La gran aventura de traer a un nuevo ser al mundo necesita del aporte biológico del hombre y la mujer, sin embargo, en este artículo voy a referirme mucho más a la mujer y, en particular, a su capacidad de crear vida. Todo lo que tiene relación con el ciclo femenino y con tener hijos lleva décadas interesando a las farmacéuticas, que son quienes gobiernan la sanidad. Alrededor de la mitad de la población del planeta somos féminas y, por tanto, es un filón para esta industria incorporar nuevos protocolos, medicamentos para esto o lo otro y, lo peor de todo, es que nos lo venden “por nuestro bien”.
El tema de la anticoncepción queda, de forma general, como una responsabilidad nuestra. Estoy de acuerdo que somos nosotras quienes podemos quedar embarazadas, pero si las relaciones sexuales son en pareja, ¿por qué no han comercializado métodos para reducir la fertilidad de los hombres? Desconozco si han realizado estudios sobre los efectos secundarios por tomar tratamientos hormonales durante largo tiempo, pero estoy segura de que los hay, como con cualquier otro medicamento.
Yo tomé la “pastilla” durante tres meses y mi cuerpo se hinchó, lo notaba raro, poco natural, y no quise continuar. Además, sé de mujeres que, tras prolongados periodos tomando la píldora, después han tardado mucho en quedarse embarazadas. Someter al organismo y sus ciclos naturales al control de una sustancia no lo encuentro razonable. Habría que plantearse si muchos de los problemas de fertilidad femenina podrían deberse a una ingesta de anticonceptivos demasiado larga.
Con el tema del periodo he escuchado cosas más extravagantes todavía. Sé que al menos en EEUU, se ha comercializado un medicamento que lo elimina definitivamente (siempre y cuando te lo tomes cada día, claro). Yo me pregunto, ¿qué intereses económicos o de otro tipo están detrás de estas cosas? La regla es un proceso biológico natural y, aunque reconozco que no siempre es agradable o bienvenida, es la forma que tiene nuestro cuerpo de liberarse. Durante unos días al mes nos ayuda a hacer limpieza en “nuestra casa” y nos renueva, además es la señal que indica un embarazo y el inicio y el final de la etapa reproductiva.
Diversos movimientos de empoderamiento femenino nos han ayudado a aceptar y profundizar en nuestra naturaleza cíclica, a reconciliarnos con la sangre que sale de nuestro interior y considerarla como un valioso néctar. No es algo sucio ni que haya que ocultar, es un líquido que se ha preparado para sostener vida, por eso hay mujeres que realizan ofrendas de sangre a la Madre Tierra. El uso de la copa menstrual permite esa relación de reconocimiento y, al mismo tiempo, no genera tantos residuos.
En las cuatro o cinco últimas décadas, la industria nos ha proporcionado compresas y tampones con diseños cada vez más eficientes. He escuchado en numerosas ocasiones que los fabricantes de tampones introducen sustancias que aumentan el sangrado, no sé si es cierto, pero cuando el río suena… La oferta del mercado también se extiende a un montón de productos para la higiene íntima. ¡Señoras! Nuestras vaginas tienen su propia idiosincrasia, su pH, su flora particular, etc. Cuando introducimos geles o sustancias químicas estamos rompiendo su precioso equilibrio interno.
Otra nueva moda es la de tener relaciones sexuales hasta la ancianidad. Vamos a ver, todo dependerá de si tienes libido. La excitación en la mujer no depende en exclusiva de las hormonas, también depende de nuestra cercanía emocional con la pareja. Cuando llevas tres o cuatro décadas con un señor a tu lado que sólo te mira cuando quiere sexo, ¿cómo no vas a perder el apetito sexual? No inventen más lubricantes por favor, que cada una sabe lo que tiene en su casa y ya es mayorcita para decidir lo que quiere hacer con su cuerpo.
