Invertir en árboles. Una apuesta ecológica para el nuevo milenio

    958

    Hasta ahora se decía que los árboles preceden a las civilizaciones
    y a éstas les suceden los desiertos. Sin embargo, una nueva conciencia
    ecológica está intentando, entre otras cosas, frenar la desaparición
    de los árboles de nuestro planeta. En la provincia de Albacete, en la
    Sierra de Segura, se está desarrollando un novedoso proyecto: una empresa
    ofrece a sus clientes la posibilidad de invertir sus ahorros en la compra de
    árboles, árboles que la empresa cuida pero que pertenecen al inversor
    y generan beneficio para todos.

    Últimamente se utiliza mucho el término “sostenibilidad”.
    Va siendo hora de analizarlo y precisar su significado real, porque a veces
    se proponen como “sostenibles” meras acciones de responsabilidad
    elemental. En ecología, la sostenibilidad pasa por el mantenimiento y
    mejora de los recursos del planeta. En 1972 nació el programa de la UNESCO
    “Hombre y Biosfera”, que buscaba un método para conservar
    la biodiversidad y mejorar las relaciones entre la Humanidad y su entorno. En
    el mismo año se presentó en el Club de Roma el libro Los límites
    del crecimiento.
    Treinta años después, el panorama medioambiental
    incluso ha empeorado y los elementos correctores aún no están
    masiva y adecuadamente implantados.
    La obra La próxima revolución industrial, de William
    McDonoug y Michael Braungart, analiza la ecoeficiencia: hacer más con
    menos. McDonoug y Braungart abundan en que la ecoeficiencia es un concepto admirable,
    pero sustentado en el mismo sistema que provocó el problema y suavizándolo
    con prescripciones morales y demandas punitivas. Añaden que se está
    promoviendo una reestructuración de la industria humana que Paul Hawquen
    llama “Próxima Revolución Industrial”, y que el conflicto
    entre la industria y la naturaleza es un problema de diseño grave. Y
    proponen:
    – Un diseño retroactivo: reducir, reutilizar y reciclar.
    – Aplicar los principios de la Naturaleza: producir más con menos;
    minimizar los desperdicios; reducir…
    – La basura es alimento. Todos los productos industriales deberían
    poder reutilizarse.
    – Los primeros frutos: una nutrición biológica.
    – Equidad, Economía, Ecología. Equidad es igualdad, justicia
    social; economía es viabilidad comercial; ecología es inteligencia
    medioambiental.
    Albert Einstein escribió: “Es hora de que los diseños sean
    creativos, abundantes y prósperos desde el principio. Puede que el modelo
    para la Próxima Revolución Industrial haya permanecido en todo
    momento ante nuestros ojos: un árbol”.
    Plantar árboles es una necesidad imperiosa. Más de la mitad de
    la masa forestal que cubría el planeta ha desaparecido: 29 millones de
    kilómetros cuadrados, y con ellos el 78% de los bosques primarios, se
    han extinguido en 76 países y están en grave peligro en 11. Entre
    1960 y 1995, Asia perdió 1/3 de su superficie forestal y África
    y América Latina un 18%. El siglo XXI se inició con una pérdida
    anual de 11.300.000 hectáreas; a este ritmo, el planeta puede quedar
    prácticamente deforestado en este siglo.

    Obligados a plantar árboles
    España no se ha librado. Aunque sigue siendo el país europeo más
    rico en especies forestales –con 105 autóctonas, de las cuales
    80 forman bosques propiamente dichos– la superficie arbolada ha perdido
    mucho terreno. En sólo 20 años –desde el primer Inventario
    Forestal Nacional (1965-1974) hasta el segundo (1986-1996)– desaparecieron
    1.093.374 hectáreas, y de lo que queda apenas entre el 10% y el 15% puede
    considerarse bosque denso.
    Y con los árboles se va también el suelo fértil. España
    es uno de los países desarrollados donde más avanza la desertificación,
    con el 12% del territorio sometido a procesos de erosión severa y pérdidas
    de suelo superiores a 50 toneladas por hectárea y año, y el 42%
    perdiendo 12 toneladas; una pérdida total de suelo de 1.156 millones
    de toneladas anuales, siendo Andalucía, Castilla-La Mancha, Levante y
    Murcia las regiones más castigadas.
    Las causas de la deforestación y la desertificación están
    en la mente de todos. La solución pasa por, entre otras medidas, plantar
    árboles y más árboles, reforestando adecuadamente los montes
    e iniciando plantaciones sostenibles.

