Nuestro inconsciente tiene grabados todos los acontecimientos que nos han sucedido hasta ahora en nuestras vidas. Cada palabra, cada acción, y de hecho lo bueno y lo malo, se queda escrito de modo indeleble allí, junto con las creencias y pensamientos que se han labrado poco a poco. Y todos estos datos influyen en nuestras vidas y la manera en que vivimos hoy en día.
Después de que la irrupción de El Secreto y su populosa Ley de la Atracción subyugara a millones de personas de todo el mundo, la teoría mística del Ho’oponopono puede ser el mejor sustituto para hacer ver que todo lo que ocurre en nuestras vidas tiene que ver con los pensamientos, sentimientos, responsabilidades o alteraciones del campo cuántico emocional.
Lo que aporta el Ho’oponopono no es tanto la idea de que todo se puede conseguir si así lo deseamos (algo que esta técnica cumple a la perfección), sino la necesidad que existe de hacer el bien y de rectificar si algo no hemos hecho correctamente. Para ello es necesario visualizar cualquier experiencia negativa, incluso con autocrítica, en busca de un error en nuestro campo de acción, sea físico o del pensamiento. Tan sencillo como desplegar un mapa de nuestra vida en busca de una alternativa a los errores.
Para ello hay que pedir a «alguien» (o algo) que visualice nuestro campo de influencia. Cuando hayamos creado una imagen visual, inmediatamente debemos enviar un mensaje de amor junto con el problema. No hay lugar para los reproches. Si queremos visualizarlo y que ese mensaje sea transmitido en forma de una luz simbólica, mejor que mejor. Después llegan las palabras clave: «Lo siento, perdóname, te quiero, gracias». Hay otras e incluso algunas oraciones se pueden personalizar. A continuación, es necesario que mantenga una imagen en la mente con la solución al problema. No importa si ahora no la ve, sólo envíe la petición mediante esa luz de ayuda o imaginándose que su pensamiento trasciende.
La técnica se puede utilizar para algo tan simple como el tráfico, o para asuntos tan complejos como los problemas de trabajo o una relación de pareja. Al igual que ocurre con cualquier deseo, el cambio ocurre más rápidamente cuando hay menos apego a los resultados. No busque la solución radical a su problema, ni mucho menos indique cómo quiere que se resuelva. Eso no es asunto suyo. El cosmos, el creador o quien quiera que reciba el mensaje, sabrá lo que es correcto hacer. Pero recuerde que el procedimiento es inverso: si necesitamos un resultado inmediato, quizá no lo consigamos ahora. Así que, simplemente, haga su oración y espere.
Resumida así la técnica del Ho´oponopono no parece tener ningún sentido; pero la lógica nunca está basada en lo intangible, solamente en lo visible y esto es solamente una parcela muy pequeña del universo. Con frecuencia, lo que no entra dentro de la lógica es parte de la realidad.
La parte esencial para que funcione es asumir la «total responsabilidad» en todo lo que pensamos y hacemos. Más allá de eso, las cosas parecen estar fuera de nuestro alcance, y esto es algo que la mayoría de la gente piensa al sentirnos artífices de nuestro destino. Parece que somos responsables de lo que hacemos, no de aquello que otros hacen, aunque ahora esta técnica hawaiana nos demuestra que estamos equivocados.
Con el tiempo, veremos que hay algo extraordinario en este sistema para la resolución de los problemas, y aunque no hayamos oído nunca hablar de él, no podremos apartarlo de nuestra mente una vez que lo probemos. Hay sistemas más modernos, como las Constelaciones Familiares en cuanto a las consecuencias negativas de la familia desunida, o la PNL (Programación Neurolingüística) que siempre han insistido en que la «total responsabilidad» significa que somos enteramente responsables de lo que pensamos y hacemos; pero lo que ahora estudiamos es mucho más interesante. Su mensaje es que no solamente somos responsables de nuestros actos, sino que también somos responsables de los actos ajenos. Este sería el punto en conflicto… hasta que lo probemos. Para el Ho’oponopono la sociedad está equivocada en la autoría del daño.
Ho’oponopono hace presumir la existencia de un poder superior, y si deseamos hacer referencia a este poder superior como el amor divino, Dios, o cualquier otra cosa, es igualmente tan válido como si preferimos emplear la palabra energía cuántica. ¿La creencia en un poder superior ayuda más que el estudio de una posible sincronía del destino o la interacción del campo cuántico? No lo creo, aunque otros no están de acuerdo. Lo esencial es que Ho’oponopono no representa ningún punto de vista religioso organizado, aunque ello no excluye que sus divulgadores sean creyentes religiosos.
