En Yaray Kokeba llevamos investigando el sonido terapéutico
de cuencos de cristal de cuarzo, diapasones pitagóricos y canto curativo desde
hace más de diez años.
Titulados en varias ramas de medicina natural (nuevas y
antiguas) y en música, hemos creado e investigado un método de testaje,
equilibrado y sanación basado en una ciencia antigua, lo que Pitágoras denominó
como música de las esferas.
Esta forma de trabajar con el sonido es de tal coherencia que
no nos apartamos en ningún momento de los ritmos que crean la vida; la hemos
denominado Ciencia Curativa del Sonido.
Nuestra investigación está respaldada por una ciencia basada
en la ley de «similia similibus curantur»; curar con lo semejante: la misma
frecuencia alterada que hizo enfermar, es en equilibrio, la encargada de llevar
el organismo hacia la salud.
Nuestra «Kemicina del Sonido» se basa en la antigua Espagiria.
El arte de curar originario del milenario Egipto, y al que tanto se aplicara
Paracelso, renace con nuestra investigación y dominio de esta ciencia.
La Ciencia Curativa del Sonido se establece en estrictas
leyes herméticas, éstas son las que diferencian sus principios de los demás
conceptos terapéuticos de aplicación del sonido.
La Kemicina del Sonido considera toda enfermedad del cuerpo
como reflejo de una enfermedad del alma individual y, por lo tanto, como a una
distorsión del espíritu de la naturaleza o «fuerzas sonoras creadoras de la
vida». Sabemos por nuestra ciencia, que las fuerzas de la naturaleza que rigen y
crean órganos y sistemas de todos los seres vivos, vibran en unas notas o
frecuencias concretas, por lo tanto es posible por la Ley de Semejanza,
reconducirlas en un organismo enfermo para que recupere el equilibrio perdido.
Trabajamos en unidad o en grupos pequeños de personas, para
poder dirigir las fuerzas sonoras alteradas a sus orígenes de salud, de una
forma más controlada.
El sonido es la herramienta más poderosa que existe; en manos
de un terapeuta experto y honesto, la sesión sonora puede dar resultados
«milagrosos».
Cuencos de cristal de cuarzo
En Yaray Kokeba trabajamos con cuencos de cristal de cuarzo
por ser las herramientas sonoras más potentes que existen para remover las
«sales cristalizadas» de una enfermedad o bloqueo energético de cualquier ser
vivo.
El cuenco de cuarzo al ser cristal, resuena en el organismo
humano que contiene estructuras cristalinas (los huesos, la sangre, ADN, etc.);
estamos compuestos de minerales y sin ellos no podríamos vivir.
Esta «onda de forma sonora» que emite el cuenco de cristal de
cuarzo, permite remover estructuras salinas de patologías y desarmonías
energéticas, obligando al organismo a desecharlos; después, dando la frecuencia
concreta dependiendo del cuenco y la nota o notas que toquemos, según «nuestra
Ciencia Curativa del Sonido», el organismo recibe la información sonora de
equilibrio, armonía y salud.
El cuenco de cuarzo emite armónicos no lineales (sin
proporción matemática) de ahí su poder de romper estructuras, bloqueos, etc.,
para después llegar al núcleo del desequilibrio y armonizar, mimar, sanar.
Los armónicos que emiten los cuencos de cristal de cuarzo no
sólo trabajan el cuerpo físico, al ser de «naturaleza superior» o planos
espirituales muy elevados, cambian nuestros estados de conciencia acercándonos
al centro, a la conexión con nuestro ser.
Diapasones pitagóricos
En Yaray Kokeba también trabajamos con diapasones pitagóricos
durante las sesiones terapéuticas con cuencos de cuarzo.
Estos instrumentos no contienen armónicos, siendo la nota
pura lo que emiten, de esta manera, lo que movieron los cuencos cristalinos, es
conducido y estructurado, poniendo «el broche» de armonía y equilibrio que el
organismo necesita para sanar.
En Yaray Kokeba trabajamos con «diluciones sonoras» de
investigación propia, y en una sesión y tratamiento podemos trabajar todos los
planos de la persona, desde la información de ancestros (genética) pasando por
el cuerpo físico, emocional, mental, espiritual, y espiritual superior; tratando
órganos y meridianos con sus frecuencias correspondientes, según nuestra «Kemicina
del Sonido» (Ciencia Curativa del Sonido).
Somos frecuencias sonoras, una orquesta, y el director es el
corazón que marca el ritmo, todos los músicos (órganos, sistemas, etc.) tienen
que tocar en armonía para que estemos sanos. El universo también es una gran
orquesta (como es arriba es abajo) dice el apotegma hermético.
¿No es la enfermedad sino el alejamiento de uno mismo, de
nuestra frecuencia primigenia? La enfermedad es el resultado de la «lucha» entre
dos fuerzas: Yin y Yang, y esto produce una cristalización en el organismo, un
desequilibrio energético; para estar sanos, los cristales de nuestro organismo
tienen que ser perfectos.
El hombre desde la antigüedad, ha buscado ese «cristal» que
le devolviera la salud y el rango divino. La elevación del hombre que hoy se
interpreta de forma mitológica por las iglesias cristianas, no tendría sentido
filosófico si sobre el Jesús histórico, no ponemos al Cristo (Cristals = sal del
oro = Sal Perfecta), cristal resultante y necesario del combate entre la
naturaleza humana densa y terrena, y el poder sublime del espíritu.
La nueva ciencia del sonido
El poder curativo elevador y transformador de los cuencos de
cristal de cuarzo está comenzando a descubrirse. En este instrumento se unen dos
cualidades, el sílice con sus propiedades piezo-eléctricas y el sonido que emite
en frecuencias elevadísimas.
Marcel Vogel, científico de IBM, comprobó después de su
investigación que el cuarzo tiene propiedades acústico lumínicas, es decir,
puede convertir una onda (sonido) de presión en luz, el sonido en luz «el
cristal perfecto».
Un terapeuta experimentado puede en un concierto de cuencos
de cristal de cuarzo, hacer que las personas que reciban el sonido salgan de la
sesión terapéutica transformados y equilibrados, en mayor armonía consigo mismo,
desechando traumas y patologías; y en tratamientos continuados con sonido de
cuencos de cuarzo y diapasones pitagóricos, llevar, guiar a la persona a la
salud. Cualquier desequilibrio puede ser tratado si la persona está dispuesta a
ello.
Recuperemos nuestra armonía con el sonido, no hay nada más
afín a nosotros.
Ya lo decía Juan: «in principio verbum erat» (en el principio
fue la palabra) y ¿qué es la palabra sino la expresión de un pensamiento,
modulada en un código pertinente, en una vibración estructurada?: El logos (el
sonido), la vida.