Facioterapia – El éxito de esta técnica está revolucionando el campo de la reflexología y nos descubre la multirreflexología. En este artículo, vemos cuál es su aplicación práctica y hablamos con su descubridor, el doctor y profesor Bùi Quôc Châu.
Permítanme que les cuente una historia personal: En una ocasión, cuando era redactora de una conocida revista de salud, se me hinchó la base del dedo pulgar de la mano derecha. La inflamación fue progresando día a día hasta que en menos de una semana llegó a interferir en mi trabajo, ya que no podía escribir en el teclado sin sentir dolor, ni mucho menos utilizar el ratón. Sospechaba que podría tratarse de síndrome del túnel carpiano, una dolencia que acusan las personas que trabajan muchas horas con el ordenador y sobre la cual habíamos publicado un artículo hacía poco. Decidí dirigirme a Maribel Borrás, una osteópata de reconocido prestigio, y le ofrecí mi «autodiagnóstico» que tardó menos de un minuto en tirar por los suelos: mi problema, aclaró, se debía a una contractura de la segunda vértebra cervical, que pinzaba un nervio, el cual descendía por el brazo hasta alcanzar e inflamar la base de la mano.
La terapeuta me pidió que me tendiera en la camilla, a pesar de que la única parte que yo tenía dolorida era la mano, y me aplicó una especie de masaje sobre el rostro con una herramienta que incorporaba unas pequeñas bolas con picos (he de decir que la sensación no era desagradable); luego tomó un utensilio más preciso y con él presionó diversos puntos faciales.
A mí todo esto me resultaba un poco extraño, francamente, pero no abrí la boca y dejé que la terapeuta siguiera aplicando estas técnicas para sanar mi dolencia, entre las cuales incluyó el uso de la moxa (aplicación local de calor) y determinadas manipulaciones en la parte alta de mi espalda. Quedamos en vernos a la semana siguiente, pero para entonces mi problema ya estaba prácticamente resuelto. Así pues, aproveché la ocasión, para preguntarle qué era aquello que había realizado sobre mi rostro y que, en una sola sesión, había conseguido no sólo eliminar el dolor que sentía, sino restaurar la salud de mis cervicales y eliminar la hinchazón de la mano.
«He utilizado una técnica llamada Facioterapia – Dien Chan, –me aclaró Maribel Borrás–. Y es que en algunos casos las lesiones del paciente resultan tan dolorosas que no se pueden abordar directamente, manipulando la zona en cuestión. Por eso, presiono distintos puntos de la cara que responden por reflejo a determinadas zonas del cuerpo (igual que ocurre con la reflexología de los pies, aunque esta última no ofrece tantas posibilidades como la facial). De este modo se logra aliviar el dolor y, en ocasiones, se prepara la zona afectada para luego actuar directamente sobre ella sin generar molestias. Aunque he de decir que, en muchos casos, esto ya no resulta preciso porque la Facioterapia actúa como un tratamiento en sí misma. Además, para actuar con la mayor precisión, se utilizan una serie de herramientas que han sido creadas específicamente para poder estimular zonas reflejas y los puntos fijos de la Facioterapia».
El profesor Bùi Quôc Châu
Llegados a este punto quise averiguar más sobre este método terapéutico. Y así fue como contacté con Patryck Aguilar, presidente de la Escuela Internacional de Multirreflexología – Dien Chan (EiMDC) y, probablemente, la persona que más ha hecho para divulgar la Facioterapia no sólo en España sino en Occidente. «El descubrimiento de esta técnica, aclara Aguilar, se debe al profesor Bùi Quôc Châu, de origen vietnamita. El profesor Châu ha tratado con éxito, desde 1980, a miles de pacientes y ha formado a centenares de terapeutas en más de veinte países. Además, tiene una veintena de publicaciones, su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán y español y ha sido reconocido como Doctor Honoris Causa por The Open International University for Complementary Medicine».
Quiso la casualidad de que en aquellas fechas, el profesor Châu visitara España para dar un curso de formación de profesionales. Decidí ponerme en sus manos para tratarme de una molestia que por aquel entonces me aquejaba: tensión cervical debido al estrés. El profesor Châu, tan imponente desde su escaso metro cincuenta de estatura, se rió de buena gana: «Ése es el problema de la mayoría de los occidentales, afirmó. Está bien, analice su vida, intente tomarse las cosas de otra manera, trabaje menos, pero tanto si consigue hacer esos cambios como si no, estimule la raíz de las cejas dando pequeños golpes sobre la zona. Para ello, le será de gran ayuda el uso de una herramienta específica, que conocemos como el «martillito», que nos permite acceder al área con gran facilidad y precisión. Aplique este masaje todas las noches antes de acostarse durante dos minutos: notará un gran alivio del dolor y conseguirá un buen descanso». Confieso que, aunque ya ha pasado algún tiempo desde esta visita, sigo tratándome con frecuencia, tal y como el profesor Châu me indicó.
