Cada vez es más frecuente este síndrome postvacacional o especie de enfermedad que afecta a un importante número de personas. Vamos a intentar conocer qué es el síndrome postvacacional, cuáles son sus causas, efectos, el modo eficaz de prevenirlo y cómo superarlo.
Cuando hablamos de Síndrome postvacacional, depresión postvacaciones, estrés postvacacional, etc., estamos empleando un concepto muy amplio, para describir la incapacidad de algunas personas para adaptarse al trabajo tras el periodo vacacional. Esta falta de adaptación puede llegar acompañada de una cadena de síntomas que se pondrán de manifiesto en forma de desequilibrios físico-psíquicos que, por lo general, remitirán a los pocos días. No obstante, en los casos más extremos pueden durar varias semanas. Las personas afectadas por el síndrome, presentan una serie de síntomas que revelan una resistencia al trabajo tras un periodo más o menos extenso de vacaciones. Los síntomas más habituales son: fatiga, cansancio, insomnio, apatía, ansiedad, falta de apetito, sentimiento de tristeza, dificultad para concentrarse, irritabilidad, dolores musculares, tensión, palpitaciones, taquicardias, sensación de ahogo, sudoración, náuseas, problemas estomacales, diarrea, estreñimiento.
Alrededor de un 35% de trabajadores españoles de entre 25 y 40 años sufren este síndrome tras las vacaciones, según varios estudios elaborados por expertos en la materia.
¿Qué provoca el síndrome?
El cambio de horarios es la principal causa, seguida de los cambios de ritmo en nuestras actividades, variaciones en las comidas, el cambio en el medio ambiente, pasamos de estar en un hábitat estresante a uno relajante y también las variaciones que se producen en nuestro entorno social que recolocan nuestras relaciones. Es evidente que es un buen cóctel al que sólo hace falta aderezar con la vuelta a un entorno no vacacional o playero, el puesto de trabajo. Ahora, en ese entorno de trabajo prima la prisa, las demandas, la contaminación, de nuevo el horario rígido, las comidas rápidas, todo a un ritmo frenético que hace que cambiemos de modo súbito, casi violento, las costumbres placenteras y relajadas que hemos vivido en nuestro periodo vacacional.
El síndrome no afecta de igual modo a todo el mundo, porque cada persona tiene su propia percepción de lo que supone la vuelta al trabajo. Esta percepción, evidentemente subjetiva, hace que cada cual vea desde su propio prisma la experiencia de volver a laborar, para cada persona la experiencia puede ser buena o mala y puede enfocarla también de un modo positivo o negativo. Si somos capaces de plantearnos la experiencia positivamente, el síndrome nos afectará muy poco o nada.
Antes de pensar cómo podemos tratarlo es mejor tomar nota de algnos consejos que nos ayuden a evitarlo. Es mejor partir las vacaciones, que tomarse seguido todo un mes. Los expertos indican que si dividimos nuestras vacaciones en periodos cortos, se disfruta más de su tiempo de vacaciones, porque sabe que tiene vacaciones varias veces al año, también consigue desconectar mejor de sus tareas habituales y es menos probable que se desencadene el síndrome.
Está demostrado que dos períodos de quince días son más efectivos que un mes completo. También es adecuada cierta adaptación al ritmo, es mejor regresar un poco antes de que se acaben nuestras vacaciones, dos o tres días, para poder ir adaptándonos al ritmo laboral. Mejor con una incorporación gradual, una vez que empecemos a trabajar es mejor comenzar de modo paulatino y nuestro rendimiento, además, tendrá que ir creciendo de un modo gradual. Debemos tratar de mantener y mejorar nuestras relaciones sociales, las relaciones con nuestros compañeros de trabajo e incluso crear nuevas relaciones, así que desde el primer día es muy conveniente que busquemos fórmulas para comunicarnos con ellos, las relaciones cuanto más personales mejor, es decir, teléfono mejor que internet o fax y personalmente mejor que por teléfono. Si podemos, empezaremos a mitad de semana, para evitar la coincidencia con el lunes, cualquier otro día hará que la semana se nos haga más corta y reducirá el impacto psicológico que produce la vuelta al trabajo el primer día de la semana. Dieta equilibrada, prepararnos una dieta equilibrada, puede servirnos de mucha ayuda, evitar las comidas pesadas, beber mucho agua, reducir la ingesta de toxinas, café, alcohol, tabaco, etc.
