El sexo es un fenómeno natural. Para disfrutar
plenamente de la sexualidad y sentirse libre y feliz es fundamental la
meditación. La meditación sexual abre las fronteras de la mente y aporta buen
humor, claridad; es un eje donde se mueve todo el círculo de tu existencia en
concordancia con la vida.
Nos consideramos una raza inteligente. Nos
llamamos a nosotros mismos «hommo sapiens», lo cual significa hombre sabio. Pero
si hacemos un poco de memoria en el pasado antiguo y miramos alrededor en el
pasado reciente podemos despertar la sospecha de que ese nombre nos quede un
poco grande. Y las pruebas están delante de nuestros ojos, sólo que no queremos
mirar y darnos cuenta. Para poner algunos ejemplos directos diré que en la
antigüedad se hacía énfasis en decir que los niños eran traídos por una cigüeña
que venía de París, o sea que se negaba la realidad del acto sexual y la
consiguiente permanencia dentro de un cuerpo femenino para nacer por el órgano
sexual, la puerta de la vida.
En el pasado reciente y, lo que es peor,
en la actualidad hay gente que le corta el clítoris sin anestecia a las mujeres
pensando que la naturaleza ha puesto algo de más o en nombre de una religión o
de un Dios que crea algo para luego darse cuenta que no tendría que haberlo
puesto… ¿No será que es para reprimir su goce, su contacto con el placer, su
fuerza de vida? ¿No será que de la misma forma que a un toro que se le castra y
se transforma en buey, perdiendo todo su brillo y poder, se hace lo mismo con
las mujeres? ¿Por qué se les obliga a taparse el rostro? ¿No será que no podemos
contener la belleza que nos produce y perdemos el control, las creencias y la
fortaleza?
En la actualidad se reprimen en televisión
algunas escenas de amor y sexualidad, cuando dos seres sienten el deseo de
unirse, pero no hay límites con películas de violencia, guerras y asesinatos…
¿No será que no hemos llegado a ser sabios en la gran materia del amor y del
sexo? ¿Por qué se viola a los niños, con casos renombrados de pederastia entre
la gente religiosa? ¿Por qué se condiciona que la gente vaya vestida con dos
piezas de ropa a la playa? ¿Por qué justamente se tapan los pechos y la zona
sexual? ¿Qué tiene de distinto? ¿No será que un biquini es el sello de una
represión? Porque si muestras la cara, las manos, los hombros, las piernas…
¿por qué no las zonas sexuales? La respuesta es simple: son dos franjas
psicológicas de represión. El biquini es la prolongación visible de la vergüenza
y condicionamiento de las zonas sagradas. Se ha reprimido el sexo a lo largo de
la historia de todas las formas posibles. Pero, por supuesto, ahora estamos un
poco más espabilados ?no puedo aplicar otra palabra? porque despiertos conlleva
responsabilidad e inteligencia. Y es espabilados porque ya no creemos lo de la
cigüeña ni lo del machismo absoluto ni lo de la castidad hasta el matrimonio…
Pero no investigamos ni vamos a la causa y los porqués de cada represión,
investigamos por curiosidad y por morbo.
Conciencia sexual
Hay también un sexo científico,
inteligente, que ya no ve los fantasmas atemorizantes sino que escucha la voz
directamente del deseo al cuerpo. Ahora vemos un poco más claramente las
mentiras del pasado. Mentiras que se fabricaron para limitar, coartar, dominar,
atemorizar, controlar y manipular al ser humano. Porque las grandes
instituciones religiosas han sabido que reprimiendo el sexo y la alegría se
puede condenar y limitar la libertad de una persona. Y es que muchas veces no
sabemos todas las enormes consecuencias que tiene la represión. Si se reprime el
sexo, se crea en la mente un archivo igual que en un ordenador que reprime, como
si fuesen virus, todo lo que sea contacto con el otro: el tacto, las miradas,
los abrazos, las palabras de elogio, la seducción.
Afortunadamente en España y en Europa, las
personas son más sueltas, más desinhibidas, y dentro de un país como España
también hay diferencias en cómo ve un andaluz o un gallego o un catalán liberal
o un catalán conservador el aspecto sexual. En América, por ejemplo en Estados
Unidos, Argentina, México, Brasil, las mujeres no hacen topless como en Europa.
