Al igual que en otras terapias humanistas, la Terapia Gestalt
es un enfoque holístico de la experiencia humana. Asume la tendencia innata a la
salud, la integridad y la plena realización de las potencialidades latentes,
promueve la propia responsabilidad de los procesos en curso y conciencia sobre
las propias necesidades y su satisfacción.
Yo soy yo, Tú eres Tú
Tú haces lo Tuyo, Yo hago lo Mío,
Yo no vine a este mundo para vivir
de acuerdo a tus expectativas
Tú no viniste a este mundo para vivir
de acuerdo con mis expectativas
Yo hago mi vida, Tú haces la tuya
Si coincidimos, será maravilloso
si no, no hay nada que hacer.
Fritz S. Perls (1893-1970)
El
todo es más que la suma de sus partes. La Gestalt:
palabra alemana que quiere decir conjunto,
configuración, totalidad o forma; y figura, es de una escuela de psicología que
interpreta los fenómenos como unidades organizadas, estructuradas, más que como
agregados de distintos datos sensoriales. La Gestalt, que ha hecho un
substancial aporte al estudio del aprendizaje, la memoria, el pensamiento, la
personalidad y motivación humanas, surgió en Alemania pero se trasladó a Estados
Unidos en los años 30, cuando allá se refugiaron los psicólogos alemanes Max
Wertheimer, Wolfgang Köhler, y Kurt Koffka, que encontraron eco receptivo en su
visión de quitarle énfasis al análisis, como detrimento de los valores humanos.
La influencia de filósofos como Kant, Marx y Hüsserl sobre el pensamiento de los
psicólogos de la Gestalt fue considerable.
La terapia Gestalt, fue desarrollada después de la Segunda
Guerra Mundial por Fritz Perls y su esposa Laura Posner. Fritz consideró que la
raíz de los trastornos psicológicos podía estar en la incapacidad de las
personas de integrar exitosa y acertadamente las partes de su personalidad en un
todo saludable.
A F. Perls, aunque le gustaba el teatro, era psicoanalista,
estudió psiquiatría, pero ciertas discrepancias con los métodos y teorías
freudianos lo llevaron a crear su propia línea terapéutica. Las fuentes de su
método pueden encontrarse en Karen Horney , Wilhelm Reich (dando lugar a la
consecuencia de la armadura del carácter y el enfoque de figura y fondo),
también Kurt Goldstein, el existencialismo de Martin Buber y Paul Tillich y la
fenomenología de Edmund Hüsserl, de donde tomó las ideas de libertad y
responsabilidad, la de la inmediatez de la experiencia y la del papel del
individuo en la búsqueda del significado de su vida. Realmente se sabe que estos
contactos, investigaciones y trabajos los fomentó y realizó su mujer Laura
Posner, que era atrayente y ventajosamente inteligente y capaz. Se conoce de su
marcha hacia Nueva York en 1946, tras una década en Sudáfrica, donde Fritz y
Laura se refugiaron de los nazis. Investigó en los experimentos sobre percepción
de Kurt Koffka, Wolfgang Köhler y Max Wertheimer. Y tuvo el acierto de localizar
a Paul Goodman, escritor, novelista y poeta vanguardista, más tarde cabeza del
movimiento juvenil que barrió la América de los años 60, un filósofo social,
cuyo trabajo y elaboración personal con Wilheim Reich; y más tarde con un alumno
de éste, Alexander Lowen (bioenergética), hizo de Goodman un fiel compromiso
para con la psicoterapia desde una disciplina intelectual y espiritual.
Perls y Goodman, mejor dicho Laura Posner, y Goodman
entablaron amistad y crearon un círculo de estudio y reflexión, junto con Paul
Weisz y Elliot Shapiro, para que entre todos dieran iniciación a la Escuela de
psicoterapia Gestalt, protagonizada por Fritz Perls. Fue Goodman quien dio forma
a la teoría y práctica del ajuste creativo, la teoría del «self», novedad,
excitación, de frontera/contacto del organismo y del entorno, en definitiva, el
crecimiento. Fue Goodman quien escribió y editó: La Antropología de la
neurosis. Una frase habitual de Goodman era: «….Haz sencillamente tu
trabajo con todo tu corazón, y los temas en los que necesitas tomar partido se
harán evidentes en poco tiempo». Perls aplicó los principios de la psicología
gestáltica al postular que las personas emocionalmente saludables organizan su
campo de experiencia en necesidades bien definidas que les sirven de referencia
a la hora de organizar su conducta.
Las personalidades neuróticas interfieren con la conformación
de la gestalt apropiada y no llega a adecuarlas con sus necesidades.
