Las distancias anogenitales, que normalmente son más largas en los niños que en las niñas, se reducen entre los varones recién nacidos cuyas madres tuvieron una mayor exposición a las dioxinas.
Así pone de manifiesto un estudio dirigido por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) de Barcelona, en el que han participado 700 mujeres embarazadas y sus recién nacidos de Grecia y España.
Los investigadores concluyen que la distancia anogenital, que es la distancia entre el ano y el pene, se redujo en aproximadamente medio milímetro por cada 10 picogramos (1 picogramo equivale a una billonésima parte de un gramo) de dioxinas medidas por gramo de lípido. La Dra. Marina Vafeiadi, primera autora del artículo, explica que “la distancia anogenital es un marcador sensible a las alteraciones endocrinas y estas pequeñas distancias se han relacionado con hipospadias (un defecto congénito de la uretra y el pene), criptorquidia (testículos no descendidos) y también con una menor calidad del semen e infertilidad en los hombres jóvenes”.
Las dioxinas y compuestos similares a éstas son sustancias químicas persistentes de subproductos de diversos procesos industriales. Las principales fuentes de exposición humana son alimentos ricos en grasas, principalmente de origen animal como la carne, productos lácteos y pescado. Las dioxinas se transmiten de la madre al niño a través de la placenta durante el embarazo y después del nacimiento a través de la lactancia materna.
El uso de avanzadas técnicas biomédicas permitió la medición de las dioxinas y compuestos similares en la sangre de la madre mediante un examen que proporcionó una estimación global de la exposición a estos compuestos y los niveles de los mismos durante el embarazo.
Fuente: Vida Sana.