Cosmética convencional y su alternativa natural.
A diario somos bombardeados por los grandes medios de comunicación con un alubión de publicidad en la que espectaculares imágenes protagonizadas por bellas y sensuales mujeres o atractivos y atléticos hombres, nos venden la idea de que toda esa belleza puede ser tuya con tan solo comprar una crema, o que con unas gotas de ese perfume las mujeres harán cola para echarse en tus brazos.
Todos queremos resultar más jóvenes y atractivos y en esa necesidad estamos dispuestos a creer en los incesantes mensajes que nos lanza la omnipotente televisión o las glamorosas revistas del corazón, pero…
¿Qué hay detrás de los atractivos anuncios de perfumes y cosméticos de las grandes marcas? ¿Son seguros o corre algún peligro mi salud? ¿Pueden tener efectos nocivos a medio o largo plazo?
Por fortuna, muchas personas o entidades de la comunidad científica internacional han publicado estudios e informes rigurosos para añadir luz a este tema y poner sobre la mesa la pura verdad.
Yo te invito a que no te conformes y acomodes en la ignorancia, a que te informes, y a que empieces a trabajar por tu salud y por la de los tuyos. Después serás libre para tomar tus decisiones desde el conocimiento y un adecuado análisis y reflexión.
Para empezar, analizaremos la importancia que tienen los cosméticos en nuestras vidas, el impacto sobre nuestra salud de unos cosméticos inapropiados y de que forma conseguir grandes beneficios de los cosméticos sin poner en riesgo nuestra salud. ¡Vamos con ello!
La importancia de los cosméticos y su impacto sobre la salud
La actual legislación define como cosmético como «Toda sustancia o preparado destinado a ser puesto en contacto con las diversas partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar, uñas, labios y órganos genitales externos) o con los dientes y las mucosas bucales, con el fin exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto, y/o corregir los olores corporales, y/o protegerlos o mantenerlos en buen estado».
De aquí deducimos que todos los días, para nuestra higiene, cuidado y belleza, estamos usando un importante número de cosméticos. Veamos un ejemplo:
Una mujer, podría llegar a utilizar en un solo día aproximadamente 25 aplicaciones de productos cosméticos según nuestra definición, que van desde el gel de ducha e intimo, champú, dentífrico, desodorante y perfume, hasta toda la cosmética decorativa (laca de uñas, maquillaje, barra de labios, mascarás y sombras de ojos, tónico, desmaquillante, etc.), pasando por cremas hidratantes, antiarrugas, de manos, leche corporal, anti-celulíticas, protección solar, etc.
Esto representa ¡más de 9000 aplicaciones anuales! Además, hay que tener en cuenta que recibimos cuidados cosméticos desde le día en el que nacemos hasta nuestros últimos días.
Además, en la formulación del cosmético, encontramos distintos componentes como el excipiente, principios activos, colorantes, conservantes, antioxidantes, antimicrobianos, perfumes, correctores del pH, espesantes, solubilizantes, emulgentes, suavizantes, secuestradores de iones metálicos, etc., y que de cada uno de ellos puede haber varios elementos o compuestos químicos.
Conclusión: nuestro cuerpo recibe constantemente vía inhalatoria y cutánea (la piel es el órgano con mayor extensión de nuestro cuerpo) infinidad de sustancias procedentes de los cosméticos, por lo cual, los podemos calificar como productos de gran impacto sobre nuestro organismo y con ello sobre nuestra salud.
La cosmética comercial o convencional y sus riesgos
Estos cosméticos los podemos encontrar fácilmente en nuestras farmacias, autoservicios, droguerías, perfumerías, y grandes superficies comerciales, y vienen arropados por potentes campañas comerciales.
No es un secreto que detrás de tanto derroche publicitario y tan amplios canales de distribución, se encuentran grandes compañías internacionales con un gran ánimo de lucro y expansión. Su fuerte presencia y capacidad económica las dota de un enorme poder e influencia.
