Tantra blanco

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    Elevar el alma hacia estados de
    conciencia y de unidad es la intención que reúne cada año a miles de personas
    alrededor de la técnica del Tantra Blanco. Parece imposible que esta sabiduría
    ancestral, recogida en los textos védicos hindús hace más de cinco mil años,
    esté hoy al alcance de la mano de cualquier persona interesada en conocerse.

    Tantra significa tejer y la experiencia del Tantra Blanco
    dirige la voluntad y la autodisciplina hacia ese objetivo, al punto de traspasar
    los umbrales de resistencia física y mental con el fin de alcanzar la
    experiencia pura del espíritu, de ser el hilo blanco de luz que teje la unidad.
    Esta es la crónica de uno de estos encuentros multitudinarios que se celebran
    varias veces a lo largo del año en diferentes lugares del mundo.

    No doblegarse al dolor y el cansancio que produce mantener
    una postura estática durante sesenta y dos minutos o treinta y un minutos, cinco
    o seis veces al día, trae a la memoria el arquetipo del guerrero, que pone a
    prueba su resistencia como arma de héroe. En palabras de Yogi Bhajan, maestro
    recientemente fallecido y única persona reconocida para enseñar esta técnica en
    todo el mundo: «El propósito es llegar a Dios, encender como si de una vela se
    tratara la luz que irradia la conciencia».

    El color blanco impregna el espacio. Bajo una gran carpa
    nacarada se forman largas líneas paralelas de parejas de ambos sexos a los lados
    de un sedal, ordenados los grupos en función de su nacionalidad para facilitar
    la traducción de la enseñanza desde el inglés. Como símbolo de la tradición,
    ropa blanca y un turbante del mismo color cubre la cabeza para proteger el
    séptimo chakra ?sobre la coronilla- de la potente energía que se activa mediante
    esta técnica de crecimiento personal.

    En el Tantra Blanco se desbloquea la energía diagonal
    presente en el universo mediante las meditaciones en pareja, el canto de
    mantrams, la quietud interna y el silencio mental, físico y emocional y el
    contacto visual para reflejar en la persona que hace de espejo de uno mismo la
    realidad más pura y cristalina. Disueltos los movimientos del ego en el
    aprendizaje de la estabilidad hasta deshacer las máscaras que sostiene la
    personalidad y percibir la realidad desde la mente neutral presente.

    El Tantra Blanco es un sistema dentro del Yoga que trabaja
    con la energía del hombre y la mujer como polaridades para llevar a estos
    individuos a una experiencia que vaya más allá de las limitaciones,
    connotaciones, imágenes, conceptos e inseguridades que existen en el
    subconsciente y, juntos, despertar el potencial interno dormido. Existen en el
    universo tres tipos de energía: horizontal, vertical y diagonal; el Tantra
    Blanco mueve en forma de zeta esta última energía poderosa y desconocida,
    penetrando a través del aura del practicante en el inconsciente, y de ahí al
    subconsciente, donde se encuentra la semilla, esa identidad interior que
    súbitamente despierta.

    Inmovilidad, entrega y apertura

    Durante tres días consecutivos, el Mahan Tantric Yogi Bhajan,
    única persona en el mundo reconocida para inducir estos estados sutiles, indica
    desde una pantalla de vídeo cómo realizar exactamente cada postura, brazos
    estirados, manos entrelazadas con el compañero que hace de espejo de la
    conciencia. A partir de la quietud será necesario trascender la mente dual y
    limitada, apoyados en los cantos y la meditación.

    Unas veces la incomodidad de la postura y el dolor
    concentrado en un punto del cuerpo -generalmente los brazos y las rodillas en
    medio loto- impide trascender la dimensión física y la mente, atenta al mínimo
    sufrimiento, espera el final del ejercicio. Otras, el tiempo se diluye y el
    espacio trasciende, más allá del dolor se abre el mundo de la conciencia, donde
    los sentidos amplían su capacidad de percibir realidades casi virtuales, en las
    que habitar espacios desconocidos para la mente ordinaria. Más tarde, cuando
    deja de sonar el mantra, se escucha una voz que dice: «¡inspira!», la mente
    rápido se encarga de buscar una explicación que apuntale la experiencia: «he
    visto a Dios», «se me ha abierto el corazón», «he encontrado un espacio nuevo
    donde trascender el sufrimiento».

    «La primera vez que hice Tantra, me resultaba imposible
    pensar que iba a aguantar una hora o incluso media en una postura determinada»,
    recuerda Guru Dass Singh, experimentador durante más de 20 años de la técnica.
    «Pero el cuerpo pronto pasó por una serie de cambios que desbloquearon la
    energía y pude trascender los obstáculos. La mente pudo llevar a cabo algo que
    rechazaba, rompió la visión de la imposibilidad, permitiendo que la mente
    positiva se activase y la mente neutral se manifestara. La mente negativa
    presenta los obstáculos, las dificultades; la positiva muestra la posibilidad en
    lo más íntimo de tu ser, y la mente neutral nos lleva a actuar, liberando los
    pensamientos del subconsciente, con claridad, decisión y consciencia. Con el
    Tantra Yoga provocas ese equilibrio a nivel mental y entonces el subconsciente
    comienza a liberar los bloqueos, las inseguridades. Yogi Bhajan, el Mahan
    Tantric, hace de filtro en la distancia sintiendo desde su aura la energía de
    cada individuo liberada de pensamientos y emociones, hasta purificarla y
    expandirla hacia el espíritu y la conciencia. La energía en diagonal penetra
    como una navaja en el subconsciente y libera antiguos procesos. A través de este
    sistema de purificación, el ser humano puede alcanzar mayor éxito e su vida,
    relaciones personales, etc. Despertando su capacidad de crear y experimentando
    la infinidad interior».

