Dime de dónde vienes y te diré quién eres…
En alguna ocasión te has preguntado ¿Por qué yo? ¿Por qué otra vez esta misma situación en mi vida? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Estas preguntas son algunas de las que solemos hacernos cuando tenemos la sensación de que nuestra vida no nos pertenece.
De esas reacciones incontrolables. Quien no ha tenido vivencias o momentos en su vida que sabía que la solución de un problema pasaba por determinados comportamientos y sin embargo una sensación interna, visceral, le ha llevado a tomar la decisión que peor panorama pintaba y lo explica con un “No lo puedo evitar…”, “Sé que no debería, pero no puedo evitarlo…”
Desde hace miles de años el ser humano tiene muy arraigado el sentido de pertenencia. Es vital pertenecer al clan. De él depende nuestra evolución y seguridad. Cuando vivíamos en las cavernas, los clanes eran agrupaciones que garantizaban la superviviencia, no solo del individuo si no, principalmente de la especie.
Si un miembro varón resultaba herido, el resto de varones del clan cazaría para su mujer y sus crías. Los cultivos se hacían en grupos, unos podían dormir mientras otros vigilaban por su seguridad… La pertenencia era vital y esa información es la que conserva nuestro cerebro arcaico. La lealtad al clan es lo que garantizaba la pertenencia a este.
De esta misma forma, la pertenencia a nuestro clan familiar es vital para nosotros, de forma que de manera inconsciente se crean lazos de lealtad invisibles para nosotros, pero certeros y eficaces para nuestro inconsciente.
Esto que parecería una locura algunas décadas atrás, ahora está tomando fuerza gracias a las investigaciones de la epigenética que ha demostrado que las historias de nuestros antecesores pueden modificar el ADN “encendiendo” o “apagando” determinados genes. Si se “encienden” genes que mejoran nuestras capacidades, bienvenidos sean, pero si son otros los que se “encienden” y nos limitan, entonces sería interesante entender el porqué de ese comportamiento, incluso en ocasiones el porqué de esa patología.
En este curso veremos cómo se configuran esos lazos invisibles con nuestros ancestros y la forma no sólo de entender nuestro comportamiento y su origen, si no, una vez entendido como revertirlo recuperando así el control de nuestra vida.
“Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamaras destino”
Carl Gustav Jung
¿Y porque a mí?, ¿Por qué yo no soy capaz de triunfar y mi hermano/a si triunfan en todo lo que emprenden?, ¿Otra vez esta historia en mi vida?
La repetición es otra oportunidad del destino para solucionar algo pendiente.
Marta Menéndez Parra
Formadora de la Escuela de Descodificación Biológica Original – DBO
www.biotransgeneracional.com