Bioconstrucción con balas de paja

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    Una vez más la realidad supera la ficción. El mito de la
    casita de los tres cerditos destruida por el soplido del lobo ha salido volando,
    nunca mejor dicho, ante la nueva ola ground (proveniente de todos los lados) de
    construirse una casa con balas de paja.

    Hay rastros de casas hechas de barro y paja por todo el mundo
    con dataciones de hace miles de años. Pero la historia de las casas hechas
    exclusivamente con balas de paja es reciente, ya que la embaladora de paja no se
    inventó hasta 1850 en EEUU. Hacia 1870 los primeros colonos de Nebraska se
    pusieron a construir casas provisionales con balas de paja mientras esperaban
    los materiales para construir las de verdad. En las planicies verdes y doradas
    de Nebraska, los colonos sólo tenían paja para construir sus casas y graneros.
    Todavía se conservan algunas de aquellas primitivas construcciones. Pronto se
    dieron cuenta de que aquellas casas provisionales funcionaban mejor que las de
    verdad y siguieron construyendo de esta manera. Las primeras casas de balas de
    paja en Europa datan de principios del siglo XX. Hacia los años cuarenta las
    guerras y los intereses del cemento y el hierro forzaron al olvido esta técnica
    bioconstructiva de balas de paja. Muchas de estas casas siguen en pie, a pesar
    del poco mantenimiento que han tenido y dan cobijo todavía a usos humanos.

    En los años sesenta comenzaron las primeras adaptaciones de
    la bioconstrucción con alpacas de paja, dentro de los movimientos alternativos
    de la nueva arquitectura californiana. El artículo de Roger Welsch para el
    histórico libro Cobijo, editado en 1973, fue la chispa que dio origen al
    redescubrimiento de las alpacas de paja como técnica bioconstructiva. En 1991
    salió el primer libro sobre construcción con paja (escrito por S. O. Macdonald).
    También se formó la asociación «Out on a Bale» y comenzó la publicación de la
    revista The Last Straw, ambos dedicados exclusivamente a la construcción con
    balas de paja.

    Desde entonces se ha producido un auténtico despertar de la
    bioconstrucción con alpacas de paja. Docenas de webs, libros, encuentros
    internacionales, experiencias autodidactas… proliferan por todo el mundo,
    desde Autralia a Inglaterra, Suecia, Rusia, España, México, América, India,
    Africa o China… Son miles las casas de paja autoconstruidas por los
    propietarios y sus amigos o construidas (según en qué países) con todos los
    permisos, proyectos de arquitecto, licencias y seguros decenales, hipotecas y
    demás parabienes legales de la construcción convencional. En Europa está la
    asociación «European Strawbale Network» (red Europea de Construcción con Fardos
    de Paja), que fue formada en 1998 y se reúne cada dos años en diferentes sitios
    de Europa, para compartir experiencias y realizar colectivamente algunas
    edificaciones de paja. Mantiene un foro activo en el internet. En Junio 2004 se
    reúne en Friland, Dinamarca (para más información www.thelaststraw.com).

    La bioconstrucción con alpacas de paja se ha demostrado como
    uno de los sistemas, sino el mejor, para unir en una misma técnica casi todos
    los parámetros de la construcción ecológica: la rapidez, la economía, la
    facilidad, el aislamiento, la bioconstrucción, el trabajo con materiales de la
    zona, el reciclado…

    Según nos contaba Iñaki Urkía (pionero y padrino de la
    bioconstrucción más purista de España) en Biocultura Barcelona (6-9 mayo del
    2005), en la conferencia que dió sobre Bioconstrucción con pacas de paja, «en la
    casa que hicimos en Alicante nos sorprendió cómo, estando en febrero en la
    sierra con vistas al mar, que hacía frío fuera vamos, sin embargo dentro bastaba
    con el calor corporal de unos cuantos para calentar el salón. No encendíamos la
    chimenea y terminamos quitándonos parte de la ropa?»

