aquí es donde experimentas las famosas «relaciones tóxicas» es esa típica relación en la que a pesar de todo lo malo sigues con esa persona. El idealismo se rompe a causa de la realidad y es justo aquí, cuando empieza la etapa dolorosa y desgastante de la relación, ese “estira y afloja” constante. Una característica principal de esta etapa es que existen más momentos de drama, manipulación, peleas y menos momentos felices y por increíble que parezca realmente ¡nos hacemos adictos a la relación! Hasta que alguno de los dos o ambos deciden terminar con ese círculo vicioso y separarse definitivamente. Esta relación te enseña lecciones sobre quiénes somos y cómo nos gusta ser amados.

 

 

El que te enseña el dolor y te aferras a él aun que sabes que no es para ti, el que hubieras deseado que fuera siempre, pero te ayudo a madurar

 

Tercer amor

El verdadero amor de tu vida

(Amor donde predomina la MADUREZ)

Después de tu «relación tóxica» odias el amor, por ello prefieres estar solo y sanar tus heridas, hasta que de forma inesperada llega una persona que te hace sentir «maripositas en la panza». La relación surge de forma natural, te hace sentir libre, independiente, aceptas a la persona como es, te motiva en tus proyectos, tienen proyectos en conjunto y te sientes en paz.

El que no esperabas que ocurriera, pero dejas que pase sin crear expectativas, solo eres tú dejando que te sorprenda, es el que cura las heridas y te hace feliz, es el amor verdadero

 

Por ejemplo, hay quienes dicen “quieres aprender a amar locamente, pregúntale a un loco, quieres amar cuerdamente, pregúntale a un cuerdo”. Me parece que la gran mayoría de las personas que hablan del amor, como Erick Fromm quien sostiene en su Arte de amar que “para amar en principio como cualquier arte debes de saber la teoría del amor y después practicarla”; dicha idea responde a esa mirada cuerda y racional del mundo sobre el amor que la mayoría de las personas ostentan, y que contribuye a alejarse más a dicho sentimiento, que a vivirlo.

Honestamente veo que profesionales, teóricos o intelectuales como Fromm solo aman cuerdamente, y de quien no me interesan tanto sus consejos —respetando a los que si les interese. Me parece que su propia búsqueda racional por explicar tan sublime sentimiento, los orillo a alejarse cada vez más de dicho sentir, y los privo de experimentar la emoción a flor de piel. Esto se refleja cuando Fromm intenta establecer sus famosos objetos amorosos: amor fraternal, amor materno, amor erótico, amor a sí mismo y amor a Dios, que reduce el infinito espectro de las conexiones amorosas que se pueden vivir. Sin embargo, debo de reconocer que coincido en una cosa de toda su reflexión, cuando reconoce que “Amar es una experiencia personal que sólo podemos tener por y para nosotros mismos”. Por ende, las capacidades de amar, son ilimitadas, y diversas, y no solo de tres tipos, o enfocadas a cinco objetos amorosos.

Por ello cuando expreso que, si quiero saber cómo amar locamente, pues tendría que preguntarle a un loco, o mejor aún, desatar mi propia locura y dejar que mi conexión se de en ese manicomio de la vida. Considero que el amar locamente, sería lo más cercano a entender el amor, si es que te interesa hacerlo, en vez de sentirlo. Para ello, me parece que un especialista y ejemplo seria el amor entre el Guasón y Harley Queen, que muchos cuerdos dirían que tienen una relación enfermiza, patológica, tóxica, vehemente cuando en realidad se podría decir que es un amor sexual y visceral, donde todo explota, todo se siente y se detona, incluso se da la vida por él otro, donde la atracción sexual se percibe por todos lados. Pero al final una manera de amar.

O le preguntaría a Frida Khalo y Diego Rivera, que los cuerdos dirían que fue una relación tóxica, lastimosa, y llena de infidelidades, cuando en realidad fue un amor emocional, e intelectual, y hasta espiritual. Que los trascendió por su pasión en la historia. O en el mejor de los casos, dejaría de preguntar y me atrevería a sentir el amor, a vivirlo y permitirme conectar en los diferentes niveles que se pudieran detonar, hasta elevarlo al plano espiritual. A ese plano donde es incondicional, donde no se aferra a las personas, o al ego, o a los placeres de la carne o instintos o impulsos sexuales.

