Tratamiento del cáncer con el Protocolo Banerji

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    El cáncer es básicamente un
    trastorno del sistema inmunológico en el que los mecanismos naturales de defensa
    del organismo son incapaces de detectar y/o eliminar células mutantes que
    adquieren la habilidad de crecer de manera incontrolada y cuya esperanza de vida
    no es la normalmente programada.

    A pesar de la
    existencia de muchas terapias alternativas y convencionales, la reaparición de
    tumores cerebrales tras la cirugía, la radiación o la quimioterapia es un
    problema común. Últimamente, nuestro tratamiento del tumor cerebral con Ruta 6 y
    Fosfato Tricálcico está adquiriendo popularidad en India y la mayoría de estos
    pacientes utilizan nuestro tratamiento sin necesidad de someterse a ningún otro
    tipo de intervención convencional. Sin embargo, hoy en día, nuestro tratamiento
    se utiliza en otros países, fundamentalmente para prevenir recidivas. La
    medicina convencional cuenta con tres importantes métodos para tratar el cáncer
    y ninguno de ellos tiene en cuenta esta alteración del sistema inmunológico. Es
    por ello que, en gran parte, estos métodos no han sido fructíferos a la hora de
    conseguir curas permanentes de los miles de tipos de cáncer que afectan a los
    seres humanos.

    De hecho, las terapias convencionales
    contra el cáncer dañan el sistema inmunológico, facilitando el crecimiento y la
    reproducción de las células cancerígenas que no mueren con el primer tratamiento
    y que se desarrollan de una manera mucho más agresiva que al principio.

    El tratamiento homeopático implica el uso
    de medicinas ultradiluidas, especialmente preparadas para reforzar el sistema
    inmunológico y así conseguir que el organismo pueda sanar por sí mismo. El
    concepto de medicinas ultradiluidas ha existido desde los antiguos textos de
    China e India (alrededor del 3000 d. C.), Hipócrates (400 d. C.), Paracelso
    (1500 a. C.) y Hahnemann (1800 a. C.). Pese a que en un primer momento los
    experimentos iniciales se realizaron en equinos y caprinos, posteriormente se
    llevó a cabo en humanos. Sin embargo, el tratamiento con medicinas ultradiluidas
    cayó en el olvido para resurgir en tiempos muy recientes.

    Las medicinas ultradiluidas ni son tóxicas
    ni crean adicción, son baratas y de fácil administración. Estas medicinas se
    elaboran mediante un proceso único de disolución en serie por encima del
    micronivel (10-6) de diferentes extractos de plantas, materiales biológicos y
    minerales. Tienen un amplio periodo útil, se absorben a través de la mucosa
    bucal y se cree que producen efectos positivos sobre la función celular que son
    independientes de los principios farmacocinéticos y farmacodinámicos normales.
    Las disciplinas emergentes de la complejidad, la nanociencia y la ciencia de los
    materiales parecen ser más apropiadas para explicar cómo las medicinas
    ultradiluidas ejercen sus efectos, a pesar de las cantidades insignificantes y
    mínimas de los ingredientes activos conforme a las mediciones mediante los
    instrumentos convencionales. Pese a que el mecanismo real de su acción todavía
    está bajo investigación, de acuerdo con trabajadores en esta área, actuales y
    pasados, un mecanismo podría ser a través de los receptores del nervio de la
    lengua. En la actualidad no poseemos un buen entendimiento de los mecanismos de
    la acción. Sin embargo, tenemos una amplia evidencia de la eficacia de las
    medicinas ultradiluidas a la hora de tratar un gran número de trastornos de la
    salud y enfermedades.

    La Homeopatía clásica pone especial
    énfasis sobre la individualización del tratamiento para favorecer la
    personalidad del paciente más que su enfermedad. Tras una extensa entrevista
    finalmente se selecciona una única medicina que mejor represente al paciente en
    conjunto. En un interesante estudio llevado a cabo en 2004 se observó que una
    típica consulta homeopática inicial duraba, más o menos, entre 117 y 43 minutos
    por cada adulto y entre 86 y 36 minutos por cada paciente niño.

    Por lo tanto, homeopáticamente lleva más
    horas el hecho de individualizar y seleccionar una medicina. La mayoría de los
    pacientes se desconciertan y, a menudo, se avergüenzan ante las preguntas tan
    personales que les hace el homeópata, incluso por una cosa tan simple como un
    resfriado, y no logran responderle de manera adecuada. Además, cuando un
    paciente es examinado de forma separada, por diferentes médicos homeópatas en un
    mismo día, éste se extraña al ver que cada uno de los especialistas le receta
    una medicina diferente. Otro aspecto importante, llegados a este punto, es que
    si un homeópata examina seis u ocho casos al día, con un número tan pequeño de
    pacientes, apenas adquirirá experiencia clínica para llegar a ser un verdadero
    médico. Está comúnmente aceptado que la experiencia hace a un médico.

    Entonces, ¿cuál es la solución para esto?
    La solución está en racionalizar la selección de medicinas basándose en la
    experiencia previa y convenir un protocolo de tratamiento rutinario a modo de
    método simple, para seleccionar un fármaco. Esto es exactamente lo que hemos
    hecho en el desarrollo del Protocolo Banerji para el tratamiento de varios tipos
    de cáncer. A través del tratamiento diario de alrededor de 100 casos de todo
    tipo de cánceres durante los pasados 55 años, hemos descubierto aquellas
    medicinas homeopáticas específicas, así como las dosis más eficaces a la hora de
    tratar el cáncer mediante el fortalecimiento del propio sistema inmunológico del
    paciente. Por lo que usamos las medicinas que van dirigidas a molestias y
    síntomas específicos que el paciente experimenta para mejorar su calidad de
    vida.