En la terapia, el terapeuta anima al cliente a vivenciar sus
emociones y reconocerlas por lo que son en realidad, a través de la percepción
ingenua y la experiencia inmediata. Recuerda al comportamiento espontáneo e
infantil, y siempre apoyado y acompañado por el terapeuta, aquello que emerge
entre «ambos», pueda ser lo «curativo», amén de enriquecedor.
Fritz P. tuvo una experiencia de kibutz en Israel que lo
llevó a renovarse a sí mismo y así llegó a Esalen, a California, donde creó la
escuela y el estilo actual de la terapia Gestalt, que pretende resolver los
conflictos y ambigüedades que provienen de la dificultad para integrar las
configuraciones de la personalidad.
Su papel es lograr que el sujeto de terapia se haga
consciente de sus sensaciones significativas hacia sí mismo y hacia su entorno,
de suerte que pueda responder plena y razonablemente a cualquier situación.
La clave es enfocarse en el aquí y ahora, no en las
experiencias del pasado, y una vez situados en el aquí y ahora puede enfrentar
conflictos pasados o asuntos inconclusos: las llamadas gestaltes inconclusas, o
cosas sin llevar realmente a término, desde funciones muy elementales a cierre
de ciclos. Tiene una particularidad esta terapia, y es que funciona mejor, pero
mucho mejor, en grupos.
Las bases de la Gestalt son el aquí y el ahora, lo obvio y la
toma de consciencia, darse cuenta de lo que hacemos realmente en nuestras vidas,
cómo lo hacemos y qué es lo que queremos o necesitamos en realidad, y cómo
podemos conseguirlo.
La propuesta de que todo lo que percibimos es el resultado de
procesos organizadores, de carácter no innato, y por tanto la realidad que nos
rodea no es absolutamente determinante, nos hace dueños de la libertad de
percibir infinidad de realidades alternativas alterando controladamente los
principios organizadores de nuestra consciencia.
Esta terapia moviliza el pasado vivido por cada uno y
establece un contacto con el presente y un intercambio favorable con el entorno,
ir y venir de continuum. Cambia el por qué por el cómo, otorgando
perspectiva y orientación. Para qué, cuándo. Pudiendo favorecer un sentido.
Teoriza y practica con lo absolutamente relacional:
terapeuta/cliente y viceversa; y las «interrupciones» adquiridas y practicadas
en las relaciones, a saber:
Confluencia ? Introyección ? Proyección ? Retroflexión –
Egotismo. Y como es obvio, en base a esto, los patrones de aprendizaje y
conducta de cada persona, y que se harán visibles a su consciencia, según la
perspectiva de sí, que poco a poco vaya experimentando en sus relaciones: Patrón
Confluyente ? Patrón Introyectador ? Patrón Proyectivo ? Patrón Retroflexivo –
Patrón Egotista. Utiliza técnicas vivenciales, el experimento y el laboratorio.
Antepone la espontaneidad al control; la vivencia, a la evitación de lo molesto
y doloroso; el sentir, a la racionalización; la comprensión global de los
procesos, a la dicotomía de los aparentes opuestos. Reaprendiendo a estar en el
cuerpo (lo fenomenológico), emocionarse y al hacerse cargo de dicha emoción
favorecer el sentir, con lo que consecuentemente se suscita pensar, y de un modo
completo, habiéndonos paseado por nuestro organismo, sin parcelaciones.
Instinto, intuición, y conocimiento; al saber escuchar a
nuestro yo real, que se establece y se experimenta sólo en el contacto con el
entorno inmediato; a esto se le llama vivir en la frontera de contacto, O/E:
Organismo/Entorno. No se puede vivir sin la co-creción de un organismo y su
entorno. En el contexto de ser conscientes de los «sistemas de contactos»,
tenemos al «self», nada que ver con el descrito en psicología y psicoanálisi.
«Éste nuestro self gestáltico», nos habla y nos hace experimentar la complejidad
de sistemas de contactos para el ajuste en un campo, que no es más que decir que
la frontera es donde se desarrolla «todo», que de lo contrario, no
experimentamos nada más que individualmente, no relacionalmente.
Se trata de que en la relación, sea terapéutica o cotidiana,
llevemos la creatividad al extremo; y en lugar de repetir patrón/es
conservadores, haga novedosos ajustes creativos, dándonos cuenta de la novedad
que implica sentirse vivo, y no mortecino, reiterativo y obsoleto. Acabar con el
dolor, el sufrimiento, es una muy generosa y amorosa propuesta en este nuestro
estar en el mundo, aquí y ahora.
La Terapia Gestalt también se puede considerar una filosofía
de vida en la cual, la persona asume los valores de auto-respeto,
auto-responsabilidad sobre todo lo que percibe, sensa, siente, piensa y hace;
honestidad y desarrollo con los pies bien firmes en la tierra, relacionándose
con los demás y con su entorno de forma abierta, saludable, espontánea, completa
y madura.