La nueva Medicina Psicosomática

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    José Luis Sánchez Relova imparte cursos y
    conferencias sobre una temática peculiar: salud y cristianismo. Licenciado en
    Medicina por la Universidad de Salamanca, es además osteópata, acupuntor,
    psicoterapéuta y naturópata. Autor de libros como “Milagros Hoy” o “Los
    colores te hablan”, el Dr. Sánchez Relova acaba de presentar su última obra,
    “La Nueva Medicina Psicosomática”, un interesante tratado sobre la curación
    del cuerpo y la sanación del alma.
    Pregunta.- ¿Qué tiene de novedoso este
    método de curación?
    Respuesta.- Es una vuelta hacia la
    autocuración tal cual la entendían los primeros pueblos que poblaron la
    Tierra. Las enfermedades traumáticas se reservaban a los componedores de
    huesos, las que requerían cirugía a los barberos; mientras que las
    enfermedades más complicadas eran derivadas hacia los sacerdotes. Pues bien,
    el conocimiento reservado a estos últimos está en el libro que acabo de
    publicar: “La Nueva Medicina Psicosomática”; un libro basado fundamentalmente
    en los conocimientos de los ritos curativos tanto del pueblo Hebreo como del
    Celta.
    P.- Según explica el libro, podemos
    curarnos realizando sonidos musicales, aprendiendo a andar adecuadamente,
    moviendo las manos, haciendo obras de caridad… Pero, en realidad algunas
    cosas como estas las hacemos a diario y a pesar de todo seguimos cansados o
    enfermos.
    R.- El objetivo del método es curarse
    haciendo las cosas cotidianas con una consciencia adecuada. Algo tan cotidiano
    como es andar, hablar, o comer si lo lleváramos a cabo con el conocimiento
    preciso empezaríamos de forma inmediata a fortalecernos y por tanto a
    curarnos.
    P.- El método explica cómo lo fundamental
    para que exista una curación es limpiar la voz. ¿Por qué la voz?
    R.- En la voz se unifica tanto la esencia
    física como la espiritual de nuestro Yo. El verbo es por tanto un
    reconciliador de dos mundos opuestos, el de la luz y el de la materia.
    P.- Explícanos un poco cuáles son esos
    componentes de la voz que necesitamos trabajar para estar sanos.
    R.- El timbre es lo que hace que la voz
    penetre dentro de quienes están a nuestro alrededor, ya sean personas,
    animales o cosas, haciendo que resuene nuestro sonido dentro de ellos. Es la
    capacidad que posee el sonido de entrar en la oscuridad de lo material,
    produciendo la vibración de la materia. Recordemos cómo resuena el tambor en
    las vísceras de quien esté cerca de él, un hecho que ocurre incluso en
    personas sordas.
    El Tono Musical es otro componente especialmente
    importante, hay un tono de voz ascendente, por tanto alegre, un tono
    descendente, es decir, triste, así como un tono llano que mantiene la nota
    musical, en el cual las emociones se estabilizan.
    El Ritmo es el dosificador de la energía, actuando
    como el motor de un coche: si se acelera produce mayor rapidez y alegría,
    mientras que si ralentiza se torna triste y pesado.
    P.- Por lo que se ve son cosas muy simples
    las que esta metodología usa para curar; esto rompe con todos los tratamientos
    complicados que existen hoy día y que pretenden ser los paladines de la
    curación… ¿Por qué tienen cosas tan sencillas capacidad para curar?
    R.- Pues porque la razón de estos
    ejercicios es aprender a vivir sin cansarse. El cansancio para los hebreos era
    el primer estadío de la enfermedad. Para entender ésto vamos a poner un
    ejemplo de cómo nos enfermamos. Figurémonos que alguien tiene un problema con
    su jefe. Primero se sentirá incómodo, y si no lo resuelve pasará al inicio de
    la enfermedad, encontrándose cansado; si esto no lo soluciona empezará a estar
    triste, y con el tiempo enfadado, siendo exactamente aquí donde el hombre a
    causa de la ira contrae la zona del cuerpo que va a enfermarse; así la
    enfermedad empieza a meterse en el cuerpo y por tanto a somatizarse. La
    curación será la operación inversa: primero ha de reconocer que la causa de su
    enfermedad es el enfado con su jefe, luego ha de trabajar la tristeza de
    haberse equivocado, y por último tendrá que descansar de una manera concreta.
