El sabor de Oriente en Occidente a través de la soja y sus derivados

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    Postres, tofu, leche, batidos de soja… hoy día existen en
    el mercado una infinidad de productos derivados de la soja que, cada día, tienen
    más calado entre la población. La ventaja de su bajo coste, su sabor neutro y su
    versatilidad para ser aplicado en una amplia gama de comidas, junto a sus
    múltiples ventajas y beneficios para la salud, la convierten en una legumbre
    avalada, incluso, por estudios científicos

    La
    soja está muy de moda hoy día entre los consumidores y una gran mayoría de los
    productos que podemos encontrar en el mercado incluyen, o están empezando a
    introducir, esta leguminosa a la que se les ha reconocido tantos beneficios.
    Sabemos que las dietas ricas en soja están asociadas con la prevención de
    ciertas enfermedades, tales como diferentes cánceres de mama, de próstata y de
    colon. Y que es beneficiosa en otras como la osteoporosis, las patologías
    cardiovasculares; y ayuda a paliar los síntomas de la menopausia y las
    alteraciones del ciclo menstrual.

    Los países occidentales han tenido que ir adaptándose al
    sabor y textura de los alimentos derivados directamente de la soja
    (principalmente la leche y el tofu), ya que éste tenía un paladar diferente al
    que ?en un principio- no estábamos acostumbrados.

    Sin embargo, tradicionalmente, hace ya mucho que la soja, en
    todas sus variedades y formas, se comenzó a consumir en Asia, donde se
    elaboraron las primeras recetas, y esas mismas fórmulas son las que se han
    traído a nuestro país. Hace unos años era sólo utilizada por un grupo selecto de
    veganos o personas intolerantes a la lactosa, en su mayoría, pero en la
    actualidad, cada vez es más habitual, encontrar productos de todo tipo y sabores
    que contienen en su composición nutricional estas habas ricas en abundantes
    proteínas pero además más bajas en grasas. Por ello, se está haciendo más
    popular y expandiendo rápidamente en todas las partes del mundo, puesto que las
    personas buscan la manera de incrementar su consumo de frijoles de soja e
    isoflavonas.

    En este sentido, es importante reconocer que reúne las
    condiciones necesarias para reemplazar a las proteínas animales, sumando la
    ventaja de su bajo costo y su versatilidad para ser aplicada en una amplia gama
    de comidas. Por eso, prácticamente todo puede hacerse con soja: aceite
    comestible, lecitina de soja, margarinas, harinas, proteína concentrada, nueces
    de soja, leche de soja, tofu, tempeh, postres de soja, proteína texturizada?

    No hay establecidas unas cantidades recomendadas de ingesta.
    Por lo tanto, la Food & Drug Administration (FDA) autoriza a los
    fabricantes a indicar en los productos con elevada cantidad de proteína de soja
    que pueden reducir los riesgos cardiovasculares. Según sus estudios, una dieta
    que contenga 25 gramos de proteína de soja produce ese efecto, siempre que sea
    también una dieta baja en grasas saturadas, sodio y colesterol.

    Estudios científicos

    Así, tampoco hay límites en su consumo porque este producto
    tiene un gran valor biológico y nutricional. Sus efectos positivos están y se
    siguen demostrando, ya que es una leguminosa que tiene un elevado contenido en
    fitoestrógenos (en particular isoflavonas) que tienen propiedades antioxidantes
    con el consiguiente efecto protector. Además, la proteína de la soja posee la
    ventaja de tener un sabor suave y neutro, por lo que se puede añadir a los
    alimentos sin alterar apenas el sabor inicial del producto y cocinarlos así, en
    múltiples combinaciones o comerlos directamente en su forma natural.

    A lo largo de los últimos 20 años se han llevado a cabo
    diferentes estudios científicos publicados en revistas del gremio y recogidos en
    la National Library of Medicine (Bethesda, MD), a través de los cuales,
    sabemos que ya en 1988 los científicos comenzaron a interesarse y centrar sus
    estudios en la proteína y derivados de la soja para aumentar su consumo por
    parte de la población.

    En Nigeria, por ejemplo, la soja lleva utilizándose desde
    1970 debido a sus beneficios como prevención ante la desnutrición en niños
    nigerianos, por lo que allí es un sabor al que ya están plenamente
    acostumbrados.

    Cuando se introdujo en Brasil, se llevaron a cabo una serie
    de investigaciones para modificar genéticamente el sabor de este producto y
    adaptarlo a la población, por lo que se ayudó a aumentar el consumo en este
    país, en donde existía una cierta resistencia de su población. La soja es hoy el
    alimento más cultivado en Brasil, representando casi la mitad de toda la cosecha
    nacional de granos, y es también el mayor exportador mundial del producto.

    Para ello, se hicieron cruzamientos con soja originaria de
    Japón, con el fin de poder retirar una enzima para obtener otro gusto en la
    variedad que era cultivada en Brasil, consiguiendo finalmente un sabor más
    neutro. También ayudó el hecho de que, al mismo tiempo, los ciudadanos cambiaron
    sus hábitos para aprender a consumir soja, como ya ocurrió hace milenios en
    Oriente y más recientemente en países europeos y en Estados Unidos.

    Algunos estudios publicados, como el de 2003, en la
    Journal of the American Dietetic Association
    pusieron de manifiesto que tras
    el análisis de niños de 3 a 6 años, se observó que la aceptación de comidas
    enriquecidas en soja, en sustitución de las tradicionales, fue igual. Por lo
    cual, los autores sugirieron que los programas de comidas para preescolares
    deberían plantearse esta opción debido a potenciales ventajas nutricionales.

    Por todo ello, realmente en los últimos años se ha afirmado
    ?y así se constata en la actualidad- que no se observan diferencias entre
    géneros ni razas en cuanto a la actitud hacia los derivados de la soja, por lo
    que es probable que a medida que la población vaya probando más a menudo estos
    productos y sean más conscientes de sus propiedades, los irán incluyendo cada
    vez más en sus dietas.

    Postres con salud

    A todo ello, se ha unido un artículo reciente de un grupo de
    investigadores estadounidenses, que se ha publicado en el Journal of Food
    Biochemistry
    , que asegura que los postres de soja, especialmente los que
    contienen frutas, pueden ayudar a controlar tanto la diabetes de Tipo 2 como la
    tensión alta. Aunque se suele recomendar a la gente con diabetes que no coma
    aperitivos dulces, según estos investigadores, los postres de soja y otros
    yogures ricos en fruta parecen ayudar a regular las enzimas que influyen en los
    niveles de azúcar en sangre. Además, el postre de soja fue también el mejor a la
    hora de inhibir la enzima conversora de la angiotensina (ACE), que hace que se
    estrechen los vasos sanguíneos y aumenta la tensión arterial.