La producción agrícola mundial deberá aumentar un 60 % en las próximas cuatro décadas para poder satisfacer la cada vez mayor demanda alimenticia, un incremento productivo que será clave para contener los precios de los alimentos y reducir la inseguridad alimentaria en el planeta. Esta es una de las conclusiones que contiene el informe sobre «Perspectivas agrícolas 2012-2021» presentado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
El informe, que cada año desde 2005 ofrece proyecciones y análisis de mercado para una veintena de productos agrícolas, cifra ese incremento del 60 % necesario en 1.000 millones de toneladas de cereales y 200 millones de toneladas de carne adicionales por año hasta 2050, en comparación con los niveles de hace cinco años. «El aumento en la productividad será central en la contención de los precios de los alimentos en un contexto de mayores restricciones de recursos y será un factor clave en la reducción de la inseguridad global», reza el informe. «El aumento de la productividad a medio plazo puede llegar principalmente por la reducción de la brecha en la productividad de los países en desarrollo» prosigue.
La FAO y la OCDE pronostican que la producción de bioetanol y de biodiésel se doble casi en 2021, acaparando cada vez más caña de azúcar (+ 34 %), aceite vegetal (+ 16 %) y cereales en bruto (+ 14 %) e influyendo sobre el precio de los alimentos.
El informe pone el acento sobre los «elevados y volátiles» precios de las materias primas agrícolas, con una inflación en los alimentos que sigue estando alta en muchos países en desarrollo, a pesar de la caída registrada después de que llegara a sus niveles máximos en 2008.