Otra característica es que para conseguir esa alta rentabilidad son producidos a gran escala mediante procesos industriales utilizando nuevas moléculas sintéticas inexistentes en la naturaleza u otras que intentan imitar a una natural también mediante síntesis química, lo cual reduce y facilita notablemente los costes.
Vamos ahora a describir y analizar algunos de los más importantes o peligrosos componentes.
El más abundante: el vehículo o excipiente
El más abundante componente de un cosmético es su vehículo o excipiente, representa la base del cosmético a la que se añadirán los principios activos y resto de componentes.
Para empezar, como base o excipiente, este tipo de cosmética suele acudir a los aceites minerales que se obtienen de los residuos de la destilación del petróleo como parafinas y vaselinas o las derivadas del silicio como las siliconas. Estos productos son ampliamente utilizados por la industria porque son baratos y abundantes.
Una de las principales características de esta es que son hidrófobas, o sea, que no son hidrosolubles, y desde este punto de vista, y dado que nuestro organismo está compuesto en su mayoría por agua, podemos decir que este tipo de compuesto es «bio-incompatible» con nuestro organismo, no forma parte de el ni lo necesita como tal, comportándose dentro del organismo como un «cuerpo extraño» que se ve incapaz de transformar ni eliminar, acumulándose en órganos como hígado, riñones y sistema linfático entre otros.
Aunque su penetración a través de la piel es escasa, sumada con la que termina ingiriéndose con la aplicación diaria de barras protectoras labiales o pintalabios, es fácil que se acumulen en el organismo cantidades por encima de los límites establecidos por la OMS.
Sobre la piel actúan por oclusión, taponando los poros e impidiendo la transpiración y evitando así la pérdida de agua, y es en esta propiedad en la que se basan para asegurar que «hidrata nuestra piel». Es como su cubriéramos nuestra piel con una película de plástico que evita esa función fisiológica, y produce un efecto parecido a cuando tenemos mucho tiempo la piel sumergida en agua (recuerda cuando se te arrugan las yemas de los dedos).
Los Parabenes (conservantes)
Se trata de un conservante y hubo un tiempo en los que se consideraron una alternativa saludable a otros conservantes. Tras encontrarse restos de estas sustancias en muestras de tejido afectadas por cáncer de mama, han empezado a considerarse peligrosos, siendo actualmente evitados por muchos fabricantes.
Los Ftalatos (disolventes, fijadores)
Actualmente, varios de estos compuestos no están permitidos en la formulación de cosméticos como el BBP, DEHP y DBT, pero siguen utilizándose el DEP y el DMP, especialmente en la elaboración de perfumes, el primero como disolvente y vehículo de los aromas y el segundo como fijador de los mismos. Se ha demostrado su gran capacidad de penetración a través de piel y por inhalación y aunque no se conocen con certeza los efectos a largo plazo, se sabe que interfieren el funcionamiento del sistema hormonal y reproductor, incrementando el riesgo de padecer cáncer en la mujer. Son especialmente peligrosos durante el periodo de gestación. Estudios y ensayos del DMP sobre animales indican que podrían perjudicar en especial hígado y riñones.
Los ftalatos flanquean desagües y depuradoras llegando a los mares donde asimilados en el organismo de algunos tipos de peces e imitando la acción de una hormona, consiguen que algunos machos de los mismos cambien de sexo.
Los Nitroalmizcles y policiclínicos (fijadores)
Son sustancias químicas sintéticas que vienen a sustituir a los almizcles naturales utilizados como fijadores en los perfumes para aumentar su persistencia ya que los naturales resultaban muy caros.
Se acumulan en el organismo y pueden llegar al bebé a través de la leche materna. Algunos se prohibieron hace décadas pero se encuentran a día de hoy en muestras tomadas del agua de lluvia. A pesar de que afectan a nuestro sistema hormonal por su toxicidad, la legislación los acepta si no se superan ciertas dosis.