Y éste es, sin lugar a dudas, uno de los aspectos más interesantes de la Facioterapia – Dien Chan, ya que se trata de una técnica sencilla, indolora y económica, dado que el paciente no necesita de largas y costosas sesiones con su terapeuta.
Cómo sanarse a uno mismo
«El Dien Chan (la apelación vietnamita de la Facioterapia) es complejo, pero no complicado», nos dice su descubridor el profesor Châu, «para el terapeuta es como tocar un piano, puede abordar cualquier sinfonía, pero primero ha de estudiar solfeo».
No obstante, el paciente puede aprender a ser su propio sanador de una manera sencilla y guiada, ya que será su propio terapeuta quien le indique los pasos que debe seguir para tratar su trastorno, sin peligro de error ni de efectos secundarios. Para ello, el profesional estudiará el carácter de la dolencia y efectuará un primer tratamiento en profundidad. Seguidamente, entregará al paciente un diagrama de tratamiento, donde estarán indicadas las zonas del rostro que el paciente, por sí mismo, deberá estimular mediante el uso de la herramienta adecuada, para tratar su enfermedad o aliviar el dolor.
Enfermedades leves y graves
La Facioterapia es capaz de eliminar en dos minutos de tratamiento una migraña persistente. Pero ¿hablamos de curación o de alivio? Depende. Un dolor de espalda puede desaparecer en escasos minutos, pero si se trata de un dolor estructural, con el que el paciente convive desde hace más de veinte años, será necesario hacer un tratamiento en profundidad, con lo que se necesitaría más tiempo para sanar totalmente. Hay que recordar que este resultado se alcanza de forma totalmente inocua, sin efectos secundarios y sin contraindicaciones.
También cabe preguntarnos qué ocurre ante enfermedades graves, entre las que el cáncer, por ejemplo, ocupa un puesto destacado. En estos casos, la Facioterapia aspira a ayudar al organismo a recuperar su fuerza vital, de modo que pueda extraer el máximo beneficio de todos los tratamientos que se le apliquen (tanto si son convencionales como alternativos), así como ayudar a minimizar los efectos secundarios que determinados fármacos puedan tener sobre el organismo.
Y es que en ningún caso, el Dien Chan rechaza nada que pueda ayudar en el camino de la sanación. Un facioterapeuta, por tanto, aplicará exclusivamente esta técnica cuando la considere suficiente, pero aconsejará a su paciente el uso de otras terapias en enfermedades crónicas, persistentes o en el caso de pacientes muy debilitados.
Mecanismo de acción
Todo esto que estamos contando quizá suena bien, a lo mejor resulta entretenido y, con suerte, tal vez pudiera interesar a alguien. Pero tanto usted, lector, como yo, poseemos una mente occidental poco habituada a moverse por la fe y acostumbrada a hacer procesos de comprensión lógica.
Es por ello que quiero compartir con usted cuál es el mecanismo de acción de esta técnica, según lo explica su descubridor, el profesor Châu: «Se cuentan doscientos cincuenta y siete puntos en la cara que forman los esquemas de reflexión relativos a todo el cuerpo, a la red de circulación sanguínea, nerviosa y también a los meridianos de acupuntura. El tratamiento se efectúa sobre dichos puntos de manera rápida y directa, de modo que cada vez que estimulamos uno de ellos, o bien una zona refleja, mandamos información directamente al cerebro. Y es este órgano quien se encargará de regular la zona afectada».
Se dice que «donde hay felicidad no hay enfermedad». Por eso, en la tradición oriental, toda dolencia necesita un reequilibrio de energías (el yin y el yang) y, en ocasiones, algunos cambios en las conductas vitales. Así, la Facioterapia – Dien Chan, como otras técnicas nacidas en Oriente, contemplan al ser humano como un todo; por ello, no tratan un dolor de espalda, una migraña o un estado febril sino que ayudan a que el organismo retome por sí mismo su fuerza vital y le ayudan a recobrar su equilibrio y salud.
Esther Solsona de la Serna
www.facioterapia.org
Patryck aguilar cassarà
Presidente del club dc de multirreflexología
Escuela internacional de multirreflexología – Ddien Chan
Info@facioterapia.org