El poder curativo de la colaboración 

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Cuando una persona nos propone colaborar, pensamos en trabajar codo con codo con alguien, o ayudar al otro en la consecución de un objetivo. Según la RAE, una de las definiciones de colaborar es: “Trabajar con una u otra persona en la realización de una obra”. Bueno, parece que no andábamos demasiado perdidos. Ahora, ¿alguna vez te has preguntado por qué, cuando se trata de pedir ayuda, a más de uno nos cuesta dar el primer paso?

A menudo, cuando pasamos por un bache, nos empeñamos en luchar contra el mundo sin aceptar la ayuda de nadie. Nuestro ego asume el mando y nos obsesionamos con ser los héroes y heroínas de nuestra vida, olvidando que todo protagonista que se precie tiene a su lado un fiel compañero de viaje. 

En términos de lenguaje cinematográfico, a este personaje “amigo” se le aplican distintos cometidos según la hazaña del héroe, entre ellos que este último pueda compartir sus pensamientos en voz alta y el espectador, desde su cómoda butaca, sea capaz de exclamar: “¡Ah claro, eso es lo que piensa, jamás lo podría haber deducido por sus acciones!”. Y porque, además, sería raro ver hablar en voz alta a una persona en pantalla estando sola, –Efectivamente, es que ningún ser humano habla en voz alta cuando está solo.

Pero volvamos al tema que nos interesa. Cuando profundizamos en nuestra psicología, hay varios motivos que nos llevan a este tipo de actitudes. Tal como nos cuentan en un artículo publicado por el Centro Psicológico Cepsim, además del orgullo, puede haber otros factores que nos lleven a resolver los problemas sin contar con el apoyo de los demás: experiencias pasadas, baja autoestima y los mensajes que recibimos en la infancia (Martín, 2020). Indagar en todo ello resulta complejo, así que vamos a simplificarlo en dos sentimientos: amor y miedo (Samsó, 2009). 

La vida nos da la oportunidad de mirar con los ojos del amor los traumas de nuestro pasado, aquellas experiencias que vivimos desde el miedo y dejaron heridas abiertas en nuestro corazón. Entonces no supimos gestionarlo e hicimos lo mejor que pudimos con las herramientas que disponíamos, por eso este es el momento de prestar atención a aquellas creencias que nos paralizan y nos impiden, entre otras cosas, pedir ayuda y contar con los demás. 

Asimismo, es importante cuidar de nuestra autoestima, que no deja de ser la percepción que tiene el ego de sí mismo, ya sea positiva o negativa. En otras palabras, cómo te ves. Y yo te pregunto: ¿Te valoras o, por el contrario, tienes pensamientos y actitudes negativas hacia tu persona? Esto es importante saber identificarlo, porque si te consideras alguien que asocia por ejemplo, pedir ayuda con la debilidad (Martín, 2020), obtendrás exactamente lo que proyectas. 

No obstante, más allá de todos estos conceptos, quédate con esto: todos y cada uno de nosotros hemos nacido bendecidos con la condición de ser humanos, de formar parte de un mundo interconectado en el que cada ser vivo, sin distinción, es imprescindible. Piénsalo, si no, no estaríamos aquí. Desde nuestro nivel de conciencia podemos aportar un granito a este mundo, te invito a elegir el tuyo desde el amor hacia los demás y hacia ti mismo. Este es, sin duda, el primer paso que te permitirá sentirte merecedor de las bondades que el universo ansía compartir contigo. 

La condición que nos hace humanos es estar juntos, en sociedad. Podemos trabajar en nosotros para alcanzar una mejor versión y proporcionar una mejor vida a quienes nos importan y, por supuesto, es importante dedicar un tiempo todos los días a la quietud mental; pero seamos sinceros, necesitamos de los demás tanto como el aire que respiramos. Nuestra vitalidad depende directamente de la relación que tenemos con cada ser vivo de este planeta.

Deja a un lado tu ego, ese “fantasmita” que sólo quiere que estés solo/a, que te aisla y te destruye por dentro. Escucha en cambio tu intuición, la llama que arde en tu corazón y te impulsa a seguir creyendo en algo mejor. Recuerda: haz un buen uso de tu energía, nutre tu mente y espíritu para que, llegado el momento, puedas contribuir al bienestar de los demás sólo desde el ejemplo. Y, por supuesto, cuenta con la ayuda de las personas adecuadas, no temas el rechazo y te sorprenderá lo dispuestos que estamos todos a ayudar. 

Sara Juárez Batista
Guionista. Comunicadora Audiovisual
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Bibliografía: