Con un aparato de electroacupuntura se consigue medir, de forma exacta, el
estado energético de cada uno de los meridianos y, por lo tanto, de cada uno de
los órganos. Por ello podemos detectar trastornos de tipo degenerativo,
intoxicaciones crónicas, al igual que intolerancias y trastornos inmunológicos.
Al estimular el poder de autorregulación del organismo se curan enfermedades
actuando desde el origen, si bien hay que reconocer que también es el método
preventivo por excelencia.
La electroacupuntura es un método de diagnóstico y
terapéutico bioenergético que nos permite reconocer los factores o las cadenas
causales de las patologías. Para ello, nos servimos de unos complejos aparatos
técnicos que nos permiten medir el estado energético del organismo y que, a su
vez, nos ayudan a regular de forma positiva este estado energético. De esta
manera se consigue estimular el poder autorregulativo del organismo, y por lo
tanto, curar enfermedades desde su origen, que es lo que realmente debería ser
la meta a alcanzar por todos.
Las bases de la electroacupuntura de Voll (EAV) las
encontramos principalmente en la acupuntura china, en principios de la
homeopatía y en principios de la electrofísica. Por otro lado, la
electroracupuntura de Voll nos posibilita demostrar de forma electrofísica las
relaciones interorgánicas existentes. Esto nos hace ver que un dolor de cadera
puede ser ocasionado por un foco dental del canino, que aparentemente no
presenta problemas. O que el trastorno reumático que padecemos hace tantos años
es debido a un foco latente en las amígdalas.
Por este motivo podemos deducir que de poco sirve tratar
repetidamente a un enfermo de su cistitis crónica si el origen de ésta se
encuentra en una sinusitis mal curada. Para poder restablecer de forma
definitiva a este paciente, en primer lugar debemos tratar el foco latente
situado en el seno frontal. El gran problema está en reconocerlo con los métodos
convencionales. La electroacupuntura de Voll nos permite realizar este tipo de
diagnóstico. Además es el método diagnóstico que nos permite reconocer una
enfermedad antes de que ésta se manifieste mediante sus síntomas clínicos. Por
lo tanto, también es el método preventivo por excelencia.
Orígenes y evolución
La EAV tiene sus inicios a finales de los años cuarenta,
cuando se intentó desarrollar un aparato electrónico con el que se podía
demostrar y medir el estado energético del organismo. Fue el Dr. Reinhold Voll
quien consiguió revolucionar este sector de la medicina mediante sus múltiples
estudios, en los que demostró electrónica y físicamente la existencia de los
puntos de la acupuntura china y por lo tanto, de los meridianos. Además, también
demostró la existencia de nuevos puntos anteriormente desconocidos, sumándose
con el paso del tiempo más de 1.000 puntos. Para regular las tendencias
patológicas de los puntos de electroacupuntura, en vez de pinchar éstos con
agujas como es conocido de la acupuntura china, el Dr. Voll se sirvió del
aparato de electroacupuntura y de más de 30.000 preparados homeopáticos.
Como es de suponer, las posibles combinaciones entre puntos y
preparados son innumerables. Y aunque los resultados terapéuticos obtenidos eran
muy satisfactorios, realizar una terapia bajo estas condiciones era muy duradero
y, tanto para el paciente como para el terapeuta, muy molesto, agotador y
costoso. Este fue el motivo principal de la crisis existencial que padeció este
método.
Hoy en día, con los avances técnicos, la acumulación de datos
y experiencias terapéuticas, el Dr. Rossmann, entre otros, ha conseguido
racionalizar de una forma muy notable este método sin perder su efectividad. De
tal forma que, con medir como mínimo 120 puntos, valerse de unos 1.000
preparados estándares y, por su puesto, de un aparato de electroacupuntura de
alta calidad, se consigue la terapia más efectiva y por lo tanto más
satisfactoria.
Desde mi punto de vista la denominación de electroacupuntura
es inapropiada, ya que nos hace pensar que dicha técnica es dolorosa. Por un
lado tenemos la palabra «acupuntura», que consiste en pinchar unas agujas sobre
la piel; y por otro lado la palabra «electro», que la relacionamos con corriente
eléctrica. Como es de suponer, no debe ser nada agradable conectar dichas agujas
a la red eléctrica. Todo esto nos hace creer que estamos viendo una película de
tortura. Absolutamente nada de lo mencionado ocurre. Ni se pinchan agujas en los
puntos de acupuntura, ni tampoco se conecta al paciente a una red de 220
voltios, si no que se mide el estado energético de dichos puntos a través de una
sonda o electrodo. Estos aparatos funcionan con bajo voltaje y la corriente
eléctrica de medición es de aproximadamente un voltio, y como todos sabemos,
está por debajo de cualquier batería habitual. Al ser un método indoloro y sin
efectos secundarios (excepto en casos muy limitados como portadores de
marcapasos), está indicada para todas las personas, para niños e incluso bebés.