Los fabricantes, para evitar el rechazo por la mala fama de estos compuestos, en muchos casos han optado por otros como AHTN Y HHCD con consecuencias similares para la salud.
Los PEG o polietilenglicoles
(emulgente, detergente)
Peden contener dioxinas que son residuos tóxicos que se han asociado con la aparición de cáncer y defectos congénitos.
Aumenta la permeabilidad cutánea por lo que si van acompañadas en el mismo producto por otras toxinas, estas penetrarán mas fácilmente hacia nuestro organismo.
Formaldeidos y derivados
(conservantes)
Declarado cancerígeno ya no se utiliza como tal si no sus derivados menos peligrosos.
Atención porque algunos como el DHA, después de su aplicación, puede llegar a descomponerse dando lugar a formaldeidos.
Ojo a estas combinaciones
Revisa las etiquetas y ten en cuenta que si en tu producto aparece triethanolamine y también bronopol o bronidox, podrían generarse peligrosas nitrosaminas, las cuáles son cancerígenas.
Las nitrosaminas también pueden generarse por la combinación de aminas con Sodium Lauryl Sulfate o Sodium Laureth Sulfate.
Atención a los aceites para niños
Solo pedirte que después de leer la parte en la que se describen los excipientes, aceites minerales… revises las etiquetas de los aceites publicitados para niños. ¡Son todo petróleo!
Los cosméticos «seudo-naturales»
A la vista de que cada vez aparecen más estudios que demuestran que algunos componentes utilizados ampliamente en la cosmética convencional resultan prohibidos, peligrosos o sospechosos de serlo, el consumidor está mirando más y más hacia los cosméticos Naturales y Ecológicos.
Estas compañías giran sus ojos en la misma dirección y sentido en el que lo hacen los consumidores con su dinero, presentando «líneas naturales» y siendo estas los mismos productos con los mismos procesos de producción y distribución y parecida formulación a los que se les hace un simple «lavado de cara» añadiendo algún extracto de plantas o esencia, una bonita foto en su envase y un par de frases afirmando que no contienen alguno de los componentes que en ese momento estén creando polémica para venderlos como naturales.
La farragosa normativa
Aunque las más modernas normativas van reduciendo el número de sustancias a emplear en los cosméticos, lo cierto es que tienen 10 años para su implementación desde su aprobación.
Además, algunos compuestos no están obligados a aparecer en la lista de ingredientes por lo cual sólo podremos evitarlos adquiriendo productos naturales certificados.
La alternativa: comética natural y ecológica/biológica
La mejor opción para nuestra salud, no cabe duda que se encuentra en la Cosmética Natural, y mejor aún si tiene algún tipo de certificado ecológico/biológico.
En su composición sólo podemos encontrar sustancias naturales, en su mayoría de plantas que además han sido cultivadas, recolectadas y tratadas en medios muy limpios y exentos de tóxicos, fertilizantes, y otros químicos.
Además, en su formulación no se utilizan productos químicos, sintéticos ni derivados del petróleo.
En sus bases (excipientes o vehículos), ya no se usan aceites minerales subproductos del petróleo si no que se utilizan especialmente aceites o ceras naturales «bio-compatibles» con nuestra piel ya que tienen una estructura y composición muy semejante.
Al contrario que los aceites minerales, no taponan los poros de la piel si no que respetan sus funciones fisiológicas, le aportan valiosos elementos como ácidos grasos esenciales y ceramidas y restablecen la emulsión epicutánea o manto hidrolipídico de la piel, encargado de proteger la piel y evitar que se reseque.
Tampoco son añadidos colorantes, conservantes o perfumes, y su aroma procede de los extractos de plantas o aceites esenciales contenidos.
Los podemos encontrar en herbolarios y comercios especializados, pero nunca los busques en una farmacia.
Patricio González López
Técnico Superior en Estética. Especialista en Pre y Postquirúrgicos de Cirugía Estética y en Estética Natural.Titulado y experto en Quiromasaje, Masaje Deportivo y Drenaje Linfático Manual
www.quirosalud.net