Incluso puede venir la policía y llevarlas detenidas. No se pueden mostrar los
pechos que sirven para amamantar niños… ¿No te has preguntado qué tienen de
malo que no pueden verse? Por suerte y por liberación, las mujeres europeas y
sobre todo las españolas están más conectadas con su instinto y su deseo sin
ponerle tapujos ni barreras. En todas las culturas se ve la sexualidad de forma
distinta. Los esquimales, por ejemplo, te ofrecen la mujer si vas por su
casa…Ve a pedirle a un norteamericano que quieres compartir a su esposa… Y
no digo que hay que compartir a la pareja ni mucho menos, pero es obvio cómo
varía la visión sexual de unos a otros. Lo que para unos está bien y es natural,
otros se rasgan las vestiduras y lanzan la ira contenida. Por ejemplo: ¿sabías
que los judíos antiguos (algunos comentan que en la actualidad esta costumbre
continúa), ponían una sábana con un agujero a la altura de los órganos sexuales
para colocarla entre ambos cuerpos? O sea que está el hombre, la sábana y la
mujer…
¿Por qué ponemos distanciamientos? ¿Por
qué no puede el cuerpo sudar, vibrar, sentir, estremecerse hasta perder los
límites de la mente y abrir las puertas al éxtasis (del griego: salir de uno
mismo) y al salir de ti encontrarte cara a cara con la divinidad?
El sexo es un fenómeno natural, adherido a
nuestra existencia y también el medio de reproducción de la especie humana. El
sexo es la forma en que dos seres pueden sentirse uno a través del deseo que es
el puente que los une. El sexo revoluciona nuestra biología constantemente
produciendo endorfinas, adrenalina, excitación y también apegos, dependencias,
controles.
Sexualidad equilibrada
Todos los excesos son malos. Ni desenfreno
descontrolado ni represión. Ni lujuria y morbo ni castidad y abstinencia. La
conciencia sexual nos indica cuándo el sexo es un medio para crecer y sentir la
unidad quitando todo sentimiento de vacío o límitación. Usando la conciencia
podemos trascender nuestra condición animal y volvernos más humanos y más
cercanos a la espiritualidad que mora en cada uno. Y es a través de la energía
sexual canalizada que podemos ser más sensibles, más auténticos, más vitales,
más jóvenes, más sonrientes, más felices. Porque si miras a los ojos de las
personas, ese brillo especial, esa paz interna que surge de estar bien en muchos
aspectos y en el sexual nos da la imagen de salud, de plenitud, de satisfacción.
Cuando las personas están bien sexualmente
este bienestar se traduce a otros órdenes de la vida. El tema sexual está a flor
de piel en todas las conversaciones, en las revistas, en los medios de difusión,
en los anuncios publicitarios. Hay hambre sexual. Y es lógico, ahora estamos
avanzando a través de milenios y queremos conocer. Mucha gente ya no se conforma
con el típico acto sexual que dura unos minutos o para liberar la eyaculación,
dar media vuelta y a dormir. Sabemos e intuimos que hay algo más que no ha sido
revelado. Nuestra alma siente que hay una mística detrás del sexo que no hemos
captado todavía.
Y esta mística es la posibilidad de sentir
el sexo como una vía de acceso a una experiencia espiritual. La trascendencia de
los instintos en pos de un viaje hacia la luz del alma. Y la mayoría de las
religiones no han querido que esta puerta de vida esté abierta para la masa, por
ello han grabado en el inconsciente colectivo el sinónimo de pecado, culpa y
represión en la mente de la gente como quien programa un ordenador. Nietszche
dijo: «Las religiones habían tratado de matar el sexo pero no lo han conseguido,
y ahora el sexo no está ni vivo ni muerto, sino envenenado».
La conciencia nos indica que no hay
condena ni impedimento para que los amantes puedan sentir que vuelan hacia su
cielo interior de placer y conciencia unidas, hacia un estado de profundidad
espiritual a través del acto sexual.
¿Hasta dónde puedes llegar con el sexo?
«El sexo es sólo el principio, pero si te
pierdes el principio no podrás ver el final.» Osho
Previo a la unión sexual entre dos seres
han sucedido antes varios fenómenos. Generalmente el primer paso es la atracción
visual, (aunque ahora también el primer contacto pueda ser por internet y no
verle la cara). La mayoría de las veces los ojos nos llevan a mirar aquello que
comenzamos a desear. Junto con la vista, aparece una lluvia de hormonas y
movimientos internos energéticos que nos sacan de la rutina habitual.
Nace la atracción energética. Adherido a
ello le sigue el deseo. ¿El deseo de qué? En profundidad es el deseo de ser uno.
