El poder vitalizador del agua

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    Si usted lee estas líneas,
    seguramente ya ha tenido que ver mucho con el tema del agua y habrá entrado en
    contacto con ella: se ha duchado, limpiado los dientes, ha tomado café o té, ha
    regado las plantas o está haciendo la comida y quizás sabe que este día
    circularán más de mil litros de agua por su cerebro. El agua parece ser algo muy
    «corriente», y sin embargo, el agua no es simplemente "agua", es algo más.

    Si observa con atención un río, se dará cuenta de que éste
    siempre tiene la tendencia a formar remolinos, y no avanza en línea recta, sino
    que se abre camino en el paisaje formando meandros. Incluso una gota de lluvia
    que golpea una ventana, no baja de manera recta, sino que forma permanentemente
    pequeños remolinos. En nuestras tuberías el agua no puede formar estos
    remolinos, su energía se atasca y su estructura molecular se apelmaza. El agua
    ya no sabe fresca y vitalizante, sino sosa y dura. Le pasa lo que a nosotros
    después de estar en un autobús o un metro apretados, en un trayecto en hora
    punta. Al salir nos sentimos agotados y sin energía, igual que el agua del grifo
    cuando es transportada a enorme presión por tuberías rectas.

    Lo mismo puede pasar con el agua mineral que muchas veces se
    extrae con mucha presión a gran profundidad, lo que la hace ser un agua
    «inmadura» porque no mana naturalmente en la superficie, y ademas lleva semanas,
    e incluso meses, en botellas de plástico, lo que la hace perder su vitalidad, y
    ya no nos puede dar el impulso energético que es capaz de ofrecernos un vaso de
    agua de manantial de una fuente en la montaña.

    La vitalización es un proceso físico en el cual el agua es
    estimulada a recuperar de nuevo su carácter de agua de manantial. El agua cambia
    su estructura molecular, lo que permite regenerarse y llenarse de energía.

    Pruebas científicas

    Cuando comenzaron a aparecer en los años 80 los primeros
    vitalizadores de agua en el mercado, la ciencia oficial los desechó, pero los
    tiempos han cambiado. Hoy en día incluso los vitalizadores son investigados en
    los Centros Espaciales de Estados Unidos o Alemania para descifrar los misterios
    del agua. Algunos vitalizadores son introducidos en la tubería y el agua pasa a
    través de ellos.

    Sin embargo los más modernos, de última generación, se
    colocan simplemente en contacto con la tubería y transmiten al agua un remolino
    de vibraciones armónicas y ordenadas, cambiando así su estructura molecular.
    Miles de hogares, panaderías y hoteles en Alemania, Austria, Suiza y otros
    países utilizan las tecnologías de la vitalización, y no solamente por su sabor
    más suave y fresco, sino por los efectos que tienen en la salud y el bienestar.
    Además disminuyen los depósitos de cal y óxido en las tuberías y en las
    máquinas. Las plantas crecen mejor, son más resistentes contra insectos y
    hongos, y en las piscinas se puede reducir la cantidad de cloro.

    Estructuración armónica a nivel
    sutil

    Estos efectos se deben a que el agua se reestructura a nivel
    molecular. Al contrario del agua corriente de grifo o cualquier agua
    desvitalizada, el agua vitalizada o activada presenta estructuras geométricas
    ordenadas en forma hexagonal. F otografías de gotas de agua congeladas
    demuestran esto con claridad.

    La tarjeta Chi está compuesta de una capa de silício
    informada, de tal manera que puede captar la energía vital (Chi-biofotones) como
    en un espejo parabólico, reflejándola en un radio de acción de 80 cm. Esta
    energía Chi armoniza los campos vibratorios destructivos y agresivos que rodean
    a las moléculas, átomos y quantums. Por eso también puede utilizarse para
    vitalizar alimentos o contrarrestar radiaciones (Electrosmog).

    Investigaciones recientes, como por ejemplo las del
    científico coreano Dr. Mu Shik Jhon, han demostrado que los sistemas biológicos
    reaccionan de manera especial y favorable a las aguas que tienen estructuras
    moleculares hexagonales. El Agua con una estructura hexagonal es un cristal
    líquido y debido a su elevado grado de «orden interno» tiene la capacidad de
    transportar mejor las informaciones y las señales del sistema nervioso. Es más
    energético y parece ser la clave para una rápida hidratación, mayor oxigenación,
    estabilidad del ADN y mejores procesos en el metabolismo.

    Por lo tanto, no es de extrañar que cada vez más médicos y
    naturópatas recomienden a sus pacientes beber agua vitalizada. Esta agua parece
    que potencia al organismo aportándole una nueva vitalidad.