El aparato de electroacupuntura consiste en un aparato
medidor, en el cual hay una entrada para un cable al que se conecta un electrodo
inactivo o de mano. Este electrodo debe ser idóneamente de latón porque hay
productores que trabajan con otros materiales que pueden falsificar los datos,
por ejemplo en caso de intolerancia o alergias. Por otro lado, tenemos una
salida para un cable al que se conecta un electrodo medidor, llamado también
sonda o lápiz medidor.
El funcionamiento
El paciente sostiene en una mano el electrodo de mano por el
que se le aplica una corriente mínima de un voltio. El terapeuta cierra el
circuito midiendo la resistencia eléctrica del organismo hacia la corriente
eléctrica transmitida. Esto lo hace con el electrodo medidor o sonda,
directamente sobre el punto de acupuntura o de medición. Esta resistencia
eléctrica se presenta en kiloohmios mediante un instrumento de medición.
El Dr. Heine demostró que justamente en estos puntos de
acupuntura se encuentra un orificio en la fascia corporis superficialis,
por la cual se abastece a la piel con nervios y vasos sanguíneos. Podríamos
decir que estos puntos son electro permeables, mientras que el resto de la piel
es más impermeable a la electricidad. La consecuencia es que la resistencia
eléctrica cutánea en estos puntos de acupuntura es menor que en las áreas
cutáneas exentas de puntos.
La resistencia eléctrica del punto medido varía según el
estado energético del meridiano relacionado con dicho punto. Si confrontamos a
este punto de electroacupuntura con un estímulo eléctrico, podremos observar la
reacción del meridiano correspondiente a través del instrumento de medición.
Este instrumento lleva una escala del 0 (que equivale a 600 kiloohmios) al 100
(que equivale a 0 kiloohmios). El estado energético ideal o, mejor dicho,
fisiológico de los puntos de electroacupuntura es de 50 (que equivale a 95
kiloohmios).
Si medimos un valor superior a 50, nos indicaría que en este
punto de electroacupuntura, y por consiguiente en el meridiano correspondiente,
habría un exceso de energía. Esto corresponde a un estado Yang según el
principio de las polaridades. Los valores comprendidos entre 50 y 80 representan
un estado irritativo del órgano vinculado a dicho meridiano. Valores
comprendidos entre 80 y 100 representan un estado infeccioso (-itis).
Si medimos un valor inferior a 50, nos indicaría que en este
punto de la EAV, y en consecuente del meridiano correspondiente, habría un
déficit energético, lo que equivale a un estado Yin, según el principio de las
polaridades. Los valores comprendidos entre 50 y 30 representan un estado de
debilidad del órgano vinculado al meridiano medido. Valores entre 30 y 0
representan un estado degenerativo
(-osis) y en casos extremos, cancerígeno.
Observar la reacción de la aguja del instrumento de medición
es para el terapeuta de gran valor diagnóstico. La aguja, frecuentemente, no se
mantiene en una posición fija sino que desciende con más o menos amplitud y
velocidad, lo cual nos informa de la gravedad de cada enfermedad. A este
fenómeno se le conoce como «caída de aguja».
Hemos visto que con este test se puede conseguir un
diagnóstico de forma prácticamente indolora, limpia y rápida; y lo que es aún
más fascinante e importante, un diagnóstico de tipo preventivo. Antes de
presentarse los primeros síntomas de una enfermedad podemos ver las tendencias y
las acumulaciones de pequeños trastornos en nuestro organismo.
La punta de la sonda de medición suele tener un grosor entre
2 y 3 mm. Con esta punta se presiona exactamente sobre el punto de
electroacupuntura, con una presión comprendida entre 300 y 500 ponds. Los puntos
más frecuentes son medidos en las manos, en los pies y en la cabeza, de tal
forma que ni siquiera es necesario despojarse de la ropa, lo que siempre resulta
ser más agradable para el paciente.