Nos quieren convencer de que el sexo es muy sano, que activa las hormonas de la felicidad y te mantiene joven, eso será si sientes placer con tu pareja, digo yo. Sino pues lo de nuestras abuelas, mirar al techo. A las mujeres nos siguen estafando y ahora da más pena porque somos nosotras quienes creemos que somos libres para elegir. Me causa pesar oír a una mujer hablar de “tirarse a alguien”. Me parece soez lo diga quien lo diga porque denota una cosificación del “otro”, ya sea hombre o mujer. No hace tanto, tener sexo fuera del matrimonio era considerado un pecado y ahora han hecho de ello casi una obligación, ¿no os huele esto a control social?
Energéticamente al menos, opino que la que más pierde es la mujer. Nuestra motivación interna para tener relaciones sexuales suele ser la búsqueda del amor y la cercanía afectiva con el otro. Los hombres, aunque les pese, están mucho más influenciados que nosotras por el impulso biológico de diseminar su semilla y la mayoría de las perversiones vienen de la energía sexual masculina mal encauzada. Pero, volviendo al tema de la sexualidad femenina, la promiscuidad no es mala per se, el arquetipo de Afrodita como diosa poderosa continúa latiendo en nuestro inconsciente, pero a la mayoría de mujeres, cuyas mentes están imbuidas por la idea del amor romántico, no suele proporcionarnos lo que buscamos, ahí lo dejo.
El embarazo provoca cambios no sólo en el cuerpo, también en la psique y en tu universo emocional
La concepción es el hito que marca el cambio entre la mujer y la madre, de Afrodita a Deméter. La primera sería la mujer ardiente, en su plenitud sexual, y la segunda corresponde al arquetipo de la madre. El embarazo provoca cambios no sólo en su cuerpo, también en su psique y en su universo emocional porque la mujer establece un vínculo único con el hijo, una necesidad de protección y afectividad muy intensa. Tanto es así que hay ocasiones en las que la pareja se siente desplazada e incluso llega a sentir celos de su propia progenie.
Se trata de una fase en la vida donde el cuerpo femenino pone todos sus recursos al servicio de la vida que está tomando forma dentro del útero. Es un tiempo para cuidarse mucho, descansar y hacer actividades que proporcionen gozo y diversión. De la misma manera que recibe alimentación física, el embrión percibe los estados de su progenitora y se nutre de su energía emocional, por eso es importante transmitirle la gama más extensa de energías positivas.
Si la experiencia de la maternidad se produce en pareja es importante que la mujer gestante se sienta arropada, acompañada. Sentir el apoyo del futuro padre proporciona una sensación de seguridad muy beneficiosa para ella y el bebé. Además, el hombre cumple su rol ancestral de protección, algo que repercute beneficiosamente en la relación.
Si no se presentan problemas durante la gestación, se trata de una época muy hermosa. Cierto que, sobre todo hacia el final, una se siente pesada y pueden surgir molestias de última hora (dolores en la espalda o pies hinchados, por poner un par de ejemplos), pero la increíble experiencia de sentir el movimiento de tu hijo dentro y comunicarte con él es algo incomparable. No se puede explicar.
Durante este periodo conviene llevar una dieta y unos hábitos saludables. No hay que comer por dos, eso es una creencia errónea. Por eso, décadas atrás había una tendencia a cebar a las mujeres y después del parto tenían dificultades para recuperar su peso. Generalmente los obstetras recetan vitaminas y otras cosas, pero yo no soy partidaria. A veces puede producirse algún desajuste en la tiroides, pero si la mujer acepta el tratamiento hormonal, será más difícil dejarlo en el futuro. Sugiero probar previamente con acupuntura, porque yo misma he constatado su eficacia.
Mi recomendación principal es que la gestante escuche a su instinto. La medicalización de la maternidad es un invento reciente. Las mujeres llevamos milenios pariendo hijos y ahora nos tratan como si gestar fuese una enfermedad, ¡no lo permitamos! Decidamos libremente cómo queremos vivir la experiencia en vez de ponernos sumisamente en manos de terceros. Una cosa es ser precavidas y evitar riesgos y otra muy distinta dejar que nos tomen por inválidas. Hasta el mismo momento del alumbramiento, las mujeres de antes realizaban sus tareas y eran infinitamente más duras que las de ahora.
