Mi propósito con el
«Entrenamiento Energético» es compartir con los asistentes al taller un conjunto
de recursos energéticos, simbólicos y expresivos que, al transitarlos vivencial
y reflexivamente, les ayuden a reconocerse y comprenderse. En definitiva, a dar
forma a su «Ser Humano».
En todas las culturas del
mundo se distinguen dos maneras, aparentemente opuestas, pero en realidad
complementarias, de instalarse (sentir, pensar, actuar) en el espacio y en el
tiempo. Una es la cotidiana que tiene que ver con la satisfacción de las
necesidades básicas y por lo tanto, está relacionada con el mundo del trabajo;
ése que hoy se padece como naturalmente rutinario, enajenante e inseguro.
La otra manera de instalarse en lo real está ligada a lo
extra cotidiano. A esa «otra zona» o esfera vital que constituyen física,
emocional y mentalmente los humanos cuando transitan territorios como los del
juego, el rito, la fiesta y el teatro, a través de los cuales se satisfacen
necesidades de otra índole: expresivas, simbólicas, de liberación, de
autoconocimiento o de expansión. Ambas modalidades conforman una estructura y,
si una falta, la otra se seca.
En otros tiempos todos los miembros de la comunidad
alternaban cíclica, orgánica y conjuntamente de un espacio-tiempo a otro,
articulando positivamente ambas esferas imprescindibles de la vida a través de
distintas técnicas de conversión energéticas, que son fundamentales para acceder
a la articulación creativa del hacer, el querer, el sentir, el intuir y el
pensar .
Partiendo de esta premisa el Taller Interdisciplinario que
propongo es un camino a un reconocimiento corporal desde un punto de vista
energético, una metodología en función de cómo proyectar las distintas calidades
energéticas en Acción
Para abordar este «Entrenamiento Corporal», focalizo que «el
método es el contenido». Esto significa que los ejes temáticos que presento
serán desarrollados a partir de técnicas vivenciales que nos permitirán
experimentar en el «aquí y ahora», el Sentido, el Clima Energético y la Voz
Interior. En vez de comenzar teorizando exhaustivamente acerca del Taoísmo, las
teorías de C. Jung o la importancia del «Espacio Ritual» en la construcción del
«Sí mismo», estos ejes temáticos se articularán en un marco general de
referencias y detonantes, a ser transitados a través de distintos juegos
antropológicos y de ejercicios corporales, expresivos y de imaginación activa,
para que la persona se confronte vivencialmente con los contenidos y encuentre
sus propias resonancias y significantes. El Taller a tomar conciencia de cómo se
construye técnicamente esa otra corporalidad no habitual y potente en la cual se
es «Uno en Acción».
Me he nutrido de varios pensadores, corrientes filosóficas,
terapéuticas y artísticas para construir el esqueleto teórico del taller.
He puesto la mirada y el cuerpo en J. Grotowsky (director de
teatro que con su laboratorio puso un punto de inflexión en la escena mundial).
A lo largo de su vida de investigador, culmina con un trabajo alejado de la
escena, ocupado no ya del actor y su producto, sino de la persona en su
integridad.
Lo llama Performer y dice:
«El Performer, con mayúscula, es el hombre de acción, el
danzante, el sacerdote, el guerrero. El Performer es un estado del ser. Un
rebelde que debe conquistar el conocimiento; en la tradición hindú se habla de
los Vratia. Un Vratia, es alguien que está sobre el camino para conquistar el
conocimiento. El hombre de conocimiento dispone del doing, del hacer.
El conocimiento es un problema de hacer.
El Performer debe desarrollar un organismo-canal a través del
cual las energías circulan.
El Performer sabe ligar el impulso corpóreo a la sonoridad.
Es un puente entre el testigo y algo. En este sentido, un hacedor de puentes.
En el camino del Performer se percibe la esencia, lo cual
conduce al encuentro del Cuerpo de la Esencia».
Indudablemente, Grotowsky se nutrió de oriente, y más
precisamente, del pensamiento taoísta, que es donde se entronca el
«Entrenamiento Energético».
El Taoísmo hace de columna vertebral donde se gesta y,
después de expandirse y articularse con otras esferas, retorna a su esencia:
Su sabiduría como hilo conductor, como punto de vista del
«hombre noble», como ordenadora de la naturaleza, como integradora de sentidos.
