En busca de la felicidad

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Qué sería de la vida, sin un cometido al que aferrarnos. Y qué sería de nosotros, si ese cometido no fuese la felicidad.

Qué desdicha la nuestra, que vivimos sin un rumbo claro esperando ese día, en que todas las piezas encajen y podamos, simplemente, disfrutar. Cuántas horas destinadas a soñar despiertos, olvidando que la vida sucede en ese espacio que, tú y yo, llamamos presente. 

La felicidad, un concepto trascendental pero aún difícil de entender, para muchos de nosotros. A veces se confunde con una luz, un faro que ilumina nuestro camino hacia el final de un túnel para el que, contradictoriamente, nadie nos ha preparado. Otras, con la satisfacción inmediata del placer, esperando llenar ese vacío que nos corrompe por dentro y nos hace cuestionar, hasta qué punto, la felicidad es un bien. 

Entonces, yo te pregunto: ¿Qué es la felicidad para ti? Seguro que podrías enumerar una serie de experiencias en las que sabes, a ciencia cierta, que fuiste verdaderamente feliz. Probablemente, esos momentos que viviste intensamente, descansan en el baúl de tus recuerdos más preciados. Recuerdos guardados bajo llave en el desván del pasado. 

En la RAE, encontramos entre las definiciones de felicidad: “Estado de gran satisfacción espiritual y física”, y “La ausencia de inconvenientes o tropiezos”. Mucho cuidado con esta última acepción, porque adoptarla como creencia puede llevarte por el amargo sendero del estrés e incluso, la depresión. El afán del ego por controlar el entorno puede provocar una ruptura del equilibrio natural de la vida. Ese estado de plenitud sólo podemos alcanzarlo desde el fluir, lo que la filosofía taoísta define como wu wei, el arte de “no actuar”, aceptando el orden natural de los acontecimientos. Atribuir la felicidad a una falta de inconvenientes es desvirtualizar la vida por lo que es. En cambio, elige trabajar en tu actitud hacia las dificultades, porque la necesitarás para encontrar la felicidad en las pequeñas cosas, cuando las circunstancias no sean favorables. 

Y tú, ¿qué necesitas para ser feliz? Si te puedo ayudar en algo te diré que lo primero y más importante, es ser conscientes de que el camino más directo para llegar a la felicidad es desde el momento presente; porque es el único espacio en el que damos la oportunidad al amor para que se manifieste. Para que puedas hacerte una idea, vamos a hacer un pequeño paréntesis para tratar de entender los conceptos de amor y miedo; nuestras dos emociones primitivas por antonomasia:

Por un lado, tenemos el miedo, una expresión del ego cuyo cometido es el de proteger a toda costa. No estamos hablando del miedo primitivo, aquel que nos alerta de un peligro real y nos impulsa a actuar para salvar nuestra vida. Estamos hablando del miedo que surge en nuestra mente, consecuencia de divagar sin rumbo por las aguas del pasado y el futuro, esperando controlar desde la falsa ilusión del ego lo que ya no es, bien porque quedó atrás, bien porque está demasiado lejos. Este es el miedo que nosotros alimentamos con nuestras creencias limitantes y que, a su vez, manifestamos en pensamientos y acciones que nos impiden alcanzar la ansiada felicidad. 

Por otro lado, está el amor, ese sentimiento que enriquece nuestro corazón y nos permite estar abiertos al mundo, desde la curiosidad por aprender. La cualidad innata del alma. Actuar desde el amor nos permite brillar con todo el potencial que la vida nos ha dado y, cuando se manifiesta, estamos dando permiso a la aceptación, apreciación, atención y el afecto para que coexistan, sin condiciones. El amor es incompatible con el miedo y por eso, el amor, a diferencia del miedo, es sólo posible en el presente. 

Quiero que tengas en cuenta que en esta búsqueda de la felicidad que hemos decidido emprender, entran en juego otros factores, como la libertad que resulta de asumir responsabilidad en la vida. ¿Por qué? Porque no hay mayor satisfacción que sentir que tu vida te pertenece y eso, querido lector, proporciona una de las grandes dichas que el ser humano es capaz de experimentar.

Aún así, de poder elegir, te diría que te quedases con lo siguiente: la felicidad está en el aquí y ahora. Aprender a vivir en el presente es un arte y, como todo arte, requiere práctica, esfuerzo y mucha paciencia. La felicidad es un estado al alcance de todo aquel que esté dispuesto a mirar más allá que el resto. Te invito a ser esa persona, que cuestiona su entorno y elige abrazar la vida por lo que es. Sólo así, tendrás la suerte de tu lado para ser feliz. Hasta entonces, respira hondo, da cada paso con atención y levanta la mirada, pues el presente será el puente que te permita superar las arenas movedizas del miedo, sin perder de vista el horizonte como sueño. Y si alguna vez te pierdes, atiende las indicaciones de tu corazón, ya que este, sin duda, será tu refugio en las noches más oscuras del alma. 

Sara Juárez Batista
Guionista. Comunicadora Audiovisual
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Referencias:

  • Dayer W. (2018). Tus zonas erróneas (P. Donoso Trad.). España: Debolsillo. (Obra original publicada en 1976).
  • Paul M. (1992). Inner Bonding: Becoming a Loving Adult to Your Inner Child. Estados Unidos, Nueva York: Harper Collins.
  • Real Academia Española. (s.f.). Colaborar. En Diccionario de la lengua española. Recuperado en 31 de octubre de 2020, de https://dle.rae.es/felicidad