En el mundo occidental es cada vez más común
el ADHD (hiperactividad), sólo en Holanda y Bélgica en 2003 se trataron 200.000
niños con este problema. Hasta un 20 por ciento de los jóvenes tienen que
escuchar «Desorden Deficitario de la Atención/Hiperactividad» como diagnosis. La
cantidad de jóvenes que no han demostrado ADHD pero que tienen los rasgos que lo
indican es aún más grande. Inquietud, nerviosismo e hiperactividad es un gran
problema que va creciendo.
La tendencia a la hiperactividad se puede
reconocer en diversos tipos de comportamientos del niño: pierde regularmente
cosas, se desconcentra fácilmente, no le gusta el esfuerzo intelectual, no puede
tener atención con el juego ni en el trabajo, no obedece indicaciones, no
escucha bien si alguien le habla, no cumple citas, se olvida rapidamente de
algo, no puede estar quieto, da respuestas antes de hacer la pregunta, hace
cosas sin pensar, habla mucho… Nosotros decimos en Holanda «como un gallo sin
cabeza».
Los padres de niños con ADHD pueden
reconocer estos comportamientos. Pero hay muchos más niños que tienen algunos de
estos síntomas de comportamiento y no tienen ADHD, lo que ocurre es que son muy
inquietos y nerviosos. Pueden tener dolor de cabeza, hacerse pis en la cama,
dolor de estómago, agresividad que se puede manifestar en que de repente rompen
cosas, alergias, fuertes cambios de estado emocional, etc.
Las principales causas
Se describe como una enfermedad en la que
ciertas funciones del cerebro se han alterado. La herencia genética es una de
las causas. Esta tendencia origina en el cerebro del niño una disfunción en el
momento de fabricar neurotransmisores tales como la serotonina, que es una
materia esencial para el buen funcionamiento del cerebro.
La tendencia al ADHD y la manera de actuar
están relacionadas con las siguientes causas: consumo de medicinas por parte de
la madre, nicotina y alcohol antes del nacimiento, un embarazo demasiado corto,
un daño del sistema nervioso central al nacer, un peso muy bajo al nacer, un
trastorno del metabolismo en el cerebro, desequilibrio de la glucosa en la
sangre, enfermedad o daños cerebrales en edad muy temprana, una mala dieta llena
de conservantes y colorantes, azúcar blanco, etc.
Un gran problema del tratamiento es que
los niños con ADHD no están interesados en mejorar. El camino más adecuado
parece ser la medicación, la desventaja es que crea adicción y efectos
secundarios como dificultad para dormir, pérdida de apetito, vómitos, menos
espontaneidad, más irritabilidad y más tristeza.
El cerebro
El cerebro funciona gracias a las
conexiones de una célula cerebral con otra. Un adulto tiene unos cien millones
de células cerebrales, y cada una tiene unas mil conexiones con células que la
rodean. A través de estas conexiones las células se pasan información unas al
otras. Para poder hacer esto, se libera una materia en las células que manda que
funcionen las que tiene que recibir la información. Esta materia se llama
Neurotransmisores. A diferencia de las otras células, las células cerebrales no
se dividen en el nacimiento, porque si se mueren las células perdemos
diariamente una cantidad de células cerebrales. Pero con el incremento de la
edad aumentan las conexiones entre las células cerebrales y éstas deciden la
calidad del funcionamiento del cerebro.
