Entrevista con Leon Chaitow

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    El doctor Leon Chaitow es un prestigioso osteópata con una
    brillante carrera a sus espaldas. Está diplomado en Naturopatía, Acupuntura y
    Osteopatía Craneal. Actualmente trabaja como profesor en la Universidad de
    Westminster. Además de ejercer cada día con más ganas su profesión, de la que
    asegura que es su más apasionado «hobby», ya ha publicado más de 65 libros,
    tanto para profesionales del sector como para el público en general.
    Nació en Johannesburgo, Sudáfrica, y desde niño tenía muy claro que quería
    marcharse de su ciudad natal. De modo que siendo adolescente viajó a Londres,
    donde vivía un tío suyo, famoso osteópata del momento, para estudiar. En 1960 se
    licenció en Osteopatía y Naturopatía en el British College of Naturopathy and
    Osteopathy, después de lo cual trabajó durante dos años junto a su tío, Boris
    Chaitow. En 1963 estudió Acupuntura a las órdenes del célebre doctor J. Lavier.
    Fue director asistente de Terapéutica en Champneys en 1965 y 1966, después de lo
    cual estableció su propio consultorio privado en la Costa Sur de Inglaterra.
    Leon Chaitow ha dedicado los últimos quince años a la investigación de los
    factores de nutrición, psicológicos y biomecánicos relacionados con la salud y
    la enfermedad, temas sobre los que han versado muchos de sus escritos. Ha dado
    clases sobre metodología clínica en el British College of Naturopathy and
    Osteopathy de Londres, y es miembro fundador de The Cranial Osteopathic
    Association.

     

    Pregunta: ¿Para qué están indicadas las terapias manuales?

    Respuesta: Para distintos tipos de trastornos, desde dolores
    musculares hasta rehabilitación. Se tratan dolencias del aparato locomotor,
    articulaciones y alteraciones de patrones respiratorios. Todas las terapias
    manuales pretenden liberar el cuerpo y hacernos sentir mejor, además tienden a
    la homeostasis, es decir, conseguir que el cuerpo se cure por sí mismo.

    Hay tres aspectos básicos para conseguir una mejoría en la
    homeostasis: el factor psico-social, el biomecánico y el nutricional-bioquímico.
    Las terapias manuales pretenden centrarse en el segundo aspecto, pero sin
    olvidar los demás. Por eso es necesario emplear varios enfoques y técnicas, ya
    que cada paciente es diferente.

    He utilizado mucho la terapia craneal, no sólo para problemas
    que tengan que ver con la cabeza, sino como un mecanismo de relajación y de
    ponerse un poco en contacto con el cuerpo de la persona. No la uso en casos
    concretos, sólo cuando creo que es necesario.

    P: ¿Emplea usted la energía para curar?

    R: No conscientemente, pero sí he podido comprobar que parte
    del trabajo que hago está relacionado con las energías. Cuando toco a alguien se
    produce un efecto energético en esa persona, pero yo no trabajo con ese método.

    P: ¿Para quiénes está indicado el tratamiento sobre los
    tejidos blandos?

    R: Para todas las personas, aunque también se puede usar en
    animales. Tengo un vídeo aplicando técnicas funcionales en un caballo y en mi
    perro. Se puede usar no sólo para tratar problemas específicos sino en general,
    para mejorar la circulación, el estado de los tejidos, etc.

    P: ¿Hasta qué punto influye el estilo de vida de un paciente
    en sus problemas físicos?

    R: Hay una cosa que se llama el «síndrome de adaptación
    general”. Nosotros nacemos con una carga genética que nos hace más vulnerables o
    sensibles a determinadas condiciones. Dependiendo de nuestra nutrición, de si
    hemos tenido algún accidente o de cualquier otra situación sufrida en nuestra
    vida, el individuo se irá adaptando poco a poco a las circunstancias citadas.
    Pero con el tiempo, todas estas premisas desembocarán en unos síntomas, porque
    tarde o temprano la adaptación falla, igual que un cordón elástico que si lo
    estiras mucho acaba rompiéndose.

