¿Qué son los
sonidos de insólita riqueza y profundidad? ¿Qué son esas voces guturales, de un
aliento que se diría sobrehumano, puesto que sin pausa alguna pasan de un
recitativo noble a una línea melódica que incluye en sí misma una armonía? ¿Qué
son esos instrumentos de viento de enorme potencia, que interrumpen y continúan
un canto de inigualada nobleza y que conducen al oyente a insospechados
horizontes musicales, mientras los instrumentos de percusión rompen y sostienen
a trechos esa frase interminable? ¿Qué es ese conjunto orquestal, desconcertante
en el sentido etimológico del término, en el cual aún en el profano advierte una
disciplina y un rigor tan severos que nada se deja al azar?
Es la secular música de los budistas del Tíbet, esa región de la China a
la que suele llamarse “el techo del mundo” y donde se desarrolló una de las
civilizaciones más asombrosas de la humanidad. En los macizos montañosos más
altos del planeta, cuya altitud nunca es menos de tres mil metros y que alcanzan
cumbres de más de siete mil, la única zona relativamente hospitalaria se
encuentra entre el Himalaya y las cimas del Transhimalaya, en
una planicie cuya altitud media es de cuatro mil metros. Estos dos geográficos
pueden ser útiles para apreciar algunos aspectos de la cultura tibetana. Antes
de la modernización de la región y de la construcción de carreteras emprendidas
por los chinos entre 1950 y 1960, desde Lhassa, la ciudad más importante del
Tíbet, se tardaba en caravana varios meses, incluso un año, en llegar a Pekín,
pese a lo cual “el techo del mundo” se enriqueció durante muchos siglos con el
aporte de otras civilizaciones.
la que suele llamarse “el techo del mundo” y donde se desarrolló una de las
civilizaciones más asombrosas de la humanidad. En los macizos montañosos más
altos del planeta, cuya altitud nunca es menos de tres mil metros y que alcanzan
cumbres de más de siete mil, la única zona relativamente hospitalaria se
encuentra entre el Himalaya y las cimas del Transhimalaya, en
una planicie cuya altitud media es de cuatro mil metros. Estos dos geográficos
pueden ser útiles para apreciar algunos aspectos de la cultura tibetana. Antes
de la modernización de la región y de la construcción de carreteras emprendidas
por los chinos entre 1950 y 1960, desde Lhassa, la ciudad más importante del
Tíbet, se tardaba en caravana varios meses, incluso un año, en llegar a Pekín,
pese a lo cual “el techo del mundo” se enriqueció durante muchos siglos con el
aporte de otras civilizaciones.
Aunque la población del Tíbet es heterogénea desde el punto de vista
étnico, considerada en su conjunto es típicamente mongola. La región ha estado
en contacto, por el oeste, con India, Irán e incluso Grecia; por el norte, con
las poblaciones turco-mongolas; por el este, con la civilización china de los
Han; y por el sur, el norte y el este, con poblaciones en las que la tradición
búdica se había implantado ya, es decir Nepal, Khotan y Yunnan.
étnico, considerada en su conjunto es típicamente mongola. La región ha estado
en contacto, por el oeste, con India, Irán e incluso Grecia; por el norte, con
las poblaciones turco-mongolas; por el este, con la civilización china de los
Han; y por el sur, el norte y el este, con poblaciones en las que la tradición
búdica se había implantado ya, es decir Nepal, Khotan y Yunnan.
El budismo, que llegó al Tíbet durante los siglos VII y VIII de nuestra
era, proveniente del norte de la India, estaba ya impregnado (del sánscrito
“tantra” que originalmente significó trama de un tejido y, posteriormente,
doctrina y norma). En el Tíbet, el budismo reemplazó gradualmente a la antigua
religión local llamada “Pon” que, con diversas formas, se había difundido
ampliamente en el Asia Central, desde los confines orientales del Irán hasta
China; esa religión tenía algunas similitudes con el tantrismo, y el budismo se
mezclaron formando una antigua religión tibetana llamada “religión de los
hombres”, en oposición a la “religión de los dioses”, lo que dio al budismo
tibetano un carácter original.
era, proveniente del norte de la India, estaba ya impregnado (del sánscrito
“tantra” que originalmente significó trama de un tejido y, posteriormente,
doctrina y norma). En el Tíbet, el budismo reemplazó gradualmente a la antigua
religión local llamada “Pon” que, con diversas formas, se había difundido
ampliamente en el Asia Central, desde los confines orientales del Irán hasta
China; esa religión tenía algunas similitudes con el tantrismo, y el budismo se
mezclaron formando una antigua religión tibetana llamada “religión de los
hombres”, en oposición a la “religión de los dioses”, lo que dio al budismo
tibetano un carácter original.
