Utilizada por médicos y
terapeutas de muchas países hispanoamericanos, algunas países europeos, y entre
ellos España, ya han descubierto una nuevo forma de curar enfermedades y mejorar
la salud, de forma cómoda y ya utilizada por las antiguas civilizaciones
En
1927 el investigador francés Antoine Bovis exploraba las pirámides de Gizéh y
encontró un gato muerto. El cadáver no manaba olor pútrido y pesaba apenas unos
gramos. Completamente seco, momificado. Luego encontró una rata en la pirámide
adjudicada a Menkaura (Micerinos) y tampoco olía, también completamente
disecada, sin muestras de putrefacción. De regreso a Francia realizó cientos de
experimentos con pirámides a escala aproximada. Resultó que, a medida que se
ajustaba a la escala de la Gran Pirámide (erróneamente atribuida a Keops), el
efecto observado se repetía en todos los casos cuando estaba bien orientada y
con suficiente densidad (peso sobre volumen), aunque se tratara de una pirámide
hueca y sin paredes, es decir «estructural».
Más de un centenar de investigadores han
tratado el tema en laboratorio. Algunos con seriedad y método, otros no tanto.
El único uso industrial serio que tuvo el Efecto Piramidal hasta el año 2001,
fue entre 1959 y 1970, por el ingeniero checo Karel Drbal. Una sencilla pirámide
de cartón de 15 centímetros de altura para recuperar el filo de las hojas de
afeitar.
En 1973, con sólo 14 años de edad, comencé
a experimentar fabricando pirámides con toda clase de materiales y proporciones,
exponiendo plantas, pequeños animales como canarios, abejas y gatos. En 1984,
tras un año y medio de proceso agudo de artritis deformante, me encontraba casi
inválido. Decidí por primera vez probar en mí mismo los efectos que con tanto
éxito había aplicado en plantas y animalitos, curando diversos problemas.
Encargué a un carpintero la tarea y con 1.358 Kg. de aluminio tuve mi primera
pirámide terapéutica de aplicación humana. En cinco meses fui dado de alta, con
gran asombro de los médicos. Nunca pudieron imaginar que alguien escapara de esa
situación, pero no creyeron que hubiera sido producto del efecto piramidal.
Entonces empecé una investigación sin precedentes en el tema, al menos en el
ámbito privado.
Fundé un laboratorio en el que trabajaron
los doctores en física, Roberto Balmaceda y Herminio Valdés, incorporando luego
al matemático Herminio Sánchez. Los descubrimientos realizados a lo largo de
seis años fueron muchos y quedaron definitivamente comprobadas las causas del
Efecto Piramidal, que fuera certificado en sus aplicaciones terapéuticas en 2005
por la CENAMENT (Centro de Medicina Natural y Tradicional), de Cuba. Unos
trescientos médicos trabajaron en los protocolos de investigación civil y
militar, guiados por el pionero en la piramidoterapia cubana, Ulises Sosa
Salinas. Muchos más detalles de las investigaciones en laboratorio físico y
aspectos antropológicos y arqueológicos se pueden hallar en el libro «Tecnología
Sagrada de las Pirámides».
Posteriormente, merced a los
multitudinarios trabajos de Cuba, donde la aplicaciones se extendieron a la
veterinaria, agricultura y otras disciplinas prácticas, junto con Sosa, hicimos
público lo conseguido en «Revolución Terapéutica de las Pirámides» , un libro de
328 páginas que es lo más completo editado sobre pirámides y usos terapéuticos.