Cuando eres primeriza me parece interesante leer y buscar información de diferentes fuentes, después pasarla por el filtro de tu propio discernimiento y cuando llegues a una conclusión racional, prestar atención a lo que te dice el corazón. Durante el embarazo estamos mucho más sensibles y cualquier disgusto nos afecta el doble, por eso es imprescindible arroparse a una misma, protegerse y darse afecto. Es mejor mantener lejos a todas las personas agoreras, controladoras y negativas, aunque sean mujeres queridas de la familia.
A veces nuestras madres quieren meter baza y, con buena intención, nos hablan de sus experiencias. Sin embargo, pertenecen a otra generación y los condicionamientos y recursos de ahora son muy diferentes. Si tienes una relación estrecha y amable con tu madre no hay problema en dejarte mimar o aceptar algún consejo que te resuene. Pero si se erigen en expertas y empiezan a fiscalizar tu embarazo, es algo que resulta bastante agobiante.
La figura de la doula se ha extendido mucho en los últimos años y puede ser útil como profesional que proporciona apoyo durante la gestación, el parto y el posparto. Independientemente de si se cuenta con este recurso, también conviene acudir a las clases de preparación al parto, sobre todo para aprender a respirar convenientemente durante el proceso de dilatación y el expulsivo.
En los últimos meses del embarazo surge una urgencia natural de prepararlo todo para la llegada del bebé, se llama el síndrome del nido. Es necesario tomárselo con calma y, si es preciso, pedir ayuda. No es conveniente llegar al alumbramiento estresada por haber pintado y decorado la habitación del pequeño. En cuanto a la ropita y accesorios, la gente siempre hace un montón de regalos que suplen las salidas estresantes al centro comercial.
Aunque no me fue posible parir así, considero que el parto en el agua es lo ideal. Creo que es un elemento amable tanto para el bebé como para la madre y se puede compartir con el resto de la familia. Actualmente también hay una tendencia a vivir el proceso en casa. Se trata de una decisión personal, aunque el sistema sanitario intentará por todos los medios meternos miedo para llevarnos a su terreno. Antiguamente había mujeres que morían en el parto, es verdad, pero hay que tener en cuenta que la higiene era más escasa y la formación mas rudimentaria. Actualmente no tiene por qué pasar nada malo. No conviene dejarse llevar por el miedo.
El trato que dispensan a la parturienta en el hospital es como el que ofrecen a cualquier otro enfermo. Al elegir una asistencia hospitalaria, hay que tener en cuenta que deberemos someternos a las prácticas protocolarias que nos impongan, muy pocas veces preguntarán qué quieres. Gran parte del personal sanitario hace gala de un acusado distanciamiento profesional tomándonos como trabajo, protocolos, directrices que faciliten su desempeño, mas que como personas. Por eso, es preciso retrasar lo más posible la entrada al hospital, sobre todo si es el primer parto porque suele ser más prolongado. A pesar de tener una buena técnica respiratoria, la dilatación es un proceso largo y doloroso la verdad, pero como dicen las abuelas, en cuanto ves al bebé todo se olvida.
A nadie le agrada experimentar dolor y comprendo a quienes solicitan la epidural, aunque tengo entendido que durante el expulsivo no se tiene tanto control, es decir, se disminuye la capacidad de colaborar conscientemente en el proceso.
Una cosa absurda que sucede en el hospital es que pasas demasiado tiempo tumbada en una camilla. La cuestión es que la horizontalidad no favorece en absoluto la dilatación, es más, la alarga. Para favorecer la apertura del cuello uterino lo más inteligente es estar de pie y caminar o estar en cuclillas. Entiendo que de vez en cuando deban comprobar las pulsaciones del bebé, que no haya sufrimiento fetal y que la dilatación continúe prosperando, pero el resto del tiempo la mujer debería sentirse libre para adoptar la postura que le resulte más cómoda. Añado una vez más que conviene seguir el instinto.
