Frecuencia Vibracional – Es innegable e inminente, la aceleración en los cambios que se están produciendo a nivel conciencia.
Teniendo como base el reconocimiento a nivel científico de que somos «energía» y que como tal toda energía emite una frecuencia vibracional, vamos a contemplar, puntos de referencia, que nos llevarán a integrar ese concepto con una práctica diaria y efectiva cuyo origen se sabe es milenario.
Cuando sentimos la necesidad de estar en contacto con la naturaleza es porque emerge una sed en nosotros, a veces inconsciente, de reestablecer nuestro equilibrio interior. Nuestra conexión vibracional con la Madre Tierra, se «palpa» cuando regresamos a casa, después de haber pasado un tiempo inmersos en su silenciosa armonía.
La sangre de las plantas, cuya composición bioquímica, está según los expertos, en perfecta resonancia con la sangre de nuestro cuerpo, es algo que «premeditadamente» se ha puesto en la estantería del olvido. Alguno se preguntará ¿a qué te refieres exactamente cuando hablas de la sangre de las plantas? Me refiero a lo que se ha dado en llamar la primera medicina del hombre: los aceites esenciales.
La inmensa mayoría desconoce que todos los aceites esenciales no son iguales. La estadística manejada por lideres expertos en la materia, arroja las siguientes cifras, de las que podemos beneficiarnos, a medida que nos empapamos de una realidad que vamos a exponer aquí y ahora. El 77% de los aceites esenciales que hay en el mercado son sintéticos, el 22% están adulterados, y el 1% restante son puros, ecológicos… atención, esto no implica que ese 1% sea de grado 100% terapéutico.
Y habrá quien se pregunte, ¿qué tiene que ver esto con elevar nuestra frecuencia vibracional? Muy sencillo, la sangre de la planta, el aceite esencial auténtico de grado 100% terapéutico emite altas frecuencias en MHz que tienen la facilidad de elevar nuestra frecuencia vibracional. Siempre que no nos sentimos bien, lleva consigo el que nos ha bajado la frecuencia. Esto es, a nivel físico, mental, emocional o espiritual. La manera de elevar esa frecuencia vibracional para recuperar ese deseado bienestar, se produce, a veces de forma inmediata, al inhalar «el aceite de grado terapéutico que corresponde» al problema latente. Esto tiene lugar a través del nervio olfativo. Es desde aquí que el aceite se dirige inmediatamente a la zona límbica del cerebro, donde se encuentra el «asiento» de nuestras emociones. Es al respirarlo, que va inmediatamente a la sangre, cambiando la bioquímica de la misma y por consiguiente el estado anímico.
Nos explica la historia, que los Egipcios, quienes eran los grandes maestros conocedores del auténtico poder de los aceites esenciales, nos dejaron un valioso legado de jeroglíficos en las paredes de templos y salas de sanación. Se describen recetas de mezclas y aceites que utilizaban, no sólo para rituales religiosos, sino para problemas físicos, mentales y emocionales. El auténtico valor de los aceites esenciales se evidencia, cuando en 1922 se abrió la tumba de faraón Tuthankamon, donde se encontraron 50 jarras de alabastro destinadas a guardar un total de 350 litros de aceites esenciales. Estas grandes jarras, aún contenían rastros de aceites que se llevaron los ladrones de la tumba, mientras que habían dejado las joyas de oro intactas. Esta es la clara evidencia de que el valor de los auténticos aceites esenciales, lógicamente por sus propiedades terapéuticas, estaba por encima del valor de oro.
Los países árabes, los romanos, griegos y otras culturas eran igualmente conocedores de estos tesoros para la salud.
Los diversos procesos de destilación, hoy conocidos como una auténtica ciencia, han ido evolucionando a medida que esta sabiduría ha superado una erosión milenaria.
El renacimiento de la ciencia de los aceites esenciales tuvo lugar en Francia a principios del siglo XX, y han sido las múltiples y espectaculares experiencias las que han empujado a expertos en salud holística a denominarla «la sabiduría del ayer… el destino del mañana».
Esta prestigiosa etiqueta se la han ganado a pulso por el amplio abanico de posibilidades que ofrecen estos aceites, ya que pueden dirigirse a la «raíz del problema» muy al contrario de otros tratamientos «convencionales» que lo que hacen es ponerle una «tapadera» a los síntomas, sin mencionar el «bono plus» que los acompaña… que todos conocemos como «efectos secundarios».
Eva Franklin
Introductora de los aceites esenciales de Young Living en España. Nutrición y Salud Holística por IIN New York
evafranklin26@yahoo.com