¿Cuándo has recibido tu último masaje podal? ¿Hoy?
¿Hace un mes? ¿Nunca? Si es así, tendrías que pensar
en probarlo.
Esta técnica de masaje en los pies cuenta con varios milenios de antigüedad,
aunque en el siglo pasado fue redescubierta en 1902 por el Dr. Fitzgerald, médico
otorrino del Boston City Hospital y del Hospital Central de Otorrinolaringología
de Londres. La señora Eunice Ingham (1889-1974) retomó su obra en
1930, trazando nuevos mapas de las correspondencias zonales.
Los primeros libros fueron escritos entonces: “Historias que los pies pueden
contar”; realmente nuestros pies hablan con un lenguaje que es preciso descifrar.
Las primeras imágenes que tenemos de esta técnica proceden de la
tumba de los médicos, en Egipto; se trata de un arte verdaderamente antiguo.
El masaje reflejo activa la circulación estancada, limpia las toxinas del
organismo, facilita la relajación si se aplica con los movimientos adecuados
y puede resultar estimulante en momentos de decaimiento anímico, físico
o sexual.
El masajista sólo emplea sus manos para actuar sobre los pies de la persona
que lo recibe sentada o tumbada, en un ambiente tranquilo, con luz y temperaturas
adecuadas y durante un tiempo que oscila entre 30-60 minutos por término
medio.
El reflejoterapeuta localiza las zonas que representan los diversos órganos,
glándulas o sistemas trabajando sobre ellas para detectar su situación,
es como hacer un chequeo, pero además de esto podemos actuar sobre las
granulaciones, callosidades o bloqueos que a su vez inciden sobre la zona representada.
Las partes tocadas con este “toque curativo” pueden activar la eliminación
de líquidos, mejorar la secreción de ácidos, o aplacar el
dolor además de ayudar a lograr el equilibrio entre diversas partes.
Existen otras terapias reflejas, como la auriculoterapia o el su-jok, que trabajan
sobre el pabellón auricular o sobre los dedos respectivamente.
Estas técnicas se emplean en China, Corea, Japón, Inglaterra, Francia,
Vietnam o Estados Unidos y forman parte de las llamadas medicinas holísticas
pues tienen su origen en la consideración de que cada parte representa
el todo; desde esta porción accedemos a la totalidad, tal como sucede cuando
con una sola célula estudiamos todo el código genético de
un individuo.
La reflexología o reflejoterapia actúa también en los estados
anímicos de las personas, así un pie flexible nos habla de la flexibilidad
de las ideas, de la versatilidad y la adaptación mental del individuo.
La cerrazón o el retraimiento sobre sí mismo configura los pies
con dedos plegados o doblados; nuestros sentidos se cierran por abrumación,
por miedo al dolor o por circunstancias que el diálogo irá revelando.
Estas circunstancias sólo imprimen carácter cuando persisten en
el comportamiento. Hacen callo de tanto reiterarse.
Los pies hablan, como todo el cuerpo de nuestra forma de vivir, del calor o la
dureza del fuego que nos anima o del frío que nos hiela, de las aguas profundas
que nos transitan o del desamor que solidifica tejidos, huesos, en una muerte
prematura.
Desde la Medicina Tradicional China se han asociado emociones diversas a los órganos
del cuerpo tanto como a las estaciones del año; así, las enfermedades
del pulmón se relacionan con la tristeza. Recordemos como en el Romanticismo
la tuberculosis llena de enfermiza tristeza acababa con la vida de los taciturnos
poetas vestidos de negro. Hoy rememorados por algunos movimientos juveniles de
indumentaria oscura y palidez mortal que deambulan como sombras arrastrando crucifijos
y símbolos de muerte y sangre.
Los modernos gurús de la relación mente-cuerpo como los alemanes
Thorwald Dethelefsen y Rüdiger Dahlke y Louise Hay, entre otros, han asociado
diversos padecimientos a un rasgo mental que se venía repitiendo una y
otra vez. Buscadas estas asociaciones y visto que el ser humano tiende a repetir
patrones y pautas aprendidas no siempre positivas, podemos empezar a buscar un
elemento que introduzca en la conciencia los cambios necesarios.
