Natural entrevista a esta mujer poco común, que encabeza la lista
de “Los Verdes-Grupo Verde” al Parlamento Europeo. Ciudadana del
mundo y viajera incansable, confiesa que su más preciada posesión
en la vida es su pasaporte y una maleta invisible llena de sueños por
realizar.
¿Es usted la primera alcaldesa de Los Verdes?
Se puede decir que sí, ya que el partido que fundé hace 4 años
y Los Verdes hicieron una coalición en las elecciones municipales y autonómicas
de mi provincia, Palencia, con el fin de poder defender mejor los intereses
medioambientales de la provincia, seriamente amenazados.
También es usted una de las contadas mujeres que encabeza una
lista al Parlamento Europeo, tal vez la única con posibilidades de salir
elegida. ¿No le asusta eso?
No. Tengo una buena opinión de mis rivales políticos masculinos,
pero también la tengo de mí misma. Mi experiencia profesional
me ha llevado por pasillos y despachos de muchos organismos internacionales,
entre ellos la Unión Europea, con lo cual tengo desmitificado el tema
de Bruselas.
¿A qué aspiran los Verdes hoy día?
Los Verdes aspiran a estar presentes en todas las esferas de gobierno, desde
el ámbito local al nacional, porque es gente sin complejos, preparada
para llevar a cabo un nuevo liderazgo político, capaz de regenerar los
corazones y la Tierra. Representan una oferta nueva, llena de nuevos valores,
bien diferenciada de los partidos políticos tradicionales que han agotado
su capacidad de ilusionar al electorado.
El problema de esos partidos es que hacen de la política un modus
vivendi y diseñan sus actuaciones desde una estrategia de permanencia
en el poder, por lo que tratan al ciudadano como a un ser votante, no como a
un ser humano. Si pensaran en el ciudadano como una persona humana, independientemente
de que sea votante o no, las políticas medioambientales serían
diferentes de lo que son, puesto que están íntimamente relacionadas
con la salud del cuerpo y del alma de las personas.
¿Cree usted que Los Verdes – Grupo Verde tienen alguna
opción seria en estas elecciones?
Pues claro que sí. Los ciudadanos masivamente han comprendido, con los
últimos acontecimientos y desastres medioambientales, esa sonada frase
de que el futuro será verde o simplemente no será. Y como ese
electorado se merece el más alto respeto de representación, aquí
estamos. Estoy convencida de que el voto será más verde que nunca.
¿Tienen un lema de campaña?
Muy apropiado: “La esperanza es Verde”.
¿Cómo será la campaña?
Los gastos en publicidad guardan cierta proporcionalidad con los resultados,
por eso los grandes partidos políticos gastan millones en campañas
electorales financiadas por intereses espúreos que más tarde piden
su recompensa y que pagamos todos. Los pequeños partidos dependen casi
exclusivamente del capital humano, de la valentía personal de sus integrantes
y de la conciencia de un electorado que puede ser más eficaz y convincente
que una campaña publicitaria. Si cada elector verde convence a tres personas,
las proporciones del voto serían geométricas y todos saldríamos
ganando.
El llamado voto útil posiblemente les recorte los resultados.
El único voto útil es el voto reflexionado, el voto que rompe
mayorías y aporta los cambios sociales necesarios. El voto verde siempre
ha servido para que los partidos tradicionales se tomen en serio las propuestas
ecologistas y empiecen a ponerlas en práctica.
¿Existe un objetivo especial en esta carrera hacia Bruselas?
El objetivo primordial es el de aumentar la plantilla de esa fuerza Verde y
viva en el Parlamento Europeo, imprescindible a la hora de equilibrar la balanza
de intereses que no siempre se inclina a favor del ciudadano. Pensemos en los
transgénicos, en el cambio climático, en la injusta guerra de
Irak… La lucha por la seguridad alimentaria, la reducción de las
emisiones contaminantes y la paz en el mundo serán algunos de los principales
caballos de batalla.
¿Será ineludible el tema de la guerra?
Lo único ineludible es el tema de la paz. Si hay un partido político
cuyo patrimonio se construye sobre una filosofía pacifista, ése
es el de Los Verdes. Contrariamente al PSOE, nosotros nos posicionamos en contra
de todas las guerras, las decida quien las decida. ¿Por qué una
Guerra bendecida por las Naciones Unidas sería admitida por Rodríguez
Zapatero? ¿Es ésa la razón por la que sacamos a los soldados
de Irak, en cumplimiento de promesas electorales, y los enviamos a Afganistán
para tener contento a Colin Powel?
Pasemos a otro nivel más personal que sin duda apreciarán
nuestros lectores. Defínase con tres adjetivos:
Me definiré con cuatro: idealista, valiente, consecuente y luchadora.
¿Qué valores destacaría usted en primer lugar?
La libertad, la dignidad y el amor, por ese orden.
Sé que le gusta soñar. ¿Recuerda cuáles
eran sus sueños de pequeña?
Me encanta soñar, pero me gusta más realizar mis sueños.