Ese budismo tántrico, que se extendió a través de los Himalayas a los
países limítrofes del Tíbet -Nepal, Bután, Sikkim, Kaddak, además de ciertas
religiones de Bengala occidental y de la India- iba a crear una de las formas
musicales más originales que hayan existido en el mundo.
países limítrofes del Tíbet -Nepal, Bután, Sikkim, Kaddak, además de ciertas
religiones de Bengala occidental y de la India- iba a crear una de las formas
musicales más originales que hayan existido en el mundo.
Los orígenes y la historia de la música búdica tibetana no han sido
estudiados a fondo todavía. El presente artículo se basa en datos recogidos
durante una encuesta de ocho meses realizada en Nepal.
estudiados a fondo todavía. El presente artículo se basa en datos recogidos
durante una encuesta de ocho meses realizada en Nepal.
Se trata de una música extremadamente sutil y compleja, indisociable de
las tradiciones antiguas de cuyo significado está impregnada. Además, en lo
esencial se haya destinada a la vida espiritual. Ya sea vocal o instrumental,
requiere no solamente un conocimiento perfecto de los textos transmitidos por
tradición oral, sino además un alto nivel de virtuosismo en la
interpretación.
las tradiciones antiguas de cuyo significado está impregnada. Además, en lo
esencial se haya destinada a la vida espiritual. Ya sea vocal o instrumental,
requiere no solamente un conocimiento perfecto de los textos transmitidos por
tradición oral, sino además un alto nivel de virtuosismo en la
interpretación.
Íntimamente ligada a la tradición, la música desempeña un papel
importante en la vida de la comunidad monástica. Los monasterios en el sentido
occidental del término, es decir escuelas de música que dispensan a los monjes
una formación musical de alto nivel, organizan conjuntos vocales y orquestales,
y mantienen una estética y unos medios de expresión particulares cuidadosamente
codificados.
importante en la vida de la comunidad monástica. Los monasterios en el sentido
occidental del término, es decir escuelas de música que dispensan a los monjes
una formación musical de alto nivel, organizan conjuntos vocales y orquestales,
y mantienen una estética y unos medios de expresión particulares cuidadosamente
codificados.
Los instrumentos, tanto de viento como de percusión, son de origen local
y extranjero. Alguno de ellos, como la caracola o DUNG KAR, trompeta fabricada
con la concha de un gran caracol blanco que se pesca en la costa oriental del
Hindostán, son originarios de la India. Dicho instrumento es el que, según el
libro sagrado “Bhagavad Gita”, emite “ese ruido formidable que sacude el cielo y
la tierra”, y exige de quien lo toca un oído sumamente fino y pulmones
poderosos. De origen indio son también la campanilla y el tambor en forma de
clepsidra, el DAMARU del dios Siva.
y extranjero. Alguno de ellos, como la caracola o DUNG KAR, trompeta fabricada
con la concha de un gran caracol blanco que se pesca en la costa oriental del
Hindostán, son originarios de la India. Dicho instrumento es el que, según el
libro sagrado “Bhagavad Gita”, emite “ese ruido formidable que sacude el cielo y
la tierra”, y exige de quien lo toca un oído sumamente fino y pulmones
poderosos. De origen indio son también la campanilla y el tambor en forma de
clepsidra, el DAMARU del dios Siva.
Otros instrumentos parecen de origen tibetano: la trompeta fabricada con
una tibia humana o KANG LING, y el CHODAR, tambor formado por dos cráneos
humanos y con bolas batientes. La influencia del Irán, ya sea directa o a través
de la India, está presente en una esp ecia de oboe, y la influencia china
en los címbalos.
una tibia humana o KANG LING, y el CHODAR, tambor formado por dos cráneos
humanos y con bolas batientes. La influencia del Irán, ya sea directa o a través
de la India, está presente en una esp ecia de oboe, y la influencia china
en los címbalos.
