La cura de savia y el zumo de limón

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    La cura de savia y zumo de
    limón constituye para una persona sana un medio natural de liberar al cuerpo de
    toxinas y depósitos grasos, conservando o incluso mejorando el bienestar general
    y la plena capacidad de rendimiento. Además, la primavera es el momento idóneo
    para realizar esta cura, estar más sano y perder kilos de cara al verano.

    Esta cura ha despertado en ocasiones muchos
    interrogantes por parte de quienes sentían el sano deseo de desintoxicar su
    organismo, pero que se encontraban con algunos obstáculos, como el temor a que
    esta cura no satisficiese las necesidades básicas del organismo durante el
    proceso de ayuno. No puede sobrevenir ningún daño a la salud mientras se efectúa
    la cura, porque el cuerpo está abastecido de todos los nutrientes básicos
    necesarios y el metabolismo se refuerza.

    En respuesta a quienes han afirmado que la
    cura de savia y zumo de limón no constituye una alimentación equilibrada, hay
    que aclarar lo siguiente: Esta cura no es una forma de alimentación, sino una
    cura de ayuno a base de sirope de savia y zumo de limón, que se lleva a cabo por
    un tiempo limitado (siete a diez días). Se trata de ayudar al cuerpo a
    purificarse y liberarse de todos los depósitos tóxicos acumulados y grasas
    superfluas. Muchas veces, estos depósitos se han acumulado a través de años de
    alimentación incorrecta y un modo de vivir erróneo. Cuando el cuerpo no los
    elimina espontáneamente, conviene ayudar a hacerlo por medio de una cura
    depurativa. La cura de Sirope de Savia es especialmente apropiada, ya que ofrece
    todas las ventajas de un ayuno terapéutico, a la vez que aporta vitaminas y
    minerales para asegurar el buen funcionamiento del organismo durante la cura.

    La cura auténtica está basada en la milenaria
    terapia del ayuno. Hay que dejar de entrada bien claro que ayunar no significa
    «pasar hambre», sino que se trata de vivir por un tiempo determinado de las
    propias reservas, ingiriendo únicamente agua, zumos o caldos. Además, mientras
    se realiza el ayuno, el cuerpo aprovecha para deshacerse del detritus acumulado
    y permite a los órganos regenerarse y reactivar su funcionamiento.

    En los primeros días del ayuno con sirope de
    savia el cuerpo consume el azúcar (glucosa) que fluye en la sangre y que está
    almacenada en el hígado y los músculos en forma de glucógeno. Posteriormente se
    sustenta de transformar, primero las reservas grasas y finalmente las proteínas.
    Únicamente cuando las reservas se agotan, el cuerpo comenzaría a digerir las
    partes y órganos más vitales, lo cual en una persona con una constitución media
    no aparecería antes de pasar cinco o seis semanas de ayuno. Durante la cura, a
    partir de aproximadamente el tercer día, el fenómeno de la autolisis o
    autodigestión entra en acción. La autolisis es la autodigestión de células
    corporales envejecidas, malformadas o inactivas con la ayuda de enzimas
    intracelulares. Es un fenómeno que el cuerpo controla perfectamente y mediante
    el cual las sustancias inútiles, depósitos tóxicos y grasas superfluas son
    digeridos y eliminados. Se trata de un trabajo de renovación en profundidad, que
    además revitaliza el organismo, siendo uno de los mejores remedios para elevar
    el nivel energético de la persona.

    En nuestra vida actual y en nuestro entorno
    rara vez le damos unas vacaciones al aparato digestivo, que se ve sobrecargado
    de trabajo por llevar habitualmente una alimentación no adecuada, excesiva y
    artificial. La cura de siete a diez días es una buena manera de dar vacaciones a
    todos los órganos digestivos y canalizar la energía hacia las zonas donde la
    desintoxicación y curación son más necesarias. Este descanso fisiológico, como
    el descanso en general, es quizás una de las fuerzas más curativas de la
    naturaleza. Durante la abstinencia de alimentos el cuerpo no gasta energía en la
    digestión y la asimilación de nutrientes, descansa, y la energía ahorrada la
    invierte para autocurarse.

    Durante la cura el cuerpo no pierde nada que
    le sea vital. Sólo pierde lo que no es útil: grasas superfluas, incluida el
    colesterol depositado en los vasos sanguíneos, y sustancias tóxicas y de desecho
    acumuladas en el cuerpo durante años. En general, todas las enfermedades se ven
    favorecidas por la cura de savia a base del ayuno. Aunque en realidad la cura no
    «cura» nada, es el cuerpo el que se renueva con el proceso del ayuno.