    El gráfico 1 muestra el resultado general
    del tratamiento de 21.888 pacientes con cáncer en nuestra clínicas desde 1990 a
    2007. En el 21 por ciento de los casos los tumores malignos desaparecieron por
    completo lo que nos pareció un hecho muy significativo. En el 23 por ciento de
    los casos, permanecieron estáticos o mejoraron después del tratamiento.
    Alrededor de los dos últimos años, ha habido un aumento repentino en el número
    de pacientes con cáncer que han visitado nuestras clínicas. Debe mencionarse que
    el gráfico interno anterior está principalmente basado en aquellos casos con
    documentación completa, tales como placas de escáner, diapositivas de biopsia y
    demás. El número exacto de casos de cáncer que han seguido nuestro tratamiento
    excede al de dicho gráfico. Cada mes se registran una media de unos 1.000 nuevos
    casos de cáncer en nuestras clínicas y en enero de 2008 hemos tratado 1.207
    nuevos casos semejantes.

    El gráfico 2 muestra el resultado de
    nuestro tratamiento continuado de 1.132 casos, que incluyen carcinoma de
    esófago, carcinoma broncogénico y tumores cerebrales tratados por nosotros entre
    agosto de 2006 y agosto de 2007. Alrededor del 32 por ciento de los casos de
    tumores cerebrales, el 22 por ciento de carcinoma broncogénico y el 28 por
    ciento de cáncer de esófago ya han desaparecido por completo, y vamos a proceder
    a interrumpir el tratamiento. De manera similar, en general se produjo una
    respuesta buena de manera significativa en todos estos casos. Se debería de
    advertir que los resultados proporcionados en estos gráficos están basados sólo
    en pacientes que no se sometieron a ningún tratamiento previo, y que en su
    mayoría se encontraban en fase III y fase IV. A través de está presentación
    exponemos algunos casos tratados por nosotros en nuestra clínica de entre los
    miles de casos mostrados a través de los gráficos que ya hemos enseñado. Estos
    pacientes fueron tratados mediante medicinas específicas, basadas en el
    diagnóstico de la enfermedad. Resulta muy complicado explicar de qué manera
    actúa el Condurango (planta sarmentosa de la familia de las Asclepiadáceas, que
    vive en el Ecuador y en Colombia) y cómo ayuda a la regresión de tumores
    esofagales.

    El Condurango contiene grandes cantidades
    de taninos. Los taninos (comúnmente conocidos como ácidos tánicos) son
    polifenoles vegetales solubles en agua que se componen de un grupo heterogéneo
    de compuestos. Un cuerpo creciente de evidencia experimental indica que los
    taninos producen una actividad anticarcinógena y que pueden inhibir la
    proliferación de células cancerígenas e inducir la apoptosis. Los taninos de
    Terminalia catappa (una medicina popular) pueden prevenir la peroxidación
    lipídica, la formación de superóxido y actúan como secuestradores de radicales
    libres. De este modo, pueden prevenir el cáncer. También se ha observado que el
    consumo alimenticio de ácido tánico en pequeñas dosis puede producir una fuerte
    actividad quimioprotectora contra el desarrollo del neoplasma hepático
    espontáneo en ratones macho C3H, de manera más probable, a través de mecanismos
    antiestimuladores. Teniendo en cuenta todos estos aspectos parece que los
    taninos de Condurango previenen el desarrollo del cáncer mediante mecanismos
    antiestimuladores, secuestro de radicales libres, reduciendo la peroxidación
    lipídica y la formación de superóxido. Tras el desarrollo del cáncer, los
    taninos de Codurango pueden iniciar mecanismos apoptóticos en las células
    tumorales y, por lo tanto, producir una regresión del tumor. De esta manera,
    nuestros hallazgos indican que el Codurango es una medicina que puede emplearse,
    con bastante seguridad, en el tratamiento del carcinoma de esófago.

    La Rutina, el ingrediente activo de la
    Ruta, es conocido por su actividad anti-inflamatoria y anti-oxidante así como
    por reducir el daño oxidativo en un modelo roedor. Además, se sabe, también, que
    la Ruta protege las roturas en la cadena de ADN y que previene la mutagénesis.
    El fosfato de calcio activa la fosfolipasa, que cliva el fosfatidil inositol
    difosfato, una molécula rodeada por una membrana que activa la proteína quinasa
    C.

    En nuestro protocolo, como la medicina
    convencional, tenemos medicinas específicas con una disolución fija para cada
    enfermedad basada en nuestra experiencia de alrededor de 50 años de
    observaciones la cual es muy eficaz. Existe suficiente información para
    reivindicar nuestras demandas y cualquiera puede proporcionar una rápida
    repertorización de los casos y una prescripción en pocos minutos. Nuestro
    enfoque está basado más «Diagnóstico» que «Individualístico», es decir, más
    objetivo que subjetivo.

    De ahí la facilidad a la hora de
    transmitir la información entre estudiantes de medicina y el público en general.
    Los pacientes pueden ser tratados en un breve espacio de tiempo.
    Consecuentemente, hace que los sectores más desfavorecidos de la sociedad tengan
    acceso a las medicinas convirtiéndola así en «La Medicina del Pueblo». En el
    caso de la Ciencia es una norma cuyos resultados deben repetirse con casi el
    mismo resultado, es decir, replicabilidad, y Los Protocolos Banerji cumplen con
    esto. Cualquier doctor puede tratar a sus pacientes provisto de una tabla
    cálculo preparada que pueden proporcionar Los Protocolos Banerji. Por ello,
    actualmente y tal y como se deduce a través de estos hallazgos, podemos
    referirnos a nuestro nuevo método de tratamiento del cáncer con medicinas
    homeopáticas como la medicina del futuro para el beneficio de la humanidad.