    P.- ¿Por qué das tanta importancia en el
    método a las obras de caridad?
    R.- Hay personas que trabajan el
    pensamiento, es decir la luz, en exceso, esto les lleva a resolver bastante

    bien las enfermeda
      des de tipo mental
    (estrés, angustia, depresione
      s, etc.),
    pero no las físicas. Cuando la enfermedad está ya somatizada se resuelve con
    luz y con amor.
    Jesucristo habla de cómo estos trabajadores de la
    luz que han hablado del bien en sus cursos, charlas o predicaciones será
    rechazados en el gran juicio por no haber dado de comer al hambriento o por no
    haber vestido al desnudo. Los judíos no entendían de amores platónicos o
    “fluidos energéticos”, eran muy realistas, por eso siempre creyeron en una
    tierra prometida próspera.
    Todo esto viene al caso pues me he encontrado con
    personas muy espirituales que no creen en la caridad hacia el pobre o el
    mendigo, sinó en una forma de generosidad hacia los demás más metafórica y
    abstracta, en un amor disperso hacia todo el mundo. Pero para los judíos amar
    es sinónimo de hacer un servicio, es decir: un trabajo. Por tanto amar es un
    tema más muscular que mental. No podemos olvidar que el corazón es un músculo.
    P.- Acabas de hablar de los mendigos. ¿No
    crees que estos a veces utilizan nuestras obras de caridad para sus vicios, y
    se aprovechan de la generosidad de las personas para no trabajar?
    R.- Claro que sí, por eso prefiero que las
    obra
      s de caridad se hagan principalmente
    con instituciones. Pero no hay problema en que lo hagamos con un pobre de la
    calle si sentimos que tenemos que hacerlo con él; si creemos que se lo va a
    gastar en vino, bendigamos su vino para que le haga cambiar.
    P.- Hay instituciones que gestionan bien el
    dinero, pero muchas veces los jefes de estado corruptos hacen que el 100% no
    llegue a su destino…
    R.- Eso no debe ser nuestro problema si
    bendecimos el dinero que hemos enviado, pues acabará por quemarle a quien no
    lo use para El Bien.
    P.- ¿Qué enfermedades cura este método?
    R.- El Nuevo Testamento afirma que Jesús
    curó toda enfermedad, y él mismo aseguró a sus seguidores, y en hebreo
    seguidores también significa imitadores, que harían todavía milagros mayores.
    Por tanto cualquier método psicosomático tiene que tender a curar por completo
    todo tipo de enfermedad.
    Las experiencias curativas vienen en el libro
    Milagros Hoy, y en él aparecen curaciones que van desde el cáncer hasta la
    depresión.
    Según el cristianismo no existe ninguna enfermedad
    que no se cure, es el tesón y la confianza lo que hace que uno se cure y otros
    no.
    P.- ¿Entonces tú, como terapeuta, puedes
    curar cualquier enfermedad?
    R.- Yo no curo ninguna enfermedad; el
    paciente es el que con este método aprende a curarse. Si bien Cristo curó toda
    enfermedad, este método no es pretencioso diciendo ser un curalotodo, queda
    mucho por investigar… Aunque, eso sí, con él se abre una puerta que ha
    permanecido apolillada durante muchos siglos.
    P.- ¿Con este método podemos hacer que los
    demás se curen?
    R.- Si son hijos nuestros podemos curarlos sin
    necesidad de que ellos hagan los ejercicios, sobretodo cuanto más pequeños
    sean, pero a partir de los 21 años deben hacerlos por sí mismos.
    P.- ¿Y podemos hacer algo para curar a un
    adulto?
    R.- Pues claro que sí. Podemos hacer los
    ejercicios por ellos al principio de la curación pero luego han de seguir
    ellos mismos. Recordemos el milagro del paralítico que es llevado por cuatro
    amigos. Al llegar a los pies de Jesús, éste le dice que cargue con su camilla
    y que ande él solo…