    No suelen aparecer enfermedades carenciales,
    lo que demuestra que las reservas del organismo se encuentran bien equilibradas.
    Se ha comprobado, por el contrario, que el ayuno mejora los estados de
    raquitismo y el metabolismo del calcio. En la anemia, el número de glóbulos
    rojos aumentan durante la cura.

    La realización de la cura debe ser el inicio
    de unas pautas de vida más sana para mantener los efectos beneficiosos del
    ayuno. Si tras hacer la cura volvemos a los viejos hábitos, los kilos perdidos,
    los trastornos y enfermedades que curamos irán poco a poco reapareciendo.
    Tardarán más o menos tiempo, pero siempre acabarán aflorando.

    Fases de la cura de savia

    Aunque la cura supone un verdadero proceso de
    revitalización, su desarrollo no es siempre idéntico. Los primeros días se
    caracterizan por una considerable pérdida de peso y una importante
    desintoxicación celular. Antes de que las sustancias tóxicas y de desecho sean
    eliminadas por los órganos de eliminación, tienen que ser expulsadas del
    interior de cada una de los millones de células que pueblan nuestro cuerpo.

    Desde el interior de las células las
    sustancias tóxicas pasan a la sangre venosa y por las venas llegan a los órganos
    de eliminación. Esta fuerte eliminación de toxinas al principio de la cura se
    puede manifestar por malestar, dolores diversos, especialmente articulares,
    debilidad, boca pastosa y en ocasiones hasta vómitos; todos estos síntomas
    indican que el cuerpo está en proceso de limpieza y puesta a punto. Muestran la
    capacidad de respuesta del organismo a la hora de eliminar las sustancias de
    desecho y tóxicos ingeridos durante años. Para eliminar los tóxicos antes hay
    que removerlos. Por eso los tres primeros días de la cura es cuando a menudo
    peor nos sentimos y aún podemos percibir la sensación de hambre.
    Paradójicamente, cuanto más se prolonga la cura, menos hambre se siente, y a
    partir del segundo o tercer día, normalmente ninguna.

    Una vez superada la fase inicial cesan los
    posibles síntomas de este periodo y se da un trabajo de renovación en
    profundidad. Primero se limpia y descongestiona el tracto digestivo, luego los
    órganos de eliminación, hígado y riñones, se regulariza la presión en los vasos
    sanguíneos y mejoran la circulación y las enfermedades catarrales (resfriado,
    sinusitis, gripe, bronquitis) y las alergias. La cura da al cuerpo ocasión de
    aumentar sus defensas, por lo que es también una medida preventiva. En síntesis,
    podemos afirmar que la cura de savia ejerce una acción positiva y vitalizante
    sobre todos los diferentes órganos y sistemas corporales.

    Comenta Miriam Hidalgo, naturópata de
    Zaragoza: «He observado que durante la cura, a nivel linfático, se produce una
    mayor eliminación tanto del líquido sobrante en el organismo como el aumento de
    la resistencia del sistema inmunitario. Además conviene observar el
    funcionamiento intestinal. Se produce una renovación de la flora intestinal y
    muchas de las toxinas adheridas en la pared intestinal se evacúan sin dificultad
    durante la cura, mejorando la absorción intestinal, la vitalidad de nuestro
    cabello y la piel». Está contraindicada expresamente en personas con diabetes
    insulino-dependiente o estado depresivo avanzado, mujeres embarazadas o en
    periodo de lactancia. Aparte de sus importantes efectos desintoxicantes y
    adelgazantes, la cura de savia es beneficiosa también para el cabello, la piel y
    para cualquier tratamiento estético en general.

    En las clínicas francesas de la famosa médica
    naturista y autora de varios libros -Kousmine-, «la cure vital», como allí
    llaman a la cura de sirope de savia, se utiliza en numerosos casos como
    tratamiento preparatorio básico para introducir a continuación nuevos hábitos
    alimenticios más saludables. Un cuerpo sano y purificado responde, sin duda, más
    favorablemente a cualquier cambio positivo, y a su vez, facilita que nuestro
    organismo utilice su innata inteligencia para restablecer su equilibrio. Además,
    durante la cura aumenta la sensibilidad hacia nuestro entorno y de manera
    considerable las capacidades creativas e intuitivas, y el disfrute de estos
    nuevos horizontes que se están abriendo. Muchas personas empiezan en estos días
    de la cura a abrirse y gozar de la música clásica, descubren de manera
    espontánea las bellezas de la naturaleza, del mar, o perciben por primera vez un
    estado interior de armonía, de paz consigo mismo y con el resto del universo, de
    autoconfianza y gozo de estar vivo. Por lo tanto, conviene llevar a cabo la cura
    en una época en que uno no esté sobrecargado de trabajo y de compromisos
    sociales. El estado anímico durante la cura invita a la reflexión, a momentos de
    silencio, al encuentro consigo mismo, a actividades recreativas.

