El maestro tibetano Tulku Lama
Lobsang basa sus enseñanazas en métodos específicos cuyo objetivo es la
consecución de la salud física, la alegría vital y el desarrollo de la mente.
Reaviva la sabiduría innata que siempre ha existido en cada uno de nosotros
El venerable Tulku Lama Lobsang,
que visita España varias veces al año y en diferentes ciudades, es un maestro
budista, médico y astrólogo que basa sus enseñanzas en los antiguos
conocimientos tántricos, fundamentales en el Budismo, Medicina y Astrología
Tibetanos. Estas enseñanzas se centran en métodos específicos, cuyo objetivo es
la consecución de la salud física, la alegría vital y el desarrollo de la mente.
Sus especiales facultades en el arte de la
sanación y de la ciencia medicinal, su natural y compasiva manera de enseñar, su
bondad y sabiduría le convierten en un precioso mediador y transmisor de la
cultura y las tradiciones budistas tibetanas.
Nació en 1976 en una familia campesina de
Amdo, al noroeste de Tibet. Varios Lamas reencarnados nacieron en esta familia.
Pasó su infancia bajo la atención de su madre. Él siempre la sorprendía con
juegos especiales. Una vez, quiso volar desde el tercer piso de la casa con un
paraguas, que se rompió inmediatamente en el aire. Afortunadamente el muchacho
salió ileso. Cuando tenía 6 años entró en la escuela budista de la localidad. A
los 11 fue al Monasterio Bon de Nangzi, hoy en día el mayor monasterio Bon del
Tibet, donde recibió formación por parte de su tío. El Maestro, abad del
monasterio, cuidaba de él como si fuera su propio hijo. Gracias a él, Lama
Lobsang tuvo sus primeras experiencias de las enseñanzas secretas del Dzogchen y
de los rituales Bon.
Durante el tiempo que Lama Lobsang estuvo
en el monasterio Bon, los monjes de este monasterio gelugpa de Nyentse buscaron
a la reencarnación de su lama. El anterior lama Nyentse era la cabeza espiritual
y temporal del linaje Nyentse y lama de trece monasterios.
En una ceremonia abierta del oráculo,
cuando los monjes preguntaban por la encarnación de su lama, fue nombrado el
joven Lobsang. Sin embargo, los monjes no estaban seguros de si el oráculo se
refería a este muchacho especialmente salvaje. El oráculo le confirmó a la
asamblea y a los monjes que él era sin duda la encarnación del lama de Nyentse.
Por eso, a los 13 años fue entronizado en una ceremonia de celebración como la
octava reencarnación de Tulku Nyentse.
Después de su entronización, Lama Lobsang
recibió sus enseñanzas en el Monasterio de Archok. Ya, en esta época
impresionaba a la gente con sus capacidades curativas.
Continuó sus estudios en el Monasterio de
Labrang, donde profundizó sus conocimientos en Sutra, Medicina y Astrología.
En 1993 se fue del Tibet, al sur de la
India, al monasterio de Gaden Shartse. Después de 5 años se marchó a Dharamsala
para transmitir la herencia cultural tibetana a occidentales y tibetanos. Desde
el 2000, Tulku Lama Lobsang viaja a países extranjeros para dar enseñanzas,
consultas y conferencias sobre Medicina, Budismo y Astrología.
Medicina Tibetana
El principio de la Medicina Tibetana es
que cualquier cosa beneficiosa es medicina, y cualquier cosa que te haga infeliz
o te dé problemas es enfermedad. Todas las enfermedades que experimentamos en
nuestro cuerpo tienen condición y causa. Decimos que las enfermedades primero
son no manifestadas, ya que las cualidades de ésta existen previamente en el
cuerpo
Son cuatro condiciones las que hacen que
las enfermedades no manifestadas se manifiesten: tiempo desequilibrado, comida
desequilibrada, comportamiento del cuerpo y bacterias.
Son tres las causas de la enfermedad:
ignorancia, apego e ira. Cuando se manifiestan estas emociones causan enfermedad
física.
Igualmente, cuando las enfermedades
físicas se manifiestan, también aparecen enfermedades mentales. Así, cuerpo y
mente son interdependientes, se afectan mutuamente.
