La verdad en la voz

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El espacio sutil que necesita la VOZ VERDADERA está conectado con el espectro vibracional del Amor, a través de la Luz y la Geometría.

Los primeros parámetros que podemos encontrar para la voz están en la tríada:

PENSAR SENTIR EXPRESAR
Aspectos de la vida que la persona analiza, define, decide o vincula a su actitud vivencial. Definición de ideas hacia conceptos que marcan una orientación individual. Impresiones internas que emite o recibe de la personas, de los hechos, el contexto, las vivencias que experimenta. Los cinco sentidos están implicados en el proceso. Acciones que parte del impuso de nombrar, definir, manifestar. Presentación en vivo de nuestra identidad a través de la palabra y el lenguaje.

 

La primera cuestión que nos encontramos al analizar este tema, es que la verdad en la voz necesita actuar según la comprensión de cada etapa. Todos conocemos la sensación de articular los aspectos de la verdad que los niños puedan comprender, en su proceso madurativo.

Como adultos, podemos distinguir cómo se debe enfocar la cuestión de la veracidad y de la expresión de “las verdades” para conseguir que el niño no se encuentre en  conflicto o no pueda superar ciertas contradicciones del mundo material o de los comportamientos sociales “convenidos” o “cristalizados”.

En este sentido, los niños que denominamos “Indigo” inciden mucho en este parámetro, solicitando constantemente que los padres manifiesten con el ejemplo lo que se define como auténtico  (“Papá, si le dices a mi hermano que no fume, porque es malo… y tú estás fumando… cual es la verdad? “).

La segunda cuestión tiene que ver con una de las determinaciones que vamos adquiriendo progresivamente, ya en la edad adulta, y suele tener que ver con la moral.

Partimos de la observación del entorno familiar, de las circunstancias favorables o desfavorables en los grupos sociales de inicio (colegio, deportes, actividades lúdicas) y empezamos a valorar qué posición podemos ir tomando en relación a los tres cuadros que hemos plasmado más arriba: Pensar, Sentir, Expresar. Todo ello nos lleva a la cumbre de esta tríada: Actuar.

El aprendizaje, en nuestro propio camino, suele permitirnos encontrar el punto de encuentro, el punto “nodal” que nos lleva a una nueva dimensión de la Verdad, que está vinculado con la ética personal.

Son muchas las cortapisas, los obstáculos que nos encontramos para llegar a un enfoque que esté entroncado con este parámetro de “Lo que pienso, lo que digo, lo que hago” entren en una equidistancia, entren en eso que llamas “coherencia” en nuestra actitud vital.

En una de las Leyes Universales: “como es arriba es abajo” ya encontramos esta expresión de “transparencia”, de equidistancia (aunque las medidas del macro-cosmos y el micro-cosmos están organizadas proporcionalmente, mantienen su propia expresión en espejo, por decirlo así). Justamente, las anomalías que puedan manifestarse, expresan el alejamiento de esta Ley, la distorsión del flujo de energía del parámetro cosmológico a un parámetro construido y manifestado en la tercera dimensión a la que pertenecemos, sólo en el sentido material.

La ética, según vamos observando, es como una respiración sutil, es entrar como en un paisaje nuevo en donde podemos movernos adecuadamente, ya que los zapatos y la ropa son los que corresponden al ámbito nuevo y a su estructura.

En la evolución, la convivencia de estos tres parámetros se manifiesta como “puntos de anclaje” desde lo más fisiológico para ir avanzando en una evolución permanente, que nos va a solicitar muchos, muchos matices para sostener la ética de nuestro compromiso de ascensión. Y es ahí donde la Verdad en la Voz tiene un papel predominante.

Hay que decir que, por lo general, hay un esfuerzo continuo en sostener esta Verdad interior, esta Verdad trascendente, porque hemos “mal aprendido”, con mucha intensidad, cómo solapar lo verdadero, lo auténtico, los datos reales a través de la tonalidad de la voz, que esconde en su “fachada sonora” los datos falsos, la contradicción, el solapamiento interesado, la falsedad-que-esconde-miedos, la tergiversación del relato, de la actitud o de los hechos en beneficio de otros “requisitos” personales o sociales.

La Verdad en la Voz, vinculada a la ética, es un punto superior de comprensión. ¡Y no hay vuelta atrás! ¡Afortunadamente…!

El Impulso de la Verdad organiza la estructura de Luz de la persona, le permite ampliar la información sutil sobre sucesos, actitudes o realidades vivenciales interdimensionales. La integración de la vibración de la Verdad amplia nuestro espectro lumínico, somos más consecuentes con las propuestas vitales que vamos asumiendo y nos permite comprender el puente que entre “tener razón” y “tener la verdad” (acercarse a este parámetro de la Verdad).