    La realización de la cura de savia y zumo de limón

    La cura completa dura de siete a diez días, en
    los cuales sólo deben ingerirse el preparado de Sirope de Savia de palma y arce,
    zumo de limón, agua y optativamente una pizca de cayena, pero ningún otro
    alimento. Cada día se tomarán de ocho a diez vasos grandes del preparado, uno
    cada dos horas aproximadamente. Se completa con una infusión laxante suave antes
    de la primera toma del día y otra antes de acostarse. Mientras se está haciendo
    la cura sólo se podrán tomar además infusiones y abundante agua. Después de la
    cura hay que realizar una transición alimentaria correcta de dos a tres días con
    zumos de fruta, caldos vegetales etc. Posteriormente, continuar con unas bases
    sanas de nutrición.

    El auténtico sirope de savia está compuesto
    por la savia de arce C+ de cultivo ecológico certificado, procedente de Canadá y
    de la savia de palma, obtenida de palmeras crecidas en plena selva tropical.
    Para elaborar el sirope de savia se utiliza únicamente el sirope de arce C+,
    pertenece a la última cosecha del arce, la cual aporta al cuerpo muchas más
    sales minerales y oligoelementos que el sirope de arce grado A, el más
    corriente. El sirope de palma contiene la cantidad de sodio y potasio necesarios
    para el funcionamiento de las células y la desintoxicación del cuerpo. Mezclando
    el sirope de arce y el sirope de palma en la proporción correcta, se obtiene el
    sirope de savia, muy rico en oligoelementos y otros nutrientes, que garantizan
    el éxito de la cura, al suministrar junto al zumo de limón, lo necesario para el
    buen funcionamiento del organismo durante los diez días de la cura. El sirope de
    savia no contiene ningún azúcar artificial o refinada. La presencia de glucosa
    -alimento imprescindible para el cerebro y los músculos- proviene al cien por
    cien de la propia savia, conteniendo además los oligoelementos naturales que se
    precisan para la asimilación orgánica. El sirope de savia es uno de los más
    sabrosos productos alimenticios que la Madre Tierra nos ofrece. Se compone
    únicamente de los jugos alimenticios concentrados de los árboles de arce y de
    palma, tal como existen en la naturaleza.

    Eficaz para controlar el peso

    La fitoterapeuta y dietista Teresa Salvador, de la Dietética
    Ricard, dice que «la cura es muy recomendable en el inicio de dietas de control
    de peso, en mitad de ellas cuando hay bloqueo y no se sigue perdiendo o cuando
    hay que perder esos 2-3 kilos cogidos después de vacaciones o navidades. En
    estos casos doy un semi-desayuno: Desayuno, media mañana y tarde: un vaso de
    Sirope de Savia, una infusión y una manzana. Una hora antes de la comida y la
    cena: un vaso de Sirope de Savia. Comida: Verdura al vapor y pescado a la
    plancha. Infusión. Cena: Sémola de verduras y un yogur de soja. Infusión. Esta
    dieta la mantengo de diez a 15 días. Se consigue controlar la ansiedad, perder
    líquidos retenidos y perder esos tres kilos de forma rápida, lo que motiva a
    seguir la dieta y conseguir los objetivos fijados».

    El Sirope de Savia, nos sigue comentando Teresa Salvador,
    también puede servir como depurativo en casos de personas que han sido tratadas
    con mucha medicación alopática y sienten molestias digestivas, halitosis,
    dificultad en digerir las grasas, etc. Se aconseja diez días de Sirope con ayuno
    completo e infusiones laxantes para una óptima depuración. Si aparecen jaquecas
    o migrañas (normalmente en los tres primeros días) se acompaña de Cobalto en
    oligoelemento. Al terminar la cura las molestias digestivas y jaquecas han
    desaparecido, hay más vitalidad y el aspecto de la piel ha mejorado
    notablemente.

    Una mujer de Alicante, Nela Garcia de 45 años, explica con
    entusiasmo su experiencia: «Hace doce años y después de tener a mi hija, debido
    a mi hipotiroidismo, engordé 35 kilos, tenia los triglicéridos a 1.800 y el
    colesterol a 311, mi médico dijo que estaba a punto de un infarto. Hice la cura
    durante 14 días, descansé diez y seguidamente otros diez días de la cura con el
    sirope de savia, limón y cayena. No solo se regularon los triglicéridos y el
    colesterol, sino que perdí 20 kilos. En un mes mi hígado se regulo y volvía a
    ser la de antes. En los dos años siguientes, a meses alternos, he ido haciendo
    la cura durante solo 3 días y eso me permitió bajar 15 kilos más. En total bajé
    35 kilos. Toda Altea me conoce por mi experiencia con el sirope, hablo de ello
    continuamente”.