Terapia Cráneo-Sacral con orientación pediátrica

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    Las complicaciones en el momento del parto pueden
    derivar en niños que presentan asimetrías en la forma de su cabeza y/o en el
    movimiento de sus brazos y piernas, que tardan en succionar para comer, que
    lloran excesivamente, etc. La txerapia Cráneo-Sacral, debido a la suavidad de
    sus manipulaciones y a las características de estimulación de los propios
    recursos de salud del organismo es muy adecuada para el tratamiento de niños y
    niñas desde el nacimiento. Examinar y tratar a niños y a bebés con esta terapia
    va a ayudar a prevenir problemas en el futuro desarrollo de la persona, además
    de ser una técnica curativa.

    Que tengas una hora corta, se
    desea a las embarazadas aludiendo a los rigores del parto. Un proceso
    fisiológico que se inicia con una serie de contracciones in crescendo hasta
    provocar diez centímetros de dilatación en el cuello del útero y culmina con el
    alumbramiento del feto y la placenta. El trayecto de doce centímetros desde el
    claustro materno al exterior es el viaje más arriesgado de la vida. Un periplo
    de mucho más de una hora. Seis, doce, quince horas son tiempos habituales entre
    dilatación y expulsión. El dolor, los nervios, incluso el miedo, son
    consustanciales a la aventura de parir. Pero también la ilusión, la alegría,
    incluso la euforia. La experiencia es tan intensa que en muchas cenas de
    cuarentones ellos acaban contando sus milis y ellas sus partos. Y cada una lo
    cuenta como le fue» (fragmento de un reportaje sobre el parto del El País
    Semanal).

    La terapia Cráneo-Sacral, debido
    a la suavidad de sus manipulaciones y a las características de estimulación de
    los propios recursos de salud del organismo es muy adecuada para el tratamiento
    de niños y niñas desde el nacimiento. El cráneo del recién nacido se debe
    examinar y nuestro examen y el del pediatra son complementarios. Diferentes
    «contratiempos» en el nacimiento pueden hacer que un parto no sea todo lo
    natural y sencillo que se desearía: uso de fórceps o ventosas para la extracción
    del bebé, vuelta de cordón alrededor del cuello del bebé, presentación del bebé
    en una posición distinta a la normal (de nalgas, con un brazo, etc.), parto por
    cesárea, que la epidural impida a la madre dirigir las contracciones, problemas
    psicológicos de la madre, etc.

    A veces son niños que presentan
    asimetrías en la forma de su cabeza y/o en el movimiento de sus brazos y
    piernas, que tardan en succionar para comer, que lloran excesivamente, demasiado
    sensibles a cualquier estímulo, regurgitaciones frecuentes, que vomitan, con
    estreñimiento y gases, dificultades respiratorias, problemas de estrabismo y
    oído, con perdida de apetito, problemas gástricos, tortícolis, escoliosis
    (desviación de la columna vertebral), con desarrollo lento o irregular,
    insomnio… Otras veces los síntomas aparecen cuando el niño empieza a ir al
    colegio: hiperactividad, síndrome de dificultad de atención, hiperactividad,
    discapacidades de aprendizaje, dislexia, etc. En general diremos que en
    cualquier parto el cráneo sufre compresión y es natural. Y el sistema
    autocorrector del cuerpo va a corregir muchas tensiones pero va a quedar un
    tanto por ciento de bebés que necesitan la corrección Cráneo-Sacral. En el
    nacimiento la parte condilar del occipital no está osificada completamente; hay
    todavía cartílago para permitir cierta flexibilidad necesaria para el momento
    del parto. En el proceso del parto (incluso en partos que no presentan
    aparentemente problemas) puede haber una compresión -hyperextensión de la cabeza
    con el cuello, es decir del occipital con las vértebras cervicales superiores-,
    que produciría un enganchamiento de los cóndilos en la superficie articular del
    atlas.

    Si esta compresión condilar no se
    autocorrigue o se trata puede afectar en el crecimiento del occipital; como la
    naturaleza del cartílago es ser maleable y los huesos crecen en la dirección de
    menor resistencia, esta compresión (interferencia) puede fácilmente resultar en
    anormal crecimiento y desarrollo del occipital. Algunos tejidos blandos pueden
    incluso fibrosarse o estar hipertónicos. Otro posible resultado es el aumento de
    la presión posterior para el flujo de salida de sangre a través del agujero
    yugular (localizado entre el occipital y temporal).

    Las venas yugulares salen del
    cráneo a través de estos agujeros, así como lo hacen también los nervios
    craneales glosofaríngeo, vago y espinal accesorio. Todo esto puede ser la causa
    de problemas muy comunes en bebés. También pueden desarrollar problemas más
    tarde en la vida, cuando la capacidad de compensación de la persona está
    agotada: depresiones, migrañas, sinusitis, dolor espinal y pélvico… A menudo
    tienen su origen en lo que pasó en el nacimiento. Examinación y tratamiento en
    bebés y niños jóvenes, no sólo puede ser curativo, sino que va a ayudar a
    prevenir problemas en el futuro desarrollo.