La visión del eterno
movimiento y sus polaridades
El mundo «simbólico» que crea, la dota de alma propia con
muchas resonancias. En el Entrenamiento se «explora» desde la praxis:
Con la codificación energética, las 5 energías-elementos que
se manifiestan en la vida, y desde un plano médico, los órganos y meridianos por
donde recorre la energía Qi-Ch?i generadora de vida.
Con Chi-Kung (ejercicios físicos-respiratorios que armonizan
la energía Qi en el cuerpo y en la mente) y una meditación activa con la raíz en
el «I Ching» (el Libro de las Mutaciones), pieza angular del pensamiento
taoísta, que desgrana la manifestación de los cinco elementos en la tierra en
los ocho estados mutantes (cielo, tierra, fuego, agua, viento, trueno, lago,
montaña).
Los utilizaremos como símbolos, con ejercicios donde operen
«la respiración y la imaginación», «los sentidos y el sentido», «lo pensado y lo
vivido», «el cuerpo y el sonido».
Un «espacio-tiempo» donde afloren los Sentimientos. Un lugar
donde acudir para armonizarnos o expandirnos. En el idioma chino la palabra
«Sentimiento» es el ideograma Qing, que también significa «Acto de Respirar»", y
entre otras acepciones, representa el «Uso de los Encantos Taoísta» (se refieren
a la sexualidad) la Alquimia que se produce cuando el Qing (líquido) se
transforma en Qi (vapor).
Otros significados son, «lo que nos hace vivir», «lo que nos
liga a la vida y también la adorna». Trabajando con el «Qing» (respiración,
sentimientos), necesitamos darle sentido a la energía «Qi» que estamos
movilizando, y quisiera inspirarme en el filósofo J. A. Marina cuando se explaya
con respecto al «Sentido».
Al referirse al «sentido» Marina nos habla de «direccionalidad»
y «sensorialidad» como coherentes con el significado, pero a su vez lo abre
hacia otras connotaciones, del tal manera que «experimentar» y «viajar» son
otras formas de Sentir.
Podríamos decir, que el sentido es una forma de experimentar,
de sentir por los sentidos, de darle significado y coherencia al pensamiento, de
direccionar el viaje y claro está, de pulsar los «sentimientos».
Este viaje de experimentación y reconocimiento lo asocio con
«el viaje del Héroe» y toda la carga simbólica de los «Arquetipos» de C. Jung
(psicólogo y psiquiatra, alumno de S. Freud). En sus estudios sobre el vínculo
de «el Hombre y sus Símbolos» hace referencia a las imágenes que se repetían a
lo largo de la historia de la humanidad, y cualquier parte del mundo. A esas
imágenes primordiales las llamó «Arquetipos», y son representaciones
«conscientes» del «inconsciente»; se manifiestan en imágenes simbólicas, que se
relaciona con los «Instintos», incluso con los «Mitos Primitivos». Es algo
innato en el Hombre.
Jung nos da una visión del hombre en su búsqueda de
«Individualización», es decir, de completarse en el plano consciente e
inconsciente. El principal propósito del Hombre, no es comer, beber, etc., sino
«Ser Humano».
Encontrar el significado íntimo de la vida es lo más
importante para el Hombre. Crear un puente con esas imágenes simbólicas nos
ayudaría a desplegar los diferentes yoes, y a proyectar nuestro «Gran Hombre»
interior, ese «Héroe» que llevamos dentro.
Lo que llamo «Danza Dramática» (donde utilizamos el cuerpo y
la voz) es el vehículo para dar forma a estas Energías, Imágenes y Sentidos, en
tanto que el cuerpo actúa como disparador de «signos»; la voz, como reveladora
del Espíritu; una pintura Abstracta en el espacio.
Como bien escribieron Kandinsky y Macke en los albores del
Arte Abstracto:
«Las ideas inconcebibles se expresan en formas concebibles».
«Los sentidos son como un puente entre lo concebible y lo
inconcebible»
«Las formas están cargadas de misterio. Comprender el
lenguaje de las formas, significa estar más cerca del misterio, significa
Vivir».
La Danza Dramática es como un «Lago» contenedor, donde llegan
las aguas, por las compuertas que hemos abierto. Es un acto irrepetible. Un
«Ritual Personal» a través del cual se libera y expresa la energía de los
símbolos, poniendo en juego nuestro sentir, querer y pensar.