Cuando se siente dolor, tendemos inconscientemente a huir de él y a no reconocerlo como propio, buscando un alivio inmediato que nos permita olvidar la sensación dolorosa. La Eutonía, sin embargo, propone modificar el comportamiento que nos lleva a retener el dolor y reemplazarlo por el de soltarlo. Su fin último es el autoconocimiento y para ello utiliza el cuerpo y las experiencias que éste encierra. Por eso es la disciplina indicada para tratar patologías originadas por un elevado grado de tensión, como procesos reumáticos, artritis y artrosis o degeneración ósea.
El diccionario define el dolor como una sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causas internas o externas. Si se trata de un dolor físico puede adquirir muchas formas: sordo, latente, nefrítico, pungitivo, reflejo, del intestino, etc. Pero también está el dolor que se padece en el ánimo y que produce un sentimiento de pena y congoja. Cada disciplina tiene su propia forma de abordar los dolores físicos o emocionales.
Lo específico de la Eutonía es el contacto. El mismo diccionario define al contacto como la acción y efecto de tocarse dos o más cosas. Desde la Eutonía sostenemos que el contacto es un fenómeno que existe normalmente en estado inconsciente y que se refuerza dirigiendo la atención hacia la zona a contactar.
Nuestra cultura nos alienta a copiar, a seguir una moda, a vivir con la mirada externa muy despierta buscando la aprobación del otro. Nos provee de mucha información, pero no nos enseña a relacionarnos con el dolor. Por el contrario, ante la más mínima señal dolorosa, todo nuestro ser (cuerpo y mente) se tensa, se cierra; junto con la sensación dolorosa surgen pensamientos paralizantes, inhibitorios y angustiosos. Sentimos entonces que el dolor se adueña de nosotros y que nuestra calidad de vida se modifica. Se instalan conceptos como No puedo o No podré nunca más. Sin embargo, es posible aprender desde el dolor, usarlo como parte del aprendizaje.
La Eutonía es una disciplina corporal que facilita el autoconocimiento. Cada clase es una investigación sobre determinada zona del cuerpo, y el dolor es una guía para realizar esta tarea de contacto. Su propuesta consiste en habitar el espacio dolorido y ocuparlo con la atención. La dimensión del espacio interno ocupado por el dolor puede modificarse, porque las tensiones instaladas en ese lugar se distienden.
La Eutonía propone aprender a dirigir la atención para disminuir o liberar la tensión; modificar el comportamiento que nos lleva a retener el dolor y reemplazarlo por el de soltarlo.
Esta actividad se inicia con la decisión de cambiar la conducta de retener por la de soltar, así como de ser conscientes de modificar lo gestual, intentando cambiar el gesto de dolor por una actividad, un movimiento, un sutil cambio interno que permitan hacerse cargo de lo que se siente, pudiendo de esta manera utilizar los recursos aprendidos para mitigar esa molestia.
Mejoría para la fibromialgia
La Sociedad Española de Reumatología considera que la fibromialgia es una enfermedad crónica que ocasiona a quien la padece dolores en múltiples lugares del cuerpo, además de un cansancio generalizado.
La ansiedad y la depresión acompañan a esta enfermedad, al igual que a otras patologías crónicas como la artritis reumatoide o la fiebre reumática. Los beneficios que la Eutonía proporciona a los enfermos de fibromialgia surgen de la propia creación de esta disciplina.
Gerda Alexander, creadora de la Eutonía, nació en Alemania en 1906 y falleció en Dinamarca en 1994. A los 16 años, después de varios ataques de fiebre reumática, contrajo una endocarditis. Los médicos le prohibieron realizar todo tipo de movimientos y tuvo que aprender a moverse utilizando el mínimo de energía y a descansar antes de llegar a fatigarse. Estuvo postrada durante dos años, pero no fue una época estéril, ya que aprovechó para descubrir que si movilizaba sus articulaciones con movimientos sutiles, imperceptibles al ojo humano, los dolores se mitigaban. También descubrió la forma de conseguir que la musculatura conservara su tono a pesar del reposo.
Si bien la enfermedad de Gerda Alexander y la fibromialgia son patologías diferentes, la práctica de la Eutonía ofrece recursos mitigadores a ambas.
