Para comprender y aliviar las
dolencias y problemas del cuerpo es necesario, en cierto modo, «dialogar» con
él, en el sentido de que sea él mismo el que nos indique dónde están nuestras
tensiones más profundas. Esto es lo que propone la Antiterapia, una visión
global del cuerpo que utiliza los test de Kinesiología y técnicas de
biofeedback para curar y aliviar las adaptaciones que el cuerpo sufre
debido a la forma de vivir actual, produciéndonos un malestar y síntomas que no
sabemos de dónde proceden
Desde la primera vez que
me hicieron un test de Kinesiología comprendí la importancia de poder entablar
un diálogo con el cuerpo cada vez que necesitamos hacer algún cambio en él. En
ese momento supe que tenía mucho que aprender de cómo el cuerpo recibe un
estímulo y ofrece una respuesta. Durante años he recopilado información de las
diferentes disciplinas que se dedican a hacer test, desde los simples test de
kinesiología a los complicados test de los equipos de electroacupuntura, pasando
por los antiquísimos test de los pulsos.
Lo interesante ha sido ver que hay algunos que trabajan en un
sistema y tienen una respuesta que a otros les cuesta llegar a ella, de ahí los
logros que tienen los terapeutas de cada disciplina y las limitaciones de donde
no llegan, es decir, la palabra clave: sólo puedes chequear aquello que el
cuerpo reconoce. Esto me dio que pensar, puesto que los problemas del cuerpo se
muestran como itis, es decir donde el cuerpo muestra una tensión por
irritación, y osis, donde de alguna manera el cuerpo ya se ha adaptado
tanto que es difícil localizar una razón o causa primaria que haya tenido como
consecuencia el problema que trae a la persona a la consulta.
El profesional que utiliza los test debe saber cuando
utilizar unos u otros para poder ayudar a la persona que viene a pedirle sus
cuidados y, más interesante aún, saber dónde no llegan sus test para dedicar su
atención en otra dirección y poder así mejorar a su cliente cuando éste se
bloquea en su sanación y no avanza (cosa común cuando hacemos un solo tipo de
test o técnica). Vemos como podemos utilizar los test simples a nuestro favor,
puesto que llegar a donde están los verdaderos problemas es un estudio de saber
cómo es la información y ésta no se muestra con los sencillos test de
kinesiología.
Esto lo sabemos los que hemos chequeado muchos años, prueba
de ello, es que ya no habría enfermedades, así es que vayamos a lo simple. Una
de las cosas que podemos hacer es enseñar a las personas a que hagan sus propios
test para que ellos mismos evalúen los resultados que van obteniendo y nos
comenten si se estancan en alguna parte del tratamiento. Esto es un aliciente,
tanto para el paciente como para el terapeuta, por lo que es importante que
sepan hacerlo ellos mismos en sus casas y nos comenten los resultados. Si eres
paciente es interesante que sepas que una consulta va a hacer cambios físicos
instantáneos en tu cuerpo, por que de otra manera, no habrá hecho nada. Es
necesario que sepas qué puede hacer por tí, para lo cual, sencillamente, tendrás
que valorar el estado del antes y del después en tu estructura.
Cambios observables
En cuanto a los tipos de cambios que se observan, hay que
tener en cuenta que la relajación es un cambio demasiado sencillo, puesto que
con ir a ver a una persona y pensar que te va a ayudar, recibirás el estímulo
suficiente como para que tus endorfinas suban y tengas esa sensación. Debemos
medir nuestras limitaciones antes y después de la consulta. Por ejemplo,
observar nuestra movilidad de cuello, giros de cintura sentados, elevaciones de
piernas tumbados o, sencillamente, bajar a tocar los pies y ver el resultado del
antes y del después. Otra prueba que nos puede ser útil es tocar nuestra
limitación en profundidad y hacer los mismos test. Por ejemplo, si tienes una
cicatriz, tócala en profundidad o en alguna dirección del tejido y comprueba los
cambios que se producen en tu movilidad.
Hay un test que me gusta mucho utilizar, y es una adaptación
de un test ortopédico: ponte de pie con los brazos estirados y con los dedos
índices señalando al frente. Ponte a caminar sobre el sitio (sin avanzar, sin
andar hacia delante). Cuando controles el movimiento, cierra los ojos y marca el
paso sin avanzar, abre los ojos y observa el resultado (posiblemente te habrás
ido hacia una dirección). Tanto las pruebas de limitación como este ejercicio,
los utilizo para que los pacientes puedan saber cómo se comporta el cuerpo
cuando le hacemos un estímulo y saber que diferencia hay en el antes y después
de un tratamiento. Los resultados pueden decirnos cómo vamos con el tratamiento
propuesto, dándonos una medida si avanzamos o estamos estancados.