    También estaban las dos locomotoras de la bioconstrucción con
    pacas de Paja en España: Rikki y Maren, dos guerreras de la nueva era que llevan
    desde hace tiempo una heroica labor de establecer una red con todas las
    experiencias de gentes que se hacen o quieren hacer una casa de paja en España.
    Juntas, junto con otros muchos amigos más, animaron la feria en el stand de la
    paja, con sus atrevidas propuestas de autocontruirse las casas a bajo coste con
    ayuda de la red de amigos y bioconstructores que se aglutina en torno la web
    www.casasdepaja.com.

    Parece ser que, además de ser una técnica superbioclimática-bioconstructiva
    y todo lo demás, el hacerse una casa con balas de paja es HIP (güai en inglés) y
    todo el mundo quiere repetir porque resulta divertido. Vamos que te vas un finde
    con la tortilla y el saco de dormir y entre risas y pajas, los amigos te hacen
    una casa en un pestañeo. Incluso hay un libro (Rikki sabe el título) en el que
    describen cómo empiezan a las 6 de la mañana cuando llegan al terreno y terminan
    a las 7 de la tarde del mismo día, con las paredes levantadas listas para poner
    el tejado.

    Como Amish de la newage los ecopajianos se juntan, sin
    conocerse muchas veces, y comparten el gozo de levantar las paredes de una casa
    sin saber muchas veces cómo poner un ladrillo o hacer una masa de cemento. Lo
    más divertido al final es hacer el mortero con barro y paja, cal y arena o
    cualquier otra fórmula de revestimiento exterior. El acabado rugoso y sin
    esquinas, con paredes de 70 cm. por las que no entra ni el frío ni el calor,
    transfigura la paja; elevándola a la categoría de materia orgánica del hábitat
    sano.

    Y es que poner balas de paja unas encima de otras, como si
    fueran ladrillos gigantes, no tiene mucho misterio; siempre y cuando se respeten
    unas reglas sencillas, que están divulgadas hasta en castellano (en
    www.casasdepaja.com te puedes descargar más de un manual en castellano y en
    inglés) y que no requieren conocimientos especiales de albañilería o
    arquitectura.

    Existen diferentes técnicas para bioconstruirse una casa de
    paja: desde el estilo tradicional de Nebraska (las balas de paja son
    autoportantes y aguantan el peso del tejado) a las construcciones portantes (hay
    una estructura de madera, hormigón o metal que sujeta el tejado y las balas de
    paja sirven únicamente como muros aislantes) o el Método Canadiense (las balas
    de paja se usan como ladrillos y son unidas con mortero de cemento o cal).
    Recientemente ha surgido un nuevo método, promovido por uno de los padres de la
    bioconstrucción en nuestro país: Es el «Sistema de Pacas de Paja a la Cal» de
    Ismael Caballero. Se trata de un revolucionario método en el cual se sumergen
    las alpacas de paja en una bañera, excavada en la tierra a pie de obra, en un
    baño de cal viva y en fresco se colocan en la pared. Finalmente el muro se funde
    en un solo bloque cuando la cal se seca, unida por el mortero que luce las
    paredes por dentro y por fuera. Así es seguro que no entrarán ratones ni bichos
    y se pueden construir varios pisos sin estructuras añadidas.

    Este verano, en el espacio cedido por El Molino Parador de Ti
    Mismo a la Fundación Ecotopía en la Sierra de Gata (Cáceres) y apoyado por la
    revista Ecohabitar, se realizará un encuentro durante todo el mes de julio sobre
    Hábitat Sostenible en el medio rural. En él se difundirán numerosos talleres
    teóricos y prácticos impartidos por los mejores especialistas de la
    bioconstrucción, las energías renovables y la ecología de nuestro país. Y por la
    mañana se levantará una casa semienterrada con cubierta vegetal y paredes de
    paca de pajas a la cal del Método Ismael Caballero. Posiblemente dará para
    escribir un libro u otro reportaje al menos. Recomendado para amantes de lo Bio
    en el hábitat, ecoaldeanos, neorrurales y demás especies humanas que buscan la
    salida al Laberinto. (www.elmolino.ws)

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