Sin embargo, como era de esperar en un sistema de mercado, los grandes intereses
de la farmacopea multinacional han buscado socavar estos trabajos dificultando
su difusión, ridiculizando a los piramidólogos e incluso amenazando gravemente
con persecución legal y difamación por Internet. Algunas de esas amenazas se han
cumplido, pero los piramidólogos, al igual que casi todos los terapeutas y
médicos alternativos, hemos invertido demasiado como para echarnos atrás. Pero
más que la inversión realizada en dineros y sacrificios personales, pesa la
conciencia por la responsabilidad de haber descubierto lo más cercano a la
panacea. Aún es temprano para decir que las pirámides pueden serlo realmente,
pero lo cierto es que los casos de reumas (varios miles), esclerosis múltiple,
fibromialgia y otras degenerativas similares, han sido tratados con resultado
del cien por cien de éxito. Los procesos curativos en afecciones traumáticas y
ortopédicas en general son más rápidos que con cualquier otra terapia, mientras
que los procesos en las reumáticas y todas las degenerativas son más lentos,
pero inexorables, a la vez que los pacientes empiezan a quedar asintomáticos en
poco tiempo, pudiendo hacer vida normal durante el período de curación total.
En España hay unas 350 personas durmiendo
en camas piramidales, ya que en el interior de una pirámide totalmente
paramagnética (jamás ferromagnética o diamagnética), se puede permanecer sin
límite y mientras más tiempo, tanto mejor. La mayoría de los usuarios las han
pedido por conciencia preventiva, pero cerca del 30 % ha recurrido a la
piramidoterapia por no tener otra alternativa a sus enfermedades supuestamente
«incurables». El éxito ha sido total, aunque muy lento en algunos casos.
Actualmente hay cinco pacientes con psoriasis psicosomática y tres con psoriasis
asociada a reuma. Estos últimos evolucionan mejor que los psicosomáticos, pero
ninguno ha dejado de verificar la mejoría. Los casos tratados, aparte de los
mencionados, incluyen migrañas crónicas, varices y otros problemas
circulatorios, colitis ulcerosa, traumatológicos, septicemias (incluso algunas
muy graves) y varios más de diversa etiología.
La piramidoterapia es practicada
actualmente ?que sepamos- por cinco terapeutas en Argentina, algunos cientos en
Uruguay, otro tanto en Brasil y ya se está extendiendo en Colombia y Venezuela.
En México son más de un millar; en Cuba hay cerca de noventa hospitales, de los
cuales unos ochenta tienen pirámides de aluminio en el servicio de Atención
Primaria, en Traumatología y en Ortopedia, siendo ya miles los médicos que han
aprendido a usar esta herramienta, en uso exclusivo o combinado con todas las
terapias alternativas.
En Europa los profesionales que usan
pirámides son algunos cientos, pero el temor a las críticas, la burla y
desacreditación con que atacan los falsos escépticos, les inhiben de hacer
públicos los resultados y darse a conocer como piramidoterapeutas, término que
como piramidología aún suele sonar raro y son motivo de burlas por parte de
ignorantes y falsos escépticos en Internet, siempre de modo anónimo? como
anónimos han sido y quedaron los que juzgaban por demencia a los Hermanos Wright
o arremetieron ferozmente contra Graham Bell, Guillermo Marconi, Luis Pasteur,
Alexander Fleming o cualquiera que produzca algo diferente en la ciencia.
Cabe destacar que dentro de la medicina
cubana, la medicina natural tiene especial preponderancia porque resulta no sólo
más económica, sino mucho más efectiva que la medicina del mercado alopático a
ultranza. El primer mandamiento hipocrático Primum non nocere se conjuga
perfectamente con la mayoría de las terapias naturales, entre las cuales podemos
incluir a la piramidoterapia, porque a pesar de lo complejo del proceso físico
que ocurre en una pirámide bien hecha e instalada, y a pesar de las dificultades
que entraña su fabricación correcta, usamos nada más que el campo magnético de
la Tierra. Este campo en que vivimos inmersos tiene una potencia de medio Gauss
en atmósfera y es suficiente para casi todos los tratamientos, aprovechándolo de
modo diverso. En algunas construcciones piramidales se usa la potencia mayor
(entre 0,8 y 1,3 Gauss) que tiene el campo telúrico en sólido, es decir en el
suelo.
