Aún no conoces los baños derivativos

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    Se conoce desde hace miles de años aunque algunos aún no sepan de qué se trata. La terapia del Baño Derivativo va más allá de la hidroterapia y los beneficiosos son cuantiosos. Incluso, es probable que esta técnica formara parte de nuestro material de supervivencia al comienzo del mundo. Y es que no hay que ir muy lejos para darse cuenta. Si nos fijamos en el comportamiento de los animales, ellos lo practican cuando están enfermos, heridos o demasiado bien nutridos en nuestros hogares si nos referimos a animales de compañía. Ellos ya conocen los beneficios de lamer su sexo para refrescar esa zona.
    La principal finalidad de los Baños Derivativos es desintoxicar el cuerpo en su totalidad, tanto física como psíquicamente. Es una terapia poco conocida, con grandes beneficios sobre el cuerpo, que cada vez gana más adeptos pues los resultados que se consiguen con su práctica son sorprendentes. Es un apoyo fundamental para evitar ciertos trastornos corporales al ayudarnos a eliminar las sustancias nocivas que representan una amenaza para el organismo.
    Los Baños Derivativos, como su propio nombre indica, hacen derivar hacia los órganos excretores todas las toxinas y substancias nocivas que impiden que los órganos cumplan debidamente su función.
    ¿QUÉ BENEFICIOS NOS DAN LOS BAÑOS DERIVATIVOS?
    Los Baños Derivativos tienen un poder relajante en la persona que los usa con lo que podrá combatir el estrés. Además, se trata de un aliado para luchar contra el estreñimiento, ayudando a eliminar de nuestro cuerpo los residuos que no le sirven de nada. También es un gran aliado contra la celulitis ya que es una buena forma de evitar que se acumule la grasa en zonas como el abdomen o las caderas. Y además, elimina el síndrome premenstrual, el acné, las verrugas consiguiéndose una piel limpia y firme, reafirma los músculos, e incluso aunque parezca insólito, muchas mujeres han comprobado cómo la menstruación se elimina sólo durante la micción.
    Tenemos en el cuerpo lo que denominaremos «sobrecargas», excesos, elementos que no deberían estar ahí. Todo eso se deposita en el cuerpo no sabemos exactamente dónde ni por cuánto tiempo, ni sabemos qué daños nos pueden producir esos depósitos inútiles. Son «moléculas libres» capaces de desplazarse, que no entran en la construcción base de nuestra anatomía. Son aquellas que hemos absorbidos por la boca, el estómago, el intestino y que no hemos podido eliminar (alimentación excesiva o inadecuada, medicamentos, contaminación del aire que respiramos, pesticidas en frutas y verduras, carnes repletas de hormonas y antibióticos que se utilizan para el engorde del ganado…). Se concentran primero en el vientre, en las caderas, en los glúteos y caminan formando amasijos aquí y allá que se depositan principalmente en forma de grasa superflua provocando muchas enfermedades.
    Desgraciadamente, con el ejercicio y el deporte no se eliminan esas substancias nocivas, aunque no se niegan sus múltiples beneficios. Tales sobrecargas sobrepesan en nuestra silueta, aunque en la delgadez tampoco están excluidas.
    CÓMO SE REALIZAN
    Los Baños Derivativos los tenemos que realizar al menos una vez cada día para notar sus efectos.
    Es una terapia de fácil aplicación y sin ningún coste ya que se hace en casa, sin tener que tomar nada, ni hacer dieta, aunque comer sano ayuda bastante. Sólo se necesita un poco de agua fresca, una esponja suave y 15 o 20 minutos al día. Se llena el bidet o palangana de agua fría (nunca helada), se empapa la esponja sin escurrir y se pasa suavemente sobre las ingles. Volvemos a empapar la esponja en cada pasada. Así de simple. Lo que también es imprescindible es que debemos tener calor y, para ello, antes de realizar estos baños, hay que abrigarse de pies a cabeza o ayudarse de un calefactor en el cuarto de baño.
    Cualquier persona de cualquier edad puede realizar esta terapia. Tanto niños, como adultos, mayores o incluso embarazadas se verán beneficiados. En concreto, en las mujeres embarazadas, fortalece los músculos que participan en el parto, mantienen limpio el líquido amniótico y evitan el malestar propio de los primeros meses de embarazo. En el caso de niños de muy corta edad, con 1 o 2 minutos al día de baños será suficiente. Y en bebés, basta con unas cuantas pasadas de esponja con agua fresquita sobre las ingles durante el cambio de pañales. Es ideal para bajarles la fiebre, relajarlos y prevenir muchas enfermedades, ya que fortalece su sistema inmunológico.