En cada dedo se encuentran tanto por el lado lateral
(externo) como por el lado medial (interno), un meridiano o vaso que nos da
informaciones sobre su órgano correspondiente. En cada uno de estos meridianos
se haya un punto de control que nos informa del estado general de este meridiano
y una serie de puntos que nos informan de una parte en concreto del órgano
vinculado a este meridiano.
Como vemos, es una forma diagnóstica que nos permite
encontrar los trastornos energéticos con gran precisión, tanto si la enfermedad
está en sus inicios (sin presentar síntomas), como en un estado avanzado.
Los medicamentos, además de tener un efecto farmacológico
como el que conocemos de los analgésicos, también aportan una información
energética como la que conocemos de los remedios homeopáticos, aunque mucho más
leve, ya que no han sido potenciados. En uno de los muchos tests que el Dr. Voll
ha realizado con su aparato de electroacupuntura, descubrió que en uno de sus
pacientes obtuvo datos de medición extraños. Era un paciente que padecía de la
próstata. Como era de suponer, el aparato de electroacupuntura presentaba
siempre unos valores de medición elevados en los meridianos relacionados con
este órgano. Un día, el aparato mostró una mejoría repentina e inesperada.
Diagnosticar patologías con el test de medicamentos
Sin saber el porqué de esta mejoría, el Dr. Voll se dedicó a
buscar el factor ocasionante de ésta. Finalmente reconoció que tenía que estar
en relación con la chaqueta del enfermo. Después de quitarse la chaqueta, los
valores obtenidos por el aparato de electroacupuntura volvieron a empeorar
drásticamente. Al inspeccionar la chaqueta encontró, en uno de los bolsillos, un
medicamento para trastornos de próstata que le había recetado otro médico.
Siempre que volvía a acercar el medicamento al cuerpo del
paciente, los resultados mejoraban. Esto era debido a que la información
energética de ese medicamento favorecía el estado energético del meridiano
relacionado con la próstata (y probablemente, como efecto secundario, empeoraría
el estado energético de otros meridianos como consecuencia de los efectos
secundarios, pero éste es otro tema).
En conclusión, desde aquel entonces se utiliza la
electroacupuntura como un método infalible para comprobar la tolerancia e
intolerancia de medicamentos, remedios y demás sustancias, sobre todo si se
trata de encontrar el remedio homeopático idóneo para cada enfermedad e
individuo. Con este método podremos encontrar, de la misma forma, los productos
alérgicos, sin tener que dejarse someter a los múltiples y molestos tests
cutáneos conocidos comúnmente. Desde los tiempos del Dr. Voll, el método de la
electroacupuntura ha avanzado mucho. Hoy en día tenemos la suerte de poder
recurrir a un alto número de preparados especialmente fabricados para el
diagnóstico a través de la electroacupuntura. Además de los remedios
homeopáticos, también podemos servirnos de los nosodes y los organoterápicos.
Tampoco debemos olvidarnos de los grandes avances en el sector de la informática
que nos facilitan el trabajo y el archivo de las innumerables informaciones con
las que se afronta diariamente un terapeuta de electroacupuntura.
Nosodes son remedios homeopáticos portadores de informaciones
energéticas de gérmenes y tejidos enfermizos previamente esterilizados y
potenciados según los principios homeopáticos. Estos preparados son introducidos
en el circuito paciente / aparato, pudiendo apreciar la reacción de nuestro
organismo frente a la estimulación únicamente energética de esta sustancia. Los
organoterápicos son los preparados orgánicos producidos según los principios
homeopáticos de órganos de animales sanos. Para mejor comprensión voy a
describir de forma sencilla un ejemplo de medición y diagnóstico. Un paciente
acude a la consulta con molestias en el abdomen. Después de una anamnesia
profunda, el terapeuta se dedica a medir cada uno de los meridianos a través de
los diferentes puntos de medición. Seguidamente archivará y analizará los
valores obtenidos.