De las conexiones a las formas de amar

No creo que exista la escuela del amor, ni mucho menos los diplomados, o cursos que te puedan habilitar esa emoción, y de haberlo, serían más del tipo existencial, o espiritual. Prefrabricar el amor, sería como domesticar a un león, o tenerlo en un zoológico para exhibirlo, como una rareza de la naturaleza. Al nacer aprendemos amar, de alguna manera comenzamos con las primeras conexiones, con la madre-padre, la familia-hermanos-tíos-abuelos, los amigos, con los diferentes contextos y personas que transitan a nuestro andar.

Por ejemplo, si nuestra primera conexión fuera de tipo sexual, pues entenderíamos que todas las relaciones que se tendrán a futuro tendrán que llevar ese componente. Si lo hacemos visceral, pues viviremos relaciones intensas, psycho, extremas, llamadas comúnmente “tóxicas”. O si lo hacemos emocionalmente, la emotividad estará a flor de piel, generándose sentimientos tan profundos como la comprensión, la calidez, la preocupación por el otro. En su caso al hacerlo intelectualmente pues la conexión se dará con la mente, la parte del intelecto, del cerebro, del razonamiento, con la manera de argumentar la vida y las cosas. O de hacerlo espiritualmente, pues se llegará a planos de mucho equilibro y paz. Considero, que es necesario habilitarnos en todas las formas de amar, porque en esa medida podremos conectarnos de mejor manera con nosotros mismos, y con los demás, porque si solo sabemos generar un tipo de conexión, y por ende amar, se reducen las posibilidades de evolucionar y de encontrar la tan anhelada plenitud y felicidad.

Ahora bien, si reconocemos que la conexión —al menos— se puede generar en cinco niveles, como son por lo sexual, visceral, emocional, intelectual y espiritual, entonces estaríamos reconociendo en similar tono las maneras —entre muchas otras— en las cuales se podrían expresar el amor. Por ejemplo, el amor sexual, generado por esos impulsos sexuales, detona esa necesidad del coito, de la relación carnal, del deseo por poseer al otro. Es el más primitivo de las formas de amar, porque únicamente se busca esa satisfacción instintiva y genital. El amor visceral, es al más pasional de todos, es el que abraza los sentires sin filtro, sin restricción, pensaría que su fuerza es lo que llegaría a detonar la famosa “toxicidad de las relaciones”; esas relaciones intensas que se desbordan, que se llegan incluso a destruir por tanta energía que se detona; sería como ese amor entre “demonios de Tasmania”, tan intenso y apasionado, que llegaría hasta los golpes, las agresiones, o la euforia, y la locura sin límites.

El amor emocional, es la más emotivo, se desprenden emociones sublimes, es tierno, compasivo, se da la comprensión, la conexión de sentires, se busca el bienestar del otro, el caminar de la mano, y disfrutar no tanto del destino, sino el camino recorrido. Mientras que el amor intelectual, el pensamiento se conecta, la reflexión fluye, las ideas se entrelazan, el arte de la conversación se detona. Finalmente, el amor espiritual, la máxima conexión, el perfecto equilibrio, la comprensión total, se diría que es llegar al Cenit, a ese punto máximo de conexión.

Considero que la fuerza del amor tiene dos lados de una misma moneda, muchos piensan que lo opuesto al amor es odio, cuando en realidad el odio, es cuando el amor mismo esta lastimado, corrompido y herido. Un amor lacerado es mal consejero, y por lo regular busca venganza, revancha y lastimar a otros. Cuando en realidad lo opuesto al amor, es la indiferencia, es el “ya no sentir”, el ya no reconocer al otro en ningún plano. Por ejemplo, si revisáramos los Mandamientos Satánicos encontraríamos que lo que se está promoviendo en todo momento es el “ya no sentir amor”, el “ya no” involucrar emociones, el “ya no” involucrarse en cosas, o generar vínculos con otros. En su opuesto con los Mandamientos Bíblicos Cristianos buscan en todo momento que lo que guie al ser humano sea el mismo amor; siendo el propio Jesucristo que nos enseñó el máximo nivel de este sentir, al dar su propia vida, por la vida de la humidad.