Ver lo positivo, intentaremos ver los aspectos positivos de la vuelta al trabajo, que seguro los tiene, de modo que neutralicen los negativos. Práctica de ejercicio y relajación, la práctica de ejercicio moderado o el uso de técnicas de relajación ayudan mucho a superar el síndrome postvacacional.
Shiatsu
Una sesión de shiatsu a la semana es uno de los mejores remedios para tratar el síndrome, pero es muy importante, que el especialista en shiatsu realmente lo sea. Pero en el caso de que no encontremos al especialista adecuado, podemos aplicarnos autoshiatsu. La presión tiene que ser profunda, pero no tanto que duela, cada punto se presiona 3 veces y se realiza 3 veces cada línea. Normalmente se debe trabajar todo el cuerpo, pero en el autoshiatsu para el síndrome postvacacional, al menos debemos tratarnos en las zonas que explicamos gráficamente abajo.
Cuello, en las regiones cervical anterior, lateral y posterior; el pecho, los brazos, antebrazos y abdomen.
El shiatsu en las regiones cervical anterior, lateral y posterior mejora a circulacón sanguínea y línfatica en general, facilita el riego en cara, cabeza y cerebro, favorece el funcionamiento de los órganos, sistemas y aparatos del organismo.
Región cervical anterior 6 puntos, entre la tráquea y el esternocleidomastoideo, nunca debemos realizar ambos lados a la vez.
La aplicación de shiatsu en la región del pecho alivia los trastornos respiratorios y potencia la función de los pulmones, alivia la tensión emocional y ayuda a aliviar la ansiedad. Aplicamos presión en ambos lados a la vez, 3 líneas de 4 puntos por encima de la mama, 3 líneas de 2 puntos desde el esternón hacia la mama y 3 líneas de 4 puntos por debajo de la mama. Intentaremos presionar en los espacios intercostales. En el caso de los hombres se pueden hacer las líneas de 2 puntos del esternón hacia la mama de 4 puntos, como las demás.
La aplicación de shiatsu en brazos y antebrazos mejora la tensión en el cuello y la espalda alta, así como en el pecho, mejora la función respiratoria, favorece la circulación arterial, calma los nervios y alivia la inquietud. Región braquial medial, una línea de 8 puntos, región de fosa del codo 3 puntos, región antebraquial anterior 3 líneas de 8 puntos, también se puede aplicar en las palmas de las manos, es muy tranquilizante.
La aplicación de shiatsu en el abdomen es fundamental, porque mejora el sistema nervioso autónomo, favorece la función respiratoria, alivia la tensión en hígado y estómago, facilita el peristaltismo y previene el estreñimiento y la diarrea.
Sotai
Los ejercicios de sotai son muy recomendables para paliar los síntomas que produce el síndrome, en este caso recomendamos nuestro básico número 7, mejora la función respiratoria, equilibra el sistema nervioso autónomo, alivia la ansiedad, libera la tensión en espalda y cuello.
Sentados en una silla o camilla, apoyamos sólo el glúteo, con la planta de los pies apoyadas en el suelo, la espalda recta, manos en la nuca. Inclinamos el tronco hacia la derecha y después hacia la izquierda, comprobamos hacia que lado va mejor, es más fácil el movimiento, no duele, ni molesta, para determinar el lado hacia donde haremos el ejercicio. Hacemos el ejercicio hacia ese lado, llegamos al límite sin rebotar, ni forzar demasiado. Se mantiene en esa posición durante 3 segundos, después se relaja súbitamente, pero sin brusquedad. Se espera 15 ó 20 segundos y se vuelve a realizar, en total 3 veces.
Nunca debe producirse dolor, si notamos dolor al hacer cualquiera de los ejercicios hay que dejar de inmediato de trabajar hacia ese lado y probar hacia el contrario o cambiar de ejercicio. Siempre debemos recordar esta ley: «NO-DOLOR».
La combinación de shiatsu y sotai facilita la producción de endorfinas, favorece la respiración profunda, alivia la ansiedad, disminuye la tensión emocional y hará más llevadera la vuelta al trabajo.
Arturo valenzuela Serrano
Director de Shiatsu Yasuragi. Representante de la International Shiatsu Foundation en Europa