Al estar intrínsecamente vinculado al nivel vibratorio que vamos alcanzando, según ampliamos nuestra capacidad de integrar el parámetro del Amor Incondicional, las experiencias de desplazamientos conscientes se hace mayor, permitiendo el acceso a franjas dimensionales de una sutileza mayor y nos ayuda a mantener el nivel vibracional que vamos conquistando en nuestra tarea evolutiva.

“Nadar” en la energía de la Verdad, es como ir entrando en un océano vibracional que se va abriendo, como si fueran “cortina” de luz que nos permiten el acceso a nuevos espacios de la Verdad, a nuevas facetas más transparentes…

Es algo así como un gran diamante, en donde cada facete se amplía, como una especie de pantalla de cine gigante, en donde encontraremos escenas o conceptos, datos o imágenes; canciones o palabras, comprensiones inmediatas, en donde “ya no hay dudas”, solo podemos comprender que muestran su propia vitalidad y su especial “realidad en la Verdad”.

La verdad en la voz mueve nuestras células, como un rayo laser benéfico, hasta lo más intimo del pulso celular.

Abraza cada emoción en su esencia, dejando caer, a través de las lágrimas, todas aquellas emociones que han ocupado un espacio innecesario o equivocado.

La Naturaleza nos muestra un ejemplo especial sobre el parámetro de la Verdad. Siempre podemos encontrar un ramillete de esencias verdaderas que nos comunican la manera en la que se conforman, vibran y viven en esa forma de ser auténtica.

La autenticidad es un sinónimo de la Verdad en la Voz, que nos permite realizar todos os filtros que poseemos desde la educación en unos valores que sostuvieron un tipo de sociedad y una forma de relacionarse. La autenticidad permite hacer la criba del deseo instintivo, de los miedos “al qué dirán”, a la defensa de nuestro espacio de supervivencia (si es el caso).

La verdad en la voz nos permite poder escuchar nuestro sonido natural cincelado por nosotros mismos, como el artista construye su obra escultórica.

Gracias a constatar esa serenidad interior, porque “hemos avanzado en la buena dirección” y que, superando los condicionamientos previos, hemos decidido “caminar en nuestra propia luz”, vamos a poder reírnos abiertamente con las cosas excelentes de la vida.

Se hace realidad nuestro compromiso hacia la unificación de los tres parámetros con los que iniciamos este artículo: PENSAR, SENTIR, EXPRESAR para ACTUAR. Ciertamente, podemos observar que cada acción que responde a estos parámetros, se transforma en una ACTITUD que impregna nuestra presencia y nuestro día a día.

El ejercicio ante el espejo, buscando la ESENCIA de nosotros mismos, siempre nos aportará un giro, un retorno al punto de reconexión con nosotros mismos.

Las afirmaciones positivas sobre lo que yo conozco de mí, en la profundidad, tienen el poder de liberar las hebras densas de nuestros pensamientos y suavizar el dolor en los surcos del alma, que nos inciden en el sufrimiento o el dolor, cegando la compuerta de contactar con “lo mejor de mí”.

Recordar el ejemplo de aquella personalidad, aquel ser relevante por el que siempre he sentido admiración, también es una llave interesante para desbloquear el cierre que las “no-verdades” o “pseudo-mentiras” han conseguido obstruir, alejándonos de esa conexión más íntima.

Volver a hablar con uno mismo también puede ser un ejercicio de apertura para que el sonido que exteriorizamos refleje y manifieste las decisiones que tomamos, una y otra vez, para volver a conectar con “lo que sé que soy”. Esa conversación tan especial nos hace fuertes, refuerza la voluntad y nos saca del camino del auto-engaño.

Merece la pena respirar la serenidad que la Verdad nos ofrece. Vivirla en nuestro sonido y expresarla en nuestra voz. Participar así de un movimiento cósmico que sólo genera Confianza, Belleza y Conexión. Punto de encuentro para todos nosotros.

LA VERDAD EN LA VOZ MUEVE LAS ENTRAÑAS DE NUESTRA EXPRESIÓN Y LA CONDUCE HACIA LAS VIBRACIONES MAS ELEVADAS, MAS CONSCIENTES, MAS CONECTADAS CON EL AMOR CREATIVO INFINITO: ASÍ, LA VOZ VERDADERA ACTÚA A TRAVÉS DE LA SONORIDAD MÁS SAGRADA.

Notas etéricas (musicales) del corazón

Macarena Miletich
Sanación por arquetipos. Sanación Sonora del Ser. Investigadora. Escritora