    Algunas personas cuentan que tuvieron reacciones adversas durante los primeros días como granos, vientre hinchado, dolores como los que padecieron en el pasado, estreñimiento o diarrea. Todo eso es normal y forma parte de la fase de eliminación. No son más que las toxinas o sobrecargas nocivas que están siendo expulsadas por todas las vías de eliminación y la piel es una de ellas.
    UNA TERAPIA CON MUCHO RECORRIDO
    Muchas personas quieren saber si existen estudios científicos que avalen esta terapia y la verdad es que los grandes laboratorios de investigación sólo investigan lo que produce mucho beneficio económico. Para ellos, un enfermo es un negocio y éste no es el caso precisamente. Por lo tanto, lo que en realidad cuenta son los testimonios de las personas que lo han practicado y han podido comprobar que realmente funcionan y que han notado cómo su salud ha mejorado notablemente.
    Personalmente, lo primero que noté desde el primer Baño Derivativo fue referente a mi estado de ánimo, que cambió considerablemente. Estaba al borde de una depresión que se esfumó casi de la noche a la mañana. Mi salud en general es hoy en día excelente, he adelgazado justo los kilos que me sobraban y a mis 56 años aún no me han aparecido las canas.
    En la actualidad, son muchos los médicos en Francia muy interesados que han estudiado y comprobado los beneficios de los Baños Derivativos. Por ello, incluso han recomendado a sus pacientes en hospitales usarlos para una pronta recuperación de los enfermos.
    A finales del siglo XIX, Louis Kühne redescubre los baños derivativos de una forma un tanto empírica. A sus 25 años, aquejado de una grave enfermedad pulmonar, se retira a una granja para descansar. Allí le acompaña su perrita que se fractura una pata. Se la entablilla pero durante varios días la perrita rehusa la comida y observa cómo el animal lame su patita y su sexo continuamente. A los 8 días la perrita se cura. Durante un agravamiento de la enfermedad pulmonar de Kühne, con altas subida de fiebre, dificultad respiratoria y fuertes dolores de cabeza, se le ocurrió imitar a su perrita, así que mojó su sexo con agua fría durante varios minutos, varias veces al día. Notó como su fiebre iba bajando, sus dolores de cabeza desapareciendo y su estado general mejorando día a día hasta su completa curación. Tras este descubrimiento, escribió varios libros, hizo muchas conferencias y sus libros fueron traducidos a 32 idiomas. Louis Kühne murió a los 80 años.
    Cien años después, la escritora francesa France Guillain, tras años de práctica en ella misma y en sus hijos con excelentes resultados, rescata esta terapia y la publica en uno de sus libros que se ha traducido a casi todos los idiomas. Ella misma, a sus 68 años, aún conserva su cabello oscuro y goza de una excelente salud que atribuye con toda seguridad a los baños derivativos. Sus hijos nunca enfermaron.
    En China, país de la acupuntura, saben que las extremidades genitales son las partes más reactivas del cuerpo. Es el lugar donde pellizcaban con las uñas para reanimar a la víctima de una crisis cardiaca. Los que conocían esta técnica, prescribían llevar agua en varas de bambú que debían dejar caer al nivel del ombligo sobre el sexo. Un rito un poco alejado del simple baño derivativo posiblemente debido a salvaguardar el pudor de tocar el sexo.
    Como último apunte sobre los Baños Derivativos, han de saber que existen en farmacias, parafarmacias o tiendas de deportes, unas bolsas de gel que se congelan. Al ser de gel son muy flexibles y maleables. Se puede poner como si fuera una compresa, pero cuidando de que no toquen directamente la piel. Para ello, hay que envolverla en un lienzo o una toallita pequeña, y tenerla puesta durante una hora mientras hace las tareas de la casa, pedalea o camina con el fin de que con el movimiento vaya friccionando las ingles. Una hora con la bolsa puesta corresponde a 10 minutos de baño con el agua y usted podrá combinar una sesión con el agua y otra con la bolsa de gel, según su comodidad o conveniencia.
    Simplemente recuerde si usa las bolsas de gel, que debe procurar mantener el calor del cuerpo mientras se usa y cambiarla si se calienta.