El parto natural consiste en esperar a que el útero empiece a tener contracciones para abrir el canal del parto. Puede suceder que antes se produzca la rotura del saco amniótico, en ese caso el alumbramiento no se puede posponer demasiado. De cualquier modo, es otro indicativo de que ha llegado el momento. Yo no entiendo a las mujeres que escogen libremente programar una cesárea. Para el personal sanitario es un chollo, porque de esa manera se pueden organizar mejor y lo tienen todo bajo control. Lo considero aberrante, pero que las mujeres se presten a ello es estúpido, antinatura.
Cualquier práctica destinada a adelantar el parto es agresiva para el bebé
Me lo imagino feliz en la barriga de su mamá y de repente llega el desahucio y le echan a la calle, es lo mismo. Si el cuerpo no ha dado ninguna señal es que el niño no está preparado y nadie saca del horno el pan si no está cocido, ¿verdad? No se trata del número de semanas que ha vivido en ese santuario materno, se trata de mucho más que tener el cuerpo bien formado. Estamos hablando de un proceso sutil, de un alma que encarna en ese envase biológico y se rige por un espacio/tiempo diferente. No se puede forzar a nadie a nacer igual que tampoco se fuerza a nadie a morir.
Practicar una cesárea si hay riesgo me parece razonable, pero siempre que no se trate de la primera opción o la más fácil para el obstetra. Entiendo que cuando viene de nalgas o trae el cordón alrededor del cuello, instrumentos como la ventosa o los fórceps para extraer al bebé, tampoco carecen de peligros.
Por una cuestión estética, la abertura de la cesárea se realiza de forma horizontal y corta la musculatura del útero de forma transversal, es decir, contraria a la dirección vertical de los tejidos. ¿Qué problemas ocasiona esto? Pues si la mujer desea tener más hijos, es muy probable que ya no pueda tener partos vaginales porque la capacidad de contracción de la musculatura de su matriz estará disminuida.
Si el parto es vaginal, es importante tener presente que por norma general practican una episiotomía, es decir, realizan un corte más o menos grande a la entrada de la vagina. Argumentan que es para prevenir desgarros, pero aquí viene lo bueno. Resulta que los tejidos del perineo están diseñados para repararse más fácilmente si se produce un desgarro (que no siempre tiene por qué suceder) que si reciben un corte limpio. ¿Entonces por qué lo hacen? Pues porque de esa forma les resulta más fácil coserte.
Yo tuve una experiencia desastrosa con la episiotomía. Nadie te informa previamente ni te avisa de sus efectos, te la hacen sin más. Además de que se me abrieron los puntos, era un suplicio estar sentada y tuve que comprar un flotador para poder sentarme sin apoyar el peso en la zona porque era muy doloroso. Y después, cuando la herida logró cerrarse, estuve dos años sintiendo un dolor terrible cuando tenía relaciones sexuales con mi pareja. La segunda vez que di a luz pedí que no me la hiciesen y el posparto fue “gloria bendita”.
Cuando el bebé ya ha nacido surgen nuevas complicaciones. Para las personas que apostamos por un estilo de vida sin tanta medicalización, los nuevos protocolos sanitarios son un atentado a la libertad. Sin pedir permiso empezarán a suministrar a tu retoño numerosas vacunas y tratamientos variados, por ejemplo, para cerrar la fontanela. Lo antedicho anteriormente sobre los intereses de las farmacéuticas también se aplica ahora. Y si te resistes a que le suministren esas porquerías, todos los pediatras que les atiendan tratarán de meterte miedo y te acusarán de poner a tu prole en peligro, ¡no cedas al chantaje! La vacunación continúa siendo opcional.
Lo que verdaderamente refuerza el sistema inmunológico del bebé es la leche materna y todos los anticuerpos que le hemos pasado a través de la sangre y la placenta. Al nacer, su sistema debe empezar a funcionar de forma autónoma para ir interactuando con un entorno nuevo, por eso, introducirle sustancias ajenas puede interferir en su normal desarrollo. Ya están haciendo estudios que relacionan el aumento del autismo con el suministro precoz de vacunas. Por favor, infórmate bien, pues además del contenido biológico, las elaboran con sustancias que pueden ser nocivas para la salud de tu hijo.