Nuestro cerebro produce ondas, pero la
cantidad de ondas que nuestro cerebro produce por segundo depende del estado
mental en que nos encontramos. Cada frecuencia tiene ciertas propiedades. El
cerebro está dividido en dos partes. La parte izquierda piensa, escucha,
calcula, aprende, ve, habla, escribe y está dentro de un horario, entonces
planifica, ejecuta y ordena. Mientras, la parte derecha tiene que ver con
sentimientos, emociones, fantasía y creatividad. Ambos hemisferios producen cada
uno sus propias ondas cerebrales. Cuanta más diferencia haya entre las
frecuencias, menos colaboración entre los dos hemisferios. Del mimo modo, cuanto
menos funcionan los dos hemisferios en conjunto más desequilibrado es el
propietario: emociones y pensamiento no están en equilibrio. Como toda la
materia nuestro cuerpo también está compuesto de átomos. Un átomo está compuesto
por el núcleo y uno o más neutrones que circulan alrededor del núcleo. El
espacio dentro del átomo que no está usado por el núcleo y los neutrones está
vacío. Que todo lo que vemos lo experimentamos como materia tiene que ver con la
velocidad en que los neutrones se mueven alrededor del núcleo: unos 2.000
kilometros por segundo.
Sonido y vibración
El sonido también es vibración, en todas
sus posibles frecuencias. No escuchamos sólo a través del oído, el sonido
atraviesa cada poro o célula de nuestro cuerpo sin que seamos conscientes de
ello. Todas nuestras percepciones están basadas en patrones de vibración y
ritmo.Hay muchos tipos de sonidos, cada sonido o conjunto de sonidos tienen su
valor vibracional específico. El 90 por ciento de la energía disponible para las
células cerebrales llegan al cerebro a través del oído. En el caracol del oído
se convierte la vibración sonora ?a través de las velocidades auditivas? en
impulsos eléctricos. En la parte de los tonos agudos del caracol hay muchas más
velocidades que en la parte de los tonos bajos.
Esto significa que escuchar más tonos
ricos o llenos de armónicos aumenta la nutrición energética para las células
cerebrales. Cuando esto pasa y el cerebro está en su estado relajado, el cuerpo
puede producir mejor nuevas conexiones entre las células cerebrales y, por lo
tanto, producir los Neurotrasmisores.
Cómo sana la terapia del sonido
Cada parte de la materia, igual que
nuestros cuerpos, tienen su propia vibración. Cuando una parte del cuerpo o de
la mente está enferma o herida, cambia la frecuencia vibratoria del órgano
afectado. La armonía se cambia y comienza la desarmonía. Sanando la herida o
enfermedad se recupera el equilibrio y esta parte del cuerpo también recupera su
antigua vibración. Usando sonidos puros podemos influenciar en partes de nuestro
cuerpo. Bien escogidos, los sonidos naturales tienen una función de armonizar
las partes donde el cuerpo perdió su armonía.
Mente y cuerpo tienen la propiedad natural
de buscar la manera posible de tener salud y armonía. Desequilibrio en la
producción de Neurotrasmisores y una mala colaboración entre los hemisferios
cerebrales no es un estado armonioso, y el cuerpo tiene la tendencia a buscar la
armonía, que es su estado natural. El funcionamiento sanador de la terapia de
sonido se fundamenta en la «Resonancia»: hacer sonar los instrumentos junto al
cuerpo humano.
Los cuencos de cristal de cuarzo están
hechos casi en un cien por cien de cuarzo puro, cuando están bien afinados
producen sonidos puros y potentes acompañados por una progresión rica de
armónicos.
Los sonidos tocados en un cuenco dispersan
con rapidez sus vibraciones por nuestro cuerpo, que está formado en un 70 por
ciento de agua. El sonido se dispersa a través del sistema nervioso hacia los
órganos, tejidos y células, armonizando todo lo que encuentra en el camino. La
resonancia da un «masaje sonoro» completo a nivel celular. Los sonidos trabajan
directamente ayudando al funcionamiento del cuerpo, la mente y el cerebro. Junto
con los cuencos de cuarzo se usan los sonidos del gong, el violonchelo, el palo
de lluvia y los diapasones.
Cuando se tocan los tonos adecuados para
una parte enferma y desarmonizada del cuerpo, se recupera la armonía debido a
que esa parte vuelve a su frecuencia vibratoria original. Entonces
automáticamente se mejora o incluso se cura.
La terapia del sonido sirve para
solucionar el dolor crónico, la hiperactividad, los traumas, la neurosis, el
estrés, los trastornos de la concentración, los estados de angustia, etc.