Las
enfermedades reumáticas y artríticas han sido durante mucho tiempo un problema
importante de salud para la humanidad desde tiempos muy remotos. Sólo en España
afecta a más de siete millones de personas y constituye la segunda causa de
incapacidad permanente, después de las enfermedades cardiovasculares.
Para combatir el dolor de los huesos y
articulaciones la medicina tradicional ha creado un sinfín de productos y
fármacos como tratamientos paliatorios, pero ha sido a través de las diferentes
aplicaciones de las terapias naturales, como complemento a otras técnicas
tradicionales, las que han logrado mitigar con gran éxito dicha dolencia.
Actualmente, cuatro de cada diez personas
utilizan ya las terapias naturales obteniendo beneficios incalculables en su
salud y economía familiar. En el mundo de las terapias naturales (naturópatas,
dietistas, herbolarios, etc) existen diversidad de productos capaces de aliviar
y calmar los dolores producidos por el reuma y la artritis. Entre ellos un
oligoelemento esencial conocido por muchos y utilizado desde el antiguo Egipto
como antiinflamatorio natural para nuestro cuerpo, el cobre.
El cobre es uno de los metales y
micronutrientes esenciales más importantes que necesita nuestro cuerpo en
pequeñas cantidades para su buen funcionamiento. Su déficit comporta
alteraciones de la salud y en enfermedades más o menos graves como el reuma y la
artritis. Al no producirlo, nuestro organismo como el resto de metales (hierro,
magnesio y zinc), nos vemos obligados a buscarlo en otras fuentes.
Según los últimos estudios, del 70 al 80
por ciento de las personas sufren la escasez de dicho mineral, debido a las
condiciones de la vida actual, el aumento de la comida rápida y la baja calidad
de los alimentos puestos en el mercado. Por esto es imprescindible suplementar
nuestra nutrición con minerales y oligoelementos de alto valor como el cobre,
totalmente asimilables por el organismo como una medida preventiva y de alivio a
los dolores reumáticos.
Una manera de nutrir nuestro organismo de
cobre es por medio de la absorción directa de este metal a través de la dermis,
con el uso de una pulsera de cobre en continuo contacto con la superficie de
nuestra piel.
La erosión del cobre disuelto provocado
por la acidez (pH) de la piel a través del proceso de sudoración permite la
penetración del cobre en las capas más profundas de la dermis. El cuerpo las
transforma en coenzimas, sustancias responsables de las reacciones bioquímicas
que garantizan su función antiinflamatorio. El uso de pulseras de cobre ha sido
por mucho tiempo conocido popularmente como remedio para los dolores
articulares. El cobre ya había sido utilizado como tratamiento para aliviar el
dolor en todas las civilizaciones de la antigüedad por sus cualidades
medicinales. Los primeros registros sobre su uso en papel papiro se remontan
hace 4.000 años. Sin embargo, la medicina moderna ha investigado las propiedades
curativas de este metal único a partir de los años 60.
Hace casi 50 años, en nuestra sociedad
moderna, la compañía británica Sabona of London, dedicó años de estudio en la
investigación de sus propiedades y fue la primera empresa en divulgar el efecto
beneficioso del cobre para el cuerpo humano; así como en fabricar las primeras
pulseras de cobre y magnéticas para paliar los efectos dañinos del reuma y la
artritis.
Las pulseras de cobre de Sabona son un
producto natural y enteramente seguro para la salud, diseñado para ayudar a
aliviar las molestias y dolores generales. En la actualidad, esta compañía es
una multinacional que ha beneficiado a más de once millones de personas, gracias
a su efectividad, calidad y buen servicio, lo que la ha convertido en el primer
fabricante con la mayor red de distribución y delegaciones en el mundo,
incluyendo oficinas propias en España.
En el proceso de fabricación de las
pulseras, esta empresa cuida hasta el más mínimo detalle, utilizando la mejor
calidad de cobre (puro de 99 por ciento), mientras que muchas pulseras de la
competencia contienen rastros de níquel que no se recomienda. Desde el
tratamiento del metal base, hasta la confección de sus especiales diseños,
pasando por el cuidado en sus formas anatómicas, los chapados finales y sin
dejar los varios y exhaustivos controles de calidad a los que son sometidas las
pulseras, en todo este proceso imprime su sello de calidad.
Además del cobre, también utiliza magnetos
(imanes) para la fabricación de pulseras, que sirven para incrementar el flujo
sanguíneo y mejorar la transportación de oxígeno en las células, facilitando la
recuperación de la salud y la absorción de nutrientes.