De pequeña me refugiaba en la Fuente de las Palomas, en la montaña,
y desde allí soñaba cómo serían todos esos países
que venían en el pequeño mapa de esa entrañable Enciclopedia
Álvarez que modeló los primeros pasos de mi generación
y de las anteriores.
¿Puede diseñar su itinerario personal en grandes líneas?
Nací en una familia humilde de la que estoy orgullosa, cuyo mayor legado
fue enseñarme el amor y el respeto por la tierra y los seres humanos.
Recuerdo, por ejemplo, que mi abuelo, después de finalizar la siembra
de una parcela, cogía tres puñados más y decía:
Éste es para los pájaros, éste para los pobres, y éste
para las ánimas. Los granos se multiplicaban y, llegado el momento
de la cosecha, a cada uno le daba lo suyo. Lo de las ánimas se lo daba
a la iglesia.
Salí del pueblo para estudiar con las monjas Esclavas en la calle O’Donnell
de Madrid; de ellas guardo el mejor de los recuerdos, aunque no duré
mucho allí porque era muy traviesa. A los 21 años recién
cumplidos hice las maletas y crucé el Canal de la Mancha para aprender
inglés en Inglaterra; después, el océano, para conocer
California, donde decidí quedarme a trabajar y cursar estudios universitarios.
Pasé varios años en México, atareada con proyectos de desarrollo
rural, y volví a Europa para seguir trabajando y estudiando en Italia,
Francia y Bélgica, donde viví los últimos doce años
por razones profesionales. A finales del 98 regresé a mi pueblo para
cumplir un compromiso moral y aportar mi grano de arena a la solución
de los múltiples problemas que le aquejan.
Por ello crea usted un partido independiente, “Cives” (del
latín cives, “los ciudadanos”) y se lanza al vacío
sin paracaídas. Realiza una oposición incansable de investigación
y denuncia, y estrena el milenio encadenándose la Noche de Reyes en un
hotel abandonado durante 16 días para denunciar el abandono del patrimonio
y la falta de democracia.
Sí. Fue una experiencia al límite de mis reservas físicas,
porque perdí cinco kilos en la huelga de hambre que hice, y no es que
me sobren. Pero las grandes empresas exigen grandes sacrificios. Ese gesto,
unido a otros muchos menos espectaculares, me ayudó a derrocar una “cojonocracia”
de 23 años. Los parámetros de desarrollo no eran otros que los
atributos masculinos de mi predecesor.
Usted ha dado pruebas de capacidad literaria, no exenta de imaginación,
que le valió varias denuncias por parte del anterior equipo de Gobierno,
como consecuencia de las cuales terminó usted en prisión. ¿Cómo
fue eso?
Cives editaba unos boletines informativos en los que el análisis riguroso
de los datos que lográbamos a golpe de plenos extraordinarios se mezclaba
con el humor; tuve 13 denuncias en 11 meses y no salí de los juzgados
en tres años. Una de ellas fue por llamar “zoquetes” y “eternícolas”
al equipo de Gobierno; otra, por el título “El Felixpilfarro”;
vamos, cosas verdaderamente graves para los jueces, que me condenaron en dos
ocasiones a pagar daños morales por valor de 1.200 euros y me impusieron
dos multas de 124 y 12 euros, a lo que me negué rotundamente. Fui a la
cárcel de la Moraleja, en Dueñas, por defender mis principios
y para protestar contra la politización de la justicia y la injusticia
del sistema judicial. Fue una experiencia dura, pero enriquecedora.
Ya lleva un año gobernando. ¿Qué balance hace
de la situación?
Estoy gobernando en minoría, con la dificultad que representa el tener
a los dos partidos mayoritarios en pugna por el poder. Hay mucho que sanear
y las labores de siembra son largas, sufridas y solitarias. Pero la vida me
ha enseñado que el que siembra recoge.
Su vida parece una carrera de obstáculos. Si gana este nuevo
reto en las elecciones europeas, ¿qué habrá después?
Más sueños por realizar y más rincones por descubrir.
La fuerza de vivir en paz consigo misma le hace ganar donde otros pierden.
Quizás después de todo nos sorprenda el próximo 13 de junio.
Estaremos al tanto.
LA PETRA KELLY ESPAÑOLA
Esta mujer castellana, valiente y perspicaz, infatigable viajera, tiene una
mirada viva y penetrante y un carácter extrovertido, sereno y trepidante
a la vez, que recuerda mucho a la legendaria Petra Kelly, fundadora y alma
mater de Los Verdes alemanes.
De exquisita elegancia, convicciones profundas y aguda intuición, Josefina
Fraile es, a sus 53 años, una apasionada de las culturas del mundo. Se
hizo a sí misma en los países con los que soñó en
su infancia, cursando estudios universitarios en Estados Unidos, Italia, Francia,
Bélgica y, por último, España.
Después de graduarse en Ciencias Políticas por la Universidad
de California, hizo un Postgrado de Relaciones Internacionales en la Universidad
Johns Hopkins de Bolonia, un Master en Desarrollo Rural (cum laude)
por el Instituto Agronómico de Montpellier y un Master en Administración
Pública y Nuevas Tecnologías por la Universidad de Burgos.