Efectos de las pirámides
Los egipcios, chinos, mayas y otros
pueblos heredaron de civilizaciones anteriores, mucho más antiguas, pirámides
enormes que fueron construidas con diversas utilidades y con alta ingeniería,
pero la principal, en la mayoría de los casos, ha sido la medicina. De hecho, la
Cruz Templaria, símbolo de la farmacia, con sus medidas perfectas, es una
pirámide cuyas caras se inscriben en un plano. Las cámaras subterráneas de la
mayoría de las pirámides más pequeñas eran cámaras hiperbáricas por columna de
agua. Allí se combinaba el efecto piramidal (de antipirámide, en este caso), con
los efectos de estar a cuatro atmósferas, pero no sumergido, sino en un sifón.
El agua se vertía por un conducto desde lo
alto de la pirámide, como se muestra en las imágenes. Ambos efectos (el
piramidal y el hiperbárico) se combinan para producir el «milagro» que muchos
pacientes ?y nosotros mismos- hemos experimentado desde que comenzamos estas
investigaciones, producto de lo que podríamos considerar como la panacea desde
el punto de vista físico-químico: la reestructuración cuántica, atómica y
molecular. Este «orden perfecto» del microcosmos material hace imposible la
putrefacción (descomposición orgánica desordenada o entrópica), sin la cual no
pueden medrar microbios infecciosos. Sin embargo, no son obstaculizados en nada
los procesos orgánicos en general, ni los procesos químicos como la digestión
(descomposición biológicamente ordenada o isotrópica). De modo que las bacterias
simbióticas no son dañadas, mientras que las infecciosas mueren de hambre y no
se reproducen.
Funcionamiento
Para comprenderlo, hay que entender cómo
afecta en los tres niveles de formación de la materia que conocemos: molecular,
atómico y cuántico. En este último, cualquier partícula es muchos millones de
veces más pequeña que un electrón y justamente es de lo que se componen los
átomos, así como una galaxia se forma de millones de estrellas. La analogía con
el universo cósmico es tan impresionante que las fotos de átomos y sus modelos
matemáticos no se distinguen de las fotos de un gran telescopio. Hecha esta
aclaración, vamos al proceso:
1) Se forma un campo magnético interactivo
con el terrestre, a partir del centro geométrico de la pirámide, en cuanto se
encuentra correctamente orientada. A cinco grados de desvío el efecto es mínimo
y a ocho grados es nulo. Este campo produce barrido cuántico que abarca
subpartículas, átomos y moléculas sueltas. Ocurre porque el campo magnético
propio que forma la pirámide (como lo tiene cualquier cuerpo en el espacio) es
más rápido que cualquier otro. Las subpartículas incluidas en él no actúan como
abrasivo, pero sí como una suave escoba que expulsa todo lo que esté «suelto» ,
no interactivo en cualquiera de los tres niveles.
2) Al mismo tiempo que se expulsa la
materia cuántica, atómica y molecular «suelta» (como los radicales libres), la
pirámide acumula por inclusión magnética, gran cantidad de neutrinos. Eso mismo
hacen las moléculas del agua, cuya verdadera fórmula no es H2O, sino
(5 [H2O]). Un monómero de H2O es de la familia de los
radicales libres, un oxidante potente, muy inestable. Cinco monómeros de H2O
forman una verdadera molécula de agua, una pirámide cuyas aristas y bases son
líneas de tensión magnética, y cuyas caras son de 51º 5? de inclinación. La
misma que la Gran Pirámide de Gizéh. El excedente de fuerza de gravedad a nivel
atómico hace que el agua «moje» , es decir que se adhiera a todo, sin oxidar. La
oxidación sólo se produce cuando las moléculas de agua se rompen y los monómeros
quedan sueltos.
