Bíoquimíca y energía de los elementos químicos

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    En
    estos momentos, en los que desde las Administraciones Europeas se duda de la
    importancia de las sustancias químicas en el mantenimiento de la salud, me
    parece oportuno resaltar algunos de los papeles fundamentales que juegan para el
    buen funcionamiento de nuestro organismo, abordando su importante acción
    bioquímica, responsable de regular todas las funciones fisiológicas, así como el
    papel que representan en la generación de la energía necesaria para el
    mantenimiento de la vida. Por lo tanto, a continuación vamos a tratar de las
    enzimas y de las transmutaciones atómicas de los elementos.

    Los elementos químicos que figuran en la tabla periódica
    existen en la naturaleza porque son necesarios para la vida, si no, no tendrían
    razón de existir. La Naturaleza no se adorna, y todos y cada uno de ellos
    desempeñan su papel bioquímico en nuestro organismo y están en una cantidad
    inversamente proporcional a su tamaño atómico. Los elementos que necesitamos en
    más cantidad son los que tienen un menor peso atómico, esto es, los de una
    estructura atómica más sencilla y forman la composición de los principios
    inmediatos de los alimentos, el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno,
    etc., que forman los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas y que se
    encuentran en nuestro cuerpo en cantidad ponderal y tienen un peso atómico menor
    a 20, a continuación están los elementos de peso atómico entre 20 y 40, como el
    sodio, potasio, magnesio, calcio, el silicio, etc., que conforman las sales de
    Schüssler, y que se encuentran en una concentración de una millonésima.

    Después figuran los oligoelementos con peso atómico superior
    a 40 y en concentraciones dentro de nuestro organismo del orden de una
    cienmillonésima, como el cinc, el cobre, el manganeso, el cobalto, la plata, el
    oro, etc. Posteriormente se han ido descubriendo nuevos elementos, que al tener
    una estructura atómica más compleja, están en unas concentraciones aún más
    bajas, por lo que se van detectando según disponemos de métodos analíticos más
    avanzados que nos permiten identificar sustancias en cantidades infinitesimales.
    Este es el caso del vanadio, cromo, molibdeno, selenio, etc., de tal forma que
    llegaremos algún día a comprobar lo que decía al principio, que todos los
    elementos inorgánicos que existen en la Naturaleza están presentes en nuestro
    organismo y desempeñan su papel para un correcto funcionamiento biológico y
    energético de nuestro cuerpo, como veremos a continuación.

    El papel de las sustancias inorgánicas en nuestra salud

    Las sustancias inorgánicas nos relacionan con nuestro medio y
    la atmósfera en la que vivimos, la cual debe tener la adecuada concentración
    iónica para permitirnos una vida en salud. Hay determinados lugares en el mundo
    que sufren vientos continuos, con lo que las concentraciones de iones en la
    atmósfera disminuyen, lo que produce trastornos del sueño, trastornos
    digestivos, etc. La concentración ideal de iones en nuestro medio ambiente debe
    de ser aproximadamente 5,000 por m³. A finales del siglo pasado, los rusos
    demostraron que una adecuada concentración adecuada de iones en el ambiente
    favorecía un mejor rendimiento físico en sus atletas, lo que produjo la moda de
    los ionizadores de aire en oficinas, casa, etc.

    Las enzimas, descubiertas por Pasteur a finales del siglo XIX,
    son sustancias que regulan la bioquímica de nuestro organismo y rigen el número
    y la velocidad a la que se producen. La primera enzima que se identificó fue la
    ureasa que aumenta la velocidad de descomposición de la urea en anhídrido
    carbónico y amoníaco en cien mil veces. Hoy se conocen más de trece mil enzimas
    diferentes y cada una de ellas es específica de una reacción. Todas las enzimas
    necesitan un elemento inorgánico para ejercer su función, bien porque forme
    parte de su molécula (metaloenzimas) o porque necesitan la presencia de un
    elemento inorgánico para hacer su trabajo (enzimas metaloactivadas).

    Otro rol que desempeñan las sustancias inorgánicas es
    aportarnos la energía necesaria para mantenernos vivos y en estado de salud. No
    se puede pensar que mantenemos toda la actividad de nuestro organismo
    (circulación, respiración, fabricación de hormonas, reproducción de las células)
    las 24 horas del día, estemos despiertos o dormidos, únicamente con la energía
    que aporta una dieta de 2,500 o 3,000 calorías. Toda la ingente energía que el
    funcionamiento de un organismo vivo precisa, viene dado por las transmutaciones
    atómicas de los elementos inorgánicos.

    Como decíamos al principio, las sustancias inorgánicas están
    en nuestro organismo en una cantidad inversamente proporcional a su estructura
    atómica, esto es, a la cantidad de neutrones y protones que contenga su átomo.

    En muchas ocasiones, hemos observado que en un tratamiento de
    déficit de calcio, como el retraso de la consolidación de una factura ósea,
    raquitismo, etc., la administración única de calcio no soluciona el problema,
    hay que administrar potasio o magnesio para obtener una respuesta al
    tratamiento.

    Mediante las reacciones más sencillas de la química
    inorgánica, como la oxidación y la reducción, los elementos inorgánicos se
    transmutan aportándonos una energía ingente que sí justifica que todos nuestros
    procesos biológicos estén continuamente produciéndose.

    En el caso que comentábamos, el calcio tiene un peso atómico
    de 40 y el potasio de 39, mediante una reacción de reducción, añadiendo un átomo
    de hidrógeno, el potasio se transmuta en calcio, o mediante una reacción de
    oxidación en magnesio de peso atómico 24 se transmuta en calcio. La famosa bomba
    sodio-potasio, responsable del equilibrio de líquidos en nuestro cuerpo,
    mantiene su equilibrio mediante continuas transformaciones de
    oxidación-reducción, entre el sodio de peso atómico 23 y el potasio de peso
    atómico 24.

    Y así sucesivamente como vemos en el diagrama, son continuas
    las transmutaciones que entre elementos inorgánicos se producen en nuestro
    organismo, para mantener las concentraciones iónicas a un lado y otro de las
    membranas en la proporción adecuada, y permitir así los procesos osmóticos, para
    facilitar las formación de las enzimas, pero sobre todo para que con estos
    cambios de estructura atómica, obtengamos la energía que necesitamos para
    mantenernos vivos y en estado de salud.

    Un ejemplo muy significativo es el tratamiento clásico del
    asma alérgica con el oligoelemento de manganeso: si vemos los resultados
    analíticos de un paciente con asma alérgico, todos los parámetros están en hipo,
    hipotensión, hipoglicemia, etc., de tal manera que en una crisis de ahogo, el
    mejor remedio es un sobre de azúcar, el único parámetro que está elevado es el
    potasio, hay una hiperkalemia porque no hay capacidad en ese organismo para
    transmutar el potasio peso atómico 39 mediante una reacción de oxidación, en
    manganeso peso atómico 55, por lo que hay que aportar manganeso.

    En esta explicación he querido resaltar algunos de los
    importantes roles que juegan las sustancias inorgánicas en el mantenimiento
    normal de todos los procesos biológicos de nuestro organismo y, en consecuencia,
    de nuestra salud.