    Yogi Bhajan, Mahan Tantric

    Yogi Bhajan fue reconocido como Mahan Tantric en el año 1971,
    a la edad de 41 años. Comenzó entonces a viajar por Estados Unidos y Europa,
    enseñando la experiencia del Tantra Blanco. Hasta 1986, visitó cada semana un
    país impartiendo cursos. Ese año enfermó del corazón y físicamente se vio
    obligado a dejar de dar los Tantras en persona. Ante su incapacidad para viajar,
    en 1987 imaginó la posibilidad de filmar en vídeo un curso de Tantra y cuando
    éste se impartió pudo experimentar físicamente su presencia en aquel lugar,
    comprobando que su cuerpo sutil podía estar allí donde se practicaba el Tantra.
    De esta manera, decidió continuar la enseñanza valiéndose de medios
    audiovisuales. La distancia no era un impedimento.

    Sat Simran Kaur, secretaria de Yogi Bhajan, acude en su
    nombre a cada Tantra con el material preparado. Ella dirige desde una tarima a
    grupos de más de mil personas, sintiendo y modulando lo que sucede a nivel
    energético: «El Tantra Blanco -nos comenta en una entrevista personal- trabaja a
    nivel sutil uniendo los opuestos, las polaridades, sin embargo es posible
    practicar esta técnica con una pareja del mismo sexo. El dolor y la pareja son
    cosas que están en tu mente inconsciente, es algo que se vence o trasciende
    focalizando la atención en el mantra, en el ejercicio, superando la relación que
    mantenemos con nuestra propia mente. Lo que hacemos es llevar la mente neutral
    al momento presente, vivir el instante, el aquí y ahora. No se trata de
    liberarse del inconsciente, sino de liberar el consciente de los bloqueos y las
    emociones. Cada persona tiene unos karmas determinados y en función de ello unos
    sufren más que otros durante la práctica. El Tantra Blanco es parte de un
    trabajo interno espiritual, un proceso acelerador del cambio.

    Voluntad y autodisciplina

    Durante un periodo de cinco días previos al Tantra, se
    realiza un trabajo de purificación del cuerpo a través de la alimentación,
    mediante monodieta y la exigencia de beber dos litros de agua al día para evitar
    la deshidratación, y la práctica continuada de Kundalini Yoga. De esta manera el
    cuerpo se vuelve flexible y resistente. Algunos de los asistentes abandonan el
    Festival y regresan a sus casas ante la incapacidad de sostener un régimen tan
    estricto; unos rechazan la alimentación, otros dudan de su capacidad de
    experienciar el Tantra Blanco… Lentamente tiene lugar un proceso de selección
    de aquellos que experimentarán una técnica rescatada de la tradición ancestral
    védica para llegar a Dios.

    Cuando finaliza el Tantra, tras tres días de intenso trabajo,
    se palpa la fuerza generada por el grupo al traspasar la frontera de lo posible.
    Los rostros son espejos radiantes y los gritos de júbilo hacen de catarsis
    colectiva.

    Del hermetismo a la apertura

    Yogi Bhajan había recibido la enseñanza del Tantra Blanco de
    su maestro Sant Hazara Singh, bajo el compromiso de conservar el hermetismo de
    la transmisión de maestro a discípulo. Sin embargo, y sabiendo que revelar el
    misterio de la enseñanza, lacrado durante milenios, podía suponerle su propia
    muerte, decidió expandir la sabiduría abiertamente en Estados Unidos. Así
    comenzó a difundirse una práctica que había sido reservada a unos pocos
    elegidos.

    Hoy en día, tenemos al alcance de la mano multitud de vías,
    caminos y prácticas diferentes dentro del supermercado espiritual que inunda
    occidente ofreciendo la opción de despertar del letargo para sanarnos, vivir
    felices y en amor. Mas habrá de ser uno mismo, guiado por su propia sabiduría
    interior, quien encuentre la vía que más se ajuste a su idiosincrasia. El Tantra
    Blanco está también sujeto a polémica, pues hace uso de una energía muy poderosa
    que como un berbiquí penetra el sistema nervioso transformando los mecanismos
    habituales de la mente. Para unos es una energía primitiva de la que hay que
    cuidarse, para otros un beneficioso acelerador de procesos, un ascensor hacia la
    conciencia.

    Recuerdo el comentario que hizo alguien al terminar el
    trabajo, parafraseando una antigua metáfora: «Ha sido como colocarse las botas
    de siete leguas; hemos dado un paso inmenso, nos hemos elevado sobre diez
    montañas, pero no he sido consciente de cómo he llegado allí».