Por esa razón, hemos de tener cuidado si
queremos tener un cuerpo sano y una mente feliz. Hemos de ser cuidadosos a estos
tres niveles: factores externos, cuerpo y mente
En Medicina Tibetana todas las
enfermedades se remiten hasta la bilis, la flema y el viento en el cuerpo. La
bilis corresponde al elemento fuego, la flema a la tierra y el agua y el viento
al elemento aire. Al mismo tiempo, la bilis se relaciona con la ira, la flema
con la ignorancia y el viento con el apego.
Esto significa que, en última instancia,
el principio de la medicina tibetana es que toda enfermedad es ignorancia y la
medicina última es el conocimiento.
Dolencias
Un doctor de Medicina Tibetana
experimentado puede saber la dolencia que sufre el paciente sólo con verlo
moverse, con su postura, la forma de mirar. A través de escuchar los pulsos del
paciente también se obtiene mucha información sobre su salud. Con la lectura del
ritmo de los pulsos se pueden diagnosticar un 95% de las enfermedades, incluso
psicológicas.
La Astrología es una parte fundamental de
la cultura tibetana. Es parte de la Medicina del Conocimiento y, a su vez, es
una práctica de compasión. La astrología tibetana se basa en el principio de la
lógica interdependiente que postula que todo existe de manera interdependiente.
Genéricamente hablando, la base de esta astrología son los cinco elementos que,
con ellos, es posible calcular y adivinar todo; a través de ellos es posible
explicar muchas cosas
Esto significa que los elementos de tu
mente, tu cuerpo y del entorno están conectados unos con otros. Todos ellos se
resumen en tiempo, relacionado con el mundo externo, el interno, el tiempo
secreto y de la mente y el tiempo del cuerpo. A través del tiempo es posible
descubrir cuándo y dónde algo funcionará, en qué momento ocurrirá y qué
elementos estarán involucrados.
La esencia de la sanación
La fuente de la enfermedad es la pereza; a
causa de ella tenemos problemas. Cuando tienes pereza empiezas a perder la
motivación y pierdes la creencia. La creencia es lo más poderoso en el espacio,
es lo que te ayuda a cambiar. Cuando la pierdes, pierdes la motivación, el
esfuerzo y la práctica.
Es imposible curar a un enfermo pero sí es
posible ayudarlo, sobre todo si cree en tí. Es posible ayudar al otro, pero no
es posible cambiarlo. Cuando una persona tiene expectativas de que alguien le
solucione sus problemas se vuelve perezosa. Por eso, la pereza es el problema
básico del ser humano. Hay que ser valiente para salir de ella, ya que está en
todas partes.
La creencia positiva es muy útil y
poderosa, es medicina. Así como piensas, así es lo que recibes. Si crees que
eres feliz, entonces eres feliz. Si crees que estás sano, tienes más
posibilidades de estar sano. La creencia es el poder de la curación. Pero
primero debemos creer en nosotros mismos. Sino crees en tí, no puedes creer en
otros. Tú mismo eres tu amigo y tu enemigo. Fuera de ti no hay otro enemigo.
Nuestros pensamientos tienen un poder
increíble. A nivel científico se puede demostrar cómo la creencia puede sanar o
te puede enfermar, y cómo lo que hay en nuestra mente es una ilusión, por eso
ésta varía fácilmente.
Nuestra mente es como un elefante salvaje;
si queremos controlar este elefante necesitamos creer en algo. Por eso
necesitamos la disciplina, para dominar este elefante. Tú eliges, eres perezoso
y tienes 1.000 problemas o te disciplinas y sólo tienes un problema. Mientras
tengamos vida tendremos problemas, por eso no debemos esperar el momento en que
no haya problemas.
El propósito de la vida es ser feliz pero
nunca tenemos tiempo para ser felices a causa de la pereza. Por otro lado,
cuando tenemos problemas, entonces tenemos todo el tiempo del mundo para
dedicárselo a ellos.
«Si quieres tener problemas trata de
cambiar a los demás, si quieres tener una vida más simple y fácil, trata de
cambiarte a tí mismo».
En la esencia de la sanación la disciplina
es la forma de creer en tí mismo. Si no te impones una disciplina nunca creerás
en tí mismo.