Nuestro cuerpo está diseñado para tener una salud perfecta y lo que hace que empeore son las sustancias tóxicas que ingerimos a través del aire, el agua y la comida, tener un estilo de vida con escasa afectividad o motivación y el estrés. Si se toma un medicamento de forma puntual, el cuerpo tiene recursos para eliminar la toxicidad, pero si la tónica general es tomar medicación, hay que tener por seguro que tarde o temprano el organismo no será capaz de evitar sus efectos y dará señales de enfermedad. Es una rueda que destroza la salud de forma certera y nos hace estupendos clientes de las empresas farmacéuticas.
La lactancia proporciona beneficios al bebé a todos los niveles. Le alimenta, refuerza su inmunidad, favorece la relación afectiva madre-hijo, está disponible en cualquier momento, lugar y a una temperatura óptima, evita un montón de gastos superfluos en biberones, leche en polvo (carísima), esterilizador, etc. Como es natural, la leche materna está adaptada a las necesidades nutricionales de nuestro retoño, no así la de vaca que tiene mucho contenido proteico y por eso a veces surgen intolerancias.
La época de crianza transforma completamente la vida de la mujer. Proporciona dificultades y retos y también momentos mágicos y maravillosos regalos. No sólo crece tu progenie, tú también creces con ella. Se presentan muchas oportunidades de aprendizaje cuando tienes que tomar decisiones que afectan a otras áreas e intereses de tu vida y compaginar todos los aspectos es un auténtico desafío. En esta época también hay que dejarse guiar por la intuición para encontrar el camino más adecuado.
La vivencia de la maternidad tampoco termina cuando tu prole se independiza y deja el nido vacío. El vínculo energético y emocional se mantendrá de por vida
La vivencia de la maternidad tampoco termina cuando tu prole se independiza y deja el nido vacío. El vínculo energético y emocional se mantendrá de por vida. Incluso si no hay una buena relación madre-hijo, esa unión continuará estando presente de una u otra forma, aunque sea para recordarnos que siempre podemos intentar mejorar.
Las últimas fases de la vida reproductiva de la mujer son las del climaterio y la menopausia. Puesto que la esperanza de vida (que no la calidad de vida) ha aumentado a pesar de todo, el colectivo de mujeres que ya no sangran continúa creciendo y proporcionando muchos beneficios al sistema. Antiguamente nuestras ancestras lo pasaban con sus sofocos y otros síntomas sin mayor complicación. En aras de la prevención y de la evitación de cualquier cosa que nos cause malestar o nos reste capacidad productiva, la gente acepta todo tipo de prácticas sin pararse a pensar en los efectos a medio y largo plazo. Además, en lo que respecta al adoctrinamiento femenino, aceptar que te haces mayor y dejas de ser deseable causa mucho rechazo.
Por eso, han aumentado los negocios de cirugía estética. Ser joven es importante, pero parecerlo es más importante todavía. Estamos negando nuestro derecho a tener canas, arrugas y otras evidencias relativas a la longevidad. Se trata de un intento desesperado por evitar la muerte, por esquivar un evento que es connatural, la otra faceta del nacimiento. El proceso de envejecimiento viene incluido en el lote de la vida. No hay nada tan ridículo como ese intento desesperado por parecer lozana porque denota una falta de veracidad y aceptación de ti misma, de tu propia evolución. El arquetipo femenino que encarna los ciclos es Perséfone que, como consorte de Hades, entraba y salía del inframundo en periodos regulares. La mujer sabia ha integrado este conocimiento cíclico.
La energía masculina diseña, proporciona el impulso, la chispa, y la energía femenina materializa, construye, da forma a la idea. Ambas energías son necesarias y complementarias, ninguna es mejor que la otra por tener funciones diferenciadas, no son otra cosa que distintas expresiones de un todo.
El recorrido vital está lleno de misterio, al igual que la secuencia ordenada en la que se conforma el bebé en el interior de la matriz. No alcanzo a comprender cómo mi cuerpo creó vida, simplemente lo hizo y me siento muy agradecida por la experiencia de haber sido madre y el inmenso aprendizaje derivado de la maternidad.
María del Mar del Valle
Educadora Social y Escritora
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