El término Eutonía fue creado en 1957 para expresar la idea de una tonicidad armoniosamente equilibrada, en adaptación constante a la actividad del momento. La Eutonía es un aprendizaje en la observación del cuerpo. Uno de sus objetivos consiste en aprender a dirigir la atención hacia el delicado mecanismo que se pone en marcha cada vez que nuestro cuerpo ejecuta una acción, y su práctica permite corregir la mayoría de los malos hábitos que nos llevan a enfermarnos. Se produce un desarrollo de la percepción, del alerta, del darse cuenta. Si bien el trabajo es corporal, la ampliación de la conciencia se produce en todas las áreas del ser.
Las personas que padecen fibromialgia a las que he tratado llegan a la consulta doloridas y angustiadas, con la desesperanza instalada en su ser; vienen con el temor de no ser comprendidas, ya que los síntomas se parecen a otras patologías que se van descartando con la realización de análisis y radiografías. El desaliento se instala en todo el entorno familiar, que comienza a dudar sobre la veracidad de los dolores. La desazón aumenta aún más la dolencia. A una persona en esas condiciones nunca le hablo de los beneficios de la Eutonía, pero cuando la lleva a la práctica y el dolor comienza a ceder debido al trabajo de contacto realizado, la persona experimenta un cambio en la tensión muscular y constata que también se produjeron modificaciones en su emoción y en sus pensamientos. Entonces comprueba que, al liberar la tensión muscular, esa liberación se produce también en su tono psicofísico. Muchas veces suele despertarse en esa persona el deseo de conocerse, de hacerse cargo de lo que le pasa, de buscar, encontrar y repetir diariamente el trabajo eutónico mitigador, y ahí comienza a funcionar el aspecto filosófico de la Eutonía: poder elegir, poder decidir, hacerse cargo de sí mismo, despertar los recursos que todos tenemos y ponerlos en funcionamiento para que cada situación dolorosa ?física o emocional? no despierte estas expresiones: ¿Por qué a mí? o ¡Qué mala suerte tengo! Se aprende entonces a reemplazar estas frases por: ¿Qué puedo aprender de esta situación?
Las respuestas a estas preguntas surgen del trabajo con uno mismo cuando se está atento al uso de la mirada interna. No es otro quien responderá a estas preguntas; en la mirada interna está la respuesta.
Hay que observar la modificación de la circulación sanguínea o energética, los cambios corporales que se producen en la temperatura, el grado de tensión, el volumen de las partes blandas? También es necesario incluir en la observación los posibles cambios en la emoción y en los pensamientos: observarlos, aceptarlos, dejarlos pasar sin juzgar, sin interpretar, dejar que fluyan? De ahí puede surgir la respuesta a un conflicto o a una pregunta.
Una vez que se asume este aprendizaje, aparece el recurso personal para enfrentarse al conflicto, a la situación de estrés o la tensión de la vida diaria
Las personas que padecen fibromialgia y han realizado el aprendizaje eutónico han constatado una importante mejoría debido a que han aprendido a vivir utilizando el movimiento eutónico; éste se obtiene cuando, una vez eliminadas las tensiones innecesarias, los músculos consiguen un tono justo y el movimiento se torna armonioso, fluido; no hay desgaste de energía, porque se establece un movimiento armonioso y que no derrocha energía.
Cuando una persona padece fibromialgia, su vida cotidiana es un padecer físico y emocional debido a los dolores físicos, la inquietud y los estados emocionales de depresión que le llevan a cambiar su estilo de vida. Sin embargo, realizando trabajos de Eutonía puede ser autosuficiente y elevar su autoestima.
Los beneficios de la práctica de Eutonía son múltiples, tanto en el aspecto físico como en el psicológico.
En lo físico aumenta la capacidad de reacción, se alivian tensiones y dolores, mejora la postura corporal, se favorece el descanso, se equilibra el tono físico, se despierta la sensibilidad y se recupera la movilidad de las articulaciones.
En cuanto a lo psicológico, se equilibra el tono psíquico, se despierta el sentido de alerta, aumenta la concentración, se adquiere seguridad, se estimulan la reflexión y la elaboración de las experiencias vitales, se agudiza el sentido de la observación y desaparece el estrés.
El dolor es parte del aprendizaje
Estos logros se consiguen aplicando los estos principios fundamentales de la Eutonía:
1.- Conciencia de piel. Es tomar conciencia de la piel como envoltura, como sostén de nuestro esqueleto y músculos, además de todos los órganos sensoriales que en ella se encuentran. Para desarrollar la sensibilidad de la piel se utiliza el tacto consciente y, a través de éste, se puede reconocer la forma exterior.
