Después de
ser ninguneados y marginados durante décadas por la Administación y de sufrir
todo tipo de agravios y persecuciones por parte de la clase médica ?oficial?,
los médicos naturistas (o una parte de ellos) han decidido pasar a la ofensiva y
poner fin al ostracismo al que habían sido injustamente condenados. Desde el
pasado mes de julio cuentan con su propio ?Colegio de Médicos Naturistas?
supuestamente legalizado por ?silencio administrativo? en virtud de la Ley 4/99
y al que ya se han adscrito más de 20.000 profesionales de la salud. La
iniciativa ha irritado sobremanera al Colegio Oficial de Médicos, que amenaza
con iniciar acciones judiciales contra los naturistas, y ha colocado contra las
cuerdas a Celia Villalobos, Ministra de Sanidad.Hasta ahora, decenas de miles de
médicos naturistas (acupuntores, homeópatas, naturópatas, osteópatas,
higienistas…) ejercían su actividad en España pese a carecer de titulación
oficial y reconocimiento legal, lo que les situaba en una posición de
semiclandestinidad nunca deseada. Muchos de ellos tributan a Hacienda como
?profesionales parasanitarios?, pese a que nadie sabe muy bien el significado de
este epígrafe fiscal de difícil encuadre jurídico. Lo cierto es que se trata de
un colectivo muy numeroso, decenas de miles de personas que llevan a cabo una
labor social encomiable y que se ven obligadas a moverse en un marco de
irregularidad por culpa de los gobiernos de turno, que se empecinan en no
regularizar las medicinas naturales, alternativas o complementarias, pese a que
existe una clarísima recomendación del Parlamento Europeo en ese sentido. Este
colectivo ha resistido los embates del poderoso Colegio ?Oficial? de Médicos,
que se opone con uñas y dientes a su legalización y les acusa sistemáticamente
de intrusismo profesional. Los tribunales, sin embargo, han otorgado su amparo a
los médicos naturistas con sentencias como la pronunciada por la Audiencia de
Zaragoza el pasado mes de mayo en la que se afirma tajantemente que ?ni el
ejercicio de la medicina natural ni el de la acupuntura constituye delito de
intrusismo, ya que estos actos no están atribuidos a una profesión que precise
para su ejercicio de la posesión de un título oficial?.Pero lo que de verdad ha
hecho prender la llama de la polémica ha sido la reciente publicación por parte
de la CIA-MAN, el pasado mes de julio, de numerosos anuncios a toda página en
los principales diarios del país, en los que se hacía público la reciente
creación del Consejo General de Colegios de Médicos Naturistas. A consecuencia
de ello, el presidente de la Organización Médica Colegial Ignacio Sánchez
dirigió una poco elegante misiva a Fermín Cabal, presidente de la CIA-MAN,
instándole bajo amenazas a desmentir públicamente la supuesta existencia de un
Colegio de Médicos Naturistas.Por su parte, Fermín Cabal ha respondido
recriminando al Colegio de Médicos el uso ilegítimo del término ?oficial? en sus
escritos ?que no se ajusta a derecho?, y recordando que, según la legislación
vigente, no se puede pretender ostentar ningún monopolio en este terreno ya que
actualmente pueden coexistir diferentes ?colegios médicos?.Esta polémica ha
situado en una posición extremadamente incómoda a los médicos naturistas que
poseen titulación académica oficial. En un reportaje publicado recientemente en
la revista Interviú, el Dr. Gabriel Contreras, presidente de la Asociación
Española de Médicos Naturistas, que aglutina a cerca de un millar de médicos
naturistas con diplomatura oficial, se desmarcaba del recien creado Consejo
General de Colegios de Médicos Naturistas, pero reconocía que ?gracias a esta
controversia es posible que el Ministerio de Sanidad y la OMC se den cuenta de
una vez de que la medicina natural tiene que estar mínimamente regulada?.Tampoco
ha sido del agrado de asociaciones como Fenaco, cuyo presidente Manuel Navarro
asegura que está negociando con Sanidad la apertura de un registro oficial de
profesionales naturópatas como primer paso para la regularización del sector.El
caso es que, hoy por hoy, tal como están las cosas, incluso la mismísima
Ministra de Sanidad (quien, por cierto, se trata con homeopatía) tendría serias
dificultades para responder coherentemente a la pregunta de si es legal o no el
ejercicio de la medicina natural en España.