El medio ambiente en el 2000

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    Para Ecologistas en Acción el 2000 ha sido un
    año en el que se ha incrementado la gravedad de los problemas ambientales
    y no ha existido voluntad política para intentar solucionarlos. El cambio
    climático, la perdida de biodiversidad, la contaminación, la seguridad
    alimentaria… no se solucionarán sin medidas efectivas y urgentes.
    Durante el año 2000, cuatro temas ambientales
    han sido protagonistas y han adquirido notable relevancia social en
    nuestro país: los alimentos transgénicos, el Plan Hidrológico Nacional, la
    pérdida de biodiversidad y el submarino nuclear “Tireless”.
    ALIMENTOS TRANSGÉNICOS
    Hace sólo tres años, la preocupación por la
    manipulación genética de los alimentos estaba en nuestro país restringida
    a un reducidísimo número de personas. Situación que cambió drásticamente a
    partir de 1999 y que ha continuado cambiando en el 2000.
    Las razones que explican el salto en la
    importancia concedida a este asunto no son sólo que la manipulación
    genética entrañe riesgos ciertos para la salud de las personas y para el
    medio ambiente; sino que en estos años se han sucedido una serie de
    problemas alimentarios que han causado una honda preocupación en la
    opinión pública: las vacas locas o la contaminación de los pollos por
    dioxinas, por citar sólo los más conocidos. Aunque se trata de asuntos que
    no guardan una relación directa con la manipulación genética de alimentos,
    la alarma social generada se ha extendido a cualquier actuación humana que
    entrañe modificaciones sustanciales de los alimentos.
    Pero el futuro no es muy tranquilizador. Por
    una parte, la Unión Europea va a poner fin a la moratoria sobre la
    autorización de nuevos cultivos transgénicos que existe actualmente, y por
    otra, la posible entrada masiva de soja transgénica para sustituir las
    harinas de origen animal utilizadas en los piensos y causantes de la
    transmisión del mal de las vacas locas.
     
    PLAN HIDROLÓGICO NACIONAL
    Desde el discurso de investidura de José María
    Aznar anunciando la presentación inmediata de un Plan Hidrológico Nacional
    se intensificaron las reclamaciones sociales. La aparición pública del
    plan supuso conocer que no estaba basado en criterios racionales y
    solidarios. Y lejos de lo que intentaba ha enfrentado a Comunidades
    Autónomas y a la sociedad en su conjunto.
    La construcción de un gran trasvase que
    llevaría aguas del Ebro al sureste peninsular se ha convertido en el tema
    decisivo. El resultado ha sido una gran polarización social. De un lado
    las fuerzas sociales que creen beneficiarse, de otro las que se creen
    perjudicadas junto a afectados por las infraestructuras y ecologistas. El
    debate del plan debe continuar y el 2001 verá sin duda movilizaciones
    contra el PHN.
    Especial mención merece la aparición de
    prácticas mafiosas en Murcia contra miembros de Ecologistas en Acción que
    han denunciado el uso irracional del agua en nuevos e ilegales regadíos,
    la degradación de la calidad del recurso o la explotación abusiva de los
    acuíferos, y que se han manifestado abiertamente contra el trasvase. Los
    causantes de estas prácticas no han sido sólo personas o colectivos,
    también el propio Gobierno Regional ha participado activamente.
     
     
    PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD
    El año 2000 se inició con la extinción, del
    bucardo (Capra pyrenaica pyrenaica), cuyo último ejemplar se encontró
    muerto en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca), y el año
    acaba con la increíble noticia del archivo de la instrucción del caso del
    vertido tóxico de las minas de Aznalcóllar decretado por la juez de
    Sanlúcar la Mayor, Celia Belhadj-Ben Gómez. Ambas noticias muestran
    claramente la regresión que se viene produciendo en la conservación de la
    naturaleza.
    El grave proceso de extinción de especies,
    donde animales como el águila imperial o el lince ibérico ni siquiera
    cuentan con planes de recuperación; la alteración de algunos de los
    mejores espacios naturales del país por la construcción de todo tipo de
    infraestructuras (carreteras, trenes de alta velocidad, embalses, etc.); y
    la falta de interés demostrada para aprobar en Consejo de Ministros la
    Estrategia Nacional de Biodiversidad; son claros ejemplos de la actitud
    del Gobierno.
    Ni siquiera la promesa realizada por José
    María Aznar en su discurso de investidura de aprobar, antes de que acabara
    el año 2000, un Plan Nacional Forestal se ha cumplido. Y eso que lo
    consideraba como la actuación de mayor alcance que se iba a realizar en el
    cuidado y protección de nuestros bosques.
    SUBMARINO NUCLEAR
    El obligado atraque del submarino nuclear “Tireless”
    en el muelle de Gibraltar significó el retorno de un problema que parecía
    olvidado: la seguridad nuclear de los equipos militares. La tremenda
    repercusión pública del asunto se explica, aparte de por la actuación de
    los sectores sociales tradicionalmente opuestos a los ingenios nucleares y
    al militarismo, por el conflicto derivado de la situación colonial de
    Gibraltar y por la pujanza del nacionalismo español que ha visto en este
    asunto unas condiciones ideales para proyectarse. A ello hay que añadir el
    oscurantismo que habitualmente rodea estos sucesos y la torpeza del
    Gobierno español y del Consejo de Seguridad Nuclear, organismo encargado
    de vigilar la energía nuclear.
    Lo que empezó siendo una fisura “mínima” en el
    circuito primario del reactor, pasó a ser una grieta de varios centímetros
    en un punto delicado y terminó viéndose que en realidad se trataba de un
    problema genérico de buena parte la flota nuclear británica.
    Ya se han producido decenas de movilizaciones
    y las encuestas demuestran un enorme rechazo a la permanencia del
    submarino. El activo del ecologismo en todo el proceso ha sido su
    capacidad de ofrecer información fidedigna que ha contribuido
    decisivamente a desvelar las mentiras y las incógnitas existentes, al
    tiempo que se ha sumado a otras fuerzas sociales y políticas para
    dinamizar el rechazo.
    En el 2000, como en los últimos años, ha
    seguido habiendo miles de pequeñas luchas sobre problemas locales (una
    carretera, una urbanización, una cantera…), ha continuado la “lluvia
    fina” de ideas ecologistas sobre una sociedad que dice interesarse más por
    estos temas de lo que realmente se interesa, las empresas y gobiernos han
    mantenido sus campañas de imagen para intentar mostrar su “preocupación”
    por los temas ambientales, al tiempo que no han dudado en cometer los
    desafueros que han creído necesarios para aumentar los beneficios
    económicos o para atender “demandas sociales muy sentidas”, y en los
    partidos políticos ha habido poco más que cálculo electoral a la hora de
    tomar posición ante estos problemas.