El experto en el amor

¿Qué si me considero experto en el amor?, ¡claro está que no!, pero puedo reconocer algunas de sus formas, matices, expresiones y porque no decirlo, algunas conductas. Sobre todo, aquellas negativas, destructivas; aquellas que están orientadas a lastimar, denigrar, manipular, a exterminar a la humanidad; aquellas representaciones del “amor lastimado y corrompido”. Ese amor que ha sido lacerado de tal manera, que lo único que busca es lastimar a otros, de la misma manera en la que se siente lastimado.

La primera impresión del mundo, al abrir los ojos, cuando se tiene el habito de prender el televisor, y tratar de enterarse de cómo está el mundo, es el ver los noticieros, de inmediato se revela todo, muertes, violencia, corrupción, efectos de cambio climático, problemas económicos, destrucción, corrupción, y un sin número de expresiones de un amor corrompido y lastimado, de una sociedad que no ha sabido como sanarse, y en vez de eso, se ha lastimado cada vez más, y más.

¿Que si soy experto en el amor?, ¡diría que no!, pero si soy experto en reconocer lo que no es un amor positivo, encauzado para crear, para transformar a la sociedad, un amor que libere, que detone la felicidad. Un amor que nos sane, que nos rescate de nuestras miserias; que nos haga cada vez más fuertes, cada vez más libres de nuestros propios miedos. De nuestras propias ignorancias, y calamidades. Que nos permita ver la luz, pese a los caminos oscuros y llenos de obstáculos.

¿Que si soy un experto en el amor sexual, visceral, emocional, intelectual y espiritual?, me remitiría a decir, que estoy en mi aprendizaje, en mi camino; tengo la dicha de haberme acercado por momentos a vivir cada uno de los planos, pero no me consideraría experto, ni mucho menos poseedor de la verdad absoluta sobre el amor. Solo podría compartir, que es fundamental reconocer los diferentes planos y generar las conexiones que tu cuerpo, mente y espíritu necesite para ese equilibrio, para esa felicidad; para que sanes tu alma, y al hacerlo sanes al otro, sanes a esta sociedad que necesita de más amor, y no tanto odio, ni mucho menos indiferencia. Para sanar a nuestro planeta, que es de todos, y para todos.

El amor irracional, consideraciones finales

No esperes encontrar una forma de amar, ni leyendo todos los textos del mundo, o ver todas las películas o series románticas, el amar no es una teoría, o metodología de la vida, es el sentir más poderos que poseemos los seres humanos. Es esa fuerza vital, esa energía que te dinamiza, que te eleva a lo más alto de tu ser. Pero si se corrompe, llegará a ser tan destructiva que aniquilará a todo su paso, incluyendo tu propia humanidad.

Al final del día, considera que no importa cuál sea la manera en la que ames, lo relevante es el sentido del mismo amor, el cual se oriente siempre a lo positivo, en vez de lo negativo; siempre a crear, en vez de destruir; siempre a elevar nuestro espíritu, en vez de oscurecer nuestra alma. Amar no es un arte, no es una teoría, es simplemente energía, y esa fuerza vital que te puede llevar a escribir la más grande de tus historias; a combatir la más épica de tus aventuras.

Amar simplemente es eso, amar, el sentir, el vibrar, el conectarte contigo mismo, y con los otros, en esa perfecta armonía, en ese perfecto equilibrio. Bajo esa valentía de atreverse a dejar que la energía fluya, que recorra todo tu cuerpo, todo tu ser. Sobre todo, permitirse aprender de se gran maestro, que tenemos todos, y que nos elevará a los planos de la misma evolución.

Reconocer nuestra capacidad de amar, en principio es reconocer tu propia irracionalidad, esa capacidad de sentir y de conectarte con el todo. De reconocer que, para amar no se requiere de guías o caminos mágicos, simplemente es el reconocer que el propio amor encuentra sus formas para manifestarse, de manera sabia, siendo ahí, a lo que debemos estar atentos. Cuando el amor nos está orientando, nos ofrece esa mano calidad y sabía que nos revela nuestros propósitos de la vida.

Atrévete a vivir, porque al hacerlo estarás comenzando a amar.

Jesús Acevedo Alemán
Doctor en Trabajo Social: Saltillo, Coahuila México.
jesusaceve@hotmail.com