La vida humana es inexorablemente relación. No vivimos aislados. La relación
se extiende desde lo más hondo, íntimo y personal del ser humano
hasta redes invisibles por todo el planeta.
Podemos preguntarnos de muchas maneras: ¿cuál es el propósito
de la vida?, ¿para qué estamos aquí?, ¿qué
es lo que más valoramos? La respuesta revelará siempre el tipo de
relación que se tiene con la vida. Puede ser material, sentimental, mística,
científica, filosófica, artística o una combinación.
Todos queremos comprender lo que nos pasa, desde lo más superficial hasta
lo más profundo.
Tenemos que reconocer que nuestros métodos de educación no distinguen
entre las diferentes formas de percepción –ni sutil ni ambiental.
La información, ya interpretada y catalogada, se transmite en su conjunto
a todos por igual, lo que influye enormemente en la inspiración (o falta
de) producida en el estudiante, y en la aplicación que se pueda hacer en
la práctica. No a todos nos atraen las mismas verdades.
El tema de lo espiritual o metafísico, por ejemplo, requiere un estudio
sensitivo para que no sea censurado por un lado, o analizado de forma materialista
por otro. Requiere una cierta postura de neutralidad y receptividad, conjuntamente
con el empleo de una mente libre de preconceptos. Para esto he creado programas
de estudio enfocando las variadas formas de percepción, basándonos
en su ingrediente principal: la energía subyacente.
La anatomía energética humana
La forma en que las diferentes clases socio-económicas y culturales se
relacionan sutilmente con la vida no proviene de sus diferencias sociales, y tampoco
encaja dentro de marcos psicológicos conocidos. Son el resultado de una
estructura energética particular que hasta ahora no ha sido discutida seriamente
porque su detección depende enteramente de un entrenamiento austero y subjetivo.
Pero no podemos continuar excluyendo de nuestra consideración la calidad
espiritual subjetiva del ser humano, relegándola a los rangos de la metafísica
inalcanzable, o disecándola dentro de un laboratorio psicológico.
La naturaleza de cada individuo varía enormemente y depende básicamente
de la constitución física y energética tanto, si no más,
que de la socio-económica y cultural. El estudio de la anatomía
energética humana nos ofrece el denominador común que posibilitaría
una paz y convivencia duradera, y una comprensión de las dinámicas
energéticas subyacentes a toda manifestación, sea ésta individual
y personal, sea grupal, social o planetaria. Lo mismo se aplica a condiciones
naturales y ambientales.
Cada ser humano ha forjado una explicación para la vida basada primariamente
en sus propios recursos individuales de percepción. El estudio de la estructura
energética individual aclararía los conflictos y diferencias, los
lazos y las relaciones que existen dentro de una humanidad posible y de ésta
con su ambiente.
La Percepción
Tanto para la percepción del entorno como para la del mundo interior utilizamos
dinámicas sensoriales, aunque de formas diferentes. Los sentidos son usados
en un primer instante de forma directa y tangible, y en una segunda instancia
de forma intuitiva-deductiva. Para esta segunda se necesita preparación.
Podríamos decir que es más fácil relacionarse con el mundo
tangible ya que existe un consenso de opiniones. No así con el mundo interior
que consiste en un camino básicamente solitario y de fenómenos subjetivos.
Es por esta razón que hasta ahora no se conoce ese territorio, ni se imparten
maneras de transitarlo.
Las formas de percepción derivan de las diferentes anatomías energéticas
y como cada cual está dotado de un sistema individual e independiente,
no deberíamos comparar. Cada individuo es perfecto y coherente en sí
mismo. Lo que contrasta radicalmente con las formas de comunicación y de
enseñanza en el mundo actual. Esto presupone la necesidad de un cambio
drástico en la forma de pensar individual.
Energía y Frecuencia Vibratoria
Para poder entender los parámetros de cómo diagnosticar y comprender
las diferentes anatomías energéticas, tendríamos que abordar
el tema de la energía, donde nos depara la misma dualidad que vimos en
la percepción. Se usa un sistema de técnicas y medidas para lo que
se conoce como energía física basada en calor, pero el mismo sistema
es incapaz de discernir variantes ultra sensoriales. Las frecuencias energéticas
relacionadas al mundo físico son bastante más densas y lentas que
las asociadas al pensamiento y a otros fenómenos sutiles. Existen tecnologías
apropiadas para identificar ondas mentales, supra-mentales y otros fenómenos
intangibles, pero no hay mejor máquina para ello, que la que vestimos como
seres humanos, aunque aun no sepamos usarla ni valorarla.
Se conoce que toda forma emite energía y que cada campo desprende múltiples
frecuencias u ondas vibratorias. Por medio de ciertos entrenamientos el ser humano
es capaz de detectar campos energéticos que van más allá
del tiempo y del espacio, y que penetran dentro de la propia estructura física
y psicológica de toda forma. Al alcance del hombre moderno está
el diagnóstico de su propia fenomenología y la de su ambiente directa
e inmediatamente.
La Neutralidad
Una vez que hemos comprendido las divergencias y necesidades de cada uno de nuestros
cuerpos (físico, emocional y mental) por separado, podremos identificarlas
fácilmente, aislarlas apropiadamente, y concentrarnos en el uso facultativo
de la inteligencia perceptiva de manera neutra, sin el riesgo de contaminación
emocional o carencia personal. Podremos administrar cada cosa en su lugar y en
su tiempo justo. Los problemas personales no nos cegarían, ni los asuntos
profesionales nos obstaculizarían el vivir nuestras vidas plenamente.
Autenticidad vs. Imitación
El conocimiento de la base energética del mundo material e intectual, sutil
y espiritual nos ofrece posibilidades inéditas para comprender las dinámicas
entre individuos y grupos, y también entre personas y el ambiente. Elimina
la competencia negativa, y la avaricia del deseo de poder y de acumulación.
Nos contentaremos en ser y en percibir la bella y aun simple complejidad de la
creación de la cual somos causa en todo momento. Ya no correremos riesgo
de perdernos en una asimilación progresiva y descontrolada pues comprenderemos
la verdadera individualidad dentro de lo colectivo, y valoraremos tanto una como
la otra. Estaremos fuera de la rueda del automatismo.
Ecología y Cultura
El estudio sistemático de la anatomía sutil de formas y fenómenos
nos revela el fundamento de perfección de la naturaleza y del tenue equilibrio
dentro del mismo, así como dentro de nosotros mismos. Vemos las correspondencias
entre el interior y el exterior, y entre el hombre y el ambiente. Una vez “visto”
no podemos olvidarlo.
La idea es formar líderes que puedan aplicar estas nuevas técnicas
a su manera y en sus diferentes ámbitos de actuación, y despertar
a otros por medio de una re-educación indirecta implantando y evocando
nuevos paradigmas, sin jamás violar el espíritu de libertad que
es nuestro derecho.
Armonía
El fin de todo acto humano, en el verdadero sentido de la palabra, es la armonía
de sus partes y del conjunto, elementos básicos de la belleza y del amor.
Esto es posible sólo si se respetan las diferencias y las leyes naturales,
usando el poder de intervención de forma apropiada. Cuando conocemos las
leyes que nos rigen en todos los niveles estamos en condiciones de cumplir nuestro
papel como ser humano digno. Así usaremos nuestras facultades, capacidades,
y poderes de actuación de una manera conciente, responsable y sabia.