Su experiencia profesional se fragua en contacto con organismos internacionales
dentro de la investigación en ciencias sociales, y en el ámbito
del desarrollo rural, proyectándose más tarde en el sector lingüístico
y de Relaciones Públicas como consultora free lance, especialmente
para movimientos asociativos en el Parlamento Europeo.
A mediados de los años 80 entró en contacto con Los Verdes españoles
de la mano de su amigo Ramiro Pinto, con quien colaboró en las movilizaciones
en defensa del Valle de Riaño, amenazado por la construcción de
una macropresa. Ramiro –después de permanecer encaramado durante
varios días a los tejados de las viejas casas de Riaño para impedir
su demolición, hasta que fue detenido junto a otros compañeros
de Los Verdes por la Guardia Civil– fue el primer candidato de Los Verdes
al Parlamento Europeo. En el devastado municipio de Riaño, el 45% de
los vecinos votaron a la candidatura de Los Verdes.
El espíritu emprendedor de Josefina Fraile, cofundadora del Foro Europeo
de la Sociedad Civil, comprometida con las luchas ecologistas en el norte de
Castilla, la hace eficaz ante los retos difíciles, el penúltimo
de los cuales consistía en dar un giro radical al estancamiento que sufría
su pueblo natal, Velilla del Río Carrión, en Palencia. No dudó
en crear un partido político independiente, el Cives (del latín
cives, los ciudadanos), para librar durante cuatro años una
batalla singular, pero que al final le daría la alcaldía, en coalición
con Los Verdes, el 25 de mayo de 2003.
Preocupada por la seguridad alimentaria y la defensa del medio ambiente, Josefina
Fraile encabeza ahora la lista de Los Verdes-Grupo Verde al Parlamento Europeo
y espera lograr un escaño en Estrasburgo para sumar fuerzas al Grupo
Verde, cuya labor se hace imprescindible para equilibrar la balanza de intereses
múltiples que afectan el futuro de los ciudadanos europeos y que no siempre
se inclina a su favor.
ESTEBAN CABAL Y JORDI BIGAS EN LA CANDIDATURA DE LOS VERDES-GRUPO VERDE
EUROPEO
Esteban Cabal, redactor jefe de Natural, y Jordi Bigas, ex-director
de la revista Integral, son algunos de los nombres que incluye la candidatura
de Los Verdes – Grupo Verde al Parlamento Europeo que encabeza la alcaldesa
palentina Josefina Fraile. Esteban Cabal, que fue concejal de Los Verdes en
los ayuntamientos madrileños de Rivas y Navacerrada, encabezó
la lista verde en las últimas europeas, logrando el respaldo de 150.000
electores. Ahora ocupa la cuarta plaza en la candidatura. Por su parte, Jordi
Bigas fue también el penúltimo candidato elegido por la Confederación
de Los Verdes para encabezar su lista europea y ahora cierra la lista como simbólico
gesto de apoyo. Otro candidato verde europeo, el gallego Guillermo Fernández
Obanza, “Mito”, ha dado también su apoyo a la lista.
Numerosos líderes ecologistas y pacifistas, alcaldes, concejales, etc.,
forman parte de esta candidatura que tiene muchas posibilidades de obtener,
por primera vez, representación en Estrasburgo. Santiago Vilanova, portavoz
de Els Verds – Alternativa Verda y ex-director del Diari de Barcelona,
actual presidente de “Una Sola Terra”, y miembro del Consell de
Medi Ambient i Sostenibilitat del Ayuntamiento de Barcelona, ocupa el nº 2 en
la candidatura. Le siguen Abelardo Lloret, fundador de Los Verdes en el Pais
Valenciá; Olga Ezquerra, de Los Verdes – SOS Naturaleza de Aragón,
fundadora de la Asociación Nacional para la Protección de la Naturaleza;
Josep Puig, ex-concejal de Ciudad Sostenible del Ayuntamiento de Barcelona,
líder del movimiento antinuclear en Cataluña y presidente de Eurosolar
España; Pep Ribas, ex-concejal de Los Verdes en San Antoni (Ibiza), ex-presidente
de Amigos de la Tierra en Baleares y portavoz del Grupo Verde Europeo; Belén
Forcadéll, decana del Colegio de Procuradores de Valencia; Felipe Martín,
portavoz de Los Verdes de Extremadura; y Josefa Santacruz, fundadora de la Asociación
de Naturalistas del Sureste y miembro de Los Verdes de la Región de Murcia.
También forman parte de la lista personas vinculadas al mundo de las
medicinas alternativas, como José Ramón Lobo, de FENACO, o el
higienista Baltasar Lorenzo, “Balta”, editor del Boletín
Crudivegano, quien regenta una casa de reposo en Andalucía.
En rueda de prensa celebrada el pasado 15 de mayo, los candidatos explicaron
cuáles van a ser los ejes de su campaña: la seguridad alimentaria,
la reducción de emisiones contaminantes y la lucha por la paz en el mundo.