En las costas, ríos, etc., el movimiento
del agua produce cambios de orientación en las cantidades fabulosas de moléculas
y éstas, a cada instante que quedan orientadas con el campo magnético telúrico,
atrapan neutrinos y los condensan en cúmulos llamados biones u ORBs, que quedan
a disposición de los seres vivos. Nuestros átomos están en alto porcentaje
incompletos por causa del bombardeo cuántico cósmico (Rayos solares y de todo
orden). Estos neutrinos los completan y en gran medida sentimos el efecto como
«revitalización». En las pirámides que fabricamos reproducimos el efecto pero
amplificado y constante.
Si nuestros átomos se completan, sus
tensiones aumentan y son más fuertes, menos fáciles de romperse o disociarse de
las moléculas que componen. Así las moléculas son también más firmes, menos
fáciles de oxidar. Cabe esto para cualquier molécula, incluidas las del ADN,
ARN, y todas las que nos componen?
Estos dos efectos físicos son causa
inmediata de varios otros, tanto químicos como físicos y todos ellos pueden
verificarse en laboratorios adecuados. De modo que todos los efectos
terapéuticos obedecen a causas físicas ya conocidas. No hay placebo, rollo
místico ni misterios, sino una gran desinformación porque ?como es lógico y cada
vez más conocido- a los grandes intereses políticos, económicos que controlan el
mundo actual, no les agrada la idea de que la gente se pueda curar sin gastar
fortunas. Algunos experimentos pueden hacerse en laboratorio casero y ya en la
práctica de las terapias, sólo necesitamos unas pirámides bien construidas y
aprender a usarlas.
Debido a las condiciones económicas de
Cuba (lo que no impide que sea el país con mejor formación profesional,
especialmente en medicina), las pirámides son de mala calidad, con mucho hierro
en la composición, restando paramagnetismo e impidiendo que puedan usarse para
permanecer mucho tiempo en su interior. Entonces se usan en el modo «antipirámide»
, que es el efecto producido debajo del plano de la base. En España las usan en
esta modalidad varias decenas de médicos y terapeutas. No se recomienda el uso
en la modalidad «antipirámide» sin vigilancia profesional porque requiere
algunas precauciones.
En cambio, dormir en una pirámide nos pone
a salvo de cerca del setenta por ciento de las enfermedades, pues sin bacterias
infecciosas que puedan comer a nuestra costa, incluso la mayoría de los virus no
pueden atacarnos. Algunos efectos extraordinariamente rápidos se verifican en
casos de esguinces y otras lesiones, pues no sólo hay una inmediata
bacteriostasis, sino también un acelerado crecimiento celular y rápida
cicatrización. Por esta razón y por pura prudencia no se ha investigado la
aplicación piramidal sobre el cáncer, sin embargo tenemos informes (algunos
filmados) de testimonio de reducción de displasias. Pero dejando el cáncer a un
lado (ningún usuario ni terapeuta ha observado caso alguno de estímulo de
células cancerosas, sino lo contrario), el espectro de dolencias tratables da
aún para mucho y no se descarta que en Cuba, Brasil y Venezuela se hagan
descubrimientos importantes al respecto.
Los mejores materiales para las pirámides:
sin duda, el aluminio es el mejor de todos, pero debe ser de alta pureza. El más
adecuado biológicamente es el sílice (cuarzo o cristal) pero mecánicamente
frágil y caro. El aluminio, en cambio, es más potente, no muy barato el de alta
pureza pero más accesible que el cuarzo y se puede combinar con cuarzo. Basta el
contacto de una pequeña masa de cuarzo para que el campo piramidal alcance la
misma frecuencia que si fuese de cuarzo toda la pirámide. Además, el aluminio no
es tóxico en esos usos, ya que la tan temida toxicidad sólo se produce cuando se
usa para cocinar o contener líquidos de beber. Las más colosales (y únicas)
cosas que nos legó una civilización que no conocemos son las pirámides.