Los alimentos de origen vegetal
contienen sustancias protectoras como fibra, antioxidantes y fitoquímicos, que
mejoran notablemente la salud. Además, no tienen colesterol y su contenido en
grasas saturadas es, en general, muy bajo. Los vegetarianos saben que con una
buena combinación de estas proteínas se puede conseguir una dieta sana y
equilibrada.
Las
proteínas vegetales presentan notables ventajas frente a las de origen animal.
La palabra proteína proviene de una palabra griega que significa «el primero»,
son moléculas muy abundantes en los organismos vivos, constituyendo
aproximadamente el 50 por ciento del peso seco de las células.
En general, las proteínas vegetales son
más variadas, completas y mucho más fáciles de digerir. A diferencia de las
proteínas vegetales, las animales contienen gran cantidad de purinas. Estas
sustancias han de ser disueltas por el hígado y eliminadas por el riñón, con el
esfuerzo que este proceso requiere para el organimo. Las purinas vegetales, por
el contrario, son menos perjudiciales porque contienen potasio, que es un
diurético.
Todos los miembros de la familia, a
cualquier edad, se pueden beneficiar de los beneficios de las proteínas
vegetales.
La soja, fuente de minerales y vitaminas del grupo B
El contenido en proteínas de la soja es
casi equivalente al de origen animal (carne, leche y huevos). Los especialistas
reconocen que es una buena fuente de minerales como el magnesio y el hierro, y
de vitaminas del grupo B, en concreto B1, B2, B3, B6 y ácido fólico. Y por si
esto fuera poco, dicen que su elevado aporte de fibra contribuye a prevenir y
aliviar el estreñimiento, y a hacer más lento el paso de los azúcares a la
sangre (permite regular la glucemia), lo que podría resultar beneficioso para
los diabéticos.
La semilla de soja ha constituido una
parte de la dieta de los seres humanos durante casi 5.000 años y, a diferencia
de la mayoría de los alimentos provenientes de las plantas, la semilla de soja
es rica en proteínas y se considera equivalente a los alimentos provenientes de
animales en términos de calidad de la proteína que contiene.
La soja es una semilla que tiene
diferentes propiedades y en la dieta podría reducir los niveles de colesterol.
De hecho, la Agencia del Medicamento norteamericana (FDA) reconoció que 25
gramos por día de proteína de soja, como parte de una dieta baja en grasas
saturadas y colesterol, podría reducir el riesgo de enfermedad cardiaca.
Entre los beneficios que la soja puede
producir en el organismo de la mujer destacan la disminución de los síntomas de
la menopausia y del riesgo de osteoporosis, así como la prevención de
enfermedades dependientes de hormonas, incluyendo el cáncer de mama o el de
endometrio.
El contenido en proteína de la soja es
similar al de numerosos alimentos de origen animal, y superior al de otras
legumbres. Asimismo, la digestibilidad de los productos derivados de la soja es
similar al de la carne y de la leche, siendo de particular interés para cubrir
los requerimientos de proteína en personas que consumen pocas cantidades de
alimentos de origen animal. Las Sociedades de Nutrición y Organizaciones de
Salud recomiendan potenciar una «plant based diet» (dieta basada en alimentos de
origen vegetal).