Es difícil señalar el origen de otros instrumentos, pero lo probable es
que la música búdica tibetana, como el propio budismo del Tíbet tomará elementos
de diversa procedencia al mismo tiempo que conservaba algunas características
antiguas propias de la civilización local.
que la música búdica tibetana, como el propio budismo del Tíbet tomará elementos
de diversa procedencia al mismo tiempo que conservaba algunas características
antiguas propias de la civilización local.
En una tradición musical tan impregnada de religión como la tibetana no
siempre es fácil definir con precisión lo que se entiende por música religiosa.
Elementos religiosos importantes y aún esenciales se encuentran, por ejemplo, en
la gran epopeya nacional tibetana Giber de Ling (llamada “La Iliada del Asia
Central”), así como en el teatro secular de Lhamo, e incluso gran cantidad de
cantos populares recuerdan temas inspirados directamente por la religión.
siempre es fácil definir con precisión lo que se entiende por música religiosa.
Elementos religiosos importantes y aún esenciales se encuentran, por ejemplo, en
la gran epopeya nacional tibetana Giber de Ling (llamada “La Iliada del Asia
Central”), así como en el teatro secular de Lhamo, e incluso gran cantidad de
cantos populares recuerdan temas inspirados directamente por la religión.
Entendemos por música religiosa la que se designa con el término tibetano
de ROLMO, es decir la música vocal o instrumental que acompaña la celebración de
diversos ritos. Ejecutada exclusivamente por los monjes, como se ha indicado ya,
se distingue de otras formas musicales tradicionales del Tíbet por su técnica
vocal, por la composición de la orquesta, por las leyes que la rigen y por su
simbolismo.
de ROLMO, es decir la música vocal o instrumental que acompaña la celebración de
diversos ritos. Ejecutada exclusivamente por los monjes, como se ha indicado ya,
se distingue de otras formas musicales tradicionales del Tíbet por su técnica
vocal, por la composición de la orquesta, por las leyes que la rigen y por su
simbolismo.
Esa música se ejecuta dentro y fuera de los monasterios. En las
lamaserías acompaña las ceremonias religiosas, particularmente en las salas
reservadas a la oración y, a veces, algunos ritos que se celebran en el patio.
Se la ejecuta como señal para que los lamas den comienzo a su meditación en sus
respectivas celdas o para efectuar ofrendas a ciertas divinidades. En este
último caso, se la toca en el techo del monasterio para que pueda ser escuchada
a distancia.
lamaserías acompaña las ceremonias religiosas, particularmente en las salas
reservadas a la oración y, a veces, algunos ritos que se celebran en el patio.
Se la ejecuta como señal para que los lamas den comienzo a su meditación en sus
respectivas celdas o para efectuar ofrendas a ciertas divinidades. En este
último caso, se la toca en el techo del monasterio para que pueda ser escuchada
a distancia.
Fuera del monasterio, se la interpreta en los hogares privados con
ocasión de nacimientos, matrimonios, fallecimientos u otros sucesos, o cuando
alguien quiere hacer “méritos” para alcanzar una reencarnación mejor. También se
la toca en procesiones, para recibir visitas de importancia o, simplemente, para
estudiar los instrumentos cuyo sonido, generalmente muy fuerte, podría molestar
a otros monjes que oran o estudian en el monasterio.
ocasión de nacimientos, matrimonios, fallecimientos u otros sucesos, o cuando
alguien quiere hacer “méritos” para alcanzar una reencarnación mejor. También se
la toca en procesiones, para recibir visitas de importancia o, simplemente, para
estudiar los instrumentos cuyo sonido, generalmente muy fuerte, podría molestar
a otros monjes que oran o estudian en el monasterio.
Igualmente se interpreta esa música fuera del monasterio o en el patio
del mismo para acompañar las danzas religiosas de máscaras, o CHAM, ejecutadas
exclusivamente por los monjes y que representan, con episodios humorísticos, el
triunfo del budismo sobre la religión tibetana precedente.
del mismo para acompañar las danzas religiosas de máscaras, o CHAM, ejecutadas
exclusivamente por los monjes y que representan, con episodios humorísticos, el
triunfo del budismo sobre la religión tibetana precedente.
