Desde tiempos
inmemoriales el ser humano ha buscado en la naturaleza remedios para aliviar sus
males y dolencias. Ya en la antigua Grecia, y más adelante en la época del
Imperio Romano, el uso purificante y terapéutico del azufre era bien conocido
por todos. El ejemplo más destacado son las termas, o aguas termales, que eran
muy populares por el efecto terapéutico que ejercían sobre las dolencias
corporales. En origen, este efecto terapéutico se atribuía por completo a la
alta temperatura del agua, pero más tarde se descubrió que principalmente era el
azufre que contenían las aguas lo que las hacía tan curativas. El azufre
presente en estas aguas ayudaba a aliviar dolencias principalmente relacionadas
con el dolor gracias a sus poderes purificantes.
Sin embargo, no hace falta volver atrás en el tiempo para
comprobar la efectividad de este no metal, ya que hoy en día es muy común en la
medicina alternativa. Actualmente, se encuentra en la composición de un sinfín
de productos cotidianos, llegando a presentarse incluso en su forma sólida más
pura.
El azufre es un elemento químico natural, cuyo número atómico
es 16, y su símbolo es S (que proviene de la palabra latina sulphur). Es un
producto 100% natural que se obtiene de la tierra, principalmente de las
regiones volcánicas. Puede adoptar varias formas, entre ellas en polvo o en
barra sólida compacta. Estas barras de azufre son muy populares en Argentina,
Uruguay y otros países latinos, donde, desde hace años, se conocen los
beneficios terapéuticos únicos de este elemento. La creencia popular atribuía al
azufre la capacidad para «aliviar golpes de aire», pero en realidad su capacidad
de aliviar el dolor tiene una explicación más tangible.
Hace más de 20 años, época en la que la medicina alternativa
era todavía observada con recelo, se hicieron las primeras pruebas con barras de
azufre entre profesionales de la medicina en Argentina. En estos primeros
ensayos se aplicaban las barras y se hacían rodar arriba y abajo sobre zonas
doloridas del cuerpo. Las barras emitían pequeños crujidos y finalmente se
rompían. Se repetía la operación con otra barra nueva, hasta que esta dejaba de
crujir. Tras varias pruebas con personas con dolencias y personas completamente
sanas, se detectó que las barras sólo llegaban a romperse en las personas con
alguna molestia o dolor, por leve que fuera. Tests posteriores revelaron que en
personas con estados febriles y procesos gripales, los síntomas llegaban incluso
a desaparecer (fiebre, dolor muscular, cefalea). Varias pruebas realizadas con
Cámara Kirlian han demostrado la capacidad del azufre de desbloquear y absorber
la humedad. Esta cámara es una herramienta que se utiliza para medir niveles de
presión, humedad, contacto a tierra y conductividad, y, frecuentemente, el campo
energético, el cual también puede fotografiar. De este modo, permite observar
dónde se encuentran los bloqueos que no dejan fluir la energía corporal. Dichos
bloqueos, producidos por distintos motivos como cansancio, estrés, ansiedad y
contracturas, se alivian e incluso desaparecen tras el uso de las barras de
azufre.
Además, se ha observado que después de aplicarla aumenta el
nivel de agua en la composición de la barra, comprobando que absorbe la humedad
de la contractura. Se ha observado también, gracias a la cámara, que el campo
energético cambia de color después del uso del azufre, probando que absorbe la
energía negativa.
En esta sociedad, en la que se convive con todo tipo de
aparatos eléctricos (teléfonos móviles, ordenadores, microondas, televisores,
etc.), es común que el organismo absorba las radiaciones nocivas que emiten
estos aparatos y que alteran el campo electromagnético de las personas. El
organismo no puede eliminar esta energía negativa por sí solo, por lo que
necesita elementos que lo ayuden a limpiarse y purificarse.
A raíz de estos estudios, los profesionales del masaje (tanto
de terapias alternativas como de estética) comenzaron a introducir el azufre
como elemento de masaje en terapias para el dolor, el agarrotamiento muscular,
lumbalgias, etc., antes de comenzar el tratamiento. Actualmente, su uso es parte
de cualquier terapia corporal, sea cual sea el objetivo, ya que se utiliza en
tratamientos para el dolor muscular, purificantes y relajantes. En estos últimos
cobra mucha importancia, ya que el desbloqueo de la energía negativa permite una
mejor descanso y un aumento de la calidad del sueño. Se usa incluso en
tratamientos faciales para aliviar la jaqueca, haciendo rodar una barra de
azufre sobre la cabeza y la frente, sin tocar mucosas, ojos ni heridas abiertas.
Tiene una gran utilidad en sesiones de Reiki, donde se usa para desbloquear los
chakras, e incluso en masajes de drenaje linfático aumenta la efectividad del
drenaje.
Para utilizarlas, hay que hacer rodar la barra de azufre
horizontalmente sobre la parte con dolor, ejerciendo una leve presión durante 5
minutos. Los pequeños crujidos indican que el azufre está absorbiendo la tensión
negativa presente en la zona inflamada, que es la que produce el dolor. La
rotura de una barra de azufre significa que la tensión negativa se está
absorbiendo rápidamente. En este caso, debemos continuar el proceso con una
nueva barra para acabar la absorción. Repetir el proceso hasta que las barras
dejen de crujir.
Las barras de azufre no son reutilizables una vez rotas, sin
embargo, las que han crujido pero no se han roto deben sumergirse en agua
durante un minuto, secarse y guardarse en un lugar seco hasta nuevo empleo.