    El tratamiento tiene en cuenta las características personales
    de cada paciente. Por eso, cuando la gente llega a mi consulta les entrego un
    cuestionario y les pido que especifiquen cuál es su síntoma principal y cuál es
    la dificultad que tienen al andar, al levantarse, al sentarse o al realizar una
    actividad en concreto.

    El espectro de disfunciones que conllevan estos síntomas es
    muy amplio. El tratamiento, por tanto, intentará eliminar ciertos aspectos que
    dificultan la adaptación del individuo, o bien ayudará de alguna forma a que
    esta adaptación sea mejor. Como la terapia elegida en cada caso es otra forma de
    estrés, tengo que escoger la más adecuada para que la persona mejore sin tener
    que esforzarse demasiado. Por ejemplo, si tengo un paciente que es futbolista y
    sufre dolor de espalda, el tratamiento que selecciono se adaptará a las
    necesidades de esta persona en concreto.

    P: Además de tratar los síntomas del paciente, ¿le enseña a
    convivir con ellos?

    R: Hay tres categorías de pacientes:

    1) Los que de alguna forma tienen solución, que mejorarán con
    o sin tratamiento.

    2) Los de mantenimiento, que engloba a las personas que están
    tan avanzadas ya en el problema, que lo mejor que podemos hacer es ayudarles y
    evitar que el problema empeore. Si podemos identificar las causas de esos
    síntomas y eliminarlas, podemos ayudar a que el sujeto se adapte mucho mejor a
    las demandas del día a día.

    3) Los de contenimiento, es gente que ya ha llegado tan lejos
    que el objetivo es detener este proceso y evitar que vayan a peor. Con este
    tercer grupo la máxima pretensión es lentificar el empeoramiento, eso ya sería
    una victoria.

    P: ¿Qué técnica suele utilizar?

    R: Las técnicas de liberación posicional, porque cuando usas
    esas técnicas no estás haciendo algo, sino que estás permitiendo que algo
    suceda. Se dividen en la técnica funcional y la técnica de Jones.

    P: Cuando se encuentra frente a un paciente ¿es el propio
    cuerpo el que le indica qué problema existe?

    R: Yo trabajo con el concepto de la autorregulación del
    cuerpo. Tengo que encontrar la forma menos invasiva de ayudar en la función.

    Si veo que la persona tiene muchos síntomas, aplico un
    tratamiento general; si sólo es ayudar a respirar mejor, a dormir mejor o a
    andar mejor, los procedimientos empleados serán más específicos. La técnica de
    tejido blando es muy eficaz porque hay un abanico tan grande de recursos…

    P: ¿Cuánto duran habitualmente los tratamientos?

    R: Una sesión suele durar una hora y las siguientes media
    hora o 45 minutos. Incluye la discusión o el hablar con el paciente.

    P: ¿Qué tipo de dolencias son las más comunes?

    R: Ahora lo más frecuente es recibir pacientes con
    enfermedades crónicas.

    P: ¿Tiene cura la fibromialgia?

    R: Algunas veces, pero la mayoría de los pacientes entran
    dentro del grupo antes citado, de «mantenimiento». He conocido a gente que
    padecía fibromialgia y que se ha mejorado, pero no tengo claro que el
    diagnóstico fuera correcto. Hay varios grupos dentro de los pacientes de
    fibromialgia. Las más difíciles de tratar son las de aquellas personas que han
    recibido un tipo de trauma muy pronto en la vida, durante los tres primeros
    años, de carácter físico o psicológico. Es un asalto al sistema inmunológico y
    este subgrupo no responde bien a las terapias. Otro caso es el de una persona
    que ha sufrido un accidente de tráfico y padece el clásico latigazo cervical que
    altera los impulsos que van al cerebro. En América, para este tipo de casos ha
    dado muy buenos resultados recientemente la «técnica de corriente». El paciente
    no nota nada, una micro corriente. En los tejidos a los que va encaminado
    aumenta la producción de ATP y de energía. Las otras categorías de fibromialgia
    son las bioquímicas o las psicológicas, que necesitan un tratamiento lento y
    paciente.