El cuerpo nos habla
Respecto a lo que observamos, si estamos hablando de un dolor
de cuello, pedimos a alguien de casa que nos eleve una pierna mientras estamos
tumbados para observar el cambio que se produce en las diferentes elevaciones:
la primera, cuando elevamos normal la pierna si mover la cabeza, y las
siguientes cuando giramos el cuello en diferentes direcciones. Si vemos que
nuestra pierna no se eleva igual, el cuerpo nos está diciendo que hay un
problema en esa dirección de donde estamos moviendo el cuello, pudiendo indicar
al terapeuta donde tenemos problemas para que ponga atención en ese giro. De la
misma manera, podemos indicarle que las últimas sesiones puede que no hayan
tenido el éxito esperado puesto que la movilidad de la pierna sigue siendo
limitada con respecto a la elevación que hacemos cuando el cuerpo no tiene el
cuello puesto en ninguna dirección. Lo podemos hacer con un estresante
dietético, por ejemplo para saber como responde nuestro cuerpo con el azúcar, el
lácteo, el trigo o la proteína propuesta en el gimnasio. De la misma manera que
hacemos el test de ver cómo se eleva la pierna, podemos poner azúcar en la boca
y observar cómo se gira nuestro cuerpo en una dirección cuando hacemos el test
de los ojos cerrados caminando sobre el sitio; o podemos ver cómo es la dieta
que nuestro monitor de gimnasio nos propone de hidratos de carbono al ver cómo
se limita nuestra elongación al bajar a tocar los pies, o aumenta, siendo los
dos casos una señal no demasiado correcta, puesto que nos pone en hiper o en
hipo, y los productos que ingerimos deben dejar el esquema corporal neutro.
Para las emociones sucede lo mismo. Prueba cualquiera de los
tres test propuestos. Hazlos sin pensar en nada y luego repítelos pensando en un
problema que creas tener; te sorprenderá el resultado.
Como vemos, tanto pacientes como terapeutas pueden ganar de
los test al proporcionar información a las personas para que nos digan dónde
tienen problemas, dónde marca su cuerpo tensión y cómo está mejorando o
bloqueado con las técnicas que le hacemos. Un signo de estancamiento en lo que
le estemos haciendo puede ser una muy buena señal que nos indica que no debemos
seguir nuestro trabajo en esa dirección, puesto que si la persona sale de
nuestra consulta bien, estamos perdiendo el tiempo a la larga tanto él como
nosotros, con lo que nos permite cambiar la táctica y la técnica. Enseñar a los
pacientes es algo que todos deberíamos hacer para que sepan conocer sus cuerpos:
dónde están sus limitaciones y sepan buscar dónde realmente tienen problemas.
Una buena pregunta, como puede ser que se toque un diente y que lo movilice en
varias direcciones, o una cicatriz de anginas, o abrir y cerrar la boca al
máximo, o tocar su cesárea, puede que sorprenda tanto a la persona que te pida
que le ayudes a quitar la información que guarda debajo, con lo que le ayudarás
muchísimo, puesto que la persona no sabe que debajo de cada una de estas cosas
se esconden los problemas más importantes que el cuerpo tiene, puesto que se
adaptó en su momento y ya no le está dando síntomas, pero están participando en
la mayoría de sus molestias, al impedir que el cuerpo pueda adaptarse más. El
saber que determinados alimentos cambian su esquema corporal limitándole o
dándole estrés puede ayudar a que deje de tener esas molestias de años, y a los
deportistas nuevos que toman tantos suplementos les evitarás que se hagan daño.
La Antiterapia intenta recuperar esas informaciones que la
persona tiene perdidas y que, la mayoría de las veces, son las causas de sus
pequeños males: malas digestiones, dormir mal, cansancio crónico o problemas
posturales por imposibilidad de nuevas adaptaciones. Enseñar y compartir (dócere,
doctor) creo que es una de las cosas que nos ayudarán a nosotros y a nuestros
vecinos. Recuerda, terapeuta significa el que acompaña.