Lo que Platón llamaba el recuerdo del andrógino, la vuelta a la unidad. En las
hondas capas de nuestro ser lo que anhelamos es el origen primario, cuando no
había dualidad sino la unidad original. El misterio. Un misterio que ha dado
tanto movimiento a lo largo de la Historia. Claro, no es tan simple. Lo que
primeramente se puede unir es la atracción energética, luego la atracción física
y por último la atracción de las almas. Es una trinidad de luz que no siempre se
produce. Por ello da tanto dolor de cabeza encontrar a «la persona» que te
complete.
Sanación sexual
El primer punto de inicio a saber es que
ya somos completos. Ya tenemos una perfección adherida, una luz. Cuando esa luz
interior está encendida podemos encontrar otra luz para que en la unión las
fronteras de las llamas individuales se disuelvan creando una llama más potente
y clara. Si la llama no se disuelve en la otra llama siempre quedará el ego. Y
el nacimiento de lo que llamamos amor y conexión no se producirá. Hay que
olvidar el ego para amar. Hay que dejar que la llama del alma irradie
plenamente. En la actualidad, estar solo también es una elección individual.
¿Será porque no es tan fácil encontrar a la otra parte? ¿Será que la gente se
cansa de buscar? ¿Será porque estando solo mantienes tu libertad? ¿Será que tus
amantes y parejas te han dado experiencias de dolor? Pueden ser muchos factores.
Pero, ¿dónde puedes llegar con el sexo? En
última y más profunda instancia a la iluminación espiritual. A descubrir la
unidad del espíritu que hay dentro tuyo con todo lo que existe. Toda la creación
es un fenómeno sexual, de atracción de los polos en completa armonía, entonces
cuando te sumerges en el océano de vida como una gota más, esa gota se disuelve
en la conciencia universal. Ser uno con la vida, expandir la percepción, abrir
el interior. Es una transformación, una elevación a lo divino a través del
instinto sexual. Has conducido tu motor hacia la ruta adecuada. ¿Y existe una
ruta equivocada? Sí. Cuando llevas tu energía sólo hacia el exterior, cuando lo
único que haces es satisfacer un impulso y la atracción, no hay
retroalimentación, hay descarga y satisfacción con su consecuente desgaste pero
no una transformación energética ni espiritual. Este punto es lo que tenemos que
enriquecer con técnicas y aplicaciones de sexo tántrico. Es como el diamante y
el barro. La energía sexual es como una cerilla, un fósforo para encender el
fuego interior. Cuantas más cerillas gastes, también se consumirá al tiempo el
fuego interno, el deseo, la atracción. Después de un tiempo con la misma
persona, si no hay un trabajo energético-sexual-espiritual esta primera
atracción se va diluyendo. Los cuerpos dejarán de atraerse. Es una ley
energética: cuando algo llega a su máximo esplendor, se transforma en el
opuesto. Perderás el gusto por la misma comida. Y si encima tu ritmo de vida es
estresante, te cansa el cuerpo y no te alimentas bien, no fabricarás tanta
energía sexual.
Unir sexualidad y espiritualidad: sexo más meditación
¿Qué es lo sagrado? Todo lo que es un rito
sagrado, es difuminar y convertir en magia las emociones del momento. No hay
nada más importante y más poderoso que el momento. Cuando tenemos el «aquí te
pillo, aquí te lo hago, y acabo en unos segundos», claramente muestras que a tu
yo espiritual le falta mucho lustre. Tú no quieres tener un hombre así, ni
tampoco quieres a una mujer así, no los quieres, porque lo que hace que el amor
sea mágico no es el acto, sino la sacralidad que lleva al acto, porque todo ello
es mente.» Ramtha
La unión del sexo y la meditación aporta
éxtasis. La fuerza de la vida con la fuerza de la conciencia. La generación de
una corriente energética-existencial que inunda el corazón y la piel. La
meditación significa estar en el centro de uno mismo. Al anexar la meditación a
la actividad sexual podemos decir que tenemos un gran barco (la energía sexual)
con un excelente capitán (la conciencia). Y, de la misma forma que un navío
necesita una guía para saber dónde llegar, nuestra energía sexual instintiva
necesita la conducción que la meditación ofrece.
Meditar es divertido, es profundo, no
ocupa lugar ni tiempo, es una actitud, es la relajación y detención de la mente
con sus parloteos y resortes críticos, moralistas y represores. O incluso la
mente lujuriosa también la detiene. La meditación deja que la experiencia del
sexo tántrico sea una experiencia desnuda de cuerpo y de nuestro interior.
Genera sensibilidad, amplifica el placer porque puedes sentirlo con más
expansión interior, dota de poder y sutileza. Los amantes se vuelven dioses, de
cuerpos y almas en unión. Es además, más divertido, más intenso y más ordenado.