En todo caso la orquesta sólo comprende instrumentos de viento y de
percusión. Además de la caracola y de la trompeta de hueso ya indicadas, existen
trompetas de cobre o de plata, trompas de hasta cuatro metros de largo, del
mismo metal, y una especie de oboe tibetano de forma cónica.
percusión. Además de la caracola y de la trompeta de hueso ya indicadas, existen
trompetas de cobre o de plata, trompas de hasta cuatro metros de largo, del
mismo metal, y una especie de oboe tibetano de forma cónica.
Los instrumentos de percusión consisten en dos pares de címbalos, uno de
los cuales lleva el mismo nombre de la música de que estamos tratando, ROLMO;
dos gongs, uno de ellos más fino y pequeño; un gran tambor de cerco, cuyo
diámetro puede alcanzar la altura de un hombre y que se toca con una maza; un
tambor vertical, más pequeño, que se toca con un palillo en forma de hoz; los
dos tambores señalados anteriormente -el CHODAR tibetano y el DAMARU de la
India-; una campanilla y dos discos de metal, llamados TING SHA, sujetos por una
cuerda.
los cuales lleva el mismo nombre de la música de que estamos tratando, ROLMO;
dos gongs, uno de ellos más fino y pequeño; un gran tambor de cerco, cuyo
diámetro puede alcanzar la altura de un hombre y que se toca con una maza; un
tambor vertical, más pequeño, que se toca con un palillo en forma de hoz; los
dos tambores señalados anteriormente -el CHODAR tibetano y el DAMARU de la
India-; una campanilla y dos discos de metal, llamados TING SHA, sujetos por una
cuerda.
En los grandes monasterios se emplean a veces, además de estos
instrumentos corrientes, una trompa de proporciones gigantescas, que amplifica
el sonido de manera impresionante, y cuyas diversas secciones se enchufan una
dentro de otra, diversos tipos de trompas, asimismo gigantes, una flauta
horizontal, gongs y una enorme campana.
instrumentos corrientes, una trompa de proporciones gigantescas, que amplifica
el sonido de manera impresionante, y cuyas diversas secciones se enchufan una
dentro de otra, diversos tipos de trompas, asimismo gigantes, una flauta
horizontal, gongs y una enorme campana.
Todo es simbólico en esta música, así los instrumentos como los sonidos
que emiten. En ciertas tradiciones monásticas, por ejemplo, el sonido de las
trompas simboliza la vos de un grupo de divinidades agresivas, mientras que el
de los oboes corresponde a la voz de las divinidades pacíficas.
que emiten. En ciertas tradiciones monásticas, por ejemplo, el sonido de las
trompas simboliza la vos de un grupo de divinidades agresivas, mientras que el
de los oboes corresponde a la voz de las divinidades pacíficas.
En el libro de los Muertos en el Tíbet, el “Bardo Thodol”, se establece
una relación entre el sonido de los instrumentos y los sonidos interiores que
sólo pueden escuchar algunos lamas que han desarrollado en alto grado la
práctica de la meditación.
una relación entre el sonido de los instrumentos y los sonidos interiores que
sólo pueden escuchar algunos lamas que han desarrollado en alto grado la
práctica de la meditación.
Se trata de un ejercicio espiritual según el cual el conocimiento no es
únicamente visión, sino percepción auditiva. La campanilla simboliza al mismo
tiempo la Sabiduría (o conocimiento) y el poder sagrado de la palabra. La forma
de la campanilla, vista perpendicularmente de arriba a abajo, recuerda la de un
MANDALA, o sea la figura geométrica que representa el mundo.
únicamente visión, sino percepción auditiva. La campanilla simboliza al mismo
tiempo la Sabiduría (o conocimiento) y el poder sagrado de la palabra. La forma
de la campanilla, vista perpendicularmente de arriba a abajo, recuerda la de un
MANDALA, o sea la figura geométrica que representa el mundo.