El meridiano del intestino delgado indica un estado
energético excesivo. El instrumento de medición indica un valor de 92. Como ya
habíamos visto anteriormente, esto nos hace pensar que el paciente padece
probablemente de una enfermedad con irritación o inflamación del intestino. El
terapeuta comprueba diferentes ampollas de nosodes incorporándolos en un
portador especial de ampollas, llamado colmena, que va conectada al circuito del
aparato de electroacupuntura con el que medimos de nuevo el punto de
electroacupuntura alterado. En cuanto se encuentre una nosode que provoque que
la aguja del instrumento de medición descienda alrededor del valor de 50, lo que
demuestra el estado fisiológico, habremos encontrado la nosode y en definitiva
la enfermedad ocasionante de esas molestias abdominales. En este caso ha sido
una ampolla de la nosode «Morbus Crohn». De esta forma podemos diagnosticar
muchas enfermedades, intoxicaciones crónicas, alergias, intolerancias… sin
necesidad de análisis molestos o incluso dolorosos. Los avances técnicos y, en
concreto, los nuevos programas informáticos facilitan en gran medida el trabajo
del terapeuta, ya que la información energética de cada enfermedad puede ser
transmitida y archivada en dichos programas de forma digitalizada. De esta forma
se puede llegar a diagnosticar aún más rápido y de forma más sencilla. A esta
forma de efectuar un diagnóstico mediante medicamentos se le llama «test de
medicamentos» o nuevamente «ajuste de resonancia entre paciente y medicamento».
La terapia con la EAV
Por muchos y buenos conocimientos que pueda tener un
terapeuta, de poco le servirán si los aparatos de electroacupuntura no funcionan
perfectamente. Si los aparatos no presentan unos sistemas exactos de control,
como por ejemplo un detector de puntos de medición electrónico o un controlador
de presión que nos indica la presión adecuada que ejercemos, con el electrodo
medidor, sobre el punto de medición por nombrar algunos, los resultados
obtenidos serán falsos y, como consecuencia, la terapia será inefectiva. Las
formas terapéuticas son múltiples. La terapia consiste en regular el estado
energético del enfermo y así estimular sus propiedades autorregulativas para
conseguir una autocuración del enfermo. Para estimular y regular el estado
energético del enfermo podemos servirnos de los preparados homeopáticos, nosodes,
organoterápicos, alergenos potenciados, etc. con los que hemos podido
diagnosticar el trastorno del paciente a través del «test de medicamentos».
Podemos estar seguros de que el preparado seleccionado es el idóneo, ya que para
efectuar el diagnóstico hemos medido los puntos, reconociendo los meridianos con
tendencias patológicas. Éstos los hemos podido corregir confrontando al paciente
con la información energética del medicamento idóneo.
El preparado seleccionado puede ser ingerido como lo
conocemos de la homeopatía, en forma de gotas, glóbulos o pastillas y también
puede ser inyectado. Otra forma terapéutica es la utilización de información
energética en forma de impulsos eléctricos muy leves los cuales son aplicados
con el aparato de terapia de electroacupuntura.
Después de los múltiples tests realizados en los últimos
cincuenta años, se ha podido averiguar el tipo de impulso y la frecuencia
específica con la que se pueden tratar muchas patologías. Con los aparatos de
EAV se puede regular exactamente la frecuencia específica y seleccionar los
diferentes tipos de impulsos eléctricos que han de ser emitidos. De esta manera
podemos tratar por ejemplo una artritis, empleando una frecuencia de 9,6 hz.,
una ciática con 9,7 hz. o taquicardias con 1,2 hz.
Estos impulsos son transmitidos al meridiano afectado
mediante la sonda de medición o a unas áreas más extensas por unos electrodos de
mayor superficie, lo que es totalmente indoloro. Simplemente se aprecia un
ligero cosquilleo. Para todos aquellos que deseen ser acupuntados, estos
impulsos también pueden ser aplicados directamente sobre las agujas mediante
unas pinzas especiales. En este caso está demostrado que el efecto tonificante o
sedante es más intenso que a través de la manipulación clásica de las agujas de
acupuntura.
Indicaciones de la EAV
La EAV está indicada para multitud de patologías, sobre todo
crónicas, entre las que destacamos: reúma, ciática, sinusitis crónica,
borreliosis, artritis, alergias, asma, soriasis, neuro-dermitis, problemas
gastrointestinales, enfermedades degenerativas, úlceras, micosis, problemas
metabólicos, enfermedades cardiovasculares, angina de pecho, taquicardias,
hipertensión, flebitis, edemas, varices, neuralgias, espasmos, problemas renales
de la vesícula y próstata, cálculos, etc.
Por el contrario, también hay casos en los que este método,
en concreto el terapéutico con electroestímulos, está contraindicado. Es de
suponer que pacientes portadores de marcapasos deben prescindir de este método,
debido a que los aparatos de EAV pueden alterar el funcionamiento de los
marcapasos. En el caso de embarazo también lo considero contraindicado. Aunque
personalmente no conozco casos en los que la EAV haya provocado alteraciones en
el embarazo, es preferible, por razones de seguridad, prescindir de este método.