Introducción al arte y práctica del Masaje Abdominal

    1876

    Todo método terapéutico, especialmente cuando se trata de métodos de tratamiento propios de la Medicina Manual, debe fundamentarse en una filosofía que justifique tanto su existencia como la necesidad o conveniencia del mismo. Esta filosofía, en el caso de la Medicina, debe tener siempre una base científica a la que no podemos renunciar y que, en el caso de la Medicina Manual, debe apoyarse más en la lógica y en la ética que en la crítica o en la ontología. Este contenido científico, que debemos conservar y cultivar, es lo único capaz de alejar al método de caer en la vertiente peligrosa del esoterismo que hoy invade, salvo en escasas excepciones, gran parte de las llamadas Terapias Alternativas o Complementarias.

    Un ejercicio serio y meticuloso de revisión crítica de numerosas publicaciones «on line» sobre la terapia del Masaje Abdominal, nos ha permitido constatar la notoria superficialidad con la que, por lo general, es tratado este tema en las numerosas páginas Web a las que puede acceder, no sólo el estudioso, sino sobre todo el gran público, que se ve por ello condenado a obtener una información pobre y parcial en parte de dichas fuentes, errónea en muchas otras y de trasfondo esotérico y poco científico en la mayoría de ellas.

    Sucede lo mismo con el contenido temático de numerosas revistas de pretendido carácter científico, dirigidas a componentes de grupos terapéuticos parasanitarios, todos ellos practicantes de las llamadas Medicinas Alternativas (que no complementarias), tan numerosos en nuestro país y en otros países de nuestro entorno geográfico y cultural a lo largo de estos últimos años.

    Sin embargo, rememorando unas frases del Prof. F. Cautru de los Hospitales de París, pronunciadas hace casi 100 años, como procedimiento terapéutico natural «el Masaje Abdominal merecería tener un puesto de honor en la terapéutica de un gran número de enfermedades crónicas que está muy lejos de ocupar; ¡tan grandes son la rutina y la fe en una polifarmacia frecuentemente más perjudicial que útil! Sin embargo, ¡qué poderosa acción ha demostrado tener sobre la nutrición y sobre la circulación, facilitando las secreciones, la asimilación y activando la eliminación de numerosos productos tóxicos!».

    La práctica del masaje abdominal es un procedimiento «artesano» muy antiguo, propio de la Medicina Manual. No hay más que remontarse a Hipócrates para encontrarnos con su técnica del masaje abdominal, conocido también como «masaje hipocrático», para el tratamiento del estreñimiento; o recordar a Tamo que, 300 años A.C., ya decía en los Diálogos de Medicina China que «es preciso, de vez en cuando, despertar el pequeño corazón del ombligo por medio de fricciones y golpeteos, flagelar el cuerpo con sacos llenos de granos de plomo y hacer ejecutar a los miembros movimientos en todas direcciones», indicando al mismo tiempo la importancia del masaje abdominal, del masaje general y de la gimnasia, procurando con ello en ciertas ocasiones «hacer del vientre el centro de la vida».

    Bien es verdad que durante siglos, como también refiere el Prof. Cautru, «el masaje del vientre fue usufructuado por los charlatanes y las hechiceras», quienes lo llevaron al descrédito y al rechazo por parte del estamento médico, no por sus posibles efectos dañinos (que muy bien podría tenerlos en manos inexpertas y atrevidas), sino más bien porque su uso y abuso tuvo mucho que ver con prácticas fraudulentas y engañosas cuando estos mismos curanderos charlatanes «con la ayuda de sus pases magnéticos, lograban curar pretendidos estados de tuberculosis de los ganglios, cuando éstos no eran otra cosa que estados de dispepsia flatulenta en los niños pequeños, o también los cólicos, entre ellos el cólico miserere, cuando en realidad se trataba de un estado de constipación pertinaz del intestino, etc».
    Así, la práctica del masaje abdominal, en el ambiente médico, quedó relegada a una modalidad más entre los tratamientos propios de la Medicina de Balnearios del estilo de Bad Wörishofen, Baden-Baden, el Sanatorium-Bad de Leman, Battle-Creek, El Ciervo Blanco de Dresde y otros, donde médicos de perfil neo-naturista como Schonenberger, Graham, Bircher-Bener, Forrest, Kellog o el propio Heinrich Lahmann se encargaron, no sólo de mantener viva su vigencia, sino también la enseñanza de su práctica a futuras generaciones de las que formó parte, entre otros, nuestro maestro el Dr. V. Lino Ferrándiz, creador del Quiromasaje Terapéutico en España.

