La autocura emocional a través de las reconciliaciones afectivas

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    Muchos se preguntan: ¿por qué perdonar es tan difícil? Esta dificultad nace de la falta de hábito. No estamos entrenados, ni se nos enseña a perdonar como forma de liberación personal.
    La hostilidad, la animosidad y el resentimiento son trabas para nuestra evolución, además de representar un gran desperdicio de energía. Por este motivo nos interesamos por la investigación y publicación del libro
    Autocura a través de la reconciliación.

    Para lidiar con las aflicciones y los resentimientos, lo ideal es comenzar por lo que necesitamos mejorar en nosotros mismos. Generalmente, cuando surgen las emociones negativas, buscamos después un culpable. De este modo, perdemos más tiempo buscando los defectos y los errores de los otros. Son las llamadas regresiones o las crisis afectivas. Lo ideal sería aprovechar la oportunidad del conflicto para descubrir lo que podemos modificar y fortalecer en nuestro comportamiento. Solamente así, en el futuro, aprenderemos a lidiar mejor con situaciones semejantes. Perdonar libera a la conciencia.

    Nuestra existencia no está hecha de casualidades ni de coincidencias. Nuestra vida relacional comenzó mucho antes de la existencia humana en la cual nos encontramos hoy. Por este motivo, algunas relaciones son conflictivas y otras más fáciles de lidiar. La personalidad humana (conciencia) es mucho más antigua y carga consigo la autobiografía afectiva. Algunas experiencias pasadas fueron positivas; otras dejaron marcas, cicatrices emocionales. Volvemos a encontrarnos en la nueva vida humana, justamente con aquellos con los cuales tuvimos desentendimientos en el pasado, para hacer la retractación.

    Los rencores, odios, celos y envidia pueden causar tantas enfermedades que se podría hacer un Manual de Medicina y de Psicología. Hoy, las publicaciones sobre el tema se suceden y una buena parte de los profesionales de la salud admiten que más del 80% de las enfermedades tienen su origen en problemas emocionales. En el abordaje de la Concienciología, la Psicosomática es la ciencia de las emociones. En la Medicina, esta área es la que investiga la relación entre las emociones y la salud física. Somatizar significa: dejar que las emociones negativas reprimidas sean metabolizadas y causen daños al cuerpo (del Griego, soma). En la Mayoría de las investigaciones, la auto-insatisfacción lidera el ranking de las enfermedades de base afectiva.

    La importancia de la reconciliación

    El pasado es un banco de datos, de experiencias muy útiles; sin embargo, no puede ser modificado o arbitrado más de una vez. Por tanto, es pura pérdida de tiempo quedarse en él. El aquí/ahora es el único momento que vale la pena. Es el momento de poder de la conciencia. En el presente, disponemos del libre albedrío, que si fuera utilizado con más sabiduría y calidad hoy, nos permitirá hacer mejores elecciones, preparando un nuevo futuro personal.

    El pasado nos afecta siempre. Vivimos vidas de consecuencias o de inconsecuencias. Al comprender la realidad de las múltiples existencias, comenzamos a querer superar definitivamente las faltas actuales para evitar males futuros. Entonces, en el intento de ser más felices pasamos a la acción, tratando de reconciliarnos con nosotros mismos y también con los que nos rodean.

    Sabemos que retomar la escalada evolutiva depende de esta decisión. De lo contrario, vamos a repetir, repetir, repetir, ?ad nauseam? (hasta vomitar), las mismas inmadureces del pasado. En Concienciología, llamamos a esto automimesis, que quiere decir la imitación de sí mismo, lo que lleva a la frustración y a las enfermedades. Si el afecto une, el desafecto ata.

    Al acercar nuestros pasos con aquellos que conviven con nosotros, promoviendo las reconciliaciones, pasamos a disponer de más energía. La energía que se mostraba negativa, pues estaba bloqueada en el mantenimiento del resentimiento, pasa a ser direccionada hacia la realización de nuevas metas afectivas. Con esto, nuestra energía se mueve, se vuelve dinámica, positiva, y los resultados no tardan en aparecer.

    La autocura comienza por
    la responsabilidad asumida

    La autocura, en la práctica, es el único tipo de cura posible. No podemos cambiar al otro, ni usar mi libre-albedrío en lugar de nadie. Con todo, somos libres para decidir cambiar y mejorarnos a nosotros mismos en cualquier momento. Este es un acto mental de cura que vuelve eficaz y trae un nuevo significado a todas nuestras acciones.

    Si no opta por la autocura la conciencia continuará presa al auto-engaño, transfiriendo la responsabilidad de su bienestar a terceros. De nada sirve intentar transferir la autocura a terceros.

    Pero, es siempre más fácil pensar que la responsabilidad es del otro. Pensando así concluimos que quien puede curarnos también es el otro. Nadie es culpable de nuestros problemas, no existen culpables. Lo que hay es mucha inexperiencia e incompetencia por nuestra parte. Tarde o temprano, los hechos de la vida nos llevan a buscar el autoconocimiento o la autoinvestigación como forma de solución. Llega la responsabilidad personal e intransferible por nuestra evolución y por nuestro bienestar íntimo.

    Equilibrio emocional

    Podemos obtener mayor equilibrio emocional comenzando por no ocultar la basura debajo de la alfombra. Las emociones negativas precisan ser estudiadas, comprendidas, en caso contrario harán daño a nuestra salud. Es preciso enfrentar, de una vez por todas, nuestra vida emocional pues, la emoción, cuando es desequilibrada, puede hasta matar a una persona.

    ¡Vale la pena partir para la acción! Y quien busca, encuentra. ¿Por qué yo no quiero vivir mejor? ¿Qué está equivocado en mí? ¿Cuál es el verdadero motivo de mi insatisfacción?

    La Concienciología y la Proyecciología ofrecen instrumentos prácticos para el desarrollo de la voluntad firme, entrenada y aplicada al dominio progresivo de técnicas bioenergéticas de autodefensa. Con esto, la persona agrega valor a su inteligencia evolutiva, base de toda inteligencia emocional.

    Para obtener éxito en las reconciliaciones, también es imprescindible para el interesado o la interesada desarrollar el conocimiento sobre su forma de pensar, su postura mental. Es con la que el individuo impregna sus energías trayendo consecuencias desastrosas o positivas para sus relaciones interpersonales. Dígame lo que piensa y le diré la calidad de sus energías. En verdad, la energía no cura, pero es un potente elemento facilitador de la autocura. Autocura no es una solución de emergencia o paliativa para liberarnos de la enfermedad. Es parte integrante del proceso auto-evolutivo. Acontece siempre que la cosmoética nos invita a ampliar nuestra realidad íntima.