El reconocimiento de la existencia de una energía sutil viene de disciplinas
ancestrales y ha sido objeto de estudio en todas las épocas y por múltiples
culturas alrededor de todo el mundo; más recientemente y con un abordaje
más crítico y riguroso, se ha convertido en tema de interés
para la física y algunas terapias que buscan en lo sutil una alternativa
de explicación a diversos fenómenos entre ellos la salud y la enfermedad
en el ser humano.
Ahora que la ciencia y el mundo moderno vuelven la mirada a antiguas y nuevas
alternativas para el bienestar humano, los usos y aplicaciones de la energía
sutil cobran una importancia primordial.
Esta forma de energía o Prana, palabra que en sánscrito significa
energía vital, es el mismo concepto que los chinos llamaron chi (qui),
los japoneses ki, el “pneuma” de los griegos, o el “soplo de
vida” al que se refería Galeno el llamado padre de la medicina como
ese algo que mantiene los organismos vivos, el mismo bioplasma o éter que
estudian actualmente los científicos describiendo algunas leyes de su comportamiento.
Esta forma de energía hace parte de cualquier organismo, encargándose
de darle vida, fortalecerlo y suministrar la fuerza vital necesaria para cualquier
actividad. Se trata de una energía sutil que no es visible o percibible
con los sentidos comunes tal como estamos acostumbrados a percibir pero que se
puede aprender a percibir y medir entrenando nuestras manos para ello y aun siguiendo
rigurosos métodos de corroboración y sistematización. La
experimentación científica muestra por ejemplo, efectos que pueden
ser medidos y registrados (como la emisión de fotones) después de
la estimulación de ciertos puntos sobre el cuerpo biológico con
agujas de acupuntura, acupresión, luz o la simple proyección de
prana de las manos de un terapeuta.
El cuerpo físico -energía densa- esta rodeado e interpenetrando
por un sistema de canales de energía sutil que en general se conoce como
aura, cuerpo Bioplásmico o doble etérico. En este sistema hay también
centros de absorción y distribución de dicha energía, que
tienen un efecto directo sobre ciertos órganos y funciones del organismo
físico. Un centro como el del plexo solar por ejemplo, alimenta energéticamente
los órganos y funciones gástricas al mismo tiempo que a nivel psicológico
es el centro de las llamadas emociones bajas (angustia, estrés, ansiedad,
ira, etc.). Cuando este centro se sobreactiva o congestiona por exceso de energía
o de estimulación y permanece funcionando en esta forma, está sobrecargando
energéticamente los órganos que reciben energía de él
y va a producir tarde o temprano, efectos sobre su funcionamiento. Es por lo que
este tipo de emociones se encuentran relacionadas con dolencias como la gastritis,
la úlcera o problemas hepáticos.
Desde el punto de vista energético, un organismo se encuentra sano si cuenta
con una adecuada cantidad de energía limpia que circula libremente y en
forma equilibrada en todo el sistema. Pero, si este sistema energético
(aura) y/o sus centros recolectores y distribuidores (chakras) tienen bloqueos,
obstrucciones, acumulaciones, excesos o déficits de energía, se
generan desequilibrios que cuando son prolongados o permanentes pueden afectar
la salud física o psicológica de la persona.
Esta energía puede no solamente ser tratada, sino también ser explorada
para determinar por ejemplo si hay congestión o debilidad en una zona o
chakra determinado y para evaluar la aplicación de una terapia. Las terapias
por su parte abordan el tratamiento de esta energía con diversos métodos
que van desde la canalización de energía sutil para ayudar a equilibrar
como en el caso de terapias como el Reiki, hasta la estimulación o inhibición
directa del movimiento de esta energía sobre el cuerpo físico como
es el caso de la acupuntura o digitopuntura y tienen todas ellas efectos muy precisos
en relación con el tipo de energía que manejan.
Una técnica como la Terapia Pránica (Pranic Healing) se vale del
mismo tipo de energía que utiliza el organismo a través de los chakras
para facilitar que éste encuentre su equilibrio cuando lo ha perdido. Con
técnicas como la “limpieza” o eliminación de energía
congestionada o generadora de bloqueos y la “energización”
para llevar energía limpia a las zonas donde es necesario, se restablecen
funciones alteradas y se logran resultados rápidos y efectivos en términos
de la salud física o psicológica de la persona. La técnica,
basada en la experimentación y corroboración es un método
seguro y preciso que describe paso a paso los procedimientos para cada tipo de
“enfermedad” al punto que los tratamientos pueden ser aplicados repetidamente
en casos similares con los mismos efectos. Un abordaje holístico e integrador
del ser humano, que incluye los aspectos físico, emocional, mental y ambiental
en la concepción y el tratamiento de los procesos de salud y enfermedad.
El mundo de la energía es fascinante e interminable su posibilidad de estudio
y comprobación. Hoy en día contamos con evidencia experimental con
la cual no se contaba hace 100 años cuando por ejemplo Leadbeater describió
las partículas subatómicas que hoy son una realidad científica
indudable, y quizá en otros 100 años o menos el estudio de la energía
sutil resulte tan obvio como ahora resulta extraño y novedoso. Pero existen
ya muchos métodos y técnicas que, fundamentadas en criterios de
verificación y corroboración, muestran evidencias arrolladoras,
y permiten que cualquiera de nosotros, con nuestros sentidos “comunes”,
podamos percibir, evaluar y entender aquello de la energía sutil y su aplicación.
Está en nuestras manos y podemos descubrir y desarrollar estas herramientas
de ayuda.