Por parte la orquestación misma de la música tibetana está determinada
por la relación que existe entre cada instrumento y las divinidades pacíficas
corresponden los oboes, la caracola y un par de címbalos. A las combativas, cuya
misión es defender la libertad y exterminar a los espíritus enemigos, la
trompeta corta y los címbalos ROLMO. Las trompas y tambores están asociados a
ambos grupos por igual.
por la relación que existe entre cada instrumento y las divinidades pacíficas
corresponden los oboes, la caracola y un par de címbalos. A las combativas, cuya
misión es defender la libertad y exterminar a los espíritus enemigos, la
trompeta corta y los címbalos ROLMO. Las trompas y tambores están asociados a
ambos grupos por igual.
Generalmente es el director de orquesta el que toca los címbalos, de los
cuales depende, en gran medida, la relación entre las artes ejecutadas por los
diferentes instrumentos. Asimismo, él es quien dirige la ceremonia, el canto y
la recitación del rezo y quien marca el “tempo” de la ejecución.
cuales depende, en gran medida, la relación entre las artes ejecutadas por los
diferentes instrumentos. Asimismo, él es quien dirige la ceremonia, el canto y
la recitación del rezo y quien marca el “tempo” de la ejecución.
Mientras más importante es la circunstancia, más lenta es la
interpretación musical. Esta variabilidad puede modificar la parte melódica de
los oboes. Por tal razón, los aboístas deben calcular según el “tempo” indicado
sin previo aviso por el director, en qué nota deben detenerse cuando la
ejecución orquestal toca a su fin, y la duración que debe tener una nota dada
para terminar al mismo tiempo que la orquesta. El resultado es que rara vez son
idénticas dos interpretaciones, y la relación entre rigor y flexibilidad, entre
las normas precisas y la obligación de improvisar constituye una de las
características de la música religiosa tibetana.
interpretación musical. Esta variabilidad puede modificar la parte melódica de
los oboes. Por tal razón, los aboístas deben calcular según el “tempo” indicado
sin previo aviso por el director, en qué nota deben detenerse cuando la
ejecución orquestal toca a su fin, y la duración que debe tener una nota dada
para terminar al mismo tiempo que la orquesta. El resultado es que rara vez son
idénticas dos interpretaciones, y la relación entre rigor y flexibilidad, entre
las normas precisas y la obligación de improvisar constituye una de las
características de la música religiosa tibetana.
En libros de ciertas órdenes religiosas unos signos especiales indican la
intervención de los instrumentos musicales, pero esos signos pueden cambiar de
un monasterio a otro. En cambio el oboe, los tambores en forma de clepsidra y
las campanillas no están indicadas con signo alguno.
intervención de los instrumentos musicales, pero esos signos pueden cambiar de
un monasterio a otro. En cambio el oboe, los tambores en forma de clepsidra y
las campanillas no están indicadas con signo alguno.
También existe una notación para un tipo particular de música vocal
llamado YANG, que figura en los libros de oraciones especiales (YANG-YING) y que
a menudo varía de un libro a otro. En ellos se indican más bien la altura del
sonido que las variaciones del volumen, que es de muy débil amplitud, y algunos
detalles de la emisión de la voz. En esas anotaciones se utiliza a veces tinta
negra y roja, ésta última reservada a las partes del texto que deben ser
cantadas por el monje solista, que es quien dirige la ceremonia.
llamado YANG, que figura en los libros de oraciones especiales (YANG-YING) y que
a menudo varía de un libro a otro. En ellos se indican más bien la altura del
sonido que las variaciones del volumen, que es de muy débil amplitud, y algunos
detalles de la emisión de la voz. En esas anotaciones se utiliza a veces tinta
negra y roja, ésta última reservada a las partes del texto que deben ser
cantadas por el monje solista, que es quien dirige la ceremonia.
En realidad, no habría podido descifrarse la notación musical del budismo
tibetano sin la ayuda de la tradición oral, y aun así quedan por descubrir
muchos aspectos de la práctica musical, ya que la notación solamente sirve como
una ayuda mnemónica y, en menor grado, como auxiliar para el estudio.
tibetano sin la ayuda de la tradición oral, y aun así quedan por descubrir
muchos aspectos de la práctica musical, ya que la notación solamente sirve como
una ayuda mnemónica y, en menor grado, como auxiliar para el estudio.