2.- Conciencia ósea. El esqueleto es nuestra estructura de sostén. Los huesos son la fuente básica de energía para cada movimiento, y en su forma está implícita su función. Conciencia ósea es la toma de conciencia de nuestra estructura ósea, del esqueleto, de cada hueso y sus articulaciones.
3.- Contacto consciente. Contacto significa ?estar relacionado con?. El contacto consciente es una forma de dirigir la conciencia, la forma de relacionarse de un sujeto consigo mismo, con un objeto, con otro sujeto o con el espacio circundante. Aquí la atención está dirigida hacia dentro y hacia fuera simultáneamente.
4.- Conciencia del espacio interno. El espacio interno es aquél donde nos ocurren los procesos fisiológicos, neurológicos, afectivos, intelectuales y psíquicos. La experiencia del espacio interno es una percepción que se va construyendo con el uso de distintos recursos de Eutonía, entre los que está, fundamentalmente, el uso de la mirada interna, recorriendo con la atención el ancho, largo, grosor, profundidad o distancias de la zona elegida para luego percibir el contenido (tejidos duros, blandos, músculos, huesos, articulaciones y órganos).
5.- Transporte. Es la utilización consciente del reflejo postural o reflejo de enderezamiento, entendiendo como tal el flujo de las fuerzas anti-gravitatorias a través de la estructura ósea de la columna vertebral, desde los pies hasta la cabeza.
Cada clase de Eutonía es una investigación sobre determinada zona del cuerpo, y el dolor es una guía para conectarse con ese espacio. Es posible aprender desde el dolor, usarlo como parte del aprendizaje. La propuesta es habitar el espacio dolorido y ocuparlo con la atención para disminuir o liberar la tensión. Se trata de modificar el comportamiento que nos lleva a retener, y reemplazarlo por el de soltar el dolor.
De lo que hemos ido explicando se deduce que la Eutonía es una disciplina muy indicada para tratar patologías que se instalan en el cuerpo debido a un elevado grado de tensión psicofísica. Está comprobado que constituye una terapia de complemento excelente para tratar la fibromialgia.
Se pueden obtener los beneficios de la Eutonía mediante clases grupales o con un tratamiento. Llamamos tratamiento a la clase individual donde el alumno, imposibilitado para realizar las tareas grupales, obtiene los mismos resultados a través del tacto y del contacto consciente que realiza el eutonista. Además, no hay límite de edad para practicar esta disciplina.
Frida Kaplan
¿Enfermos pasivos o gestores activos de nuestra salud?
La Eutonía propone la atención, la intención, la direccionalidad de la conciencia hacia el cuerpo.
Propone llenar el espacio del dolor con esos elementos y utilizarlo para realizar el aprendizaje.
Se trata de pasar de ser entes pasivos a ser trabajadores activos y aprendices corporales, apropiándonos de nuestro organismo alienado.
La medicalización de nuestras sociedades capitalistas nos educa en el uso de la analgesia para tratar el dolor.
Entramos en la trampa del consumo de recursos tecnológicos y de drogas y procedimientos diversos.
Los enfermos dependen de la industria de la salud-mercancía. Y los médicos nos colocamos en una posición de supuesto ?saber-poder? sobre el enfermo.
La Eutonía se basa en los principios del yoga y probablemente se desarrolló en las etapas precapitalistas de las sociedades, cuando los instrumentos terapéuticos eran pocos y la mirada estaba puesta en el propio ser y su cuerpo.
Las sociedades industriales han transformado a los seres humanos en consumidores pasivos de productos. Su ideología es el racionalismo científico.
La gran productividad se acompaña del actual discurso de actuar sobre los seres humanos mediante objetos industriales.
Logramos desarrollar seres adictos: sin palabras, intercambiadores de fetiches y alienados en una subjetividad vaciada por el discurso social imperante y hegemónico.
Ante cualquier signo o síntoma, se receta sin interpretar el sentido de la semiología del ser-en queja.
El círculo se cierra.
¿Por qué no abrirlo, tensarlo con el pensamiento complejo dialéctico?
Pasar de pasivos médicos a cuestionadores trabajadores de la Salud.
¿Tapar o borrar el dolor, o ayudar a atravesarlo? ¿Cuidar o curar al otro?
Dr. Alejandro Wajner