    Maderas Nobles de la Sierra de Segura
    La propuesta de Maderas Nobles de la Sierra de Segura S.A. es crear plantaciones
    para la producción de madera de calidad, que generen vida y riqueza,
    sostenibles social y medioambientalmente. El motor es el negocio: clientes dispuestos
    a entrar en esta nueva economía ecológica destinando parte de
    sus ahorros a la compra de árboles; árboles que la empresa cuida
    pero que son de los clientes y generan beneficio para todos.
    Se trata de una propuesta basada en ideas simples pero contundentes:
    – La madera es una materia prima renovable, que puede, por tanto, crearse,
    simplemente ayudando a la Naturaleza a hacerlo.
    – El desarrollismo de los últimos 60 años ha talado casi
    la mitad de los árboles del planeta, ocasionando una selección
    genética inversa.
    – Plantar árboles es la única forma de que la demanda creciente
    de madera no esquilme las masas forestales que nos quedan.
    – Invitamos a los particulares a participar como clientes, compañeros
    de viaje en el tiempo de crecimiento de nuestros (sus) árboles.
    – Al final, cuando el árbol es maderable, el reparto es proporcional:
    el cliente es propietario del 90% del beneficio de la venta de la madera; y
    la empresa recibe el 10% por los gastos de preparación de los terrenos,
    cuidados, desarraigo y gestión de la venta.
    Los objetivos son sencillos y claros:
    – Vendemos la propiedad, el mantenimiento y los seguros de árboles
    que plantamos y cuidamos en nuestra propia finca.
    – Con los ingresos, adquirimos al principio del ciclo los recursos que
    garantizan la gestión de la plantación durante los 20 años
    del ciclo.
    – Socialmente, contribuimos a una distribución equitativa de costes
    y beneficios.
    – Económicamente, realizamos una gestión coherente de los
    recursos: banca ética, lanzadera de proyectos autónomos, desarrollo
    integral en zonas rurales…
    – Ecológicamente, plantamos más de lo destinado a la venta
    (y tala) y reposiciones.
    – Asumimos los criterios ecologistas, ayudando a incrementar la masa forestal
    y tratando de recuperar la biodiversidad primigenia.
    Nuestro esfuerzo por contribuir a esa “nueva revolución industrial”
    se resume en el lema de la empresa: “Invertir en árboles nos beneficia
    a todos”.
    – Al inversor, que inicia un importante ahorro activo con un desembolso
    relativamente modesto y prácticamente sin riesgo.
    – A la empresa, que consigue los recursos económicos para un ciclo
    de 20 años, sin exponerse a los vaivenes del mercado.
    – A la comarca (las zonas rurales), que recibe una inyección de
    empleo y de revitalización económica y ecológica.
    – A la industria maderera moderna, que recibe materia prima de calidad
    procedente de una gestión forestal cercana y sostenible.
    – A la sociedad, que se provee de materias primas y productos manufacturados
    de calidad y producidos en armonía con la naturaleza.
    – Al medio ambiente, que se beneficia del aumento de la masa forestal,
    de la absorción de CO2, de la generación de oxígeno y suelo
    fértil, del mantenimiento de la biodiversidad…
    Con todo esto contribuimos asimismo a concienciar a la sociedad de que trabajar
    a favor del medio ambiente es rentable también económicamente.
    Estamos viviendo un cambio de ciclo. En un futuro próximo, ninguna empresa
    será competitiva si no se demuestra ecoeficiente, si no trabaja en la
    dirección que requieren los nuevos tiempos.
    Hasta ahora se decía que los árboles preceden a las civilizaciones
    y que a éstas les suceden los desiertos. Es hora ya de cambiar la historia
    desde la cultura, la economía, el trabajo y la sensatez. Hoy tenemos
    la experiencia, los conocimientos y, eso espero, la sensibilidad para actuar
    de forma distinta, no como propietarios del planeta y sus recursos, sino como
    meros habitantes del primero y hermanos de los segundos.
    Estamos obligados a defender y recuperar los bosques. Por nosotros, por quienes
    vienen detrás, por la salud y el futuro de nuestro gran, único
    y magnífico hogar: el Planeta Tierra.