El canto YANG (que consiste en una línea melódica, perfectamente
ininterrumpida) está determinado por una emisión gutural profunda de la voz, en
la que la interpretación silábica del texto es sumamente lenta. Es este canto el
que, acaso más que el acompañamiento orquestal, produce en el oyente menos
avisado esa impresión singular de entrar en un mundo diferente, más allá de las
apariencias sensibles; y es que el YANG, como señala un comentario tibetano, en
un intento de comunicarse con los dioses, y uno no se dirige a la divinidad de
la misma manera que a los seres humanos. Pero en este estilo singular de canto
nada queda abandonado al azar: todo obedece a reglas que exigen del intérprete
una maestría total.
ininterrumpida) está determinado por una emisión gutural profunda de la voz, en
la que la interpretación silábica del texto es sumamente lenta. Es este canto el
que, acaso más que el acompañamiento orquestal, produce en el oyente menos
avisado esa impresión singular de entrar en un mundo diferente, más allá de las
apariencias sensibles; y es que el YANG, como señala un comentario tibetano, en
un intento de comunicarse con los dioses, y uno no se dirige a la divinidad de
la misma manera que a los seres humanos. Pero en este estilo singular de canto
nada queda abandonado al azar: todo obedece a reglas que exigen del intérprete
una maestría total.
Los cantantes comienzan en la adolescencia a ejercitarse en la emisión
gutural y profunda de la voz. En algunos monasterios, la modificación de la voz
humana llega a extremos que parecen lindar con lo imposible. Se trata tal vez de
una práctica vinculada con la religión tántrica en el cual cuanto más graves son
los sonidos, más inmateriales y cercanos al silencio se vuelven. El resultado es
sorprendente: los cantantes, al mismo tiempo que emiten la nota tonal, producen
un sonido armónico, como si la voz se orquestara en sí misma, como si cada
ejecutante fuera un coro. Sin embargo, esta técnica vocal no es exclusiva del
Tíbet; se la encuentra también en Mongolia y en algunas regiones de Siberia (N.
de Música Global).
gutural y profunda de la voz. En algunos monasterios, la modificación de la voz
humana llega a extremos que parecen lindar con lo imposible. Se trata tal vez de
una práctica vinculada con la religión tántrica en el cual cuanto más graves son
los sonidos, más inmateriales y cercanos al silencio se vuelven. El resultado es
sorprendente: los cantantes, al mismo tiempo que emiten la nota tonal, producen
un sonido armónico, como si la voz se orquestara en sí misma, como si cada
ejecutante fuera un coro. Sin embargo, esta técnica vocal no es exclusiva del
Tíbet; se la encuentra también en Mongolia y en algunas regiones de Siberia (N.
de Música Global).
Este fenómeno musical corresponde a una concepción estética que no se
basa en un conjunto de nociones más o menos homogéneas, sino que parece surgir
de la práctica musical íntimamente relacionada con la teoría religiosa.
basa en un conjunto de nociones más o menos homogéneas, sino que parece surgir
de la práctica musical íntimamente relacionada con la teoría religiosa.
La música de los budistas tibetanos, por lo demás, presta poca atención a
la teoría estética; en cambio, es inseparable de la idea de la buena ejecución
que exige el respeto de las normas establecidas y un sentido musical sobremanera
refinado de los intérpretes, lo cual se manifiesta en la calidad del sonido
vocal o instrumental y en la exactitud de las relaciones entre ambos.
la teoría estética; en cambio, es inseparable de la idea de la buena ejecución
que exige el respeto de las normas establecidas y un sentido musical sobremanera
refinado de los intérpretes, lo cual se manifiesta en la calidad del sonido
vocal o instrumental y en la exactitud de las relaciones entre ambos.
Los monjes consideran que la música es un medio de expresión espiritual y
que se toca exclusivamente para los dioses. El hecho de que los músicos,
extremadamente sensibles a la perfección técnica, tengan conciencia de la
función de su arte y experimenten una satisfacción y un interés profesionales no
está en contradicción con el carácter de la música, sino que garantiza la
permanencia de una tradición cuyo origen y naturaleza se consideran
esencialmente celestes.
que se toca exclusivamente para los dioses. El hecho de que los músicos,
extremadamente sensibles a la perfección técnica, tengan conciencia de la
función de su arte y experimenten una satisfacción y un interés profesionales no
está en contradicción con el carácter de la música, sino que garantiza la
permanencia de una tradición cuyo origen y naturaleza se consideran
esencialmente celestes.