Energía celeste y activa, yang, se entrecruza en su camino hacia la tierra
hasta encontrar contacto con los pies, la zona más yin y receptiva del
organismo. De la correcta interacción de ambas nacerá la salud.
Nuestro cuerpo sólo es energía que se ha configurado en una forma
densa. Nos sorprendería conocer que somos vacío en más de
un 99,9% tal como afirmó Einstein, de modo que sería posible comprimirnos
en la cabeza de un alfiler.
¿Qué es entonces la mayor parte de lo que creemos que somos? La
metafísica, la ciencia y la religión parecen confluir en la idea
de nuestra identidad espiritual y en un nivel más denso en nuestra identidad
psicológica.
Estos niveles sutiles configuran nuestro nivel más denso, nuestro cuerpo.
Aquí es donde se enlazaría la obra del Dr. Edward Bach, descubridor
reciente de los elixires florales con la terapia refleja.
Las esencias de flores forman parte de los preparados a base de plantas que desde
tiempos remotos fueron usados por la humanidad; pero en esta ocasión se
preparan únicamente con las flores, el agua de manantial y el sol. El Dr.
Bach observó desde su perspectiva de homeópata y desde su formación
como médico las características de las plantas, su ubicación
al sol o a la sombra, su disposición en solitario o en grupos, la proximidad
al agua o a los caminos y así con estos rasgos o “signaturas”
ya tratados por Paracelso, elaboró un sistema de esencias encaminadas al
tratamiento de las personas, los animales y las plantas.
Asoció rasgos físicos constitutivos de cada flor a un tipo de persona,
a un patrón de conducta patente en la enfermedad o en la salud. Este sistema
que asocia del valor terapéutico de las flores observando sus signos físicos
es el mismo modelo que empleamos cuando trabajamos los signos observados en el
pie, o en cualquier otra parte del cuerpo.
Lo físico y material revela la naturaleza oculta de las cosas. Los elixires
florales constituyen un instrumento de primer orden en el trabajo con las emociones.
Así podemos mejorar una idea “congelada” administrando por
vía local en la zona refleja la esencia para la inseguridad, o para la
posesividad, o para el miedo.
Un patrón nuevo vendrá a reemplazar los antiguos. La vida vegetal,
animal o mineral se configura alrededor de “plantillas” sutiles; patrones
desorganizados dan lugar a células que se desorganizan. Las esencias florales
recuerdan al cuerpo cómo era lo correcto.
Observemos que nuestra regeneración celular es casi completa cada año
(98%) tal como demuestran los estudios con isótopos radiactivos. ¿Cómo
es posible que un nuevo órgano enfermo sustituya al antiguo? Nuestro “patrón”
está enfermo y vuelve a generar estructuras enfermas.
La aplicación de los remedios florales en puntos de control del cuerpo
ya fue expuesta por Gurudas, pero la relación entre sistemas corporales
y emociones está siendo desarrollada por la investigación en diversos
sistemas florales del mundo alcanzando un desarrollo cada vez mayor.
Un análisis superficial de estos tratamientos combinados puede dar lugar
a pensar que se trata de una aplicación sintomática sin más;
pero tras una observación atenta la coincidencia de los estados mentales
y físicos es casi total.
La cuestión es recorrer el camino desde la lectura del cuerpo hacia el
alma.
La conjunción de fuerzas que operan para otorgar al dragón, snapdragón,
(antirrhinum majus), su forma de fauces abiertas es la misma que nos habla de
su aplicación en el aparato buco-dental, en la garganta, en la parte alta
de los bronquios.
De la misma manera la altiva violeta de agua, water violet, (otonia plustri),
crece separada de los otros ejemplares con un tallo recto y erguido; así
tratará a las personas altivas y distantes en el trato, reservadas y talentosas.
¡En fin! No se trata de decir cuando vemos un pie desnudo: ¡Qué
obstinado es usted! O ¡Más le valdría ocuparse de sí
mismo que de los demás! Pero sí de poder ofrecer unas perspectivas
de mejora vital, unas claves para alcanzar el bienestar en todos los niveles.
La reflexología unida a la terapia floral es un buen camino de encuentro
entre cuerpo y alma.