    Los estudios y trabajos clínicos impulsados por los médicos citados a lo largo de las dos últimas décadas del S. XIX y las dos primeras del XX, avalados por las experiencias de Chipoliansky, Rubens Hirsberg, Stapfer y Brandt, demostraron la acción activadora del masaje sobre el músculo gástrico, su acción reguladora sobre la presión arterial y el aumento del flujo sanguíneo visceral en ciertos órganos de la cavidad abdominal, como respuesta a los tratamientos de masaje abdominal.
    A partir de estas premisas, las continuas observaciones y estudios de los tratamientos de masaje efectuados por distintos autores a lo largo de todo el siglo XX, entre los que cabe destacar al propio Cautru, a Huchard, Colombo, Lagrange, Berne, Boucart, Norström, el propio V. Lino Ferrándiz y el Dr. Jordi Sagrera Ferrándiz en nuestros días, han conferido a la acción del masaje un rango de evidencia científicamente demostrado.

    El masaje reductor
    Finalmente, una nueva acción benéfica derivada del masaje abdominal ha venido a sumarse a sus efectos curativos y tonificantes, y ésta es su acción «reductora»sobre las grasas almacenadas en las paredes del abdomen, con el consiguiente desarrollo de las técnicas del llamado «Masaje Reductor», aplicable en determinadas regiones corporales propensas a la acumulación de las mismas. Y resulta curioso tener que admitir, además, que estos progresos en la valoración práctica actual del masaje abdominal se deban, en parte, a las no siempre saludables tendencias de una moda empeñada en lograr, por todos los medios, la meta que representan la delgadez y la estilización corporal.
    Es precisamente en esta última faceta del masaje, dedicada a la estética corporal, donde podemos encontrar más material informativo en las fuentes que indicábamos al principio de esta introducción y donde también podemos encontrar más disparates y barbaridades, terapéuticamente hablando. Y ello da que pensar, hasta el punto de tener que preguntarse uno mismo si es que, verdaderamente, la gente se lo cree todo. Sea cual sea la respuesta, este hecho ha servido para que, al seleccionar para su estudio los distintos tipos conocidos clínicamente de masaje abdominal, tengamos que añadir uno más, que precisamente es el «masaje reductor». Así pues, la práctica del Masaje Abdominal comprende:
    ? El Masaje total del vientre
    ? El Masaje del intestino
    ? El masaje del estómago
    ? El masaje reductor abdominal

    El masaje reductor no es, pues, una modalidad más dentro del masaje total del vientre aunque, para sus tratamientos, hagamos uso de las mismas o similares maniobras técnicas que empleamos en aquel.

    Los requisitos necesarios para el terapeuta que quiera practicar con garantías el Masaje Abdominal, pasan necesariamente por el estudio de cada una de estas modalidades terapéuticas, la comprensión de sus efectos mecánicos, fisiológicos y el alcance terapéutico de los mismos; y todo ello, seguido del aprendizaje de las técnicas manuales propias de cada una de las cuatro modalidades de esta variedad de Masaje y de la práctica necesaria de las mismas, durante el tiempo necesario para alcanzar la deseable habilidad y euritmia manual, bajo la estricta supervisión de un profesorado competente, como única manera de perfeccionar la técnica, corregir defectos y disipar posibles dudas durante el tiempo de formación.