Si vemos a alguien que está sufriendo por nuestra causa, entonces es que hemos traído a esa persona en nuestra vida y somos responsables de ellos. No somos enteramente responsables de todos los actos de esa persona, pero sí de su estado de ánimo y felicidad en ese momento. Siempre que nosotros o alguien cercano está sufriendo, de alguna manera somos responsables de eso. Y al revés: si somos felices, somos responsables de eso. Pero asumir el cien por ciento de la responsabilidad significa percibir cualquier situación en que nos encontramos como una proyección de algo dentro de nosotros, y no una circunstancia externa.
El principio básico que hay detrás de Ho’oponopono es que todo lo que está mal en nuestras vidas no es más que la repetición de viejos recuerdos y circunstancias, sentimientos o creencias. Nuestro inconsciente tiene grabados todos los acontecimientos que nos han sucedido hasta ahora en nuestras vidas. Cada palabra, cada acción, y de hecho lo bueno y lo malo, se queda escrito de modo indeleble allí, junto con las creencias y pensamientos que se han labrado poco a poco. Y todos estos datos influyen en nuestras vidas y la manera en que vivimos hoy en día.
Si queremos hacer las cosas bien, tenemos que empezar por «limpiar» los viejos recuerdos o sentimientos. Ho’oponopono nos permite liberar esos viejos recuerdos, sentimientos o creencias que se llevan a cabo en nuestro inconsciente y nos causan problemas en la actualidad. Se puede curar y limpiar todas las energías no productivas, incluso las situaciones actuales y pasadas, así como los actos ocasionados hacia otras personas de forma permanente. Lo importante no es lo que hicimos, ni siquiera por qué lo hicimos, sino para qué lo hicimos.
Las plegarias de Ho’oponopono sólo requieren unos minutos de reflexión cada día, pero no nos dejemos engañar por lo fácil que es. La sinceridad y la bondad son imprescindibles para que con unos pocos minutos podamos tener resultados fantásticos, ya que cada capa de las creencias y los recuerdos erróneos se borran poco a poco. En palabras de Morrnah Nalamaku Simeona: «Cuando haces Ho’oponopono, lo que pasa es que la divinidad toma el pensamiento doloroso y lo neutraliza o lo purifica. No purifica a la persona, lugar o cosa. Neutraliza la energía negativa que usted asocia con esa persona, lugar o cosa. Así que la primera etapa del Ho’oponopono es la purificación de la energía. Después sucede algo maravilloso. No sólo se neutraliza esa energía, sino que también se libera, así que no hay una lista nueva. El paso final es que permita que la Divinidad venga y llene el vacío con luz. Usted puede entender la divinidad como quiera: espíritu, karma, dios o ley de la atracción, quizá energía cuántica. Da igual».
Tenemos que efectuar siempre la limpieza, porque queremos evitar cualquier problema que pueda salir a la superficie. Sin embargo, la manera en que otro divulgador recomienda, el Dr. Hew Len, lo primero es decir «lo siento» y «por favor, perdóname». Diciendo eso se reconoce que algo –sin que se sepa qué es– ha entrado en nuestro cuerpo/mente. No tenemos idea de cómo llego allí, pero no es necesario saberlo. Si tenemos sobrepeso, simplemente atrapamos el programa que nos ha llevado a esto. Al decir «lo siento» decimos a Dios que queremos el perdón por cualquier cosa que nos haya traído el sobrepeso. No le pedimos que nos perdone, le pedimos que nos ayude a perdonarnos. Después decimos, «Te amo» y «Gracias». El «Te amo» cambia la energía que está atorada y puede fluir. Nos reconecta con la divinidad. Como el estado Cero es de puro amor, y tiene cero limites, estamos entonces empezando a obtener ese estado al expresar amor. Cuando a esa frase le sigue un «Gracias» estamos expresando gratitud. Mostramos nuestra fe de que el asunto va a ser resuelto de la mejor manera posible. Lo que ocurra después depende del cosmos. Tal vez tengamos inspiración para realizar acciones de algún tipo. Lo que sea, hay que hacerlo. Si no estamos seguros de la acción a seguir, debemos usar el mismo método de curación para quitar la confusión. Cuando nos aclaremos, sabremos qué hacer.
¿Por qué funciona? Eso es algo que sólo la divinidad sabe, pero funciona porque el proceso Ho’oponopono es acerca de la prevención. Ho’oponopono es un proceso de soltar y confiar, y las intenciones son lo que mata a la gente.
En resumen, el método de sanación Ho’oponopono es muy simple. Con estas cuatro frases se puede llegar a la quietud, la sanación, la paz y la consecución de nuestros deseos:
Lo siento
Perdóname
Gracias
Te quiero.
Adolfo Pérez Agustí
Naturópata