La meditación silencia el instinto ciego desbordado y que puede contigo. Tú te
quedas relegado a un segundo plano cuando el instinto con su fuerza reproductiva
te hace eyacular sin que quieras o no te deja tener un orgasmo real. La
meditación amplía enormemente el tiempo de la experiencia sexual de la misma
manera que amplía tu capacidad interna. No eres un simple animal que jadea unos
minutos, se fricciona con otro cuerpo, dice cuatro o cinco palabras sin sentido
y ¡chas! eyaculación y conclusión. Eso no es inteligente, es la misma copia que
hace un perro o un caballo para reproducirse. Nuestra conciencia de hombres
sabios nos desliga de lo puramente instintivo y animal.
Al inicio la fricción es similar, pero
cuando empieza a calentarse tu motor sexual lo detienes como quien se detiene
para subir una montaña. Miras el paisaje, te deleitas, tomas conciencia de que
tu mujer o tu hombre está allí, completamente desnuda para ti, con entrega,
puedes besar, chupar, oler, mirar, tocar por todos lados, descubrir su universo
en el cuerpo y lo que lleva a ponerse la piel de gallina, la sensibilidad
erótica, el juego de la energía sexual. Disfrutas. Gozas. Sientes. Meditas.
Cambias de postura. Te sientes en completa satisfacción. Y al meditar se inicia
la elevación energética de la energía Kundalini, el motor psico-sexual que
tienes en el primer chakra. Al subir este fuego ígneo comienzan a encenderse y
potenciarse cada uno de los centros energéticos, tus chakras. Éste es un punto
clave a la hora del éxito en la fabricación del fuego amoroso entre los amantes,
de lo contrario con el tiempo viene el fantasma de la rutina, la falta de deseo
y la búsqueda de nuevas energías.
Meditar es estar plenamente en el
presente, con los sentidos despiertos, alerta y con una receptividad abierta y
activa. Meditar es abrir las fronteras de la mente. Es sentir el silencio como
un amigo. Tienes despertar, no estás con la conciencia dormida sino que con
atención, creatividad y alegría. La gente que practica la sexualidad tántrica
meditativa se ríe, es abierta, no tiene defensas psicológicas ni emocionales, se
expresan, son dulces, simples, divertidos. La meditación sexual aporta buen
humor, claridad, es un eje donde se mueve todo el círculo de tu existencia en
concordancia con la vida. No tienes frenos ni cositas raras en tu cabeza, y
sobre todo, te ayuda a saber quién eres detrás de toda máscara. ¡Y eres
puramente auténtico!
Creatividad a través de la energía sexual
En mis viajes por México y por Grecia he
investigado que tanto los Mayas antiguos como los Sabios Griegos, tenían muy
clara la relación entre sexo-meditación-espiritualidad-divinidad. Y ellos
dejaban que el poder sexual se canalizara luego como obras creativas. ¡Y mira lo
que han hecho!
¿Has visto las pirámides del sol y de la
luna en Tehotihuacan? ¿Has subido a la pirámide de Chichen Itza? ¿Has caminado
por esa tierra sagrada? ¿Has visto el impacto de estar en la Acrópolis de
Atenas? ¿Has entrado en el Templo de Zeus? ¿Has visto los monumentos que dejaron
los antiguos? Eso es la creatividad en su máxima potencia, es Dios creando a
través de los hombres. ¡Cómo no caer de rodillas ante tanta belleza! Estas
culturas sabían que sin distracciones externas, donde la vida era consagrada al
placer, al estudio del universo, al auto conocimiento y la sabiduría, al uso
libre y espiritual del sexo en libertad, producían tantas obras artísticas
dentro de la literatura, la escultura, la ciencia, la arquitectura, la
pintura…
Dentro de cada uno hay un dios y una diosa
dormidos que esperan despertar. Si potencias el poder del sexo junto a la
meditación y la inteligencia de forma creativa, verás lo que sucede. ¡Serás como
miel para las abejas!
Cuando usamos el pensamiento y conducimos
la energía sexual, durante el acto o en solitario, podemos imprimir energía a
ese proyecto o pensamiento que tenemos en mente. Esto es algo que aplicado puede
cambiar tu forma de ver la vida, de sentir, de trabajar, de confiar y de tu
capacidad amorosa. Te invito a que lo pongas en práctica, que te des al menos 21
días de trabajo con tu energía de vida o que inicies el profesorado de yoga
tántrico para aprender todas las técnicas en tu cuerpo y sentir los efectos.
Quizá en ti se manifieste de otra forma primeramente, o quizá se potencie si ya
la estás canalizando. La energía es inteligente y sabe qué puertas abrir en cada
persona.