Hadas. Entre la leyenda y la realidad

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    Brillan entre la oscuridad, se esconden detrás de las hojas y flores,
    sus movimientos son rápidos, pensados y mágicos. Se muestran sólo
    ante quienes ellas quieren y, después de verlas cara a cara, tu vida
    cambiará para siempre…

    La leyenda
    Según algunas viejas y misteriosas leyendas irlandesas, hace millones
    de años, cuando la tierra empezaba a formarse y aun no había pista
    alguna de ningún ser humano, las hadas se convirtieron en las primeras
    pobladoras de nuestro planeta. En antiguos escritos se ha encontrado una detallada
    descripción de su fantástica llegada bajando desde el cielo a
    través de una tormenta de humo, nubes y fuego. Las hadas totalmente diferentes
    a nosotros, mostraron desde el principio sus enormes habilidades místicas
    y su gran sabiduría. Así vivieron largo tiempo en la Tierra, hasta
    que los humanos llegamos y las hadas tomaron la decisión de dejarnos
    solos, aunque no por completo, ya que antes de irse, construyeron algunas puertas
    que por siempre mantendrían unidos a nuestro mundo con el suyo.

    El mundo secreto
    Es un mundo lleno de magia ubicado en una dimensión paralela a la nuestra,
    ahí es donde todas las hadas habitan. Muchos no creen que este mundo
    exista y menos piensan en sus habitantes como seres con vida. Sin embargo, de
    generación en generación la existencia de las hadas y su vida
    ha ido cambiando. Durante la Edad Media, pensaban que las hadas eran diosas.
    Para el siglo XVII, se creía más bien que eran una especie de
    criaturas sobrenaturales, algo así como ángeles. En la cultura
    irlandesa, británica y escocesa, las hadas han sido una verdadera sensación,
    formando incluso parte de su propio legado, y se han dividido en grupos o clanes
    de acuerdo al lugar en que habitan.

    ¿Qué son en realidad?
    El cuerpo de las hadas es muy poco denso y eso hace que su forma se mantenga
    en un continuo cambio ya que prácticamente están compuestas por
    pura energía. Si alguna vez llegáramos a ver un hada, nuestra
    mente haría que viéramos esa energía de la única
    manera que la pudiéramos llegar a comprender. Una de las primeras cosas
    que más nos llamarían la atención serían sus alas.
    Las hadas las utilizan para algo más que volar, pues están compuestas
    de una gran cantidad de luz y un sinfín de emociones, por lo que también
    les sirven para pensar y se podría decir que hasta para expresarse. Los
    ojos de las hadas son como ventanas del alma, aunque se debe advertir que también
    son como espejos en los que podríamos ver lo en realidad hay en nuestro
    interior. La mayoría de las veces, estos pueden verse fríos, profundos
    y misteriosos, pero no tienes nada que temer, ya que nunca te harían
    daño.

    ¡Polvos energéticos!
    La comunicación entre hadas puede darse por medio de bailes, a través
    de la música, con símbolos y hasta por telepatía. Pero
    no creas que hablar con un hada es como tener una conversación con cualquier
    persona. Su lenguaje es un poco más complicado, es una combinación
    entre lo poético, lo irracional y lo absurdo. Además, una de sus
    principales características es su peculiar y magnética risa, por
    lo que para poder interpretar correctamente sus verdaderas intenciones, se debe
    prestar mucha atención. La indumentaria de las hadas habla mucho sobre
    ellas mismas, nunca verás un hada usando lo mismo que otra. En definitiva
    las hadas pueden ser guardianes, ya que ellas nos pueden guiar y aconsejar,
    logrando que nuestra energía se equilibre e incluso se multiplique.


    ¿Cómo encontrarlas?

    Les encantan los bosques y los jardines, todo lo relacionado con las flores
    y las plantas de cualquier tipo. También se sienten atraídas por
    las mariposas y los sitios donde hay cascadas o fuentes, ya que el sonido las
    relaja. Para poder ver un hada, no sólo se necesita querer hacerlo, sino
    también ellas tienen que aceptarnos dentro de su mundo. Poder ver cara
    a cara a un hada no sólo significaría una de las más increíbles
    experiencias de este mundo, sino que además, significa poder observar
    de cerca su poder y lo caprichosas, sensibles y delicadas que son.

    Testimonios de otro mundo
    Hay una famosa historia que ocurrió en la villa de Cottingley, Inglaterra:
    dos pequeñas niñas llamadas Elsie y Francés fueron fotografiadas
    acompañadas de estas mágicas personalidades. Para 1919, esto fue
    todo un escándalo y aun más cuando se comprobó que las
    fotos no tenían ningún tipo de truco fotográfico, por lo
    que fueron editadas en la revista Strand y, desde esa fecha, se han convertido
    en la más convincente prueba de que las hadas existen. Sin embargo, a
    casi un siglo de que ocurriera este suceso, muchos han puesto en tela de juicio
    lo que vieron estas dos niñas inglesas. En realidad, la cuestión
    no es lo que ellas vieron o si lo que se muestra en esas fotografías
    es real o no, lo valioso es que creían en hadas y, sin lugar a dudas,
    también nos hicieron creer en ellas…


    Pedazos de historia

    Hada proviene de la palabra latina “fata”, que a su vez se deriva
    del termino “fatum”, cuyo significado es destino. Sin embargo, esta
    palabra ha tenido una infinidad de variaciones, que se han ido modificando a
    través del tiempo y en diferentes lugares. Otros nombres con los que
    son conocidas las hadas son: “Fair Folk” o “Verry Volk-Gower”,
    nombre originario de Gales; “Fees”, nombre asignado en el norte
    de Inglaterra; “Wee Folk”, apodo de la región escocesa e
    irlandesa; “The Green Children”, extraído de la literatura
    medieval y “Still Folk”, conocido así en la región
    montañesa de Escocia.